Desgarrador drama de Ingrid Betancourt

El mundo está plagado de dramas de todos tipos, ya lo sabemos, pero desgarra el alma el que sufren más de tres mil personas de diferentes edades y sexos que se encuentran secuestradas por ellos y ya llevan muchos años deambulando por la tupida selva colombiana como prisioneros del ejército rebelde marxista y narcotraficante de las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia (FARC), integrado por más de 15 mil efectivos bajo el mando del veterano delincuente Pedro Antonio Marín Marín, alias Manuel Marulanda Vélez, un desalmado multiasesino también conocido con el apodo de “Tirofijo”, que comenzó como lugarteniente del sacerdote católico Camilo Restrepo cuando éste organizó un movimiento guerrillero fundamentado en el discutido Evangelio de la Liberación. Para esos más de 3000 secuestrados –entre civiles, militares, hombres, mujeres, ancianos y más de 400 niños– que sufren en la selva condiciones de vida extremadamente difíciles, la esperanza de una liberación próxima parece cada vez más lejana.
Y entre todas ellos, siento especial y profundo dolor personal por la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, amada hija de mi estimada amiga Yolanda Pulecio, quien durante los años de su juventud fue reina de belleza en su país y después se dedicó a la carrera diplomática, primero trabajó en la embajada de Colombia en Francia y posteriormente fue embajadora de su país en Guatemala durante los años que ocupó la Presidencia de la República el ingeniero Jorge Serrano Elías.

Hace 12 años, Ingrid Betancourt abandonó su vida tranquila de madre de familia en Francia para regresar a Colombia a luchar por el ideal de cambiar el futuro de su patria. Colombia se encuentra desde hace mucho tiempo al borde del colapso, desangrado por el narcotráfico y muchos años de guerra fratricida. Prensada entre la guerrilla marxista, los paramilitares, los carteles de la droga y los políticos impotentes o corruptos, poca gente se ha atrevido a levantar su voz para ofrecer otra visión al pueblo colombiano. Ingrid Betancourt estaba determinada a hacerlo y lo hizo mientras pudo condenando frontalmente a la corrupción y a la violencia. Luchaba por el desarrollo regional, en favor de los más desposeídos. Primero fue elegida diputada, en 1994, y después senadora, en 1998. Luego fundó su propio partido, Oxígeno, y se presentó a las elecciones presidenciales que se celebraron en mayo 2002. Pero el 23 de febrero de ese año, cuando iba en una carretera acompañada de su directora de campaña Clara Rojas (ahora candidata a la vicepresidencia) ambas fueron raptadas por las FARC.
Ingrid Betancourt ha sido una espina en el zapato de todos aquellos que llevan a la ruina a Colombia en detrimento de los colombianos. Ella ha venido luchando con la energía de quien no tiene nada que perder. El rapto es práctica corriente en Colombia. El asesinato también. Hoy Ingrid estaría quizás muerta si su lucha no fuera conocida más allá de las fronteras de su país. No nos engañemos, el secuestro de Ingrid Betancourt le sirve a más de uno.
No importa si ella es o no la mujer providencial para dirigir el destino de Colombia. Esta mujer valiente, decidida, que ha sacrificado todo por su país, merece, como todos los que integran los miles de rehenes, no caer en el olvido mediático. Debemos procurar que se hable de ella porque es su mejor oportunidad para poder sobrevivir. No importa dónde estemos, debemos hacer lo que sea necesario para que se hable de ella.
El Comité de Apoyo a Ingrid Betancourt tiene como objetivo ayudar a su liberación y a la de Clara Rojas. Su detención podría ser todavía más larga. Debemos asegurarnos de que el gobierno colombiano sepa que el mundo entero sigue de cerca el caso. Se trata de que los medios de comunicación continúen hablando de ella, que los políticos tomen posición y que la diplomacia se involucre en la búsqueda de una solución negociada para que pueda ser liberada. Olvidar a Ingrid y a Clara es condenarlas a una muerte segura, ya sea lenta o violenta. Hay que hacer todos los esfuerzos a nuestro alcance para lograr que se las libere con vida.
Ya desesperada por padecer de mala salud y continuar prisionera de las FARC, en la selva, donde más de 3000 secuestrados tienen que caminar todos los días rodeados de los rebeldes marxistas y narcotraficantes fuertemente armados, expuestos a un sorpresivo fuego cruzado que puede producirse en cualquier momento, Ingrid Betancourt declaró en su última carta: ?La muerte me parece una opción dulce”. Y no se la puede criticar por pensar en tan trágica forma.
La ex candidata presidencial colombo-francesa lleva seis años deambulando por la selva en manos de las FARC y se manifiesta agotada y pesimista sobre su liberación, según se desprende de las últimas cartas que ha logrado enviar a su marido. Ingrid se despide de su familia, en especial de su esposo, a quien dedica estas palabras: “Ponte en paz contigo mismo, ponte en paz conmigo”. Ella sabrá por qué lo dice.
En sus cartas, que encierran el grito desesperado de una mujer que se ve más cerca de la muerte que de recuperar su vida, Ingrid Betancourt clama que está cansada de sufrir todos los días, según dice el boletín Periodistadigital de España.
En sus últimas cartas ha expresado: “Estoy cansada de sufrir, de llevarlo por dentro todos los días, de decirme mentiras a mí misma y de ver que cada día es igual al infierno del anterior. Siento que la vida de mis niños está enstand-by, esperando a que yo salga y su sufrimiento diario hace que la muerte me parezca una opción dulce. No tengo ganas de nada y creo que esto último es lo único que está bien: no tener ganas de nada”.
Su marido es Juan Carlos Leconte, quien ha asegurado que confía todavía en el reencuentro y asegura que su amor sigue vivo como demuestra una línea de esas cartas: “Yo te amo como aquella noche estrellada en la Polinesia” (durante su luna de miel), le respondió su marido.
OFERTA DEL PRESIDENTE SARKOZY
Horas después de que el presidente de Francia, Nicolás Paul Stephane Sarkozy de Nagy-Bocsa, de gira por los países africanos se dirigiera a los narcoterroristas instándoles a liberar a Ingrid Betancourt y se ofreció a ir personalmente a la selva colombiana para recogerla, el primer ministro francés, Francois Fillon, advirtió que la supervivencia de la rehén, en manos de los facinerosos desde hace seis años, es “cuestión de semanas”. Y agregó: “Esta mujer está enferma, lo sabemos (…) Hay testimonios que ahora son sumamente precisos. Sin duda, es un asunto de semanas”.
Los cuatro ex parlamentarios que fueron entregados el miércoles en la selva colombiana a un emisario del presidente venezolano Hugo Chávez, coinciden en afirmar que Ingrid Betancourt “está viviendo una situación desesperada”. Uno de ellos, Luis Eladio Pérez, quien vio por última vez el 4 de febrero a la ex candidata presidencial de Colombia, hace este diagnóstico estremecedor: “Está muy maltratada por la guerrilla, eso hay que decírselo al mundo”
DESESPERACIÓN DE LA FAMILIA
Los familiares de Ingrid hicieron este jueves un dramático llamamiento para intensificar las acciones por su liberación. Su sufrida madre, la ex reina de belleza Yolanda Pulecio y ex embajadora en Guatemala, ha venido haciendo todo tipo de gestiones tendientes a lograr la liberación de su hija. Sus más recientes gestiones han sido ante el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, comandante Hugo Chávez Frías, pero hasta el momento sus gestiones han sido infructuosas.
“Si no actuamos rápido, mamá va morir, el ser que yo más quiero va a morir”, explicó con los ojos humedecidos en conferencia de prensa en París, que se celebró el último jueves, su hijo Lorenzo Delloye Betancourt. “Ingrid se está muriendo” repitió una y otra vez Fabrice Delloye, padre de los dos hijos de la rehén, para explicar la “urgencia extrema” que existe de seguir insistiendo en su pronta liberación.
Tras seis años de su espantoso secuestro, Ingrid Betancourt se encuentra afectada gravemente por una hepatitis B, según los ex rehenes Gloria Polanco y Eladio Pérez, quienes fueron liberados el miércoles pasado. “Está afectada desde hace mucho tiempo de una hepatitis y cada nueva recaída es más peligrosa para su vida que las anteriores”, precisó Delloye, recordando también que Ingrid había padecido antes paludismo y dijo: “No podemos quedarnos a esperar la buena voluntad de las FARC”.
MI PETICIÓN EN GUATEMALA
En Guatemala no se han hecho pronunciamientos para que las FARC liberen a todos los secuestrados en general, pero en especial a Ingrid Betancourt, hija de una señora que fue embajadora de Colombia en nuestro país. Apelo a los sentimientos de solidaridad humana de todos los medios de comunicación social en general, y en especial al Presidente Constitucional de la República, ingeniero Álvaro Colom, para que se pronuncie sobre este caso. Asimismo, insto a que se pronuncie al Procurador de los Derechos Humanos que, a pesar de que anda por todas partes refiriénsose aún a situaciones que no son de su incumbencia, pero en este caso ni siquiera ha dicho “esta boca es mía”; se lo pido especialmente al Alcalde Metropolitano, Álvaro Arzú Irigoyen, que haga lo mismo. Sobre todo porque cuando él era Canciller de la República conoció y fue amigo de la embajadora Yolanda Pulecio, y en una oportunidad compartí con él una velada, que fue muy grata por cierto, en la embajada de Colombia, en la cual él mismo se acompañó con una guitarra su interpretación de la canción popular titulada ?Pueblo mío?.
Solicito también a todas las organizaciones cívicas, culturales y humanitarias de nuestro país que se pronuncien en favor de la pronta liberación de la francocolombiana Ingrid Betancourt.
Se debe evitar que sufra la misma suerte del militar secuestrado Julio Ernesto Guevara Castro, que en 1998 murió en la selva cuando se encontraba en manos de la FARC y sólo tenía 39 años de edad. No podemos cruzarnos de brazos y mentener la boca cerrada mientras alguien como Ingrid Betancourt corre peligro de seguir la misma suerte. El mundo entero debe unirse para pedir a las FARC que Ingrid Betancourt sea liberada sana y salva lo más pronto posible.

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