Esta es la página de Campo Pagado que publicó el diario Prensa Libre el domingo 10 del mes en curso, sin lugar a dudas debido a que José Eduardo Zarco, el dueño de la revista ?Y qué?, tiene acciones en esa empresa. De no haber sido así estoy seguro de que no la habría publicado ese importante medio de comunicación, porque ese pasquín (no me refiero a Prensa Libre, desde luego) NO tiene autoridad legal para decidir por sí y ante sí cuándo la muerte de una persona es por asesinato y no por suicidio, ni autoridad moral o de cualquier tipo para poner en tela de juicio lo que diga el Ministerio Público (MP). Sin embargo, con el malévolo propósito de convertir en tema político este suicidio, y comprometer en el hecho a la señora Sandra Torres Casanova de Colom, esposa del actual presidente de la República, este Campo Pagado plantea algunos puntos que vale la pena discutir.
En una parte de su texto dice: ?A continuación algunos elementos que con elocuencia nos dicen que a Hugo lo mataron? y enumera 8 puntos, entre ellos los siguientes:
?1. Hugo era un hombre conocedor y experto en armas, por lo que sabía que si se disparaba con un revolver calibre 38 milímetros en el pecho, la pistola patearía y jamás daría con el blanco que supuestamente el (sic) pretendía alcanzar?.
En eso es, precisamente, en lo que se fundamenta la tesis de quienes creemos que la intención de Arce no era morir como consecuencia de ese disparo, sino su intención fue solamente causar un escándalo con un aparente intento de suicidio para que los medios de comunicación que no habían querido publicar las diatribas que él tenía escritas, les prestaran atención y finalmente las publicaran. Mi sospecha es que Arce creyó que con ese balazo en el pecho no iba a morir porque su amante, Haydée Reyes Gómez, llegaría a tiempo al hotel para rescatarle aún con vida pretextando que había dejado su medicinas. No contaba con que la susodicha no tendría acceso a su habitación a una hora temprana de la mañana, sino hasta cerca del medio día, y que cuando por fin abrieron la puerta del cuarto él ya había fallecido. Yo no me creo un Sherlock Holmes, ni tampoco un Perry Mason, pero refuerza mi tesis el descubrimiento del MP de que Arce no murió en el acto sino que tomó un tiempo para que muriera, tiempo durante el cual pudo haber cubierto la herida, cruzado las piernas y puesto sus manos sobre el pecho en espera de que llegaran a tiempo a rescatarlo de la muerte.
?2. Se dice que fue encontrado con las dos manos sobre el pecho después de haber acertado el disparo en su corazón. Aunque ampliar sobre esto resulta innecesario queremos subrayar que es imposible dispararse y luego cubrirse la herida, y menos con un revolver como el que supuestamente Hugo empleó, cuya potencia y nivel de destrucción habrían provocado que su cuerpo involuntariamente hiciera todo tipo de movimientos, impidiéndole adoptar una postura relajada de piernas cruzada y manos sobre el pecho?.
Insisto en mi tesis que precisamente por ser un conocedor de las armas de fuego, si en verdad hubiese querido matarse se habría disparado en la sien o en la boca abierta. Pero él sabía que un balazo de ese revolver en el pecho y no exactamente en el lugar donde está situado el corazón, no iba a causarle una muerte segura e inmediata.
Sigue diciendo: ?3. Se ha dicho que el tiro entró en ángulo recto a su corazón, siendo esto imposible si se toma en cuenta la manera en que habría tenido que sostener el arma?
Según el MP los análisis de laboratorio demostraron que se disparó con las dos manos y en esa forma pudo haberse disparado en un lugar estratégico en el que no necesariamente la bala pegaría en el corazón.
?4. Nos consta que toda la hipótesis del suicidio inició a partir del momento en el que un individuo se presentó en el lugar de los hechos, junto a una funcionaria pública, asegurando que el supuesto suicida le habría leído un artículo en el que decía que se quitaría la vida y que dejaba su bandera rebelde a un ex candidato presidencial, de quien Hugo escribió muy mal. Testimonio de esto son los artículos de Hugo Arce publicados en la revista ?Y qué? en sus ediciones de julio y agosto 2007?.
¡Falso! ¡Mentirosos! En el último de sus artículos hablaba de su muerte como algo próximo y seguro, lo cual es un claro indicio de que sicológicamente estaba deprimido y pensando en que iba a morir pronto. Con lo cual no quiero afirmar que durante el resto de su vida fue una persona mentalmente balanceada porque bastaba con verle la mirada para percatarse de que estaba mal de la cabeza.
La persona a la cual llaman despectivamente ?individuo? es el periodista radiofónico Marcial Méndez, un íntimo amigo de Arce, con quien estuvo pocas horas antes de su muerte, quien declaró a la reportera de elPeriódico que el poeta suicida le enseñó un fólder amarillo en el que llevaba un artículo que iba a publicar con el título “¿Por qué me quité la vida?“, y a quien le dijo Arce que iba a ?dispararse un tiro en el corazón?, según ha dicho este periodista. Y no creo que este señor esté mintiendo. ¿No es eso un claro indicio de que pensaba en suicidarse? ¡Más claro no canta un gallo!
?5. En otra supuesta columna de despedida que circuló por internet, el autor arremete contra Prensa Libre y sus propietarios. Hugo jamás habría hecho eso puesto que escribía en la revista de uno de ellos, de quien repetidas veces se refirió públicamente no sólo como un gran amigo, sino como un periodista respetable y admirable, hijo de periodistas respetables y admirables?. En lo que tienen razón es que los dos son tal para cual. Dios los creó y el diablo los juntó.
Es obvio que el autor de este texto trató de adular o lambisconear a Zarco al calificarle de ?periodista respetable y admirable?, y encima agregó que es ?hijo de periodistas respetables y admirables?. Pero quienes hemos vivido muchos años y hemos sido testigos del comportamiento de Zarco sabemos que ha demostrado de sobra que de ?respetable y admirable? no tiene absolutamente nada, sino todo lo contrario. Además, es bien sabido que no es ?hijo de periodistas respetables y admirables?, porque no es hijo del primero comerciante de brasieres y después periodista “Chilolo” y de la recordada esposa Teresa Bolaños, sino en verdad es hijo de un chofer de camión y de una infeliz mujer también salvadoreña a quien se negó rotundamente a recibir una vez que ella vino a pedirle alguna ayuda, sino fue adoptado por “Chilolo” y ?la Tere? desde que supieron que nunca podrían concebir sus propios hijos.
?5. Hugo Arce era íntimo amigo de José Eduardo Zarco, Presidente de Revista ? Y qué?, y estamos seguros también que si él hubiese querido que su columna de despedida fuera (sic) difundida ampliamente en los medio de comunicación del país e internacionales, habría recurrido a él, y no a otros comunicadores con menor influencia. Cabe aclarar que Hugo nunca le manifestó a Zarco su intención de quitarse la vida como algunos oportunistas malintencionados aseguran. Todo lo contrario, en la última conversación que tuvo con él 3 días antes de que dejara de existir, bromearon y le dijo que lo invitaría a cenar?.
En primer lugar, Arce sabía bien que es muy escaso el tiraje de ese pasquín y él deseaba causar un escándalo muy grande y para ello quería publicarlos en Prensa Libre, pero no se lo permitieron y tuvo que andar buscando dónde le darían acomodo. Si es verdad que fue como dice ahora el ex embajador, Zarco mintió como un bellaco a un grupo de personas en Miami a quienes les confió que el poeta Arce le había dicho que estaba pensando suicidarse. Aunque ahora lo niegue, se los dijo a varias personas.
Con esto voy a dar por terminado esta serie de artículos en vista de que ayer publicó elPeriódico en la página 5 una nota informativa de Claudia Acuña titulada Informe preliminar del MP señala que Hugo Arce se suicidó. Con el subtítulo No hay evidencia de mano criminal, se indica, el cual dice textualmente lo siguiente: ?La muerte de Hugo Arce, ocurrida el 23 de enero en un hotel capitalino, se debió a un suicidio. Según el jefe de la Fiscalía de Delitos contra la Vida. Álvaro Matus, todo indica que así fue. ?En ningún momento asumimos la postura de que se suicidó. Hay prueba científica que indicaba que así fue?, expresó.
?La necropsia forense concluye que se trató de un suicidio y que por la trayectoria del disparo, la muerte no fue instantánea, extremo que falta establecer, explicó. ?La prueba de absorción atómica arrojó resultado positivo en ambas manos. Esto corrobora la primera hipótesis que se planteó el Ministerio Público (MP), subrayó.
?Agregó que la investigación no ha concluido y que si en algún momento surgiera el indicio de que hubo mano criminal, se harán las averiguaciones del caso.
?Se investiga a la persona propietaria del arma que utilizó Arce, para establecer la relación que tenía con el fallecido.
?La Fiscalía indicó que Arce no tuvo visitas en el hotel. Esto lo prueba con el registro de las tarjetas electrónicas para ingresar a las habitaciones. La única persona que entró antes que Arce fue la encargada de la limpieza, el 22 de enero a las 7:00 de la mañana.
Y concluye: ?Hace falta establecer si ingirió alguna sustancia química que lo alterara emocionalmente, además de un informe psiquiátrico que determine si Arce tenía tendencias suicidas, se informó?. (Fin de la nota)
Es sumamente importante que el departamento forense del MP investigue muy bien estas cosas. Quizás vaya a descubrir que Arce sí había ingerido antes de pegarse un tiro una sustancia química y, teniendo como tenía una personalidad tan conflictiva, típica de los individuos maníaco-depresivos, con tendencia destructiva, y se podría suicidar. Es natural que una personalidad sicológica como esa pueda conducir al suicidio.
Cierro esta serie de artículos aclarando que no me alegra que el poeta Hugo Arce se haya suicidado, sino lo lamento porque era un ser humano infeliz, sumamente atribulado, con grandes problemas de identidad que ni siquiera sabía el verdadero origen de su familia. Lo cual siempre es muy triste y autodestructivo, aún en casos como éste y con personalidades tan negativas y difíciles. Lo lamento mucho porque Hugo Arce tenía una rica vena poética que pudio haber producido una obra digna de atención y respeto. Lo lamento principalmente por su amante y por sus tres hijas -“las tres marías”-, a quienes deseo de todo corazón que logren sobreponerse pronto y lleguen a comprender que tenía que terminar así una vida tan conflictiva como él. Y, en cierta forma, lamento decirlo, me alegra que ya descanse en paz y con ello también deje en paz a tantas personas que, como yo, tuvimos que soportar sus injustos ataques calumniosos y difamatorios.
En cuanto a lo que, desafortunadamente, me ví en la imperiosa necesidad de decir a José Eduardo Zarco -con quien algún día pasado fuimos amigos como también lo fui de sus recordados padres adoptivos “Chilolo” y “la Tere”- tuve que decirle un par de cosas que seguramente le han de haber dolido, pero fue como consecuencia de que el presidente de elPeriódico, ingeniero José Rubén Zamora, aplicó censura a una columna que traté de publicar entonces, cuando yo todavía era columnista de ese medio, para responder a lo que me dijo Zarco en un artículo majadero que publicó contra mí en la columna dominical que en ese tiempo todavía tenía en Prensa Libre antes de que otra vez le quitaran el espacio por publicar muchas groserías y estupideces.
La columna que voy a reproducir a continuación me fue censurada personalmente por el presidente de la empresa de elPeriodico, José Rubén Zamora, el martes 26/04/06, aduciendo que si la publicaba se podrían disgustar mucho los socios de Prensa Libre y como ellos todavía le estaban imprimiendo elPeriódico, no quería exponerse a que lo impidieran. Afortunadamente lo conservé en mi archivo cuando me informó Zamora que no iba a ser publicado. Este fue el artículo censurado:
Respuesta a José Eduardo Zarco por su artículo “Admirable, pero falta”
Ayer comencé a referirme al artículo que el socio y columnista de Prensa Libre José Eduardo Zarco publicó el 16/04/06 sobre dos columnas que yo publiqué a mi vez el 24 y el 25 de marzo para darle una cordial bienvenida en su nuevo reingreso al periodismo después de haber estado ausente largo tiempo que dedicó al consumo de alcohol y drogas, según explicó en un artículo titulado ?Otro regreso? el 19/03/06.
Es lamentable que, evidentemente, el abuso en el consumo de drogas le ha dañado las neuronas del cerebro al extremo que mal interpretó la intención que tuve al escribir esos artículos; y en vez de expresarme su agradecimiento, me acusa de haber ?soltado un poco del veneno? que, según dice él, me caracteriza.
Además, me reta a presentar ?al verdadero Jorge Palmieri” y no sólo al heróico y experto periodista que, según él, yo digo que soy; y me reta también a que en ?una especie de autobiografía? cuente “mis pecados?, “mis errores?, “mis debilidades? y “mis miserias?; empero, me reta a que hable de “mis mujeres”, de las drogas con las que he experimentado”, de mis “tristezas y miedos que me hacen tan agresivo?; y agrega que ?ojalá lo haga con la misma dureza con que critica a otros?. Según Zarco, eso ?sería fascinante? y me ?consagraría como el periodista perfecto del país?. ¿Quién le habrá dicho que yo quiero ser reconocido como un periodista perfecto? Siempre he creído que hay muy pocas cosas tan falsas y aburridas como la imperfección y que uno de los principales atractivos de los seres humanos es precisamente su imperfección. Porque comprendo que el ser humano es imperfecto, pero perfectible.
Zarco recuerda en uno de sus diatribas que unos pendejos cachimbiros me llamaron ?hueco? por los trajes Pierre Cardin que traje de Europa en una ocasión; y, aunque no venía al caso, innecesariamente saca a bailar a mi amada esposa Anabella, quien está muerta desde hace 23 años. A pesar de que él me considera venenoso, yo, en cambio, no he mencionado hasta ahora a ninguna de las muchas pobres mujeres con las cuales se ha casado o unido temporalmente pero le han abandonado en corto tiempo por su mal comportamiento; ni he mencionado el nombre de la mujer casada con quien actualmente se relaciona.
El pobre Chepe Zarco no ha entendido todavía que a los consumidores de la prensa diaria les interesa leer sobre temas de interés general y no acerca del comportamiento personal de los columnistas. Pero lo dice para retarme a hacer del conocimiento público mis experiencias en la década de los años 60 a 70 con mariguana y otras sustancias sicotrópicas, como la psilocibina de los hongos alucinógenos que comí en el pueblito Huautla de Jiménez, en la sierra mazateca de Oaxaca, con la sacerdotisa María Sabina, quien fue la sacerdotisa o shamana que dio a conocer al mundo occidental el secreto de los ?hongos sagrados? por medio del antropólogo estadunidense Robert Gordon Wasson en su libro Soma y del escritor inglés Aldous Huxley, autor de muchos excelentes libros, entre ellos Point and Counterpoint (“Punto y Contrapunto?), Brave New World (?Un mundo feliz?) y The gates of Perception (Las puertas de la percepción?); y comí peyote en el desierto de San Luis Potosí con el famoso antropólogo y escritor sudamericano Carlos Castaneda, autor de Las enseñanzas de don Juan y de todos los demás que siguieron de esa serie, como ?Viaje a Ixtlán? y otros; y de mis inolvidables experiencias en las sesiones sicoterapéuticas con el controversial médico y siquiatra mexicano Salvador Roquet, mi querido compadre (qepd), y su novedoso sistema Psicosíntesis, en las cuales me dieron LSD. Todo esto ya lo he contado varias veces desde que fui columnista de El Gráfico y no tengo ningún inconveniente en contarlo de nuevo cuantas veces sea necesario, o en un libro que anhelo publicar antes de hacer el viaje al más allá.
Como podrá darse cuenta el pobre Zarco, no tengo ningún inconveniente en contar todo esto. Por el contrario, esa ha sido mi vida y me siento muy orgulloso de que a pesar de tantos errores y tropiezos, Dios me dio fuerzas para llegar hasta donde hoy me encuentro a los 79 años de edad y escribiendo tanto todos los días.