Un caso que debe ser esclarecido pronto

La sociedad guatemalteca se ha indignado aún más de lo que ya está por la ola de crímenes que se viene registrando en el país sin que las autoridades logren esclarecerlos, al saberse que el miércoles pasado, 25 de marzo, fue interceptada por varios hombres con el rostro cubierto con pasamontañas secuestrada a las 8:00 de la mañana en plena avenida Reforma la abogada Gladys Monterroso, de 53 años de edad, y fue retenida por sus secuestradores más de 12 horas, tiempo durante el cual fue salvajemente golpeada en el rostro, la quemaron con cigarrillos encendidos en distintas partes del cuerpo, la drogaron y la amenazaron de muerte con una pistola con la cual le apuntaban a la sien y a la boca mientras la insultaron soezmente para después dejarla abandonada en una cuneta de una calle de la colonia La Atlántida, zona 18 de esta ciudad. El caso tiene características particulares por el hecho de ser la esposa o ex esposa del Procurador de los Derechos Humanos (PDH), doctor Sergio Morales Alvarado, quien pocas horas antes había hecho público que ya tiene el informe “Derecho a Saber” que recopila 10 años de documentos del archivo histórico de la Policía Nacional, en los que se pone en evidencia que agentes de esa institución cometieron actos ilegales, abusos de poder, asesinatos y desapariciones durante los años del enfrentamiento armado que se desarrolló entre los años 1960 y 1996. Cuando el doctor Morales informó a los medios de comunicación de lo ocurrido a la licenciada Gladys Monterroso, lloró como un niño, evidenciando con ello que le conmovió y dolió profundamente que haya sido secuestrada, golpeada salvajemente y torturada su esposa, o su ex esposa.
Digo que esta señora es la esposa o ex esposa del doctor Morales Alvarado porque ya me habían informado que están separados desde hace algún tiempo y hoy leímos en la columna de Miguel Ángel Albizures en elPeriódicoque es su ex esposa. Pero es evidente que ese dato no era del conocimiento de los cobardes sicarios que la interceptaron y la secuestraron para torturarla. Pero sea o no la esposa del doctor Morales Alvarado, es evidente que quienes secuestraron y torturaron a la licenciada Monterroso lo hicieron para enviarle un mensaje al procurador de DH por su reciente declaración sobre los archivos de la Policía Nacional y los crímenes que sus elementos cometieron durante los años de la confrontación armada. Y eso no debe quedarse así, como si no hubiese ocurrido nada, con la misma impunidad en que han quedado tantos casos. Las autoridades deben investigarlo hasta dar con los responsables de este nuevo crimen. Y el Estado debe pedir perdón a la víctima, aunque los autores no hayan sido necesariamente miembros del “Gobierno de Álvaro Colom”, pero éste sí es el responsable de la falta de seguridad en la que vivimos. Supongo que algo tendrá que hacer al respecto la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).

Conferencia de prensa del Procurador de Derechos Humanos Sergio Morales Alvarado, en la que informó de lo que sufrió la abogada Gladys Monterroso, sea su esposa o ex esposa, y lloró desconsoladamente.
A continuación, reproduzco la entrevista que publica hoy el matutino Prensa Libre
* Secuela: Tras plagio, esposa de procurador de DDHH pide solidaridad para víctimas.
“Fui torturada en plena democracia”

Foto Prensa Libre de Carlos Sebastián
Gladys Monterroso, esposa del procurador de Derechos Humanos, muestra las quemaduras de cigarro.
Por Leonardo Cereser
Gladys Monterroso, esposa del procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales, en una entrevista concedida en una sala del hospital donde permanece recluida desde el miércoles 25 de marzo último, tras 13 horas de secuestro y tortura, ofrece algunos pasajes de esa amarga experiencia.
Monterroso, quien también es secretaria del partido político de izquierda Encuentro por Guatemala, afirmó que se siente afortunada de contar su experiencia, y que tiene temor de salir a la calle.
Hizo énfasis en que su tortura fue similar a las que sufrían víctimas selectivas durante el conflicto armado.
Muchas personas se preocuparon por su estado de salud, luego de que trascendiera su secuestro. ¿Cómo está ahora?
De salud física he ido mejorando, pero la emocional está muy dañada. Tengo que recibir un tratamiento psicológico y psiquiátrico para salir adelante de las heridas, porque las físicas van a cicatrizar, pero las otras son más complicadas de curar.
¿Cuánto recuerda del hecho?
Nunca pensé vivir una situación de este tipo. Me he convertido en una víctima más de la estadística de violencia. Fue un hecho muy especial. Fui torturada en plena democracia, en pleno siglo XXI, y ya no estamos en un conflicto armado. Estamos viviendo en una jungla; ya solo nos dedicamos cada día a contar muertos en los medios de comunicación.
¿Se considera afortunada?
Soy afortunada porque estoy viva, aunque estoy lastimada física y emocionalmente. Dios me permitió estar viva. Hoy aprovecho para agradecer la solidaridad recibida, pero creo que no solo yo la merezco, sino que la ameritan todos los ciudadanos de este país que cada día son víctimas de la violencia.
¿Qué pensaba en el momento en que estuvo cautiva?
Pensé en mi familia y en Dios; recé mucho. Estaba convencida de que era el último día de mi vida, y me puse a pensar en todo lo que no había hecho y en todos los errores que había cometido, en el plan de vida que ya no iba a lograr. Pensé que no pude pedir perdón a mis seres queridos y a los que había ofendido; pensé: me voy a morir y no pude pedir perdón.
No le gustaba usar seguridad privada, pero ahora será una necesidad.
No quería perder mi libertad, siempre he tenido una mente y cuerpo libre; amo la libertad, y es uno de los valores más grandes que puede tener un ser humano. Guatemala tiene que ser libre. ¿Por qué todos tienen que tener barrotes en sus casa y negocios?, ¿por qué no podemos ser libres? Ahora digo yo era libre…
¿Sufrió amenazas antes del plagio?
Fue un hecho que me sorprendió completamente. Si me hubieran amenazado, hubiera tomado precauciones, hubiera hablado con mi familia.
Su secuestro ocurrió a 11 horas de presentado un informe de la Procuraduría de DDHH, que dirige su esposo, el cual señala participación de agentes del Estado en asesinatos y abusos durante el conflicto armado. ¿Cree que hay una relación con su ataque?
Verdaderamente, no sé; no he podido identificar por qué fui torturada. En Guatemala ya no torturan, aquí matan, o piden dinero a cambio de la vida de las personas. Yo no puedo especular, porque ya se está investigando.
Pero esa forma de ataque y tortura era algo común durante la época represiva.
Sí, sí, sí, sí…, en este caso es típico de esa forma de actuar.
¿Nos podría narrar un poco, cómo ocurrieron los hechos?
No quiero entorpecer la investigación, porque mi declaración ya está en el Ministerio Público, y no quiero anular la prueba; hablando no ayudaría a que se haga justicia.
¿Mientras estuvo cautiva, hubo algún mensaje hacia la labor del procurador?
No hubo mensaje explícito.
¿Entonces qué mensaje hubo?
Fueron maltratos y ofensas verbales. Te vamos a matar, hija de la gran… Todo tipo de palabras soeces. Me ponían la pistola en la sien, luego en la boca, y me repetían ?te vamos a matar… te vamos a matar?; luego me drogaron… y de ahí, si me dijeron algo más, no lo recuerdo.
¿Qué sintió cuando volvió a ver a sus seres queridos?
Una emoción indescifrable, una emoción muy grande, porque pensé que nunca jamas iba a volver a verlos. Cuando vi las lágrimas de ellos pensaba ¿por qué esto tuvo que pasarme a mí?
¿Por qué cree que la eligieron a usted?
No sé; pensé: ¿por qué yo?, si no he hecho nada malo. ¿Por qué tuve que pasar por esto? Yo solo me dedico a dar clases.
¿Ha considerado la posibilidad de abandonar el país?
No. Este es mi país, yo amo a mi país, amo a mi gente, y no podría dejar de ser quien soy.
Me informaron que continuará su tratamiento médico en el extranjero.
Sí. Me voy porque tengo que hacerme exámenes físicos, para determinar el grado de las consecuencias.
(Fin de la entrevista)

* En elPeriódico se publica el siguiente reportaje:
“Fui una víctima de tortura en pleno siglo veintiuno”

Foto: Jesús Alfonso
“¿Y las cicatrices de mi alma, quién me las va a borrar?”, dice al cerrar la conversación.
?Fui una víctima de tortura en pleno siglo veintiuno?
Las horas que precedieron a su secuestro y el horror vivido en el cautiverio es relatado por la abogada seis días después de su liberación.
Por: Claudia Palma
El pasado 25 de marzo Gladys Monterroso, de 53 años, fue secuestrada a las 8:00 horas y dejada en libertad en una calle de la colonia La Atlántida zona 18, 12 horas después el pasado 25 de marzo. Fue golpeada y quemada con cigarros en distintas partes del cuerpo.
?Fui una víctima de tortura en pleno siglo XXI?, dice Gladys Monterroso. Han pasado cinco días desde que hombres armados la secuestraron durante 12 horas. Sus ojos negros profundos están llenos de moretones. ?Son actos de violencia pero no de esta época?, continúa mientras se corre las mangas de su pijama de algodón blanco y quedan al descubierto las cicatrices de las marcas del cigarrillo que sus agresores le dejaron estampadas en sus antebrazos.
La mañana de su secuestro apenas alcanzó a leer las noticias de los diarios, el resumen de una jornada violenta más. ?Nos preocupamos por los victimarios. Pero ¿y las cicatrices de las víctimas??, se pregunta mientras sus dedos vuelven a recorrer las quemaduras del cigarrillo.
Con la voz entrecortada recuerda cómo un transeúnte la encontró cerca de una cuneta. ?Pensó que era una bolita?. La moneda que le dio ese desconocido sirvió para llamar desde un teléfono público.
Todavía la misma pregunta vuelve una y otra vez inquietante: ?¿Por qué yo? ¿Qué hice?? ?No tengo enemigos?, se responde así misma después de una breve pausa esta abogada, activista de Encuentro por Guatemala, asesora en la iniciativa de ley que pretende normar las comisiones de postulación y esposa del Procurador de Derechos Humanos, quien ha emprendido una campaña para que los archivos de la Policía Nacional sean abiertos al público. ?Pensaba en mi familia, en mis hijos. Pensé en que no volvería a verlos. Pensé en todos los perdones que no di o en los que no ofrecí. Pensé en todos los te quieros que no dije?, continúa.
?Me pusieron una pistola en la sien, en la boca. Me maltrataron diciendo que me iban a matar.
Me estrujaban el corazón?, agrega. Los recuerdos son difusos sobre todo los de las horas posteriores a su liberación.
?Vivimos en un país de carnívoros?, agrega, mientras la claridad de la habitación en la que permanece recluida en un sanatorio privado la ilumina. Su habitación está llena de globos, un arreglo de hierberas y notas cariñosas de sus amigos. ?Me pregunto si las víctimas han recibido la misma solidaridad que yo?, añade mientras habla de sus planes y anunciar que no renunciará a su trabajo actual. Pero, antes un chequeo médico fuera del país y un largo proceso psiquiátrico le esperan. (Fin del reportaje)

* Excelente Editorial de elPeriódico:
Indignación
Por: elEditorial
El miércoles pasado, por espacio de 13 horas, la abogada Gladys Monterroso, esposa del procurador de los Derechos Humanos (PDH), Sergio Morales Alvarado, fue brutalmente torturada y vejada por quienes la secuestraron cuando salía de un restaurante en la avenida La Reforma y después la abandonaron, bajo efectos de drogas, en la zona 18 de la capital.
La agresión contra la abogada Monterroso se dio pocas horas después de que el PDH hizo público el informe ?Derecho a Saber?, que recopila 10 años de documentos del archivo histórico de la Policía Nacional, los cuales evidencian que agentes policíacos cometieron abusos, asesinatos y desapariciones durante el enfrentamiento armado interno (1960-1996).
Aumentó pues, la larga lista de guatemaltecos que han sufrido persecución, ultrajes, agresiones, amenazas y muerte en nuestro país; en muchos casos por el simple hecho de contribuir decisivamente en la búsqueda de la verdad y a que la justicia se imparta en Guatemala.
Sin embargo, esta zozobra permanente en que vivimos pareciera que no es percibida por las más altas autoridades del Estado, porque, para comenzar, no se suministran los recursos económicos necesarios y suficientes para el fortalecimiento de las instituciones del sector justicia (Organismo Judicial, Ministerio Público, Instituto de la Defensa Pública Penal, Policía Nacional Civil y Sistema Penitenciario), ni, por consiguiente, los requeridos para proteger la vida, la integridad física y la seguridad de las personas.
En nuestra opinión, el grueso de los recursos estatales se debería destinar a la satisfacción de las necesidades prioritarias de la sociedad guatemalteca, específicamente la justicia y la seguridad.
Indigna profundamente que los violentos sigan imponiendo su derecho en nuestro país, que constantemente se humille a los habitantes a través de la violación sistemática de sus derechos fundamentales y que las autoridades se declaren impotentes ante el crimen. ¡Qué frustración más grande! ¡Qué pesar!
En todo caso, elPeriódico repudia la agresión cobarde contra la licenciada Gladys Monterroso y se solidariza con su esposo, Sergio Morales, y su familia, y exige de las autoridades el pronto esclarecimiento de este crimen horrendo y despreciable, que una vez más nos retrata como un país violento, salvaje e irredento. (Fin del Editorial)

*Columna en elPeriódico:
Hechos escalofriantes
El ataque contra Gladys Monterroso.
Por: Miguel Ángel Albizures
La semana pasada la sociedad guatemalteca fue sacudida por diversos hechos simultáneos de violencia que para decir verdad, no fueron mayores que otros fines de semana o días en que los cadáveres han aparecido en diversas zonas. Agregado a esto, los medios de comunicación jugaron su propio papel y los rumores hasta de golpe de Estado se expandieron con la velocidad de un huracán y tal como lo querían quienes están detrás de estos crímenes.
 Mientras a la sociedad le conmociona la muerte de una niña, los diputados siguen estirando y manoseando la Ley de Armas y Municiones y no es raro que dejen en ella que se pueden comprar cientos de municiones semanales y la autorización de tres armas por gánster, sin que les importe que sean niños inocentes por los que se siguen enlutando las familias. Escuchaba en una radio la sugerencia de tenderle un cerco humano al Congreso de la República y a la misma Corte Suprema de Justicia para que asuman la responsabilidad que les compete, para que se frene el desangramiento que sufre Guatemala.
Uno de los casos graves ocurrido y que representa un mensaje al conjunto de organizaciones de derechos humanos y a quienes luchamos porque se enfrente la verdad y que la justicia funcione, es el secuestro y tortura, de la licenciada Gladys Monterroso, ex esposa del Procurador de los Derechos Humanos, cuyo caso nos hace retroceder a los peores tiempos de la guerra y nos hace pensar en los matones y torturadores que tenían bajo su mando Donaldo Álvarez, Pedro Arredondo, Chupina y Valiente Téllez, pues se trata de una abogada, miembro del partido Encuentro por Guatemala en el cual coordina el área de Derechos de la Mujer y es la delegada ante el Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz.
 Se trata pues de una mujer comprometida con los esfuerzos de paz y democratización del país, que ha estado aportando para fortalecer el Estado de derecho y si se quiere silenciar una mujer como ella con terror y tortura, también se quiere silenciar a otros u otras que exijan justicia o escarben en los archivos del pasado. Nos demuestra también que las estructuras que funcionaron en el pasado siguen intactas y que se echan a funcionar cada vez que se intenta hacer marchar el sistema de justicia. Es este un hecho que debe tomar la CICIG y agotar las investigaciones, pues no hay que olvidar que hace poco se detuvo a dos policías que tuvieron que ver con la desaparición de Fernando García y por ello se han dado una serie de amenazas a otras personas relacionadas con el caso. (Fin del artículo de M.A. Albizures)

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