Comunistas, izquierdistas y anticomunistas (1)

Algunos se hacen ahora de la boca chiquita
la calificación de comunistas, pro comunistas y anticomunistas surgió a raíz de que en el transcurso de los dos gobiernos revolucionarios que surgieron como consecuencia de la insurrección militar que se produjo durante la noche del 19 de octubre de 1944 y triunfó el día 20, primero el del doctor Juan José Arévalo Bermejo (1945-1951) y segundo el del coronel Jacobo Árbenz Guzmán (1951-1954), quien fue derrocado por las fuerzas organizadas por la CIA del llamado ?Ejército de Liberación Nacional? que encabezó el entonces máximo dirigente del anticomunismo en Guatemala, coronel Carlos Castillo Armas, en el transcurso de los últimos días se ha vuelto a plantear en los medios de comunicación el tema de comunistas, izquierdistas y anticomunistas, derivado de la histórica firma de los Acuerdos de Paz entre los representantes del Gobierno del Presidente Álvaro Arzú Irigoyen, encabezados por el licenciado Gustavo Porras Castejón, un ex guerrillero que en esos días era Secretario de la Presidencia, la licenciada Raquel Zelaya Rosales, el licenciado Richard Aitkenhead Castillo, ex ministro de Finanzas del gobierno del ingeniero Jorge Serrano Elías, y el general de brigada Otto Pérez Molina, ex jefe de la sección de inteligencia Militar (G2) y del Archivo durante el gobierno del presidente Serrano Elías y después jefe del Estado Mayor Presidencial del gobierno del licenciado Ramiro Deleón Carpio, y ex Inspector general del Ejército durante el gobierno de Álvaro Arzú; y los representantes de los diferentes grupos guerrilleros subversivos que integraron la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) por consigna del dictador cubano Fidel Castro, quien fue su inspiración, instructor y patrocinador: Ricardo Ramírez De León, comandante Rolando Morán del Ejército Guerrillero de los Pobres (PGT), Jorge Ismael Soto García, comandante Pablo Monsanto de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) y Ricardo Rosales Román, secretario general del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT). Rodrigo Asturias Amado, comandante Gaspar Ilom, de la Organización del Pueblo en Armas, no firmó el acuerdo porque no pudo venir a Guatemala debido a que recientemente había hecho secuestrar para exigir un elevado rescate económico a la anciana Olga Alvarado de Novella, y en su representación lo firmó el Dr. Rosales.
Hace pocos días el coronel retirado Mario Mérida, columnista de elPeriódico, se refirió a que fue lamentable que hayan sido parciales en favor de la guerrilla y en contra de la Institución Armada las personas que integraron la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) bajo la dirección del jurista alemán (de tendencia izquierdista) Christian Tomuschat, el licenciado Alfredo Balsells Tojo, y la doctora Otilia Lux de Cotí, ambos de reconocida ideología izquierdista que fueron simpatizantes de la guerrilla. Y como resultado de esta clasificación, comenzaron a publicar una serie de artículos en ese mismo medio refutándole lo que afirmó, principiando por el que suscribieron los hijos del ya desaparecido licenciado Balsells Tojo, y leí también un furibundo artículo de ayer en el vespertino La Hora del licenciado Óscar Clemente Marroquín Godoy, en el cual descalifica con extrema dureza, calificando de “infamia” lo que dice el coronel Mérida, quien fue alto funcionario del servicio militar de Inteligencia, además de que ha dicho que su información está basada en “fuentes abiertas”. A pesar de que comparto una parte de lo que dice el estimado colega y amigo Óscar Clemente, discrepo con otra parte de su artículo, porque muchos que nunca han sido ni son precisamente comunistas eran pro-comunistas o simplemente izquierdistas “social-demócratas” que bailaban al son de esa música porque en esa época tenía cierto encanto o “glamour” el ser de izquierda o aparentar serlo. Por consiguiente, creo interesante reproducir el mencionado artículo:
Una infamia contra Alfredo Balsells Tojo
Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
?Leyendo esta mañana una misiva que los hijos de Alfredo Balsells enviaron al diario elPeriódico me enteré de la publicación que hiciera hace algunos días el coronel Mario Mérida acusando a ese abogado de comunista para descalificar así el informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico de la que fue parte Alfredo. Conocí a Alfredo a principios de los años 70, cuando era Síndico Primero en la Municipalidad de Guatemala en la administración de Manuel Colom Argueta y siempre me impresionó su tajante y radical apego a los principios, al punto de que las críticas que se le hacían entonces era que no era buen político porque no se andaba con chiquitas para llamar a las cosas por su nombre.
Yo era un patojo, pero me gustaba mucho la forma de ser de Alfredo y llegamos a tener una amistad verdaderamente entrañable, lo que me permitió conocerle a fondo y saber muchas cosas de su vida, de sus luchas de juventud cuando fue de los guatemaltecos que se rebelaron contra la llamada Liberación y de sus muchas luchas cívicas que le acarrearon persecución en aquellos tiempos en los que cualquiera que se mostrara inconforme era inmediatamente tildado de comunista, calificativo que era suficiente para mandar al otro potrero a cualquiera y que, sin duda, fue endilgado a toda la gente de pensamiento democrático que no se subió al carro de los liberacionistas. Recordemos que fueron los días en que se emitió aquella tenebrosa Ley de Defensa de las Instituciones Democráticas en la que se tipificaba como delito el ejercicio del derecho a la libre expresión si la misma no se encuadraba en la postura oficial.
Recién salido de la Universidad, Alfredo vio cómo muchos de sus amigos y compañeros se enrolaron en el Partido Revolucionario de Mario Méndez Montenegro y los vio luego salir de esa formación política decepcionados por las transas dirigenciales. Fue entonces cuando junto a Adolfo Mijangos López, Manuel Colom Argueta, Francisco Villagrán Krámer, Jorge Mario García Laguardia, Roderico Segura Trujillo, Ángel Valle y otros profesionales, junto a Alfredo Balsells Tojo, formaron ese partido político que era de auténticos socialdemócratas y que hicieron oposición, lo que les valió a muchos de ellos carceleadas y exilio. No sobra decir que su vocación democrática le costó la vida a Fito y Meme.
Si Alfredo hubiera sido comunista lo hubiera dicho porque no era tipo de dobleces ni de secretos. Quienes le conocimos supimos siempre de su más absoluta integridad y que esa virtud suya fue un defecto en la vida política porque siempre se sabía que nunca ganaría un concurso de popularidad y simpatía porque no era de los que se callaba nada con tal de quedar bien. Su designación en la Comisión de Esclarecimiento Histórico fue una garantía de objetividad precisamente por su personalidad tan atípica y su compromiso con la verdad.
En nuestro país aún hoy calificar a alguien de comunista es un agravio por la polarización que nos dejó la famosa Liberación que dividió al país entre comunistas y anticomunistas. Pero repito que Alfredo fue un demócrata convencido, luchador de toda su vida contra la injusticia, cualquiera que fuera su denominación y adversario de los abusos que se cometieron en nombre de la misma democracia. Si Alfredo era comunista por eso, mucha gente en Guatemala tendría igual calificación porque sus actos fueron propios de patriotas, de amantes de la libertad y enemigos de toda forma de despotismo, aunque éste fuera en nombre de la defensa de un sistema. Por todo ello ofende tanto la expresión de Mario Mérida contra uno de los guatemaltecos más ilustres y honestos del país.? (Fin del artículo de Óscar Clemente Marroquín)
Muchos que nunca han sido militantes del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) (comunista), fueron simpatizantes de las guerrillas pro-comunistas, pero siempre negaron haberlo hecho porque sabían que corrían el riesgo de ser encarcelados, torturados, desaparecidos o asesinados. Esto se llama popularmente ?hacerse de la boca chiquita?. Como lo hace Frank La Rue, actual Relator para la Libertad de Expresión de la ONU, quien fue un miembro de las FAR. Por eso comparto una parte de lo que dijo en su artículo el coronel Mérida y me parece desleal, cobarde e injusto, aunque no me causa extrañeza, que en el mismo medio de comunicación en el cual él ha sido columnista (probablemente sin sueldo) durante tanto tiempo, les estén dando tanto espacio a sus detractores. Como el artículo que publica hoy ex ec Canciller del gobierno de Alfonso Portillo, Edgar Gutiérrez, ex miembro de la Juventud Patriótica del Trabajo (brazo del PGT).
En primer lugar, esa división entre comunistas, pro-comunistas, izquierdistas y anticomunistas siempre me ha parecido absurda. Porque creo que todos los seres humanos tenemos derecho a pensar y a opinar lo que nos parezca mejor. Esta absurda división fue consecuencia de la llamada ?guerra fría? que hubo durante muchos años entre las dos grandes potencias hegemónicas mundiales, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y los Estados Unidos de América. La primera obviamente comunista y la segunda anticomunista. Y a Guatemala le tocó estar del lado de la segunda, entre otras cosas por razones de lo que se llama geopolítica. Lo curioso era que la Constitución Política que entonces estaba vigente prohibía las ideologías políticas de tendencia autoritaria, sin embargo los sucesivos regímenes militares que se sucedieron no podían ser más autoritarios de lo que eran y nada democráticos, pero cumplían obedientemente esa consigna estadounidense.
Mañana escribiré más ampliamente sobre este mismo tema.

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