La crisis que vive Honduras
Interrumpo la serie de artículos que he venido publicando últimamente en este blog sobre mis recientes vivencias en la Ciudad de México, para poder abordar el tema más importante del momento: los acontecimientos políticos que han tenido lugar en Honduras para defenestrar y expulsar del país al Presidente de la República, ingeniero civil José Manuel (“Mel”) Zelaya Rosales, y sus graves consecuencias centroamericanas e internacionales por la tontería de los golpistas de haber apresado con lujo de fuerza militar y haber expulsado del país a Zelaya en vez de haberle aprehendido y tenido en prisión domiciliaria mientras el Congreso de la República le destituía por no haber obedecido una orden del Poder Judicial.
Larga carrera política de Zelaya.
José Manuel (“Mel”) Zelaya Rosales ingresó en 1970 al Partido Liberal de Honduras (PLH) como Coordinador de Organización y consejero departamental en Olancho, su pueblo natal, por el Movimiento Liberal Rodista (MLR). En 1983 el ingeniero José Azcona Hoyo rompió con el MLR, lo cual dio lugar a que se formara una nueva facción del Partido Liberal, la cual se denominó “Movimiento Azconista,” al que se unió Zelaya. En noviembre de 1985, Azcona Hoyo ganó las elecciones presidenciales, y Zelaya obtuvo su primera diputación al Congreso hondureño por el departamento de Olancho.
Durante su primer período como diputado, Zelaya ocupó el cargo de Secretario de la Junta Directiva del Congreso Nacional, a la vez que presidente de las comisiones de Recursos Naturales y Petróleo del Congreso Nacional de la República. En 1990, durante la presidencia del nacionalista Rafael Leonardo Callejas, Zelaya fue re-electo diputado al Congreso Nacional. En 1994, bajo la presidencia de Carlos Roberto Reina, ocupó el Ministerio y dirección ejecutiva del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS). En 1998 fue asesor del presidente Carlos Roberto Flores Facussé y de 1998 a 1999 fue Diputado por el Departamento Francisco Morazán y Secretario de Organización y propaganda del Consejo Central Ejecutivo de 1999-2004; miembro del Foro Nacional de Convergencia (FONAC), entre otros importantes cargos públicos.
En el año 2005, el Partido Liberal postuló a Manuel Zelaya Rosales como su candidato para las elecciones presidenciales, de las cuales salió triunfador, habiendo derrotado en las urnas al candidato del gobernante Partido Nacional, Porfirio (“Pepe”) Lobo Sosa.
El 27 de enero de 2006, Zelaya Rosales sucedió en el cargo presidencial a Ricardo Maduro. A mitad de su periodo presidencial y, sorpresivamente, a pesar de haber sido postulado por un partido de reconocida ideología conservadora, contrariando a miembros de su mismo partido dio un giro inesperado en la política nacional al anunciar que su gobierno sería de tendencia izquierdista y socialista. Se cree que en esta actitud influyó especialmente su franca admiración y simpatía por el presidente de la República bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez y el presidente de Ecuador, Rafael Vicente Correa Delgado.
Como es bien sabido, Zelaya ganó las elecciones del 27 de noviembre del 2005 para ocupar la presidencia de de la República de Honduras durante cuatro años, hasta el 27 de enero del 2010, como candidato del partido liberal, uno de los dos partidos tradicionales que hay en ese país. Su principal contrincante fue Porfirio (“Pepe”) Lobo, candidato del Partido Nacional.
Su gestión presidencial ha transcurrido llena de extravagancias, problemas y críticas, porque hay personas que le consideran un “pájaro de cuenta” que está rodeado de corrupción y probablemente asociado con narcotraficantes. Sin embargo, su admiración y simpatía personal por el presidente venezolano Hugo Chávez y por el régimen comunista cubano de los hermanos Castro, le han impulsado hacia la izquierda, por lo cual ha sido objeto de numerosas críticas de parte de propios y extraños. A tal extremo que se cree que fue debido a consejos del presidente Chávez su insistencia en hacer reformas a la Constitución de la República a pesar de que ésta tiene artículos pétreos que no pueden ser reformados, para lo cual hizo un acuerdo gubernativo para incluir una enmienda que autoriza la reelección presidencial, con miras a seguir el ejemplo de los hermanos Castro en Cuba, de Chávez en Venezuela y del Rafael Correa en Ecuador.
La oposición popular a este objetivo ha sido mayoritaria, así como también de parte de los organismos legales, tales como la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalía Nacional y la Procuraduría de los Derechos Humanos, pero él ha desoído estas voces y, a pesar de las prohibiciones legales, claramente expresadas, trató de que el Ejército distribuyese el material necesario para la consulta popular, a lo que, en base a un precepto constitucional que le faculta para no obedecer órdenes ilegales (artículo 272), el Jefe del Estado Mayor del Ejército se negó a hacerlo y fue destituido por el presidente Zelaya. Acto seguido renunciaron a sus cargos otros altos jefes militares como el ministro de la Defensa.
Pero en horas de la madrugada del 28 de junio de 2009 su residencia fue allanada por hombres fuertemente armados y con el rostro cubierto que se supone que eran miembros del Ejército hondureño en un aparente golpe de Estado y fue sacado de su casa a empellones y llevado en pijama al aeropuerto para ser enviado en el avión presidencial a San José de Costa Rica. El hecho fue que las fuerzas armadas hondureñas detuvieron a Zelaya, llevándole a una base aérea situada en las afueras de Tegucigalpa para enviarlo vía aérea a Costa Rica. Durante la acción las comunicaciones y la electricidad fueron interrumpidas durante cerca de 6 horas. Funcionarios del gobierno y otros políticos sospechosos de ser leales a Zelaya fueron detenidos. Más tarde en el día la Suprema Corte hondureña anunció que los militares actuaron bajo sus órdenes en base a una orden judicial que habría buscado hacer respetar la legalidad vigente e impedir una consulta considerada ilegal. Roberto Micheletti, presidente del Congreso y el siguiente en la línea de sucesión presidencial fue investido como presidente interino de la República por el Congreso Nacional y ha declarado reiteradamente que no fue un golpe de Estado sino una “sucesión constitucional”.
No obstante, el gobierno de facto afirma que Zelaya fue arrestado en apego a la Constitución y que la sucesión ha sido un proceso completamente legal de acuerdo a la leyes hondureñas. Sin embargo, representantes de los sectores sociales y de los sindicatos de Honduras han anunciado una huelga general a partir del lunes en demanda del inmediato regreso “incondicional” de Zelaya al país.
El presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH), Andrés Pavón, indicó que se ha creado un frente cívico patriótico para repudiar a Micheletti. Ademas ningún gobierno extranjero se ha adherido a la posicion del gobierno de facto y la mayoría de gobernantes han acusado de golpista y de explícitamente haber el roto las normas democráticas. El 29 de junio Roberto Micheletti, el presidente interino, empezó a elaborar su gabinete y anunció que emprenderá una campaña de reconocimiento internacional, y que gobernará Honduras pese a la oposición y el aislamiento internacional.
La Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) citó para una sesión extraordinaria para hoy, martes 30 de junio, bajo la presidencia del “justicialista” (o sea izquierdista) Canciller argentino Jorge Tahiana, en la cual reafirmó su demanda de que Zelaya sea restituido en su cargo de inmediato e incondicionalmente. El mismo martes Zelaya anunció que el jueves próximo regresará a Honduras junto con el secretario general de la OEA para terminar de cumplir su mandato presidencial, que concluye el 27 de enero de 2010.
A Zelaya se le acusa de haberse negado a acatar una resolución de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Supremo Electoral prohibiendo la celebración de una consulta popular, a la que se pretendía agregar una ?cuarta casilla? para consultar al pueblo si está de acuerdo con la reelección presidencial. A pesar de lo cual él siguió haciendo arreglos para que el domingo recién pasado se realizara la consulta, por lo que el Ejército recibió órdenes judiciales de capturarlo durante la madrugada y sacarlo del país. Lo cual fue un gravísimo error porque si estaban actuando de acuerdo con la ley no era necesario ni aconsejable tomar esas medidas, sino debieron detenerlo y reunir al Congreso para que éste lo destituyese por su violación a la Constitución por el desacato a la orden del poder Judicial, pero no darle la oportunidad de salir a armar el gran escándalo mediático que está armando, coincidiendo con la reunión en Managua de los países miembros de la Secretaría de Integración Centroamericana (SICA) y del Pacto de Río, a lo que se unió la convocatoria del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, a los presidentes de los países miembros del grupo Alba y Petrocaribe, que acordaron dar su respaldo a Zelaya y retirar de inmediato a sus embajadores en Honduras.
Además, de la supuesta carta de renuncia firmada por Zelaya ni siquiera se ha vuelto a hablar, al extremo que la periodista de CNN en español, Patricia Janiot, le preguntó al nuevo Canciller si en verdad existía y éste le dio mil vueltas a la respuesta pero no le respondió la pregunta específica.
El Congreso de la República se reunió sin pérdida de tiempo para conocer el caso y el secretario de la Junta Directiva leyó una carta supuestamente escrita por él por la cual presenta su renuncia al cargo de Presidente de la República aduciendo motivos de enfermedad; pero su autenticidad fue negada rotundamente por el presidente depuesto durante una concurrida conferencia de prensa que sostuvo al lado del presidente de Costa Rica, Óscar Arias.
Sin pérdida de tiempo, Zelaya recibió el decidido apoyo de los gobernantes de todos los países centroamericanos, a los que se han unido muchos otros del sur del continente, como Venezuela, Ecuador, Argentina, Chile. Y tanto el presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, como la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, se han unido a quienes han declarado que Zeleya es el legítimo presidente de Honduras y debe ser restituído de inmediato e “incondicionalmente” al cargo.
Zelaya llegó a Nueva York en el transcurso de la mañana de hoy para pronunciar un discurso ante el pleno de la Asamblea General de la ONU y solicitar el apoyo de la comunidad internacional para regresar al poder en su país. Ante los 192 países miembros del más alto organismo internacional, expuso su versión de la situación en la que se encuentra su país tras el golpe militar que lo apartó del poder el domingo, el cual ha recibido la condena generalizada de la comunidad internacional.
El depuesto mandatario también celebrará una reunión con el presidente de la Asamblea General de la ONU, el ex sacerdote católico y reconocido militante comunista nicaragüense Miguel D’Escoto, ex ministro de Relaciones Exteriores del primer gobierno “sandinista” de Daniel Ortega Saavedra, quien ha anunciado que tiene la intención de acompañar el jueves próximo a Zelaya cuando regrese a Tegucigalpa. “El presidente de la Asamblea se ha puesto a disposición del presidente Zelaya para ayudarlo en lo que necesite y se ha ofrecido a acompañarlo en su regreso a Honduras”, dijo a los corresponsales de los medios de comunicación el portavoz de D’Escoto.
Posteriormente, fuentes de la Asamblea General indicaron que Zelaya aceptó la oferta de D’Escoto de sumarse a la comitiva en el viaje de regreso a Honduras, en el que también estará presente el Secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, la presidenta de la Argentina Cristina Fernández de Kirchner y el presidente ecuatoriano Rafael Correa. Se ignora cuál podrá ser la actitud de las nuevas autoridades hondureñas frente a estas visitas, pero considero que van a crearles un serio problema protocolario.
Sin embargo, el nuevo presidente de Honduras, Roberto Micheletti, aseguró hoy que si el depuesto mandatario Manuel Zelaya Rosales cumple su amenaza de regresar al país, en el acto será detenido. Y el Fiscal General ha declarado que ya se ha pedido la orden de captura internacional para que sea detenido en cualquier país porque hay órdenes de la Justicia hondureña para ello acusándole de 18 delitos, entre ellos traición a la patria, atentar contra la forma de gobierno democrático, abuso de autoridad, usurpar funciones públicas y desobedecer la Constitución y las leyes. Agregó que le aguardan ?al menos 20 años en la cárcel?.
Zelaya intervino ante la Asamblea General de la ONU después de que sus miembros aprobaron una resolución condenatoria al golpe de Estado militar y exigen la restitución del depuesto mandatario, así como el de las otras autoridades que han sido apartadas de sus funciones. Este mismo documento advierte que el máximo organismo mundial no reconocerá ningún otro gobierno hondureño más que el del “presidente constitucional” Manuel Zelaya Rosales.
Después de su intervención ante el pleno de la Asamblea General de la ONU, Zelaya ofreció una conferencia de prensa y después se trasladó a Washington para participar en una sesión extraordinaria de la OEA en la que se tratará su caso, a la cual fue especialmente invitado por Insulsa.
Zelaya insistía en llevar a cabo una consulta popular con vistas a una reforma constitucional que, según sus detractores, le abriría el camino a la reelección, pese a que el Parlamento y el Tribunal Supremo habían declarado ilegal esa iniciativa.
La crisis política que llevó a los sucesos del 28 de junio de 2009 tiene origen en una consulta promovida por Zelaya que se realizaría ese mismo día. La consulta había sido promovida supuestamente por 400,000 hondureños, que por medio de sus firmas, habian pedido que se consulte al país sobre la instalación en las elecciones generales de noviembre próximo de una “cuarta urna” para que los ciudadanos decidan sobre la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Sin embargo, esta consulta popular ha sido considerada ilegal por la casi totalidad de los organismos del país a pesar de ser no vinculante. El 23 de junio, el Congreso había aprobado una ley cuyo fin era evitar la celebración de la votación. A pesar de lo cual el Presidente Zelaya siguió adelante con la promoción de la consulta y ordenó al Ejército que distribuyese las tarjetas de votación. Cuando el Jefe del Estado Mayor Conjunto hondureño, general Romeo Vásquez Velásquez, se negó a acatar esa orden, aduciendo una contraorden del Tribunal Supremo de Justicia, Zelaya le destituyó en un mensaje televisado a la Nación. Poco después, renunciaron a sus cargos el Ministro de Defensa y los comandantes de las tres ramas de la Fuerzas Armadas hondureñas.
El 25 de junio, la Corte Suprema anuló la destitución del general Vásquez Velásquez, mientras grupos militares tomaban la capital hondureña. Ese mismo día, portavoces de Zelaya anunciaron que el Presidente estaba a punto de nombrar el sustituto del general Vásquez. Al día siguiente, la situación en Honduras parecía más calmada y los militares abandonaban Tegucigalpa en dirección a sus cuarteles, luego de que el general Vásquez se los ordenase. Por su parte, Zelaya declaró en una entrevista que en realidad él no había destituído al general, sino solamente había anunciado su futura destitución.
Poco después, el Presidente Zelaya irrumpió en una base de la Fuerza Aérea donde se guardaba el material electoral que se dijo le había sido enviado por el presidente de Venezuela Hugo Chávez. por lo cual el general Vásquez se negó a distribuirlo. De acuerdo a la Fuerza Aérea hondureña, Chávez envió este material a Honduras, pero Zelaya negó haber recibido financiamiento externo.
El 27 de junio, el día anterior a la consulta, el Congreso designó una comisión especial para investigar a Zelaya, supuestamente “por desconocer los fallos de las instancias jurisdiccionales y violentar el Estado de Derecho”. Solamente cuatro diputados izquierdistas se opusieron a la moción del Congreso. Al enterarse que los principales grupos parlamentarios lo habían acusado de haber violado la constitución y de estar incapacitado mentalmente, Zelaya respondió con la amenaza: ?Ustedes me han declarado la guerra? ¡Ahora aténganse a las consecuencias!?.
El Presidente hondureño destituído resaltó el hecho que nunca le realizaron un exámen psiquiátrico, y calificó de arbitraria la medida. Además, atacó directamente al presidente del Congreso y miembro del partido oficialista, Roberto Micheletti, quien lo había llamado “transtornado”, preguntándole públicamente: ?¿Qué te pasa Roberto?”. Y agregó: “A mí me eligió el pueblo y no el Congreso. ¿Por qué me vas a inhabilitar, cuando eres un pinche diputado de segunda categoría que saliste en ese puesto porque te di espacio en mi corriente?.
De esta manera, para el final del día, la Fiscalía General, la Corte Suprema de Justicia y el Congreso de la República se habían unido a la opinión del Tribunal Electoral, declarando ilegal la consulta. El propio partido de Zelaya, el Partido Liberal de Honduras, manifestó también su oposición a la controversial consulta. Y lo mismo hicieron el Procurador de los Derechos Humanos y la Fiscalía Nacional.
No me explico por qué fueron tan inmaduros e insensatos -para no calificarles de pendejos- quienes querían defenestrar al presidente hondureño Manuel “Mel” Zelaya, a quien, dicho sea de paso, desde hacía tiempo ya se veía que le iba a suceder esto que le ocurrió por sus constantes locuras o extravagancias, abusos de poder y su excesivo autoritarismo. Además de que es evidente que quienes le derrocaron no estaban contentos con su cercanía a los hermanos Fidel y Raúl Castro, de Cuba, a Hugo Chávez de Venezuela, a Rafael Correa de Ecuador al haberse incorporado al “grupo Alba” y a Petrocaribe que comanda el dictador venezolano.
Pero, sobre todo, estaban descontentos por su insistencia en tratar de reformar la Constitución para poder reelegirse. Pero no me explico por qué los golpistas tuvieron que hacer ese alarde de poder militar para después mandarlo en pijama volando en el avión presidencial a Costa Rica y posteriormente tuvieron que tomar medidas como cortar el servicio eléctrico y los canales de televisión. Creo que habría sido mejor que simple y sencillamente hubiesen rodeado de tropa su casa particular para tenerle preso en su residencia mientras se reunía el pleno del Congreso para destituirlo por haber desobedecido la orden de la Corte Suprema de Justicia. Porque en Honduras, igual que en todos los países que se dicen “demócratas”, existen tres poderes separados del Estado: el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial; y si los dos últimos le declaran inconstitucional y le destituyen, no habría podido hacer nada más que obedecer, y nadie en el mundo habría dicho nada, a menos que él hubiese levantado en armas a sus partidarios para iniciar una guerra civil. Pero como son muchos más los hondureños que no le quieren que sus partidarios, es indudable que habría llevado las de perder. ¿Por qué le convirtieron en un mártir internacional de la democracia sacándole de su casa en pijama para mandarle volando a Costa Rica y darle oportunidad a organizar un gran escándalo político y mediático como el que ha armado, con lo cual Óscar Arias salió beneficiado en su proyecto electoral? Por otra parte, era innecesaria esa babosada de la supuesta carta de renuncia que dijeron que firmó Zelaya “por motivos de enfermedad”. ¿Para qué? ¡Es obvio que no es auténtica, porque si lo fuese ya la habrían publicado en todo el mundo sus opositores!
¿Y qué me dicen de ese viejo jurásico que el nuevo gobierno nombró ministro de Relaciones Exteriores? ¡Hizo el ridículo en la entrevista que le hizo la periodista colombiana Patricia Janiot! ¡Ese pobre Canciller matusalénico no sabía qué decir ni dónde meterse!
Ignoro qué irán a hacer los golpistas actualmente en el poder si acaso Zelaya cumple su amenaza de llegar pasado mañana acompañado del izquierdista Secretario general de la OEA, José Miguel Insulsa, y del izquierdista presidente de la Asamblea de la ONU, el ex cura nicaragüense comunista Miguel D’Escoto, la izquierdista presidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner y el izquierdista presidente ecuatoriano Rafael Vicente Correa. ¿Van a permitirles aterrizar en Toncontín? ¿Van a permitirles o a prohibirles la entrada al país? ¿Van a detener a Zelaya, a pesar de llegar acompañado de esas personas que le apoyan? ¿Van a detenerle cumpliendo la orden de captura por haber cometido 18 delitos, entre ellos el de traición a la patria?
Pero antes de terminar permítanme reírme a carcajadas -para no vomitar del asco- al recordar el papelón que hicieron los “cinco demonios” reunidos en Managua: los presidentes Daniel Ortega Saavedra, de Nicaragua; el coronel Hugo Chávez Frías, de Venezuela; el cocalero Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador; el comandante Raúl Castro Ruz, de Cuba; y al lado de ellos el presidente depuesto de Honduras “Mel” Zelaya Rosales. No le daba ni siquiera un poquito de vergüenza al coronel Hugo Chávez estar hablando contra “los gorilas” y los “golpistas”. El colmo de la habladuría de Chávez fue cuando amenazó con que derrocaría al gobierno hondureño que trate de sustituir al de Zelaya. ¿Cómo lo pensará hacer? ¿Pensará enviar tropas venezolanas a pelear a Honduras? Ojalá lo tratase de hacer porque en esa forma aceleraría su caída, para felicidad de los venezolanos. Ya olvidó este bocón que su origen en el poder es de “gorila” y de “golpista” cuando trató de dar un golpe contra el presidente Carlos Andrés Pérez. No le daba vergüenza al comandante Raúl Castro Ruz hablar de “democracia” cuando él y su hermano Fidel han sostenido en la isla de Cuba una sanguinaria e implacable dictadura comunista durante medio siglo y él jamás ha sido elegido por el pueblo, sino simplemente le “heredó” el cargo de su hermano Fidel. ¡Qué cinismo! ¡Bien dice el refrán que Dios los cría y el diablo los junta!
Y por su parte, el irresponsable presidente de Guatemala, ingeniero Álvaro Colom Caballeros, cerrando la frontera al comercio de nuestro país con nuestros hermanos hondureños que son en grado de importancia los séptimos clientes compradores de los productos guatemaltecos… con lo cual tengo entendido que se va a violar el Tratado de Libre Comercio Centroamericano.
Pido a Dios que los hermanos hondureños logren resolver pacíficamente esta grave crisis política por la que están pasando y no vaya a tener que correr sangre para que se le ponga fin. Este es un buen momento para recordar una frase que acuñó el célebre escritor humorista irlandés Sir Bernard Shaw, premio Nobel de Literatura 1925: “A los políticos y a los pañales hay que cambiarlos seguido… y por las mismas razones.”