Hoy cumplimos un año

Como podrán darse cuenta por los adornos del encabezado, hoy estamos de fiesta por estar cumpliendo un año de publicar este blog en el que, invariablemente, todos los días -incluyendo domingos y fiestas- he venido expresando, con mi acostumbrada franqueza, todo lo que pienso y lo que siento, y puedo dar libremente mis opinones sobre los más diversos temas.
En más de 60 años que he dedicado al periodismo profesional y de haber escrito en la mayoría de los periódicos de Guatemala, desde que comencé en la Revista Faro Estudiantil del Colegio de Infantes, donde publiqué mis primeros pininos que consistían en historietas novelescas por episodios, una de las cuales se llamó “Los contrabandistas del Mississippi”, que ya no me acuerdo ni en qué terminó. Y le siguieron: La Nación (sustituto de El Liberal Progresista), la Revista Citeara (dedicada al Cine, Teatro y Radio) el primer Nuestro Diario, fundado por el gran “Chibolón” Federico Hernández De León, Prensa Libre donde escribí sin paga durante varios años dos columnas alternadas (Buenos Días y Escena por Apuntador) a partir del día de su fundación; El Gráfico, La Tarde; la inolvidable Revista La Semana, La Hora, al lado del extraordinario periodista, polemista, escritor y político Clemente Marroquín Rojas; Impacto, La Nación, de Roberto Girón Lemus y Ramiro Ponce Monroy; y el semanario Siete Días del colega Gonzalo Marroquín, hoy accionista y director editorial de Prensa Libre; y de haber tenido programas de televisión de alto rating como Ciclorama y Tele Radar, el primer programa noticioso en vivo, en Canal 11, y programas de radio como Una Voz en la Noche, en Radio Ciro’s, y Charlemos en la cadena de Emisoras Unidas. Pero jamás me había sentido tan satisfecho, contento y realizado como en esta etapa, porque por primera vez en mi larga vida profesional me había sentido verdaderamente libre. ¡Libre de controles y de presiones! Con libertad absoluta para escribir lo que me dé la gana y expresarlo como me parezca mejor. Además, ahora puedo hacerlo con toda la extensión que me parezca necesario, sin que me limiten el número de palabras y caracteres de acuerdo a la diagramación. Porque publico todo lo que quiero. Por otra parte, no tengo obligación de ceñirme a un absurdo “Manual de Estilo” que obliga a los columnistas a cumplir ciertas exigencias, sin respetar que cada periodista y escritor tiene derecho a tener su propio estilo. ¡Aliviados estaríamos si todos los periodistas y escritores tuviesen que ceñirse a las reglas y limitaciones que les impone un Manual de Estilo! ¿Dónde quedarían la originalidad y la creatividad? Ahora soy libre hasta de eso.
El hecho es que hace un año tuve que dejar de publicar mis columnas en el periódico donde las venía publicando desde el día de su fundación, y donde el insoportable presidente de la empresa me imponía censura constantemente y vivía fastidiándome con sus constantes llamadas por teléfono para pedirme (exigirme es la palabra adecuada) a no publicar algo que había escrito en mi original, y sus limitaciones intelectuales que le impedían comprender muchas cosas, hasta que un día el director me informó que ya no podía seguir publicando mis columnas hasta que ese individuo me llamase por teléfono (para regañarme) porque estaba “sumamente disgustado” conmigo debido a que publiqué unos datos personales de un badulaque, papanatas o pendejo que me había vituperado en la Sección de Cartas del Lector, y cuando el director me lo dijo le respondí que le dijera a ese señor que se abstuviese de llamarme por teléfono porque si me faltaba al respeto se exponía a que le respondiera lo que se merecía por su abuso, arrogancia y altanería. Afortunadamente no me llamó y así fue el final de mi experiencia en ese periódico en el cual se me explotaba en forma inícua porque me pagaban una miseria por escribir todos los días una columna (que era muy leída) y encima algunas veces tuve que corregir los mediocres artículos que escribía ese fulano, y otras veces escribí también el Editorial. Todo por el mismo salario.
Ese individuo, cuyo nombre no quiero mencionar, creyó que con quitarme ese espacio me causaría la muerte intelectual porque siempre he dicho que un periodista que no publica lo que escribe es como si estuviese muerto. Pero no contaba con la astucia de mi destino, porque el mismo día que anuncié mi retiro de ese periódico se presentó en mi casa Christopher Dent para ofrecerme un servidor por Internet en forma gratuita por medio de su empresa “Grolis”, para que no dejara de publicar mis artículos ni un sólo día. Y así fue como nació el blog JorgePalmieri.com donde desde entonces he venido publicando mis artículos todos los días, incluyendo los domingos y días de fiesta. Porque, como he dicho muchas veces, yo no escribo para vivir, sino vivo para escribir.

Christopher Dent con su hijito Charlie, mi amigo.
En este blog no tengo limitaciones de espacio, ni de censura, ni de ninguna otra clase. Además, puedo emplear los avances de la tecnología, tales como incluir YouTubes con las voces de los propios protagonistas y la música que desee. Y puedo publicar también todas las fotografías que quiera para ilustrar mis artículos.
Además, gracias a este blog tengo la inefable satisfacción de saber que todos los días me lee un respetable número de personas en diferentes partes del mundo, porque actualmente me están leyendo aproximadamente 33,441 personas en 940 ciudades de 63 países, según los datos obtenidos del servicio Google, razón por la cual los nombres de los países en la lista que está abajo están en inglés (ustedes perdonen).
Los cinco paises donde más se lee este blog y el número de visitas diarias son:
Guatemala: 22,125
Estados Unidos: 4,189
El Salvador 1,976
México 1,009
Argentina 530
Las ciudades y países en los que se leen mis artículos por Internet son:

Los puntos señalan las ciudades y los países donde se lee este blog, que son los siguientes:



Por esta celebración he tomado la determinación de que ya es hora de cambiar mi foto en el encabezado porque, francamente, la que venía publicando correspondía a hace unos cuantos años, pero ya no corresponde a la dura realidad que marcan los años que pasan de manera inexorable. Así que a partir de hoy comenzaré a publicar una foto reciente que muestra el implacable peso de los 79 años que he vivido.
Muchas gracias a todos por su atención.

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