* Evidente afán de notoriedad
Hay ciertos nuevos funcionarios públicos que han cambiado mucho en su forma de ser y en su trato, porque antes eran personas sencillas y cordiales cuando estaban aspirando a ser electos, o antes de ser nombrados para el cargo que hoy ocupan, pero ahora son muy arrogantes y pretenciosos porque se sienten en el paroxismo de la gloria. A ellos les dedico esta caricatura en la cual se lee que ES AGRADABLE SER IMPORTANTE? PERO ES MÁS IMPORTANTE SER AGRADABLE.
El Dr. Rafael Espada, por ejemplo, era un médico y cirujano cardiovascular de indiscutible calidad y reconocido prestigio mundial, cuando fue electo para desempeñar el importante cargo de Vicepresidente de la República y por eso hoy está encargado interinamente de Presidencia mientras anda viajando el titular que, hasta el momento, ha recaudado seis mil bicicletas que generosamente donó a los millones de pobres de Guatemala el potentado multibillonario mexicano Carlos Slim, catalogado como el hombre más rico del mundo. ¡Háganme favor! El hombre más rico del mundo donó 6,000 bicicletas para los millones de pobres guatemaltecos. Este adinerado hombre de negocios que, además, es dueño de la empresa telefónica Telgua, por la que gana muchos millones de dólares de utilidades! ¡Qué poca madre!
Pero la razón por la cual he mencionado el nombre del ilustre doctor Espada es porque, siendo alrededor de las 8 de la mañana de ayer, salió de La Cañada, seguramente rumbo al Palacio Nacional de la Cultura, a bordo de su camioneta blindada y encabezando una impresionante caravana compuesta de cinco vehículos (5) con vidrios polarizados, al frente de los cuales iban dos motoristas abriéndole paso, una patrulla de la Policía Nacional Civil que iba sonando ruidosamente su sirena y llevaba encendidas las luces de emergencia en la capota, y atrás le seguían cuatro automóviles repletos de guardaespladas. ¡Qué diferente era este señor cuando trabajaba en el Hospital Metodista de Houston (Texas) como cirujano cardiovascular y no tenía chofer, por lo cual él mismo conducía su propio automóvil deportivo descapotado!
Pero desde que está desempeñando el alto cargo de Vicepresidente de la República actúa con un obvio afán de notoriedad que caracteriza a las personas que son inseguras por algún motivo sicológico y -como en el caso del Dr. Jeckyll y míster Hyde- se ha transformado en un hombre excesivamente arrogante y petulante que en el corto tiempo que ha estado en el poder ha aparecido en los medios de comunicación con más frecuencia que el propio Presidente de la República, ingeniero Álvaro Colom Caballeros, dando todo tipo de declaraciones aún sobre temas que no le corresponden, como si con ello estuviese tratando de llamar la atención. ¡Tan sencillo que era cuando todavía no había asumido el cargo temporal de Vicepresidente de la República! ¡Qué lástima!
En una de sus más recientes declaraciones desafortunadas afirmó que ya no van a cumplir con la promesa que hicieron durante la campaña electoral de presentar declaraciones juradas de sus bienes, tal como lo ordena Ley de Probidad a todos los nuevos funcionarios públicos, y ellos (Colom y él) lo prometieron cuando andaban solicitando votos, y ahora dice que será mejor que se haga cuando salen los funcionarios y no cuando entran para que se compruebe si han actuado con honestidad y transparencia. Es obvio que el Dr. Espada todavía no entiende que el objetivo de la Ley de Probidad, al exigir la declaración de bienes antes de asumir un cargo, es poder comparar los bienes que tenían los funcionarios antes de asumir el cargo con los bienes que tienen cuando dejan el cargo. Como quien dice un antes y un después de su riqueza.
* ¡No hay que ser!
Un gran escándalo se ha armado porque unas cuantas personas civiles que durante algún tiempo estudiaron en el Instituto Adolfo Hall o tuvieron algún nexo con los militares han sido nombrados para desempeñar cargos relacionados con investigaciones y seguridad. El periódico que ?destapó? la noticia con mucha alarma lo ha denunciado como si esas personas no tuviesen derecho a desempeñar un cargo público simplemente por el hecho de haber estado relacionados en alguna forma y en algún momento del pasado con cualesquiera actividades militares. ¿A cuenta de qué? ¡No hay que ser! ¿Acaso no tienen derecho, como cualquier ciudadano guatemalteco en uso de sus derechos, a ser nombrados para desempeñar un cargo público sólo porque en algún momento en su pasado tuvieron algún nexo con los militares? Según tengo entendido, lo que no está permitido es que militares de alta sean designados para desempeñar cargos públicos que corresponden a civiles, pero puede ser nombrado si está de baja en el Ejército.
¡Cuidado! La excesiva fobia generalizada contra todo lo que huela a militar se está llevando a tal extremo que se corre el riesgo de que el día menos pensado los militares se cansen de soportarlo y adopten una actitud menos tolerante. Y todo porque aunque los subversivos perdieron la guerra que sostuvieron durante 36 años contra los militares, la ganaron en la mesa de los Acuerdos de Paz. Constantemente se recuerda los actos de represión que ellos cometieron, pero se olvida que estaban librando una guerra a muerte para impedir que los elementos subversivos entrenados y financiados por el gobierno de Cuba pudiesen adueñarse del país e implantar un régimen comunista. Aquello no era broma, o los militares mataban a los subversivos, o éstos los mataban a ellos para apoderarse del país. No hubo otra opción. ¿Qué es lo que se quiere ahora? ¿Que los militares se dejaran matar por los subversivos para no ser acusados más tarde de haber dado muerte a sus enemigos? Hay que ponerse la mano en la conciencia. Puede ser -no lo niego- que durante esos años haya habido abusos de poder de parte de algunos militares, pero ¿qué otra cosa les quedaba? O ellos abusaban de su poder para defenderse o abusaban los subversivos y se adueñaban del país. ¡No había de otra! O los matabas o te mataban. ¿Qué querían? ¿Que los militares se hubiesen dejado matar para no ser acusados más tarde de haber cometido masacres en documentos obviamente parcializados, como el REMHI? Es doloroso reconocerlo, pero los militares que defendieron que estaba la institucionalidad no hicieron más que cumplir con su deber al impedir que triunfase la subversión comunista. Porque el comunismo estaba prohibido en Guatemala por mandato de la Constitución que entonces estaba vigente. O sea que los subversivos eran delincuentes armados y decididos a matar a las autoridades y éstas tenían que combatirlos y reprimirlos.
Pero ahora se exige abrir al público los archivos de los militares para que se compruebe cómo fue que ellos se manejaron durante esos años cruciales… pero los subversivos no guardaron archivos de todo lo que hicieron para que también puedan revisarse cuidadosamente y deducirles responsabilidades por los delitos que ellos cometieron mientras trataban de derrotar a los militares y derrocar al gobierno establecido para adueñarse del Gobierno de la República y convertir a nuestra sufrida patria en otro satélite del comunismo de Cuba, como Nicaragua con los sandinistas.
No es justo aplicar sólo a los militares el rigor de una revisión de lo que hicieron durante el Conflicto Armado si al mismo tiempo no se exige lo mismo a los que fueron subversivos y actualmente deambulan tranquilamente por los ámbitos gubernamentales y desempeñan importantes cargos públicos sin que nadie lo cuestione ni exija que no sea así, con el válido argumento de que ellos fueron delincuentes cuando empuñaron las armas y actuaron como terroristas, destruyendo la infraesctructura, asesinando a quienes se les oponían o no obedecían sus órdenes, y secuestrando a numerosas personas para exigir el pago de elevados rescates, etcétera. Como dice la gente sencilla del campo: ¡O todos hijos o todos entenados!