La Orquesta Sinfónica que lleva el nombre del maestro quetzalteco Jesús Castillo (OSJC) comenzó a integrarse en el año 1996 gracias a la convocatoria de Isabel Ciudad Real, y ofreció su primer concierto en el auditorio del Conservatorio Nacional de Música el 17 de enero de 1997, bajo la batuta del joven director Igor Sarmientos, quien hacía sólo un mes que había regresado de Brasil donde permaneció durante 3 años como director de Orquesta Sinfónica Universitaria de Sao Paulo. Fue inolvidable escuchar los sonidos como salidos de una olla de grillos de aquellos patojos principiantes, y pudimos comprender que iba a ser una tarea de titanes y de mucha paciencia para lograr que algún día llegaran a conformar una buena orquesta, y quienes hemos sido amigos y admiradores del maestro Jorge Sarmientos y de sus hijos sentimos una cierta compasión por el maestro Igor Sarmientos.
Como para quitarse el mal sabor de boca, el 11 de septiembre de 1998 Igor dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional con un programa que incluía el concierto no. 2 de Serguéi Vasíllevich Rachmaninoff y después del intermedio se interpretó la 5ª Sinfonía de Dimitri Shostakovich, la cual yo había escuchado antes dirigida por el insuperable maestro cellista Mstislav Leopóldovich Rostropovich (1927-2007).
A pesar del recuerdo tan decepcionante del primer concierto de la OSJC, asistimos a otro concierto que ofreció en mayo del año 2005, cuando la orquesta estaba integrada por 150 músicos, y bajo la dirección de Igor interpretaron la Primera Sinfonía de Gustav Malher, el Bolero de Ravel, la Obertura Popular del maestro Jorge Sarmientos, Romeo y Julieta de Peter Illich Tchaikovsky y el Danzón No. 2 del maestro sonorense mexicano Arturo Márquez. Nuestra primera impresión de 1997 cambió totalmente al comprobar que los integrantes de la OSJC habían mejorado mucho. No nos cupo ninguna duda de que el trabajo de Igor ya estaba produciendo buenos frutos. A todo esto ?cosas ingratas de Guatemala- Igor no recibió salario durante un año. Pero comprendemos que así son las cosas en nuestro medio tan difícil y a menudo tan ingrato.
Maestro Igor Sarmientos en ropa casual fuera del podio.
Pues bien, toda esta introducción sirve para decirles que el miércoles 24 de octubre asistimos al Gran Teatro del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias a escuchar el concierto que ofreció esa misma Orquesta Sinfónica Jesús Castillo compuesta ahora por 58 o 60 jóvenes músicos, con el cual se despidió de Guatemala el maestro Igor Sarmientos porque, en compañía de su esposa Sharon, se han trasladado a Chisenav, capital de la República de Moldova, en el corazón de los Balcanes, en Europa, donde él está contratado como director huésped de la Orquesta Sinfónica y dentro de pocos días saldrá para allá.
El programa que Igor escogió para esta oportunidad tan significativa en su vida personal y su carrera artística, estuvo compuesto por la Sinfonía No. 6 del maestro guatemalteco Enrique Anleu Díaz, bajo la dirección del propio compositor. Le siguió el Concierto en Re Mayor del compositor austriaco Joseph Haydn (1732-1809), en el cual Igor actuó como solista con su cello bajo la dirección de su padre, el maestro Jorge Sarmientos, lo cual fue un razonable motivo de particular emoción no sólo para ellos dos, sino para el público en general, aumentado por el hecho que Jorge tuvo que dirigir sentado por estar sufriendo quebrantos de salud que empeoraron durante su viaje de regreso de La Habana, a donde fue convocado para dirigir a la Orquesta Sinfónica de Cuba interpretando su composición ?Muerte de un personaje? en ocasión de conmemorarse el 40 aniversario de la muerte del Ché Guevara.
La interpretación de Igor como solista fue no sólo impecable, sino realmente magnífica, por lo que mereció al final una nutrida ovación del numeroso público de pie, muchos gritos entusiatas de “¡bravo maestro!” y un amoroso beso en la mejilla que le dio su padre, el director Joge Sarmientos.
Por cierto que en el Congreso de la República está durmiendo desde hace algún tiempo un proyecto para otorgar al maestro Jorge Sarmientos una pensión por el resto de sus días, pero desafortunadamente todavía no ha sido aprobado por los diputados. Por este medio hago un atento llamado a la diputada Zury Ríos-Montt de Weller para que ponga lo que sea necesario de su parte para que se apruebe pronto ese proyecto.
Volviendo al concierto de la OSJC, a continuación interpretó la obra ?Codul Enescu? (códice Enescu) del compositor moldoviano Ghenadie Ciobanu, y después del intermedio interpretó ?Sensemaya? del maestro mexicano Silvestre Revueltas, quien nació en 1899 en el pueblo Santiago Papasquiaro (Estado de Durango) y falleció en 1940 en el Distrito Federal, como consecuencia de una neumonía que se complicó por su alcoholismo, y fue sepultado en la Rotonda de Hombres Ilustres de esa ciudad.
Para cerrar con broche de oro el programa, la Orquesta Sinfónica Juvenil interpretó el Danzón No. 2 de Arturo Márquez bajo la batuta de Igor Sarmientos y fue tan extraordinaria esta interpretación que, al terminar, Igor Sarmientos tuvo que dejar pasar varios segundos sin poder moverse para dar la vuelta y agradecer los aplausos, porque se quedó escuchando emocionado la ovación de pie de la concurrencia que fue apoyada por los propios jóvenes integrantes de la orquesta, evidentemente emocionados también por su excelente interpretación y agradecidos de las enseñanzas que recibieron de él desde 1997 hasta la fecha.
En resumen, la OSJC es actualmente un justo motivo de orgullo para Guatemala en general, para el maestro Igor Sarmientos, en particular, y, desde luego, para sus jóvenes integrantes, entre quienes destacan el primer violín Álvaro Reyes, hoy de sólo 21 años de edad (comenzó a los 11), Sergio Reyes, clarinete; Fernando Ozaeta, flauta; Hugo Ordóñez, contrabajo; Gabriela Corletto y Martín Corletto, percusionistas; Carlos Real, trombón; Raúl Deleón, percusión; Fielding Roldán, oboe; Josué Vásquez, corno: Tatiana Castro, cello (actualmente toca en la Sinfónica de Acapulco) y Ernesto Calderón, flauta (hoy con beca en el Conservatorio de Tromson, Noruega).
El numeroso público asistente premió esta interpretación con insólita emoción y con una ovación de pie de muy larga duración, como demostración del agradecimiento por haber escuchado un concierto de calidad con sentimientos encontrados. Sin desestimar el significativo hecho que el maestro Igor Sarmientos cerró con este concierto otro capítulo de su exitosa y satisfactoria vida profesional y personal. Algunos de quienes nos encontrábamos cerca de donde estaban sentados en la platea el maestro Jorge Sarmientos y su querida esposa Matty, orgullosos padres de Igor, nos volvimos para aplaudirles también a ellos por haber creado a un hijo que es un motivo de satisfacción y orgullo para ellos como debe serlo también para Guatemala.
Al decirle adiós, le deseo muchos nuevos éxitos profesionales y grandes satisfacciones personales al lado de Sharon, su amada esposa, y de sus hijos.