Ícono revolucionario para unos y un fracasado para otros
Han transcurrido cuarenta años desde que murió en una infeliz escuelita del poblado La Higuera, en una montaña de Bolivia, el doctor argentino Ernesto Guevara, un “niño bien” nacido en Rosario, provincia de Santa Fe, el 14 de junio de 1928, aunque uno de sus biógrafos, Jon Lee Anderson, sostiene que nació un mes antes, el 14 de mayo de 1928, Sus padres fueron Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna, personas adineradas de clase media alta que eran dueños de plantaciones de yerba mate. Su tatarabuelo paterno llegó a ser considerado el hombre más rico de Sudamérica, mientras que por el lado materno descendía de José de la Serna e Hinojosa, el último virrey español en Lima. Por su inclinación ideológica y su irrefrenable espíritu aventurero llegó a ser conocido y mundialmente famoso como Che Guevara, y se convirtió en un mito, en un ícono de las luchas populares reivindicadoras de los pueblos.
Muchas cosas se han dicho de él en ocasión de este aniversario de su muerte, y creo oportuno agregar algo más. Yo lo conocí personalmente cuando vino a Guatemala y permaneció aquí nueve meses durante los últimos días del segundo gobierno de la Revolución que presidía el coronel Jacobo Árbenz Guzmán.
En vista de la pésima situación económica en la que estaba, aceptó un empleo como guardalmacén nocturno en las bodegas del Departamento Nacional Agrario (DAN), a cargo del mayor Alfonso Martínez Estévez, y después trabajó como enfermero en el Hospital Militar. A la caída de Árbenz buscó asilo en la embajada de Argentina después de que la Policía Secreta ?liberacionista? capturó y encarceló a su amante, una peruana comunista de nombre Hilda Gadea, y cuando el embajador argentino finalmente consiguió que el gobierno castilloarmista le concediera el salvoconducto para poder salir del país, se fue a México. Allá nos volvimos a encontrar y compartimos por un tiempo el exilio, cuando él todavía no había conocido a Fidel Castro, quien el 7 de julio de 1955 llegó a México y al conocerse se identificaron en el acto. Dos semanas después Castro le pidió unirse como médico al Movimiento 26 de Julio para invadir la isla de Cuba y luchar contra la dictadura del general Fulgencio Batista y él aceptó inmediatamente. Probablemente su amigo más cercano en México era un guatemalteco a quien llamaba “patojo” y cuyo nombre no recuerdo. Aunque también tuvo amistad y recibió ayuda de otros guatemaltecos militantes izquierdistas como el licenciado Alfonso Bauer Paiz, quien por un tiempo le dio hospedaje en una habitación en la azotea de su casa para el servicio doméstico. También en México lo veía de vez en cuando el revolucionario Marco Antonio “Maco” Villamar Contreras. El Che Ernesto Guevara era admirador de los escritores guatemaltecos Miguel Ángel Asturias, Luis Cardoza y Aragón, de los poetas Otto Raúl González y Carlos Illescas y del genial cuentista Augusto “Tito” Monterroso. A mi casa vino varias veces y sostuvo una cordial amistad con mi hermano Federico Guillermo y conmigo, que vivíamos el exilio al que nos obligó el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz. Un par de domingos me acompañó a ir a almozar en la casa de una guapa y famosa artista de cine cubana que era mi amiga y todos los domingos acostumbraba recibir a varios amigos y nos preparaba deliciosos platos de la cocina cubana.
Hilda Gadea logró obtener su libertad en Guatemala y se trasladó a México también, porque ese país ha sido el que tradicionalmente acoge con brazos abiertos a los exilados de todos los países. Volvieron a relacionarse y a reanudar su apasionado amor y ambos se mudaron a un departamento situado en la calle Nápoles número 40, en la Colonia Juárez. Un día Hilda le informó que estaba embarazada y el 18 de agosto se casaron, aunque era obvio que para el Che se trataba de una decisión obligada por las circunstancias. Como luna de miel, en noviembre visitaron las ruinas mayas de Palenque, Chichén-Itzá y Uxmal en Chiapas y la península de Yucatán.
En febrero de 1956 un grupo de unas veinte personas tomaron un curso intensivo de entrenamiento en guerra de guerrillas a cargo del coronel español Alberto Bayo en una hacienda del Estado de Jalisco.
El 15 de febrero nació su hija Hilda Beatriz Guevara Gadea y escribió las últimas líneas del diario que había iniciado en Buenos Aires al partir a su segundo viaje latinoamericano: ?Ha pasado mucho tiempo y muchos acontecimientos nuevos se han declarado. Solo expondré los más importantes: desde el 15 de febrero de 1956 soy padre. Hilda Beatriz Guevara Gadea es mi primogénita. Mis proyectos para el futuro son nebulosos pero espero terminar un par de trabajos de investigación. Este año puede ser importante para mi futuro. Ya me fui de los hospitales. Escribiré con más detalle?.
Entre el 20 y el 24 de junio de 1956, el Che se embarcó en el yate ?Grandma? con 82 cubanos encabezados por los hermanos Fidel y Raúl Castro. La travesía duró siete días, dos más de lo planeado, debido a lo cual el grupo que iba a apoyar su desembarco en Cuba ya se había retirado. Antes del amanecer del 2 de diciembre el yate encalló en la costa sudoccidental, cerca de la playa de Las Coloradas, en el Golfo de Guacanayabo, por lo que los rebeldes debieron dejar la mayor parte de las municiones, alimentos y medicinas en el barco.
Tres días después, cuando aún trataban de organizarse, el grupo fue emboscado por el ejército en Alegría de Pío. La mayor parte del grupo murió en el combate, fueron ejecutados o detenidos. El resto se dispersó y recién volvió a reunirse en Sierra Maestra el 21 de diciembre. Guevara fue herido superficialmente en el cuello y cayó en una especie de sopor del que fue sacado por Juan Almeida Bosque, para reorganizar un grupo de ocho hombres en situación desesperada por el hambre, la sed y la persecución del ejército.
La cantidad exacta de sobrevivientes se desconoce. Aunque la historia oficial habla de “doce”, se sabe que en Sierra Maestra murieron al menos 20 guerrilleros de los 82 que llegaron en el Granma.
En esa oportunidad el Che Guevara fue severamente reprendido por Fidel Castro por la pérdida de las armas que habían sido escondidas en la casa de un campesino que luego fue allanada por el ejército. Como símbolo de degradación Castro le quitó la pistola. Años después, el Che recordaba: “la amarga recriminación de Fidel siguió grabada en mi mente por el resto de la campaña y hasta el día de hoy?.
La debacle del desembarco fue noticia de primera plana y en la lista de muertos que dio el gobierno aparecían los dos hermanos Castro y Ernesto Guevara, lo que afectó hondamente a su familia. Sin embargo, el último día del año sus padres recibieron una nota manuscrita suya, con sello del correo cubano, que decía: ?Queridos viejos: Estoy perfectamente, gasté solo 2 y me quedan cinco. Sigo trabajando en lo mismo, las noticias son esporádicas y lo seguirán siendo, pero confíen en que Dios sea argentino. Un gran abrazo a todos, Teté?.
Una vez establecido el grupo guerrillero en Sierra Maestra el Movimiento 26 de Julio se organizó en todo el país con el fin de apoyar a la guerrilla en la sierra, mientras que en las ciudades del llano buscaban establecer alianzas con otros partidos opositores, los sindicatos, el movimiento estudiantil y la propia embajada de los Estados Unidos. La existencia de dos sectores en el Movimiento 26 de Julio, denominados “el llano y la sierra”, y las tensiones que fueron apareciendo entre ambos, serían muy importantes en el futuro. Entre los dirigentes más importantes que actuaban en el llano se encontraban Frank País, Vilma Espín, Celia Sánchez, Faustino Pérez, Carlos Franqui, Haydee Santa María, Armando Hart, René Ramos Latour, mayoritariamente demócratas anticomunistas.
En Sierra Maestra, el Che Guevara actuó como médico y combatiente. A pesar de sufrir de fuertes ataques de asma en un país que por su clima tiene uno de los porcentajes más altos de asma del mundo, rápidamente se destacó por su valor temerario, su visión táctica y la capacidad de mando.
El Che Guevara impuso su personalidad al mostrarse muy estricto frente a los actos de indisciplina, de traición y criminales, no sólo en su propia tropa, sino también con respecto a los soldados enemigos y a los campesinos que habitaban la zona. Esta faceta se hizo evidente el 17 de febrero de 1957, cuando descubrieron que uno de los guerrilleros, Eutimio Guerra, era un traidor que había brindado al enemigo la situación del grupo, lo que permitió al ejército bombardear su posición en el pico Caracas y luego emboscarlos en los Altos de Espinosa, poniéndolos al borde de la derrota definitiva. Fidel Castro decidió entonces que el delator sería fusilado por traición, pero sin indicar quienes lo ejecutarían. Ante la indecisión general fue el Che quien lo hizo, demostrando una frialdad y dureza frente a los crímenes en tiempos de guerra que lo harían famoso. Por otra parte, Guevara parece haber actuado con tolerancia frente a los errores de sus propios hombres y los prisioneros enemigos. En varias oportunidades intervino ante Fidel Castro para evitar ejecuciones, así como también atendió médicamente a soldados heridos, prohibiendo estrictamente las torturas o el fusilamiento de los prisioneros.
Durante los primeros meses de 1957 el pequeño grupo guerrillero se mantuvo precariamente con escaso apoyo de la población rural en la zona, con poca disciplina militar, albergando infiltrados, acosados por una red de espías campesinos llamados “chivatos” y por las tropas del gobierno. Se sucedieron una serie de pequeños combates, como el ataque al destacamento de La Paz que dejó un saldo de 2 soldados muertos, Arroyo del Infierno, donde cayeron 3 soldados muertos, el bombardeo aéreo del cerro Caracas, donde no hubo bajas, la emboscada de los Altos de Espinosa, que dejó 1 guerrillero muerto.
A fines de febrero apareció en el The New York Times, el periódico más leído de los Estados Unidos, una entrevista a Fidel Castro realizada en Sierra Maestra por el famoso columnista Herbert Matthews, quien no dejaba lugar a duda que era un decidido partidario de Fidel Castro. El impacto fue enorme y comenzó a generar una gran simpatía hacia los guerrilleros en la opinión pública nacional e internacional. En ese momento, con el fin de estrechar relaciones con los campesinos que habitaban en la Sierra, los guajiros, el grupo guerrillero empezó a ofrecer los servicios médicos del Che Guevara, que comenzó así a ser conocido en la región.
El 28 de abril Fidel Castro logró otro fuerte golpe de efecto: dio una conferencia de prensa para la cadena de radio y televisión norteamericana CBS, en la cima del pico Turquino, la montaña más alta de Cuba.
Para fines de mayo el ejército guerrillero ya había crecido a 128 combatientes bien armados y entrenados y el 28 de mayo produjo su primera acción de cierta magnitud al atacar al Cuartel de El Uvero, donde murieron 6 guerrilleros y 14 soldados y hubo gran cantidad de heridos de ambos bandos. Luego del ese combate, Castro tomó la decisión de poner al Che Guevara a cargo de los heridos para no demorar al grupo principal ante la inminente persecución por parte de las tropas del gobierno. Guevara entonces atendió a todos los heridos, de ambos bandos, y llegó a un acuerdo de caballeros con el médico del cuartel para dejar a los heridos más graves con la condición de que se los respetara al ser detenidos, pacto que fue cumplido por el ejército cubano.
El Che y cuatro hombres -Joel Iglesias, Alejandro Oñate (“Cantinflas”), “Vilo” Acuña y un guía- debieron entonces hacerse cargo de esconder, proteger y curar a los siete guerrilleros heridos durante cincuenta días. En ese lapso Guevara no solo atendió y mantuvo protegidos a todos, sino que impuso disciplina en el grupo, reclutó nuevos guerrilleros, obtuvo el apoyo decisivo de uno de los mayorales de un gran latifundio de la zona y estableció un sistema de aprovisionamiento y comunicación con la ciudad de Santiago. Cuando volvió a unirse con el resto, el 17 de julio, el Che tenía un pequeño ejército autónomo de 26 combatientes. Para entonces los rebeldes ya habían conseguido liberar un pequeño territorio al oeste del Pico Turquino y 200 hombres disciplinados y confiados. Ese día Fidel Castro decidió formar una segunda columna con 75 hombres, a la que denominaría después Cuarta Columna para generar la sensación de mayor cantidad de tropas. Simultáneamente ascendió al Che al grado de capitán y cinco días después lo ascendió a comandante de la formación. Hasta ese momento solamente Fidel Castro tenía el grado de comandante. En lo sucesivo el trato que se debía dar al Che era el de “Comandante Che Guevara”.
Al comenzar 1958 Fidel Castro se había convertido en el hombre más solicitado por la prensa internacional y decenas de periodistas de todo el mundo iban a la Sierra Maestra para entrevistarlo. Por su parte el Che Guevara se convirtió en el personaje central de la prensa que defendía a Batista, porque lo atacaban constantemente acusándolo de ser un mercenario. Evelio Lafferte, un teniente del ejército cubano tomado prisionero y que luego pasó a integrar la columna del Che recordaba: “La propaganda contra él (Guevara) era masiva. Se decía que era un asesino a sueldo, un criminal patológico, un mercenario, que prestaba servicios al comunismo internacional que utilizaban métodos terroristas, que socializaban a las mujeres y les quitaban a los hijos. Ellos decían que a los soldados que caían prisioneros, los amarraban a un árbol y les abrían el vientre con una bayoneta”.
En febrero el ejército sacó a 23 militantes del Movimiento 26 de Junio y los fusilaron en las primeras estribaciones de la sierra, para simular que habían obtenido una victoria contra la guerrilla castrista. El hecho fue un escándalo que desprestigió más al gobierno de Batista. El 16 de febrero el ejército guerrillero atacó el cuartel de Pino del Agua con varias bajas en los dos bandos. Poco después llegó el periodista argentino Jorge Masetti, de tendencia peronista, quien luego sería uno de los fundadores de la agencia de noticias cubana Prensa Latina y el organizador en Salta (Argentina) en 1963 del primer intento guerrillero del Che Guevara fuera de Cuba.
El Che entraría en conflicto con los dirigentes del Movimiento 26 de Julio que actuaban en el llano. Estos lo consideraban un marxista extremista con demasiada influencia sobre Fidel Castro, y aquel los consideraba “derechistas” con una concepción tímida de la lucha y dispuestos a complacer a Estados Unidos.
El 3 de noviembre de 1958 Batista realizó elecciones para intentar atenuar la oposición generalizada y producir una salida electoral que aislara a los grupos guerrilleros. Estos y los grupos de oposición sabotearon las elecciones que registraron una bajísima participación, deslegitimando completamente al candidato que resultó electo, Andrés Rivero Agüero, quien nunca llegó a asumir la presidencia.
En Las Villas el Che Guevara terminó de dar forma a la Columna Ocho ubicando en los puestos clave a los hombres en los que más confiaba, la mayoría provenientes de los sectores más humildes. Entre ellos se destacaban los hombres de su escolta Juan Alberto Castellanos, Hermes Peña, Carlos Coello (?Tuma?), Leonardo Tamayo (?Urbano?) y Harry Villegas (?Pombo?). También estaban ya entonces bajo su mando soldados que compondrían su grupo más íntimo, como Joel Iglesias, Roberto Rodríguez (?el Vaquerito?), Juan Vitalio Acuna (?Vilo?), Orlando Pantoja (?Olo?), Eliseo Reyes, Manuel Hernández Osorio, Jesús Suárez Gayol (?el Rubio?), Orlando Borrego. Muchos de esos hombres compondrían el famoso Pelotón Suicida al mando de ?El Vaquerito?, integrado por voluntarios y encargado de las misiones más difíciles.
A fines de noviembre las tropas del gobierno atacaron la posición del Che Guevara y Camilo Cienfuegos. Los combates duraron una semana, al final de la cual el ejército de Batista se retiró desordenadamente y con grandes pérdidas de hombres y equipos. Guevara y Cienfuegos contraatacaron entonces, siguiendo una estrategia de aislamiento de las guarniciones del gobierno entre sí, dinamitando los caminos y puentes ferroviarios. En los días siguientes los regimientos fueron capitulando uno a uno: Fomento, Guayos, Cabaiguán, donde el Che se fracturó el codo por lo que fue entablillado y su brazo puesto en cabestrillo, Placetas, Sancti Spíritus.
Luego, la columna de Cienfuegos se dirigió a tomar Yaguajay, en una importante batalla que se extendió desde el 21 hasta el 31 de diciembre, mientras que Guevara tomaba Remedios y el puerto de Caibarién el 26 de diciembre y al día siguiente el cuartel de Camajuaní, donde las tropas del gobierno huyeron sin combatir.
Así quedó libre el camino para atacar Santa Clara, cuarta ciudad de Cuba y último bastión del gobierno antes de La Habana. Batista fortificó Santa Clara enviando 2.000 soldados y un tren blindado, a las ordenes del oficial más capacitado a su disposición, el coronel Joaquín Casillas. En total las fuerzas del gobierno sumaban 3.500 soldados para hacer frente a sólo 350 guerrilleros. El 28 de diciembre comenzó el ataque. La batalla fue sangrienta y se extendió durante tres días por toda la ciudad. Allí murió uno de los hombres más destacados de la Columna Ocho, Roberto Rodríguez “el Vaquerito”. Guevara había establecido que la prioridad de la batalla era el tren blindado, el que fue finalmente tomado el 29 de diciembre por la tarde.
Finalmente, el dictador Batista tomó la decisión de huir de Cuba, lo cual hizo precipitadamente pocas horas después, cuando estaba celebrando la llegada del Año Nuevo, a las tres de la mañana del 1 de enero de 1959, con su familiares, y varios funcionarios, entre ellos el presidente electo Andrés Rivero Agüero y su hermano que era Alcalde de La Habana.
Entretanto las fuerzas rebeldes triunfantes en toda la isla, entre ellas las tropas de Guevara, procedían a detener a miembros de la dictadura de Batista y fusilar a aquellos que eran considerados criminales de guerra en juicios sumarísimos. En Santa Clara el Che Guevara dio la orden de fusilar al jefe de policía, Cornelio Rojas, entre otros detenidos. El coronel Joaquín Casillas, quien había sido condenado en 1948 por asesinar al sindicalista Jesús Menéndez y luego dejado en libertad, fue detenido y también resultó muerto. La versión oficial indica que Casillas fue muerto mientras intentaba fugarse, pero es altamente probable que fuera fusilado por orden del Che Guevara.
Siguiendo órdenes de Fidel Castro, las columnas del Che Guevara y Camilo Cienfuegos se dirigieron a La Habana a ocupar los cuarteles de Columbia y La Cabaña, lo que hicieron los días 2 y 3 de enero de 1959, respectivamente.
Una de la primeras decisiones del nuevo gobierno fueron los “juicios revolucionarios” como parte del proceso conocido como Comisión Depuradora contra personas consideradas criminales de guerra, o muy asociadas al régimen de Batista, y más adelante nuevos opositores como el Comandante del Segundo Frente Nacional del Escambray, Jesús Carreras Zayas, acusado de apoyar una rebelión en 1960. Entre enero y abril de 1959, alrededor de mil fueron denunciados y juzgados por medio de juicios sumarísimos de los cuales fueron fusilados 550. Ernesto Guevara en su condición de jefe de La Cabaña durante los primeros meses de la revolución, tuvo a su cargo los juicios y ejecución a los detenidos en la fortaleza. La opinión personal de Guevara sobre los fusilamientos fue expuesta públicamente ante las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964: “Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado de una batalla perdida y también tienen que saber los gusanos cuál es el resultado de la batalla perdida hoy en Cuba”.
Para tal fin Guevara estableció un sistema judicial con tribunales de primera instancia y un tribunal de apelación bajo su presidencia, que desarrollaron su actuación en audiencias públicas, con fiscales acusadores, abogados defensores y testigos. La legitimidad de los juicios revolucionarios y los fusilamientos por el gobierno cubano son objeto de intensos debates que oponen frontalmente a quienes simpatizan con la Revolución Cubana de aquellos que se le oponen.
El 7 de noviembre de 1960 el Che Guevara viajó durante dos meses por los países comunistas: Checoslovaquia, Unión Soviética, China, Corea y Alemania Democrática. En la Unión Soviética fue invitado a compartir con el primer ministro Nikita Jrushov y el resto del Soviet Supremo la tribuna principal en el desfile de celebración del aniversario de la Revolución Rusa, lo que constituía un hecho excepcional.
El viaje fue muy exitoso y tanto la Unión Soviética como China se comprometieron a comprar la mayor parte de la zafra cubana. En China conoció a Mao Zedong y Zhou Enlai. En Alemania Democrática conocería a Tamara Bunke, una argentina-alemana que poco después se trasladaría a Cuba y que integraría más adelante la guerrilla del Che en Bolivia, con el nombre ficticio de “Tania”. Pero por encima de todas las cosas, el viaje tuvo como resultado principal consolidar la alianza entre Cuba y la Unión Soviética. Un informe de inteligencia del Departamento de Estado de los Estados Unidos evalúa el resultado del viaje de Guevara del siguiente modo: “Cuando finalizó la visita, Cuba tenía acuerdos comerciales financieros, además de vínculos culturales con todos los países del bloque, relaciones diplomáticas con todos menos Alemania Oriental y acuerdos de asistencia científica y técnica con todos menos Albania”.
El 3 de enero de 1961, en una de las últimas medidas de su gobierno antes de entregar el poder a John F. Kennedy, el presidente Eisenhower cortó las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. El enfrentamiento abierto era inminente.
El 17 de abril de 1961 se produjo la Invasión de Bahía de Cochinos desde Corintio, Nicaragua, donde fueron despedidos y arengados por el dictador Anastasio Somoza, por parte de un ejército de 1.500 hombres en su mayoría cubanos entrenados en Guatemala, con apoyo abierto de la CIA. Al día siguiente era evidente que el ejército cubano había controlado la situación. La CIA le pidió entonces al presidente Kennedy, quien había asumido menos de tres meses antes, la intervención abierta de Estados Unidos con la Fuerza Aérea, pero este se negó. Por esta razón la comunidad cubana anticastrista en Estados Unidos sostuvo públicamente que el presidente Kennedy era un traidor.
Cuatro meses después Kennedy propuso una Alianza para el Progreso en la reunión de la OEA en Punta del Este, Uruguay, un inédito plan de ayuda masiva para el desarrollo de los países latinoamericanos. Es obvio que fue la Revolución Cubana y el apoyo que le demostraba la población lo que impulsó a Estados Unidos a promover un plan cuyo objetivo declarado era reducir la pobreza y las desigualdades en el subcontinente. Cuba, representada en esa ocasión por el Che Guevara, no se opuso en principio al plan norteamericano, pero sostuvo que era necesario primero que Estados Unidos permitiera el libre comercio de los productos latinoamericanos, eliminara los subsidios proteccionistas a sus productos, y que se promoviera la industrialización de América Latina.
En oportunidad de ese viaje, Guevara se reunió con los presidentes democráticos de la Argentina, Arturo Frondizi, y de Brasil, Janio Quadros. Los dos fueron derrocados poco después en sendos golpes militares apoyados por Estados Unidos y en ambos casos la reunión con el Che fue uno de los argumentos utilizados por los militares golpistas.
El Che Guevara siempre tuvo un pensamiento fuertemente internacionalista. No solo era partidario de que se abrieran nuevas experiencias guerrilleras en otras partes del mundo, sino pensaba que solamente sería posible derrotar al imperialismo generalizando la lucha armada en América Latina, Asia y África. Guevara discrepaba abiertamente con la estrategia de coexistencia pacífica que proponía la Unión Soviética y él mismo se veía combatiendo en otras revoluciones.
Desde el mismo momento en que la Revolución Cubana tomó el poder, el Che comenzó a organizar y promover experiencias guerrilleras en América Latina, destacándose las que se abrieron en Guatemala, Nicaragua, Perú, Colombia, Venezuela y Argentina. Todas ellas fracasaron, pero en algunos casos sentaron las bases de futuros movimientos guerrilleros, como el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua y los Tupamaros en Uruguay.
Esta posición llevó a un fuerte enfrentamiento del Che con los partidos comunistas de América Latina, que en general no aprobaban la estrategia de lucha armada generalizada que proponía.
En realidad, el Che Guevara deseaba fervientemente iniciar la lucha armada en su país natal. En 1963, luego de un extenso entrenamiento en Cuba, envió a un grupo guerrillero a Argentina. Estaba dirigido por Jorge Masetti, el periodista peronista que había dirigido la agencia Prensa Latina y que debió renunciar a la misma debido a su enfrentamiento con el partido comunista cubano. El grupo se instaló en la provincia de Salta, bajo el nombre de Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), con apoyos en Bolivia, Córdoba y Buenos Aires. Masetti llevaba el grado de Comandante Segundo, reservando el grado de Comandante Primero para Guevara. Luego de enviarle una carta al presidente democrático Arturo Illia anunciando su decisión de iniciar la lucha armada, el grupo fue sufriendo diferentes complicaciones que lo llevaron a un colapso completo en 1964. Algunos de sus miembros murieron en combate, como el cubano Hermes Peña, uno de los hombres del círculo íntimo de Guevara; otros fueron detenidos y Masetti desapareció como por encanto en la selva.
En ese contexto, en algún momento entre el 17 de marzo y el 17 de abril de 1964 el Che Guevara se reunió con Juan Domingo Perón en la casa que este último habitaba en su exilio en Madrid. El encuentro ha sido mantenido en el mayor de los secretos y solo ha podido conocerse recientemente. El Che le entregó a Perón suficientes fondos para apoyar su retorno a la Argentina, intento que fue impedido por el gobierno brasileño ese mismo año. Perón se habría comprometido a apoyar las iniciativas guerrilleras contra las dictaduras latinoamericanas, cosa que efectivamente hizo hasta 1973.
El fracaso guerrillero en Argentina lo llevó a evaluar la posibilidad de participar en otros lugares distintos de su país e incluso otros continentes. En ese sentido, África comenzó a aparecer como una posibilidad adecuada.
El Che Guevara solía decir a los futuros guerrilleros que se entrenaban en Cuba para abrir nuevos focos revolucionarios una frase que no solo impactaba fuertemente en quienes la recibían, sino que define la actitud que había asumido frente a la vida: “Hagan de cuenta que están muertos y que lo que viven de ahora en adelante nada más es prestado”
El Che fracasó cuando “supervisó” el cuasi colapso de la producción de azúcar, el fracaso de la industrialización y la introducción del racionamiento.
Todo esto en la que había sido una de las cuatro naciones latinoamericanas con economía exitosa antes de la dictadura de Batista. Su participación en la economía fracasó a tal grado que Cuba logró sobrevivir sólo porque durante mucho tiempo estuvo recibiendo como dádiva de la Unión Soviética un millón de dólares diarios.
El 28 de julio de 1960, ante el Primer Congreso de Juventudes Latinoamericanas, realizado en La Habana, el doctor Ernesto Guevara sostuvo un concepto que luego desarrolló ampliamente: la idea del ?hombre nuevo socialista?, al que concebía como un nuevo tipo humano que se desarrollaría a la par del socialismo, y en el cual el sentimiento de solidaridad y compromiso con la sociedad se impondría al interés y egoísmo personal. El trabajo voluntario era para él una expresión fundamental de ese ?hombre nuevo?. Él mismo dedicaba todos los sábados al trabajo voluntario en las líneas de producción de las fábricas, la zafra y como obrero en las obras de construcción, y promovía esa actitud entre los demás funcionarios públicos, los cuales no siempre recibieron de buena gana su reconocida austeridad y su propuesta de dar ejemplo con el comportamiento personal.
Pero por su enorme popularidad había creado cierta rivalidad con Raúl Castro, hermano menor de Fidel que era “el segundo de a bordo” en el gobierno, y empezó a incomodar a éste, por lo que tuvo que irse de Cuba para la República Democrática del Congo, en África, al mando de unas tropas para combatir al gobierno, misión en la que también fracasó.
Entonces regresó derrotado a la Cuba. Y como seguía siendo tensa su relación con los hermanos Castro, tuvo que volver a marcharse en busca de algún país en el que pudiese sumarse a un movimiento revolucionario guerrillero.
Por haber fracasado al tratar de organizar una guerrilla en su país, Argentina, decidió buscar acomodo en alguna de las guerrillas de los países centroamericanos y primero vino a Guatemala, disfrazado de tal manera que era irreconocible para las autoridades que la buscaban y aún para quienes le habíamos conocido. Pero también aquí fracasó, despues en El Salvador y finalmente en Nicaragua. Mientras tanto, el FBI y la CIA de los Estados Unidos y de los países gobernados por militares anticomunistas le buscaban para capturarle y eliminarlo, porque le consideraban un peligro, pero todo fue en vano.
Así es como creían la CIA y el FBI que podría lucir “el Che” disfrazado mientras le buscaban en vano por todo el mundo.
Pero así fue como realmente lucía disfrazado. Naturalmente, viajaba con pasaporte falso extendido a nombre de Ramón Benítez. Yo no le reconocí cuando un mutuo amigo, Marco Antonio Villamar Contreras (“Maco”) me invitó a visitar su casa una noche para saludar a “un viejo amigo que había venido del extranjero”. Lo primero que se me ocurrió pensar era que podría ser Jacobo Árbenz que había venido para reinvindicarse ante el pueblo, pero me equivoqué. Cuando ví entrar a la sala al misterioro “amigo” me pareció un intelectual europeo o gringo.
En vista de que ninguno de los movimientos guerrileros centroamericanos aceptaron que se incorporara a ellos por las posibles implicaciones internacionales que podrían acarrear, decidió trasladarse a Bolivia, porque creía que la población mayoritariamente indígena se le iba a unir, pero pronto fue evidente que iba a fracasar cuando el Partido Comunista boliviano rehusó apoyarlo. Y por esos días corrió con insistencia el rumor que esa decisión había sido tomada por consejo de su ?camarada? Fidel Castro.
En 1966 Bolivia estaba gobernada por una dictadura dirigida por el general René Barrientos que derrocó al Presidente Víctor Paz Estenssoro y había puesto fin a la Revolución de 1952 nacionalista-popular.
A pesar de su vieja afección respiratoria, porque desde niño venía padeciendo de asma, y la altura de las montañas bolivianas podrían recrudecer su enfermedad, el 7 de noviembre de 1966 el Che se instaló en una zona selvática boliviana cerca del río Ñancahuazú, en el sudeste del país, donde las últimas estribaciones de la Cordillera de los Andes se unen con la región del Gran Chaco.
El grupo guerrillero estaba integrado por 16 cubanos, entre ellos algunos de los hombres de su círculo íntimo, 26 bolivianos, 3 peruanos y 2 argentinos. En total eran 47 combatientes, de los cuales la alemana-argentina “Tania” era la única mujer, aunque en el grupo de apoyo desempeñó también un importante papel Loyola Guzmán quien resultó detenida y torturada. Los combatientes tomaron el nombre de Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN) con secciones de apoyo en Argentina, Chile y Perú.
El 11 de marzo de 1967 dos desertores fueron detenidos por el ejército y pusieron sobre aviso al gobierno que ese mismo día solicitó la cooperación de Estados Unidos y organizó un sistema de inteligencia coordinado con Argentina, Brasil, Chile, Perú y Paraguay.
El 23 de marzo comenzaron los enfrentamientos armados. El ELN copó una unidad militar y mató a siete soldados. Poco tiempo después dejaron el campamento para escapar del cerco que comenzó a formar el ejército boliviano. El 3 de abril, el Che dividió sus fuerzas, poniendo a Juan Acuña Nuñez (“Vilo”) al mando de la segunda columna. Ambos grupos se perdieron y no volverían a encontrarse.
En sucesivas escaramuzas fueron muriendo sus hombres: Jesús Suárez Gayol, Jorge Vazquez Viaña (“Loro”), a quien dieron por desaparecido, y Eliseo Reyes, que lo acompañaba desde Sierra Maestra.
Después de sostener algunos encuentros de poca importancia con el ejército boliviano, que ya estaba siendo apoyado por elementos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA en ingles) de los Estados Unidos, el 31 de agosto el ejército emboscó a la segunda columna en un lugar llamado Vado del Yeso, cuando cruzaban el río, como resultado de lo cual todos sus hombres menos uno murieron: “Vilo” Acuña, Tania, Apolinar Aquino, Walter Arencibia, Moisés Guevara, Gustavo Machín, Freddy Maymura, Israel Reyes y Restituto Cabrera. Sus cadáveres fueron expuestos como trofeos y enterrados clandestinamente.
Después de dar un gran rodeo y tomar Samaipata por unas horas, la segunda columna había quedado aislada, y con la salida hacia el Río Grande bloqueada, lo que les obligó a subir la montaña en dirección a La Higuera. El 26 de septiembre entraron a ese pequeño caserío llamado La Higuera y al salir la vanguardia fue emboscada y murieron tres de ellos: Coco Peredo, Mario Gutiérrez y Manuel Hernández.
Los 17 sobrevivientes escaparon trepando aún más, y el 7 de octubre comenzaron a bajar hacia el río. Esa noche Guevara hizo esta última anotación en su diario: ?Octubre 7. Se cumplieron los 11 meses de nuestra inauguración guerrillera sin complicaciones, bucólicamente; hasta las 12.30 hora en que una vieja, pastoreando sus chivas entró en el cañón en que habíamos acampado y hubo que apresarla. La mujer no ha dado ninguna noticia fidedigna sobre los soldados, contestando a todo que no sabe, que hace tiempo que no va por allí. Sólo dio información sobre los caminos; de resultados del informe de la vieja se desprende que estamos aproximadamente a una legua de Higueras y a otra de Jagüey y a unas 2 de Pucará. A las 17.30, Inti, Aniceto y Pablito fueron a casa de la vieja que tiene una hija postrada y una medio enana y le dieron 50 pesos con el encargo de que no fuera a hablar ni una palabra, pero con pocas esperanzas de que lo cumpla a pesar de sus promesas. Salimos los 17 con una luna muy pequeña y la marcha fue muy fatigosa y dejando mucho rastro por el cañón donde estábamos, que no tiene casas cerca, pero sí sembradíos de papa regados por acequias del mismo arroyo. A las 2 paramos a descansar, pues ya era inútil seguir avanzando. El Chino se convierte en una verdadera carga cuando hay que caminar de noche. El Ejército dio una rara información sobre la presencia de 250 hombres en Serrano para impedir el paso de los cercados en número de 37 dando la zona de nuestro refugio entre el río Acero y el Oro. La noticia parece diversionista?.
Cuando ?el Che? fue sorprendido por las tropas bolivianas, le dijo al oficial que estaba al mando: ?No disparen, soy el Che Guevara y les valgo más vivo que muerto?. Pero también en esto se equivocó porque en vida nunca llegó a tener tanta fama como desde que fue asesinado por un agente cubano-estadounidense de la CIA de nombre Félix Rodríguez, en una infeliz escuelita en La Higuera.
El 9 de octubre por la mañana el gobierno de Bolivia anunció al mundo entero que Ernesto Guevara había muerto en combate el día anterior. Simultáneamente llegaron el coronel Joaquín Zenteno Anaya y el cubano-estadounidense agente de la CIA Félix Rodríguez. Poco después del mediodía el presidente Barrientos dio la orden de asesinar al Che Guevara. Existen dudas y versiones contradictorias sobre el grado de apoyo que la decisión tuvo de parte de los Estados Unidos, pero lo cierto es que, tal como está registrado en el propio informe secreto del agente Félix Rodríguez, la CIA estaba presente en el lugar. Fue Rodríguez quien recibió la orden de fusilar a Guevara y la transmitió a los oficiales bolivianos, así como también fue él quien le comunicó al Che que iba a ser fusilado.
Antes del supuesto “fusilamiento” Rodríguez le interrogó y le sacó del aula para tomarle varias fotografías, las últimas en las que el Che aparece con vida. El propio Rodríguez relata ese momento: ?Salí de la habitación, aquello estaba lleno de soldados afuera. Me dirigí al sargento Terán que sabía que estaba siendo de ejecutor de todo eso y le dije: ?Sargento, hay instrucciones de su gobierno de eliminar al prisionero. Me puse la mano al nivel de la barbilla. No le tire de aquí para arriba, tírele de aquí para abajo porque se supone que este hombre murió de heridas en combate?. ?Muy bien mi capitán?, me dijo. Era aproximadamente la una de la tarde de Bolivia. Entonces me retire de ahí al lugar avanzado donde yo había fotografiado el diario y a la una y diez, aproximadamente, escuché una ráfaga pequeña”.
Sin embargo, también corrió la versión que fue este agente de la CIA quien lo asesinó porque los oficiales bolivianos se negaron a matarlo a sangre fría estando herido y atado de manos.
Así terminaron los días y las aventuras del doctor argentino Ernesto “Che” Guevara de la Serna, “fusilado” o asesinado por un agente de la CIA de origen cubano sobre una burda camilla en la que estaba herido en una pierna y atado de manos.