* Doloroso axioma
Desde hace muchísimo tiempo se ha venido repitiendo que “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, lo cual se ha comprobado reiteradamente en todos los países del mundo, incluyendo a Guatemala, cuando los gobernantes han llegado al poder a través de elecciones libres. Pero ese axioma no es justo en nuestro país porque en el transcurso de nuestra triste historia ha sucedido muchas veces que muchos militares han llegado al poder por sus pistolas y bayonetas, a través de golpes de Estado, cuartelazos, imposiciones o trampas electorales. Y el resultado de todo esto ha sido que en Guatemala no hemos vivido mucho tiempo bajo un auténtico sistema democrático, ni en un legítimo estado de derecho.
Quienes hemos vivido muchos años y hemos sufrido esa experiencia podemos dar testimonio de que los gobiernos presididos por militares no han sido positivos para procurar la felicidad y el progreso de los guatemaltecos, a pesar de que es indiscutible que hay personas que tienen vocación para vivir bajo regímenes dictatoriales porque les gusta que los manden para no tener qué pensar y son llevados por mal. Hace pocos días escuché decir por televisión a una señorita -cuyo nombre no capté, ni me interesa saber- que ?el general Jorge Ubico fue uno de los mejores presidentes que ha tenido Guatemala porque se podía dejar abiertas las puertas de las casas y no entraban los ladrones?, por lo cual me dieron ganas de vomitar o de mentarle la madre, aunque su progenitora no tiene la culpa de tener una hija tan ignorante o tan pendeja. Porque ese mal llamado ?general? (*) Jorge Ubico Castañeda fue un tirano cruel y sanguinario que aplicaba la “ley fuga” y fue capaz de fusilar hasta a sus amigos que se opusieron a que se reeligiera, fue un dictador implacable durante 14 años que actuó como si el país fuese una finca de su propiedad y todos los guatemaltecos fuésemos sus peones. Fue lo que los que hablan inglés llaman “son of a bitch”, que traducido al español debería ser “hijo de perra”, pero es un eufemismo para no decir hijo de puta. Lo que pasaba era que había mucho menos gente que ahora, la vida no estaba tan cara y las desigualdades económicas no eran tan marcadas y tan crueles como ahora.
La Historia política de nuestra patria está llena de presidentes militares, la mayoría de los cuales han llegado a la presidencia sin contar con la voluntad del pueblo. Y los pocos militares que llegaron a ser presidentes por elecciones verdaderamente libres y transparentes, no fueron realmente democráticos. Lo cual es debido a que los militares han sido preparados en la escuela politécnica o en los cuarteles para dar órdenes, para mandar a los soldados sin que estos puedan discutirlas en lo más mínimo. Con los militares no existe posibilidad alguna de discutir, mucho menos disentir, porque su formación ha sido para ser autoritarios. Más aún los militares que han gobernado con mano dura como la que ha venido anunciando el general Otto Pérez Molina que empleará si es electo. ¡Dios nos libre!
Han sido demasiados los militares que de una u otra manera han sido presidentes de Guatemala, como podemos comprobar en estos datos: a partir de 1859, 2 mariscales, 17 generales, 4 coroneles y han ejercido la Presidencia; y durante el siglo XX en 5 períodos distintos la Presidencia fue ocupada por 8 Juntas Militares de Gobierno. Me parece una vergüenza que todavía haya civiles que desean que otro general sea presidente de la República. Si ese militar resulta ganador el próximo 4 de noviembre y llega a ocupar la Presidencia, se cumplirá el axioma político que “cada pueblo tiene el gobernante que se merece”, no porque los guatemaltecos merezcamos ser llevados por mal, gobernados con mano dura, sino porque al elegirlo nos habremos hecho merecedores de tener otro presidente militar. ¡Lo cual realmente no nos merecemos!
(*) He escrito ?general? entre comillas porque ese tiránico dictador nunca fue un militar graduado en la Escuela Politécnica, ni tampoco se hizo militar en un cuartel, ni mucho menos ganó los ascensos en una guerra. Él ingresó a la Escuela Politécnica como cadete con el número 692, pero no soportó ni un año los rigores del tratamiento de los viejos cadetes a los nuevos y huyó saltándose la pared del edificio y jamás regresó y fue dado de baja del Ejército el 7 de julio de 1895. Fue gracias al hecho de que su padrino fue el general Justo Rufino Barrios y a la influencia de su padre que le concedieron el grado de subteniente y por el servilismo de los sucesivos gobiernos le fueron ascendiendo hasta haber llegado al grado de General de División.
* Trampas en debate
El lunes pasado publiqué una especie de crónica del reciente debate que sostuvieron e el programa ?Libre Encuentro? del multimillonario empresario y licenciado en administración de negocios Dionisio Gutiérrez los candidatos presidenciales que van a competir en la segunda vuelta electoral del próximo 4 de noviembre, ingeniero Álvaro Colom Caballeros y general retirado Otto Pérez Molina, y dije que el anfitrión puso en evidencia, una vez más, su apoyo y parcialidad por el susodicho militar. Motivo por el cual un estimado amigo periodista me dijo de manera personal que él vio el programa y no encontró ninguna parcialidad. Pero es que ese estimado amigo periodista no está enterado de que antes de la grabación del debate el empresario Gutierrez dio a conocer al general Pérez Molina y a Ricardo ?Cayo? Castillo Sinibaldi las preguntas que iba a hacerles y esa fue razón por la cual llegaron al estudio de grabación con una hora de retraso porque estuvieron estudiando las respuestas. Además, el general Pérez Molina tenia un botón en el oído por el cual le ?soplaban? las respuestas, aunque los camarógrafos tuvieron cuidado de no dejarlo ver.
* Aplauso nacional para Marielos Monzón
Leí ayer en la sección Editorial del periódico Prensa Libre la columna PUNTO DE ENCUENTRO escrita por la periodista Marielos Monzón que en mi opinión merece un aplauso nacional y no puedo resistir los deseos de reproducirlo. Aunque no he tenido la oportunidad para pedirle su autorización, espero que no le moleste que lo reproduzca.
PUNTO DE ENCUENTRO
Detrás de la mano dura
Otto Pérez Molina: ?Continuamos con la marca a través del eslogan de Mano Dura?.
Por: Marielos Monzón
?Durante los peores años de la represión en Chile, el general Augusto Pinochet se dio a la tarea de explicar que su gobierno era de ?mano dura?. Fue precisamente él quien acuñó el concepto que luego se extendió por toda América Latina y que fue utilizado por los dictadores y los represores para justificar la tortura, las desapariciones masivas, las ejecuciones extrajudiciales y las violaciones a los derechos humanos de la población civil.
?A mí no me tiembla la mano, mi puño está firme y duro?, arengó en una oportunidad Anastasio Somoza para responder a los familiares que se habían concentrado frente a la sede del gobierno nicaragüense, y quienes exigían la aparición, con vida, de sus seres queridos, secuestrados por los escuadrones de la muerte organizados desde el Estado.
La mano dura rápidamente se asoció al autoritarismo, al uso de la fuerza al margen de la ley, a las acciones de exterminio masivo practicadas por los ejércitos centroamericanos y a los planes de terror como el Plan Cóndor o la Tierra Arrasada. Por eso, no nos gusta la mano dura.
Pero no solo está asociada a las dictaduras; miles de mujeres que han sido víctimas de maltrato y violencia intrafamiliar la han escuchado una y otra vez: ?En esta casa hay mano dura, aquí el que manda soy yo?. Los testimonios hablan por sí solos, la mano dura en la familia tiene que ver con el abuso, el uso de la fuerza bruta, el acoso y la violación sexual, con el terror y el miedo. Por eso, no nos gusta la mano dura.
Muy cerca de Guatemala, en El Salvador y Honduras, el término se hizo popular en los últimos años. Mano dura, mano súper dura y mano recontra dura, son los nombres de los planes impulsados desde los gobiernos de esos países para combatir el crimen y la inseguridad en las zonas rojas; en especial, para hacer frente a las pandillas juveniles.
Los desastrosos resultados de estas estrategias, cargadas de un altísimo componente de estigmatización hacia la juventud, están a la vista: no solo no se disminuyó la violencia, sino los crímenes aumentaron. Por eso, no nos gusta la mano dura.
Las mujeres estamos cansadas de la mano dura; las hijas e hijos de los muertos y desaparecidos durante las dictaduras no queremos más mano dura; los jóvenes de las villas de miseria, que son estigmatizados y detenidos únicamente por su aspecto físico, tampoco la quieren sufrir más.
Para miles de personas, ?mano dura? no es un concepto en el vacío, una marca o un eslogan de campaña; es una concepción de la forma en que se ve y se entiende el mundo, en que se plantea el modelo del Estado, en que se forja la relación entre las personas, en que se concibe la aplicación de la ley. Hace falta más que cabeza y corazón para convencernos de que esta mano dura que se nos ofrece tiene un contenido diferente.?
*También en la Revista mexicana “Siempre!”
La revista “Siempre!” es el semanario político más antiguo de México. En su última edición, la periodista Frida Modak desarrolla un tema sobre la segunda vuelta electoral en Guatemala. El reportaje evidencia la creciente preocupación que en la comunidad internacional está generando la posibilidad de que un militar con pasado sangriento asuma la Presidencia de la República. También reproduzco ese artículo:
4 de noviembre, segunda vuelta electoral
¿Volverán los militares a gobernar Guatemala?
Frida Modak
Dentro de quince días, el domingo 4 de noviembre, se efectuarán en Guatemala las elecciones presidenciales correspondientes a la segunda vuelta electoral. Se disputan el cargo Álvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza, (UNE), y el ex general Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, (PP).
La primera ronda electoral, realizada el 9 se septiembre pasado, la ganó Álvaro Colom con el 25.63 por ciento de los votos, contra el 21.35 por ciento de Pérez Molina. De los 5 millones 990 mil 29 inscritos sólo votaron 3 millones 615 mil 867, lo que da una abstención del 40 por ciento.
Para esta segunda votación el cuadro habría cambiado, si las encuestas reflejan la realidad, porque mientras unas dan un empate técnico, otras le dan leve ventaja a Pérez y no falta la que lo da como ganador hasta por un 7 por ciento, mientras la intención de abstenerse va creciendo. Esto es reflejo de las características que ha tenido esta campaña electoral, que se estima ha sido la más violenta desde 1985. Entre marzo de 2006 y septiembre de 2007 fueron asesinadas 56 personas pertenecientes a entidades políticas, 18 de ellas de la UNE, 8 del PP y varios cercanos a la postulación de Rigoberta Menchú.
Los observadores políticos destacados en la capital guatemalteca ven con preocupación el desarrollo de una campaña electoral en la que los candidatos no han confrontado sus ideas y programas.
La UNE ha estado dispuesta a participar en los debates que se han propuesto, no así el PP, cuyo candidato a vicepresidente dijo que estaban en la mejor disposición de hacerlo y enseguida justificó la negativa a participar en la discusión de las propuestas de ambas candidaturas en materia de seguridad diciendo que estaría allí un diputado de la UNE, al que calificó de ?personaje de confrontación y agresión?. Y respecto al debate que organizaba Univisión, señaló que no participarían porque ?no encuadra en la agenda?.
Mano dura y mano solidaria
El problema de la seguridad se ha convertido en el punto más destacado en esta campaña. Como en todos los países, la violencia va en aumento, a la par de la pobreza, mientras la riqueza se concentra cada vez más y se acrecienta el poder del narcotráfico. Estos problemas son comunes a América Latina, porque son consustanciales al modelo económico impuesto desde el norte desarrollado y para superarlos se requiere de un cambio profundo y colectivo que no se está intentando. Lo que abundan son las políticas represivas que no van al fondo pero que favorecen a Estados Unidos, que las impulsa. En este contexto, veamos qué plantean los dos candidatos.
Álvaro Colom, ingeniero industrial, secretario general de la UNE, cargo que equivale al de presidente, es sobrino de Manuel Colom Argueta, que fuera alcalde de Ciudad de Guatemala, asesinado por los militares en 1979, crimen cometido junto al de Alberto Fuentes Mohr, y que causó impacto internacional porque ambos representaban una opción democrática en un momento en que el país estaba inmerso en una sucesión de dictaduras militares. En sus actos de campaña ha puesto de relieve las diferencias con su oponente diciendo: ?Con el otro candidato no tenemos nada que ver, mientras él ofrece mano dura, ¿pero qué es mano dura?, sólo sirve para golpear, yo les ofrezco una mano solidaria, justa?.
De él han dicho cosas que anteriormente se han señalado también en otros países como, por ejemplo, que va a quemar las iglesias si es elegido. Le ha pedido al electorado que no se olvide de lo sucedido en el período dictatorial: ?Recuerden cuando las personas desaparecieron. Entraban por la madrugada, en camiones se llevaban a los niños, había miedo en la población y no queremos volver a sentirlo otra vez, como en el pasado?.
Colom ha dicho que no está en contra del ejército, pero que su adversario ?es un jefe de pelotón?. Hay que recordar que en Guatemala, a raíz de la violencia desatada por la intervención estadounidense que provocó el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz en 1954, han muerto 250 mil personas, en su mayoría indígenas, los que constituyen el 61 por ciento de la población.
Entre los asesinatos que han causado mayor conmoción en los últimos años, además de los de Manuel Colom Argueta y Alberto Fuentes Mohr, se encuentran los de monseñor Gerardi, autor del informe ?Recuperación de la memoria histórica? y la desaparición forzada de la escritora guatemalteca, catedrática de la UNAM y fundadora del movimiento feminista mexicano Alaíde Foppa. A éstos se agrega el asalto e incendio de la embajada española en 1980, ordenado por el régimen del general Lucas García, en el que murieron 36 personas, entre ellos el padre de Rigoberta Menchú, quien después recibiría el Premio Nobel de la Paz.
Otto Pérez Molina, su biografía oficial, contenida en la página de su partido señala que inició la carrera militar en 1966, que en 1982 se contó entre quienes impidieron que el dictador Ríos Montt se autoproclamara Presidente de la República, hecho que consideran como inicio del retorno a la vida democrática en 1985.
Luego se alude a sus estudios superiores de Defensa Continental en el Colegio Interamericano de Defensa en Washington, al estudio del programa de Alta Gerencia en el INCAE-Escuela de Negocios de Harvard, con sede en Costa Rica, y a la maestría en Ciencias Políticas en la Universidad Francisco Marroquín.
De los estudios se vuelve a su carrera militar poniendo el acento en que se opuso al autogolpe protagonizado en 1993 por el entonces presidente Jorge Serrano Elías. Luego Ramiro de León Carpio lo nombró jefe del Estado Mayor Presidencial, cargo que ocupó entre 1993 y 1995, al año siguiente fue nombrado Inspector General del Ejército y jefe de la delegación de su país ante la Junta Interamericana de Defensa. Al firmarse los Acuerdos de Paz en 1996, representó al ejército y firmó en su nombre. En el campo político, llegó al Parlamento en el 2004 y es secretario general de su partido, equivalente a la presidencia.
Su biografía es cuestionada por los organismos de derechos humanos que apuntan que se ha omitido su desempeño como hombre de confianza y miembro del Estado Mayor Presidencial del general Lucas García, quien encabezó el que se considera el periodo dictatorial más sanguinario. Entre 1978 y 1982 se cometieron 538 masacres, fueron asesinados Colom Argueta y Fuentes Mohr y se produjo la desaparición forzada de Alaíde Foppa. En el informe de monseñor Gerardi se indica que el destacamento Nebaj Quiché, comandado por Pérez Molina, cometió 20 masacres en las que murieron mil personas.
El escritor estadounidense Francisco Goldman lo relaciona con la muerte de Gerardi en su libro El arte del asesinato político.
Pérez Molina ha reiterado en su campaña que aplicará mano dura contra la inseguridad y hace pocos días sostuvo que ?si es necesario aplicar un Estado de excepción, uno verdaderamente corto, lo vamos a hacer?. Los que temen el inicio de un nuevo período represivo señalan que ya hay mecanismos legales para sancionar los crímenes de lesa humanidad, incluso en forma retroactiva, pero al mismo tiempo advierten del daño que le haría al país un aislamiento internacional.? (Fin del artículo)
Aunque no comparto en su totalidad lo que dice esta periodista, creo que es muy importante que conozcamos lo que se piensa y se dice en el extranjero sobre este tema. Y por eso lo he reproducido.