DENUNCIA: antes de comenzar a publicar la extensa lista de militares con mano dura que han sido gobernantes de Guatemala, hago del conocimiento de mis lectores que en el transcurso de ayer recibí numerosas llamadas telefónicas anónimas con amenazas de muerte y sospecho que se deben a lo que he venido expresando en contra de que otro militar sea electo presidente de la República. Lo único que respondo a esas personas es que si lo que quieren es matarme, que me den por muerto, y mi último deseo es que vayan a tiznar a su madre. Dicho lo cual, prosigo con la Historia plagada de militares que en una u otra forma han sido nefastos para nuestra patria.
A lo largo de la Historia de Guatemala han sido numerosos los períodos en los cuales han gobernado nuestro país militares autoritarios y con mano dura, unos cuantos porque fueron electos, otros porque fueron impuestos por la institución armada y otros porque sencillamente accedieron al poder por medio de un cuartelazo.
El general Rafael Carrera, un hombre semi salvaje, burdo, de mano dura, analfabeto y ladrón, que nació el 26 de octubre de 1814 en la aldea Lo de Rodríguez, municipio de Guatemala, y su partida de nacimiento está en la iglesia La Candelaria, pero fue criado por un tío suyo en Mataquescuintla, donde trabajaba como peón, apareció en la escena nacional en 1840 como guerrillero al frente de un grupo de campesinos y bandidos que durante varios años se dedicaron a asaltar poblaciones indefensas, y varias oportunidades tomaron por asalto la capital donde saquearon las casas de muchos habitantes y asesinaron a numerosas personas y a quien dieron armas los frailes dominicos y apoyaron el clero y los conservadores que en el colmo del servilismo le llamaron ?caudillo adorado de los pueblos? y se convirtió en ?presidente perpetuo? de nuestro país, le siguieron los siguientes militares:
El mariscal de campo Vicente Cerna, nombrado presidente de la República el 24 de mayo de 1865 por la Asamblea Nacional para sustituir al presidente provisorio, licenciado Pedro de Aycinena, hijo del marqués de Aycinena, y quien desempeñó el cargo de ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno del general Carrera y durante su gestión suscribió en representación de Guatemala, el 1 de enero de 1854, la convención de límites entre Guatemala y Honduras Británica (Belice), con el señor Carlos Lennon Wike, representante de S. M. Británica, convenio que posteriormente fue ratificado por el general Carrera el 30 de abril de 1859, por lo cual recibió una espada con empuñadura con joyas como obsequio de los británicos. Durante toda la administración del mariscal Vicente Cerna fungió como ministro de Estado.Falleció a la edad de 95 años el 14 de marzo de 1897.
El mariscal Vicente Cerna fue un hombre implacable, de mano dura, y fue supuestamente ?reelecto? el 17 de enero de 1869 para gobernar un segundo período, pero su “reelección” provocó el descontento popular y el licenciado Luis Rubio encabezó manifestaciones callejeras en las que se gritaba ?¡Muera Cerna!?, pero fueron interceptadas por un pelotón de soldados que dispararon contra los manifestantes y mataron a muchos, incluyendo a Rubio. Dos años antes, en 1867, el Mariscal Serapio Cruz se había levantado en armas contra el gobierno despótico del mariscal Cerna, pero fracasó. El mariscal Cruz se levantó en armas de nuevo en 1869, de acuerdo con Justo Rufino Barrios y tomaron la plaza de Nentón y se apoderaron de otros pueblos del departamento de Huehuetenango, pero fueron perseguidos por las fuerzas leales al gobierno.
El 22 de enero de 1870 las tropas del mariscal Cruz llegaron hasta Palencia, población cercana a la capital, pero fue engañado por su “íntimo amigo” y compadre el general Antonio Solares quien le hizo creer que iba a parlamentar con él pero mientras tanto sus soldados rodearon a las fuerzas rebeldes y las derrotaron. El mariscal Serapio Cruz fue decapitado y su cabeza fue enviada al mariscal Vicente Cerna envuelta en hojas de plátano. El mariscal Cerna ordenó que se clavara la cabeza del Mariscal Cruz en un palo largo y se exhibiera a la entrada a la capital para que sirviera de ejemplo a quienes quisieran disputarle el poder.
Surgió entonces el movimiento revolucionario liberal que encabezaron los generales Miguel García Granados y Justo Rufino Barrios y el 23 de junio de 1871, sus tropas derrotaron en Totonicapán al ejército del gobierno al mando del mariscal Vicente Cerna. Seis días más tarde, el 29 de junio las tropas revolucionarias derrotaron definitivamente en San Lucas Sacatepéquez al ejército del mariscal Cerna quien huyó del país después de haber sido un tirano sanguinario que sojuzgó a Guatemala durante seis años.
El general Miguel García Granados nació el 29 de septiembre de 1809 en el puerto de Santa María, Sevilla (España), vino a Guatemala desde muy joven y a los 16 años de edad ocupó una vacante como cadete en el Batallón de Fijo e ingresó al ejército en 1828 y participó en la guerra contra El Salvador, donde fue hecho prisionero y estuvo preso 8 meses. Fue ayudante del general Francisco Morazán cuando perseguían a los bandoleros de Rafael Carrera por las montañas de Mataquescuintla, en Jalapa, y estuvo en la compañía de Granaderos. Cuando el mariscal Cerna se hizo “reelegir” en 1869, protestó públicamente y siendo diputado de la Asamblea Nacional apoyó la insurrección encabezada por el mariscal Cruz, pero fue descubierto y huyó a México en febrero de 1870 donde se puso en contacto con Benito Juárez y Antonio Lerdo de Tejeda, quienes le dieron ayuda y se trasladó a Chiapas. En México encontró a Barrios, quien también quería derrocar al mariscal Cerna. En Comitán recibió los Remingtons y fusiles Henry que su colaborador Francisco Andrade fue a comprar en Estados Unidos por encargo suyo y en la hacienda El Puente 29 patriotas juraron luchar para derrocar a Cerna, reconociendo a García Granados como el jefe del movimiento. El 2 de abril de 1871 entraron a Tacaná, en el departamento de San Marcos, donde fueron atacados por las tropas del capitán Antonio Búrbano pero fue derrotado. El 10 de marzo entraron a la ciudad de San Marcos y siguieron a Retalhuleu, a donde entraron el 14 de mayo. El 1 de junio entraron a la Antigua Guatemala donde fueron recibidos con alegría popular. El 2 llegaron a Zaragoza y el 3 a Patzicía, donde se suscribió el “Acta de Patzicía” desconociendo al gobierno del mariscal Cerna y nombrando presidente provisorio al general García Granados. El 4 de junio salieron hacia Quetzaltenango y el 5 fueron recibidos en Totonicapán con júbilo popular. El 29 de junio libraron una dura batalla en San Lucas Sacatepéquez en la que derrotaron al ejército del gobierno. A las 10 de la mañana del 30 de junio de 1871 hicieron su entrada triunfal a la ciudad de Guatemala y de acuerdo al “Acta de Patzicía”, se hizo cargo de la presidencia el general García Granados, quien era un hombre muy inteligente, ilustrado, bondadoso, calmado, sereno, inteligente, hábil, tranquilo, conciliador modesto. Entre sus primeras medidas, decretó la expulsión del arzobispo Bernardo Piñol, del obispo Mariano Ortiz y de todos los jesuítas e incautó las propiedades de la Iglesia y decretó la suspensión de los diezmos. Estableció los colores blanco y azul de la bandera nacional y la creación del Escudo de Armas con el quetzal como símbolo de libertad. Decretó las libertades de prensa, de imprenta, del pensamiento y de expresión. Canceló los feriados oficiales por la celebración de numerosas fiestas religiosas y dispuso que se celebrara únicamente el 15 de septiembre. Estando en la presidencia encabezó al ejército para ir a la frontera de Honduras a combatir a otro movimiento de insurrección y derrotó a las fuerzas del presidente Medina, y en junio de 1872 combatió a otro ejército de delincuentes que surgió en el oriente del país. A partir del 22 de septiembre de ese año desempeñó interinamente la Presidencia de la República hasta el 17 de octubre un cuarteto encabezado por el mariscal José Víctor Zavala y los señores José María Samayoa, Felipe Gálvez y Francisco Alburez.
García Granados asumió de nuevo la presidencia el 17 de octubre de 1871 hasta 5 de enero de 1872, cuando volvió a ser sustituído interinamente hasta el 31 de enero del mismo año por el mariscal José Víctor Zavala, Arcadio Estrada, Francisco Alburez y Julián Volio. Pero asumió otra vez la presidencia del 31 de enero al 8 de mayo del mismo año, cuando le sustituyó interinamente el teniente general J. Rufino Barrios hasta el 10 de junio de 1872, mientras García Granados salió al mando del ejército a la frontera de Honduras a combatir al presidente Medina.
El general J. Rufino Barrios nació el 19 de julio de 1835 en San Lorenzo, departamento de San Marcos. Sus padres fueron Ignacio Barrios y Josefa Auyón, dueños de haciendas en San Marcos y en Soconusco (México). Según los documentos de su proclamación como candidato y de la toma de posesión de la Presidencia, sus nombres legales eran José Rufino, pero él nació el día que la Iglesia veneraba a las santas Justa y Rufina y en el libro de bautizmos en el que se anotó su partida todos los niños nacidos ese día también aparecen con los nombres de Justo Rufino, o Justa Rufina.
Barrios tuvo escasa instrucción primaria en San Marcos, pero en Quetzaltenango aprendió hasta latín y para complacer a sus padres siguió estudios de notariado a pesar de que esa carrera no era de su agrado, pero se graduó de escribano público, lo cual equivalía a abogado. Era un hombre muy serio y de comportamiento sumamente severo, con mano dura, de temperamento nervioso y carácter impetuoso. Era un hombre sarcástico y cruel, veía de menos a los demás. Tenía pocos amigos. Sabía manejar bien la espada y el látigo. Fue un dictador omnipotente e implacable. Había peleado bajo las órdenes del mariscal Serapio Cruz y fue herido en combate.
García Granados le hizo entrega de la Presidencia el 4 de junio de 1873 y se retiró a la vida privada, apartado por completo de la política y viajó por Europa hasta marzo de 1874. A su regreso a Guatemala se dedicó a ser mecenas de artistas y mujeres y hombres de letras como el escritor y poeta y revolucionario cubano José Martí, prócer y martir de la independencia de esa isla, quien estaba fascinado con una de las hijas del ex presidente García Granados, María Josefa, a cuya muerte escribió su famoso poema “La Niña de Guatemala”, a quien atribuyó que había muerto de amor por él, pero era falso porque ella era todavía muy niña. García Granados murió el 8 de septiembre de 1878 a la edad de 69 años y su paso por la Historia nacional fue muy positivo.
Estando a cargo de la presidencia interinamente José María Samayoa, por ausencia del general Barrios, pidió permiso a la Asamblea dejar el cargo y la Asamblea Nacional ésta le concedió el permiso y nombró como sucesor interino al general José María Orantes, y cuando éste ocupaba ese cargo, Barrios pidió permiso a la Asamblea para ausentarse del territorio de Centroamérica porque tenía que ir a Nueva York a firmar los acuerdos limítrofes con México y quedó en su lugar como presidente interino el general Orantes hasta que Barrios regresó el 5 de enero de 1883 y volvió a asumir el poder hasta el 2 de abril de 1885, cuando murió en la batalla de Chalchuapa, cerca de Santa Ana, El Salvador.
El presidente Barrios era un hombre de firme ideología liberal y su obra fue muy grande porque hizo importantes reformas sociales, culturales, económicas y legislativas, motivo por el cual se le conoce como “El Reformador”. Fundó el Banco Agrícola Hipotecario, más tarde Banco Nacional. Fundó el hospital de Oriente en Chiquimula, derogó la pomposa denominación militar de capitanes generales y mariscales de campo, suprimió las hermandades y órdenes religiosas, La iglesia La Recolección se convirtió en Escuela Politécnica. La igklesia San Francisco y la Tercera Orden pasaron a ser el edificio de la Dirección General de Correos. La iglesia de Santa Clara se convirtió en el Mercado La Reforma. Las Beatas de Belén pasaron a ser la Escuela de Artes y Oficios, la iglesia Capuchinas se convirtió en la Policía Nacional y la de Santo Domingo en Administración de Rentas. Santa Teresa se convirtió en Prisión de Mujeres. En La Merced quedaron alojadas unas secciones de la Policía Nacional. En el Seminario de Jesuítas se alojó en nuevo Instituto Nacional para Varones. En el Convento de Belén se fundó la Escuela Nacional para Señoritas, hoy Belén. El Seminario de Quetzaltenango pasó a ser Instituto Nacional para Varones de Occidente. El Convento de Cobán fue transformado en Teatro Nacional. En 1874 estableció en Antigua Guatemala un Instituto Nacional. En la Escuela Politécnica se establecen los estudios de caminos, canales y puentes, ingenieros en minas, agrimensores, arquitectis, jefes de telégrafos y tenedores de libros. Se organizó la Guardia Civil, se construyó la Penitenciaría Central, fue emitida una nueva Ley de Educación Pública, se firmó el contrato de construcción del ferrocarril del sur, se promulgó el Código Penal. Se construyó el Cementerio General de Guatemala, se crearon los departamentos de Baja Verapaz y de Retalhuleu, se promulgó el Código Militar, la Ley contra la Vagancia, la Ley Protectora de Animales, la Ley de Inmigración, la Ley de Propiedad Privada, la Ley de Municipalidades, la libertad de testar, la Ley de Expropiación, la Ley Electoral, se inauguró el Hospital Militar, se fundó el Banco de Occidente y en 1885 se decretó la Unión Centroamericana y se declaró Jefe Supremo de Centroamérica al general Justo Rufino Barrios, por cuya osadía perdió la vida en Chalchuapa. Al morir dejó a sus deidos la respetable cantidad de 15 millones de pesos.
Entre sus numerosos errores, el más grave fue que firmó un tratado con México para compensar por la ayuda que les dio el “Benemérito Benito Juárez” y cedió para siempre los territorios de Chiapas y Soconusco, perdiendo así esa gran parte del territorio que desde la Colinia pertenecía a la Capitanía de Guatemala. También se perdió con México una buena parte del territorio de Petén por el antipatriótico tratado de límites del 27 de septiembre de 1882. Guatemala perdió más de 4000 millas cuadradas del territorio norte de Petén en donde habían 14 pueblos, 19 aldeas y 54 rancherías que habitaban más de 15 mil guatemaltecos. Además, sometió al sistema de trabajo forzadoi a todos los indígenas como una especie de esclavitus. Fue un auténtico dictador que empleaba medidas de extremo rigor.
A la muerte del general Barrios, se hizo cargo de la presidencia hasta el 6 de abril el primer designado a la presidencia de la República, el Regidor Primero del Ayuntamiento de la ciudad capital, Alejandro M. Sinibaldi (probablemente antepasado del jefe de estrategia de la campaña electoral del general Otto Pérez Molina), pero presentó su renuncia ante la Asamblea Nacional que declaró Presidente Interino al segundo designado, general Manuel Lisandro Barillas, quien desempeñaba el cargo de Jefe Político y Comandante de Armas de Quetzaltenango, y recibió un mensaje confidencial de la viuda de Barrios, doña Francisca Aparicio, aconsejándole presentarse inmediatamente en la capital para asumir la presidencia. Ni lerdo ni perezoso, ambicioso como era, Barillas se vino corriendo a caballo y llegó al Cementerio General justo a tiempo, en el preciso momento en que se hacía el entierro de Barrios. Desmontó en la puerta del Cementerio y se dirigió al ministro de la Defensa Nacional, Martín Barrundia, y le dijo: ?Vengo a tomar posesión de la presidencia por mandato de la ley y vienen conmigo cinco mil hombres. Prepáreles rancho y cuartel?. Tras de lo cual se dirigió inmediatamente al palacio presidencial y tomó posesión del cargo. Era mentira que hubiese venido de Quetzaltenango con 5000 hombres, porque vino solo, pero el bluff le valió porque impresionó a quienes probablemente habrían querido disputarle la presidencia.
A pesar de que por su calidad de Interino tenía el deber y la obligación de convocar a elecciones en los primeros ocho días siguientes, dio un golpe de Estado. Y como era un hombre desalmado, con mano dura, capaz de mandar a fusilar o a asesinar a cualquier persona, y encarceló y expatrió a muchos que se atrevieron a criticar a su gobierno, nadie se expuso a oponerse a lo que hacía, y el 24 de agosto de 1885 instaló una Asamblea Constituyente que, a pesar de ser presidente provisorio, el 24 de agosto le nombró presidente e inauguró su gobierno el 15 de marzo de 1886. Como además de ser un hombre despiadado y tirano era un hábil manipulador, hizo que la Asamblea Nacional convocara a una Constituyente para enmendar por primera vez la Constitución de la República y prorrogar a seis años el período presidencial. Así fue presidente de Guatemala hasta el 15 de marzo de 1892.
El general Barillas nació en Quetzaltenango el 17 de enero de 1845 y, después de haber sido un déspota con mano dura, vengativo y sanguinario, durante los 7 años de su gobierno espurio, el 15 de marzo de 1892 fue obligado a abandonar el poder y a entregárselo al general José María Reyna Barrios . Después se retiró a las fincas de grandes extensiones de tierras que poseía en el occidente del país para dedicarse a la agricultura. Y vivió tranquilo durante el gobierno del general Reyna Barrios, pero cuando llegó a la presidencia el licenciado Manuel Estrada Cabrera se sintió perseguido y en peligro y emigró a México, donde el 7 de abril de 1907 fue asesinado cerca del Zócalo, en la calle que entonces se llamaba “El Seminario” y hoy se llama Guatemala, al costado de la catedral. El crímen se atribuyó a órdenes del dictador Estrada Cabrera y fue cometido por Florencio Reyes y Bernardo Mora, quienes fueron capturados juzgados y fusilados por las autoridades mexicanas. Pero antes de morir acusaron de haber sido los autores intelectuales al general José María Lima y a un coronel Bone.
El presidente de los Estados Unidos Mexicanos era entonces el general Porfirio Díaz, quien no tenía ni la menor simpatía por el dictador guatemalteco Manuel Estrada Cabrera, y las relaciones diplomáticas entre los dos países estuvieron a punto de romperse. (Continuará porque aún hay más)