En la Ciudad de México hay un gran número de excelentes bares y restaurantes para escoger. Y el lobby-bar del hotel Presidente InterContinental, que en un tiempo fue muy popular y concurrido, pero últimamente había disminuido su clientela, por lo cual ha sido remodelado por el eficiente Gerente General del hotel, señor Guillermo Valencia. Este fue un excelente lugar para beber un aperitivo e iniciar una alegre jornada, previo ir a cenar a algún buen restaurante. Y Alfredo Mirón sugirió que fuésemos a la Hacienda de los Morales.
En el amplio y recientemente re inaugurado lobby-bar del hotel Presidente InterContinental, nos encontramos previo a ir a cenar al elegante restaurante Hacienda de Los Morales, nuestra querida amiga Aura Ruiz Castañeda, empresaria de restaurantes (es condueña del restaurante Hacienda de los Sánchez y propietaria del restaurante Los Churrascos en la fabulosa Terminal Centra Norte), además de ser cantante y presentadora de un programa de radio; le siguen, de pie, el empresario Juan José Ortiz Mirón, el diputado Julio César López Villatoro y el inefable amigo Alfredo Mirón Aguilar; después el licenciado Fernando Andrade Díaz-Durán, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Guatemala en México; y el autor de estas líneas que estaba cumpliendo 84 años de edad; por último, el querido amigo empresario y escultor José (“Pepo”) Toledo Ordóñez y su encantadora esposa Regina Mejía de Toledo.
De derecha a izquierda el licenciado Stuardo Juárez, seguido por el diputado por Huehuetenango Julio César López Villatoro, nuestro querido amigo y gran anfitrión, el empresario Alfredo Mirón Aguilar, seguido de nuestro viejo amigo el licenciado Fernando Andrade Díaz-Durán, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Guatemala en México, y el autor de estas líneas que estaba celebrando cumplir 84 años de edad.
El mismo grupo bebiendo un aperitivo en el lobby-bar del hotel Presidente InterContinental. Aunque a esta foto se agregó mi amado hijo Alejandro.
Original del mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central
El mural Sueño de una tarde Dominical en la Alameda Central fue pintado originalmente por Diego Rivera en el ya desaparecido hotel Del Prado, pero pocos días después de haber sido develado fue tapado por el escándalo que armó el hecho que el pintor puso la frase “Dios no existe”, lo cual provocó la reacción de fanáticos religiosos que organizaron un grupo de vándalos para borrarla.
El Benemérito de las Américas Benito Juárez con su Reforma Liberal
El mural se ubica en un paseo dominical en la Alameda Central a distintos personajes de la Historia de México, como el conquistador español Hernán Cortés, el primer obispo de México Fray Juan de Zumárraga, la poetisa, escritora y dramaturga Sor Juana Inés de la Cruz, el emperador Agustín Iturbide; el general Antonio López de Santa Anna, 11 veces presidente de México; el escritor, periodista, maestro y político y diplomático mexicano Ignacio Manuel Altamirano; el general Winfield Scott que en 1841 fue designado jefe del ejército y general en jefe de las tropas estadounidenses que invadieron México (1846-1848), desembarcaron en Veracruz (1847) y tomaron la ciudad de México; el “Benemérito de las Américas” Benito Juárez; el Emperador Maximiliano I de México y su esposa Carlota; el presidente de México durante 30 años general Porfirio Díaz; su sucesor, el terrateniente Francisco I. Madero, que en el Plan de San Luis acuñó la expresión “Sufragio efectivo, no reelección”; el general Victoriano Huerta, comandante de las Fuerzas Armadas que traicionó al presidente Madero a quien hizo asesinar el 22 de febrero de 1913 junto con su vicepresidente José María Pino Suárez en la cárcel denominada Palacio de Lecumberri de la Ciudad de México, después de haberles obligado an firmar sus renunciar a sus cargos y se apoderó de la presidencia durante poco más de un año, hasta que renunció el 15 de julio de 1914; tres días antes también había sido asesinado brutalmente asesinado Gustavo A. Madero, hermano del presidente Madero, por órdenes del general Huerta; también aparece el propio Diego Rivera (de niño) y su esposa la pintora Frida Kahlo; el escritor y caricaturista José Guadalupe Posada y su famosa ilustración de La Catrina (esqueleto de la muerte); el escritor, político y diplomático José Vasconcelos y muchos otros personajes emblemáticos de la Historia mexicana. La ubicación original de este mural era el Salón Versalles del Hotel del Prado que fue destruído por el terremoto de México de 1985, posteriormente fue restaurado y trasladado en 1987 al Museo Mural Diego Rivera. La obra es un fresco sobre tablero desmontable mide 15 mts x 4.80 mts de estilo Realismo-Muralismo.
En esta parte aparecen algunas importantes figuras históricas como el apostol de la libertad de Cuba, José Martí, el propio Diego Rivera (de niño con sombrero) y su esposa, la pintora Frida Kahlo, al lado de la calavera que evoca la época porfirista. Después de haber sido desaparecido el mural durante varios años, una copia se encuentra actualmente en el restaurante El Cardenal a la entrada del hotel Hilton Reforma.
Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, mejor conocido como Diego Rivera, nació en la Ciudad de México el 8 de diciembre de 1886 y falleció en la misma ciudad el 24 de noviembre de 1957. Fue un artista comprometido políticamente con la causa comunista y trató como temas fundamentales la reivindicación del pueblo indígena y la lucha de clases, con una visión marxista de la realidad. Rivera es quizás el más grande de los pintores muralistas de su país, estudió durante quince años en Europa, especialmente Francia, España e Italia, donde se alejó del academicismo y se interesó por las corrientes de vanguardia. En esta época sus obras están influenciadas por el cubismo sintético. A su regreso a México, se dedicó a estudiar las culturas maya y azteca y funda junto a David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco el Sindicato de Pintores, origen del movimiento muralista mexicano, de profunda raíz indigenista. Durante la década de los años 20 realizó grandes murales en el Palacio de Hernán Cortés en Cuernavaca, en el Palacio Nacional y en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México y en la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo, donde reflejó la historia del pueblo mexicano. En el año 1930 fue invitado a los Estados Unidos a los fines de realizar varios murales, pero su temática comunista, de alto contenido social fue duramente criticada por la prensa y el gobierno americano. No obstante en 1933 fue contratado nuevamente para realizar un mural en el Rockefeller Center, símbolo emblemático del capitalismo norteamericano, pero al incluir en el mural un retrato de Lenin, el mismo multimillonario David Rockefeller ordenó la destrucción del mural. Por lo que el pintor planteó una demanda millonaria por la destrucción de su obra, demanda que nunca ganó.
Diego Rivera fue fundador del Partido Comunista de México, sus obras, de un realismo vigoroso y colores vivos, plasman su afinidad con los ideales revolucionarios de su patria. Durante el gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas, a su solicitud se le otorgó asilo político al disidente ruso León Trotsky, habiendo sido alojado por Rivera y su esposa Frida Kahlo en su “Casa Azul” de Coayoacán, Pero al descubrir Rivera que estaba sisteniendo relaciones amorosas con su esposa Frida Kahlo, le pidió mudarse. Poco tiempo más tarde Trotsky fue asesinado en su escritorio con un piolín que le ensartó en la cabeza el militar comunista español Ramón Mercader del Río, nacido en Barcelona el 7 de febrero de 1933 y muerto misteriosamente en La Habana el 19 de octubre de 1978, cuando se disponía a regresar a la URSS donde había sido declarado por Stalin “Héroe de la Unión Soviética” por haber asesinado a Trotsky.
El mural incluye aproximadamente 150 retratos de familiares y personajes históricos. No se trata de una obra de historia oficial o de realismo socialista, sino de un collage de personajes evocados por el pintor. Está compuesto por tres secciones, la primera nos muestra escenas de la conquista y la colonia y también refleja grandes acontecimientos del siglo XIX, como la Independencia, la invasión norteamericana, los 11 períodos presidenciales del general López de Santa Anna y la intervención europea cuando Francia trató de imponer como emperador al príncipe austriaco Maximiliano. La segunda parte con las figuras centrales de Diego Rivera y La Calavera evoca la época porfirista. Por último la tercera parte evoca los movimientos campesinos y las luchas populares que culminaron con la Revolución de 1910.
En el extremo izquierdo aparece el conquistador español Hernán Cortés, con las manos ensangrentadas, pintado como un hombre despreciable y enfermo de sífilis. A su lado aparece el primer obispo de México, Fray Juan de Zumarraga, a quien se debe la primera imprenta en América, la creación de colegios y el inicio de la universidad, pero también fue el primer inquisidor, condenando a 183 no creyentes por continuar con las costumbres indígenas y realizar supuestos sacrificios humanos, Rivera ha representado a los condenados con el capirote de pecador delante de las llamas en las cuales serán quemados. Aparece también Sor Juana Inés de la Cruz, célebre escritora, poetisa y dramaturga mexicana.
Una de las tres partes de la copia del mural
En esta parte del mural se puede ver al general Antonio López de Santa Anna, 11 veces presidente de México, al padre Miguel Hidalgo y al presidente Francisco I. Madero, quien encabezó la revolución contra del presidente Porfirio Díaz quien ya llevaba 30 años en el poder, con su lema “Sufragio efectivo, no reelección”, propuesto en la Convención de San Luis el cual todavía se observa en la vida política de ese país.
Esta es la tercera parte del mural en el que puede verse sentada en el centro a la poetisa, escritora y dramaturga Sor Juana Inés de la Cruz , al primer obispo de México, Juan de Zumárraga, al emperador Agustín de Iturbide y al extremo izquierdo a Hernán Cortés con aspecto de sifilítico.
Fue tanto el disgusto que provocó el mural entre los fanáticos religiosos que organizaron un grupo choque con el nombre de “Los conejos”. Más de seis décadas después, el pintor Ricardo Ludlow relató cómo en 1948 tachó la controvertida frase Dios no existe de la obra Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. A sus 84 años de adad, Ludlow relató los detalles del atentado que infligió al mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda central, de Diego Rivera, la noche del viernes 4 de junio de 1948. “Fui yo, junto con mi hermano Pepe, quien borró la frase Dios no existe que Rivera escribió en el mural del restaurante del Hotel del Prado”, afirmó 61 años después del suceso. “Tenía 22 años, estaba en el segundo año de la Facultad de Ingeniería y laboraba con un subcontratista en el Hotel del Prado. Pertenecía al grupo de choque llamado ‘Los conejos’, que al enterarse de la expresión anticlerical plasmada por Rivera en su mural empezó a decir que había que borrarla”. Motivados por el Club Vanguardia, conformado por estudiantes ricos de escuelas privadas y fanáticos religiosos, Ricardo y José Ludlow tomaron valor y sin imaginar lo que provocarían, decidieron actuar como “héroes de la religión”. Sus compañeros recurrieron a Ricardo Ludlow porque sabían que estaba trabajando en el Hotel del Prado: “Alguien dijo ‘hay que ir con el bulldog’, como me decían por mi cuerpo corpulento y casi sin cuello”. El autor de aquel acto vandálico recuerda: “Me dejé convencer de que esa afirmación era un ataque para México. Entonces dijimos “¡Vamos a borrarla!” Frente al mural, cargué a mi hermano Pepe (qepd) para que borrara esa oración anticlerical con un martillito que encontramos por ahí, pues el hotel todavía estaba en construcción… Así rayamos la citada frase”. Luego evoca: “El grupo que nos acompañó hasta dentro del hotel estaba hecho bolita, éramos cinco o seis, me acuerdo de los nombres, pero no quiero decirlos porque la mayoría sigue siendo de la misma ideología”. En la casa de Guadalupe Rivera, hija del muralista, Ricardo Ludlow, sobrino de Federico Marín, hermano de la pintora Lupe Marín, quien había sido la primera esposa de Diego Rivera, explica la razón de su proceder. “Declaro haber sido autor material de un hecho reprobable, pero justificable por la mentalidad que teníamos entonces. Quiero declarar que no sólo yo, sino toda mi familia, éramos admiradores de Diego Rivera. Mi actuación fue producto de una educación totalmente clerical a la que fui sometido.” Cuenta que su tío Federico le informó a Diego Rivera que habían sido sus sobrinos políticos y amigos de su hija Guadalupe quienes habían raspado la polémica frase. Aun cuando, años más tarde, se volvió marxista y participó en el movimiento estudiantil del 68, Ricardo Ludlow no se arrepiente de haber dañado dicho mural. No volvió a ver la obra hasta cuando la estaban trasladando del Hotel del Prado al Museo Mural Diego Rivera.
De acuerdo con los documentos bibliográficos y hemerográficos del Museo Mural Diego Rivera, la prensa de aquella época avivó la polémica al publicar que la máxima Dios no existe plasmada en la obra era una “injuria contra el pueblo de México”. El 2 de junio, un diario de circulación nacional reportaba la indignación contra el “pintor ateo”. Sectores más conservadores exigían que el fresco fuera borrado o cuando menos la cita ofensiva, argumentando que emprenderían un boicot contra el nuevo hotel, al que “advirtieron” que ningún católico acudiría. Dos días después se publicaba en los periódicos que cerca de 100 estudiantes irrumpieron a las 20:00 horas en el Hotel del Prado. Según los relatos, el agresor del mural era un joven alto, de cabello rubio, de aproximadamente 25 años que se paró en una silla y con un cuchillo borró la frase. Uno de los estudiantes detenidos in fraganti fue Carlos Guerrero Calderón, sin que se lograra comprobar la acusación. En el libro Diego Rivera: mi arte, mi vida, el propio artista, el muralista señalaba que “un sobrino del gerente del Hotel del Prado, con tres compañeros de escuela pertenecientes a ‘Los conejos’, organización secreta y clerical de estudiantes reaccionarios”, raspó la provocativa cita. Indignada, Frida Kahlo pidió al presidente Miguel Alemán su intervención, pero él se deslindó. En un discurso para la exposición Diego Rivera. Cincuenta años de labor, en Bellas Artes, la pintora expresó:“Es increíble que los insultos más bajos, más cobardes y más estúpidos en contra de Diego hayan sido vomitados en su propia casa: México. Por medio de la prensa, por medio de actos bárbaros y vandálicos con lo que han tratado de destruir su obra… con cuchillos de comedor”.
Guadalupe Rivera, hija del célebre pintor, confirmó que Ricardo Ludlow y su hermano Pepe fueron los autores del acto vandálico, y aseguró que cuando su papá se enteró “se moría de la risa”. Ese atentado tuvo como consecuencias la manifestación de los grupos conservadores que apoyaban a sus héroes anónimos y para evitar mayores problemas, el mural al fresco se tapió durante nueve años, con un biombo de madera, que después se cambió por cortinas. Según lo documenta la crítica de arte Raquel Tibol, el mural se descubrió nuevamente hasta 1956, cuando Rivera regresó de la Unión Soviética y sustituyó la controvertida frase por: Conferencia en la Academia de Letrán, el año de 1836 (momento durante el cual Ignacio Ramírez mencionó la frase Dios no existe).
Primero un buen tequila y después las botanas (boquitas) de rigor. En la foto el diputado Julio César López Villatoro seguido de la empresaria de restaurantes, cantante y presentadora de un programa de radio especializado en música brasileña, Aura Ruiz, y el autor de estas líneas festejado por este querido grupo de amigos y miembros de la Cofradía de los Viernes que me acompañaron a México a celebrar mi 84 cumpleaños.
Los gusanos de maguey son un manjar mexicano
Gusanos de maguey en el plato ya listos para comer
Julio César López Villatoro dispuesto a probar un taco de gusanos de maguey
¿Quién dijo miedo? Todos comimos un sabroso taco de gusanos de maguey. Al cabo que son fruto de una planta de maguey. ¡Y les juro que son muy sabrosos!
(Continuará)
Twitter: @jorgepalmieri