En uno de sus días de demagógica gloria populista, vemos al entonces presidente Alfonso Portillo con las dos manos en alto y los tres dedos de ambas manos haciendo el signo del FRG para decir ?No miento, no robo, no abuso?. ¡Qué hijo de la chingada tan cínico! Atrás se ve a su encantadora esposa, Evelyn Morataya.
Portada de Nuestro Diario de hoy, en la que se ve a Portillo con las manos engrilletadas y la barba descuidada, en actitud de clamar a Dios para que lo suelten. Pero dice el titular que “se entregó”, lo cual no es verdad porque fue extraditado.
Para los guatemaltecos es de sobra sabido que el nefasto ex presidente de la República Alfonso Portillo Cabrera (alias ?Pollo Ronco?), es un impenitente mentiroso, pero también es un consumado actor que posee una habilidad extraordinaria para embaucar a las personas ingenuas o ignorantes. Por ejemplo, afirma que se graduó de abogado en la universidad comunista de Chilpancingo y que después obtuvo un doctorado en Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero no hay record de esto en la dependencia oficial donde se registran los títulos académicos, ni en ninguna otra parte. Lo que invita a sospechar que nuna obtuvo tales títulos.
Estas características negativas las puso de manifiesto Portillo en el transcurso de los cuatro años que, para desgracia nacional, ocupó la presidencia inmerecidamente: Digo que inmerecidamente porque pronto demostró que carecía de la idoneidad necesaria y no estaba debidamente preparado para ello. No es necesario entrar en muchos detalles, pero basta decir que durante ese oscuro período se
incrementaron el abuso de poder, la corrupción generalizada de altos funcionarios públicos, el robo o escamoteo de recursos del Estado, el narcotráfico nacional y otras actividades delictivas.
Para identificar su personalidad basta recordar cómo se comportó en México cuando estudiaba en la universidad de Chilpancingo y por un pleito callejero de borrachos, aprovechando la oscuridad de la noche mató a balazos a dos estudiantes desarmados y a otro lo dejó parapléjico por un balazo en la columna vertebral, tras de lo cual huyó y se convirtió en prófugo de la justicia mexicana bajo la protección de una adinerada mujer de apellido Padua, que entonces era su esposa y procreó una hija, con quien vivía en Coyoacán, vecino del Distrito Federal, hasta que prescribió el caso.
Poco tiempo después regresó a Guatemala y consiguió la protección del general Germán Chupina, Director de la Policía Nacional, y luego su viejo amigo Alfonso Cabrera Hidalgo, entonces dirigente del partido Democracia Cristiana Guatemalteca (hoy desaparecido) le convirtió en diputado al Congreso.
Y cuando el Tribunal Supremo Electoral (TSE) negó al controvertidogeneral (retirado) Efraín Ríos Montt que fuese inscrito como candidato presidencial del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), engatusó a la hija de éste, Zury Ríos Sosa (hoy de Weller), para que le ayudase a convencer a su papá, el patriarca del FRG, de cederle la candidatura, prometiéndole que ella sería su “primera dama”; y así fue como logró llegar a la Presidencia de la República la segunda vez que participó en las elecciones, porque la primera vez perdió frente a Alvaro Arzú Irigoyen.
Desgraciadamente, cuatro años más tarde ganó las dos vueltas electorales al licenciado Óscar Berger Perdomo y así principió su desastroso gobierno en el que, entre otras cosas, ordenó que el Banco de Guatemala otorgase más de mil millones de quetzales a los “bancos gemelos” Metropolitano y Promotor (ya desaparecidos) propiedad de quien fue su sostén durante varios años y el principal patrocinador de su campaña, ingeniero Francisco Alvarado MacDonald. Y de esos mil y pico de millones de quetzales jamás se ha vuelto a saber nada.
Sería interminable relatar uno tras otro todos los abusos de poder y actos de corrupción que Portillo y su equipo cometieron durante su gestión y todas las mentiras que ha dicho para tratar de justificarlas. Pero al terminar su período se dió cuenta de que corría el riesgo de que el nuevo gobierno le pasase la factura por sus fechorías y un mes de haber dejado de ser presidente de la República, en la madrugada del 18 de febrero del 2004 huyó del país por carretera por la frontera de Las Chinamas, rumbo a San Salvador, donde abordó un avión que lo llevó a la ciudad de México.
El 17 de julio del 2005 el MP de Guatemala dictó una orden de captura acusándole de haber cometido el delito de peculado el 27 de febrero del 2001 en la transferencia anómala de 120 millones de quetzales del ministerio de Finanzas al ministerio de la Defensa, de los cuales Q37 millones ingresaron al Crédito Hipotecario Nacional (CHN) para cancelar deudas de su íntimo amigo salvadoreño y conseguidor de mujeres, José Armando Llort Quiteño, quien solía llevarle a pasear por el Río Dulce en un yate de su propiedad acompañado de costosas Centerfolders (prostitutas caras) traídas de los Estados Unidos. Precisamente por ese caso de peculado el MP ha venido tratando de extraditarlo de México desde hace casi cinco años.
Sin embargo, Portillo contrató allá a un grupo de buenos abogados para que trataran de impedir que las autoridades mexicanas accediesen a la solicitud de extradición del MP de Guatemala, pero estos agotaron todos los recursos habidos y por haber a su alcance y no lograron su objetivo. La última resolución que hubo fue que iba a que ser extraditado. Además, poco tiempo antes tuvo la mala suerte que uno de sus abogados fue asesinado a balazos frente a sus oficinas.
El 3 de marzo del año en curso, las autoridades judiciales de México denegaron el amparo provisional que suspendía la ejecución de la extradición y ya no le quedaba ninguna otra cosa por hacer que volver a ser prófugo de la justicia mexicana o entregarse para ser extraditado “voluntariamente”, lo cual se presta a interpretaciones porque no le quedaba ninguna otra alternativa.
En abril la Procuraduría General de la Nación (PGN) giró orden de captura contra él y ya no le quedó más recurso que entregarse para ser extraditado a Guatemala. Lo cual era terminante.
Pero ES TOTALMENTE FALSO que él haya querido venir a entregarse a las autoridades judiciales de nuestro país para esclarecer las acusaciones en su contra. La verdad es que fue extraditado y transportado en un avión de la PGN. Pero la cínica metamorfosis consistió en que después de haber salido de México extraditado, al llegar a Guatemala fue recibido por sus partidarios como si fuese un héroe nacional, o algo parecido.
A la cabeza del recibimiento estuvieron el ex Vicepresidente Francisco Reyes López, lo cual es natural y lógico porque al fin y al cabo fueron compañeros en el gobierno, aunque yo tenía entendido que se habían distanciado un poco, el general (retirado) y diputado Efraín Ríos Montt, quien cuando terminó su período decía que su gobierno había sido nefasto, y el actual presidente del Congreso, Arístides Crespo, supongo que en su carácter estrictamente personal y no en su carácter oficial como presidente del Organismo Legislativo y Junta Directiva del Congreso. Poco faltó para que estos lo recibieran con una alfombra roja.
Fue transportado del aeropuerto militar a la Torre de Tribunales en un vehículo de la Policía Nacional Civil (PNC) y seguido por una caravana de vehículos de sus seguidores tripulados por algunos diputados actuales y varios ex diputados del partido Frente Republicano Gustemalteco (FRG), entre ellos algunos que participaron en los tristemente famosos “jueves trágico” y “viernes de luto” cuando prácticamente invadieron en forma amenazadora la ciudad capital para exigir la inscripción de la candidatura del general Ríos Montt.
Ya encontrándose en el juzgado 5o. penal dijo a los periodistas un montón de falsedades y babosadas, pero el colmo fue que anunció que pronto iba a recorrer el país en campaña política, pero no para obtener un cargo de elección popular, sino para decirle al pueblo algunas cosas. ¡Qué cabrón tan cínico!
Momento en que la Policía Nacional Civil (PNC) está procediendo a “ficharlo” como delicuente. Obsérvese su aspecto cansado y su barba descuidada, que son indicios de que estuvo detenido en México algún tiempo antes de ser transportado a Guatemala.
Pero para sorpresa de todos -menos para sus partidarios que, obviamente, sabían de su llegada y organizaron este evento circense-, como si todo estuviese ocurriendo en Macondo y fuese un episodio sacado de la novela Cien años de Soledad del colombiano Gabriel García Márquez, a pesar de estar acusado de haberse apropiado descaradamente de US$1.5 millones que la embajada de Taiwan entregó a su secretario y compinche Julio Girón para “proyectos educativos”; y a pesar de estar acusado de haber cometido el delito de peculado por Q120 millones en una trasferencia anómala que hizo al ministerio de la Defensa y fueron depositados en el CHN, de los cuales su amigo Llort Quiteño se “clavó” una buena parte; y a pesar de que durante su período presidencial su amigo Ángelo Bruno Stragá (hoy prófugo de la justicia) autorizó la sustracción de más de Q.190 millones de las arcas del Banco del Nororiente; y a pesar de que el desaparecido Estado Mayor Presidencial (EMP) gastó Q588 millones que hasta el momento no han sido justificados, de los cuales Q50.5 millones sirvieron para comprar mariscos, viandas, finos licores (como los costosos vinos italianos Tignanello, de la casa Antinori que le enseñó a beber su amigo el magnate mexicano Ángel González, y el costoso tequila “Selección Suprema” que aprendió a beber) y de que solo en el último año de su gobierno en el EMP se gastaron Q3.3 millones en mariscos; y a pesar de que a su sombra su cuñado Juan Riley Paiz (esposo de su hermana) fue beneficiado con contratos millonarios del Estado; y, sobre todo, a pesar de haber sido extraditado por la PGN de México, el juez del Tribunal Primero de Instancia Penal, Julio Jerónimo Xitumul (hermano de un ex empleado del IGSS durante su gobierno), en vez de enviarle a la detención preventiva de la zona 18, le concedió una medida sustitutiva por solo un millón de quetzales, cuya fianza pudo obtener fácilmente con desembolsar cerca de Q100 mil. ¿Será ésta acaso una muestra de “justicia maya”?
Todos los noticiarios de televisión mexicanos -en particular el del periodista Joaquín López Dóriga y el de esta mañana, del periodista Carlos Loret de Mola, informaron claramente que Portillo FUE EXTRADITADO a bordo de un avión de la Procuraduría General de la Nación. No es que le hayan “prestado” ese avión, como se ha querido hacer creer, sino lo emplearon para echarle de México. Y como le quitaron la visa para entrar a los Estados Unidos, no tenía algún país cercano a dónde irse. Pero para los mexicanos es inexplicable que después de que el gobierno estuvo insistiendo durante casi cinco años en pedir la extradición, Portillo haya sido recibido aquí casi como si fuese un héroe y en pocos minutos haya sido dejado en libertad con una fianza que no corresponde al monto de la reclamación. ¡Qué vergüenza!
Pero ¿quién con una luz se pierde? Según parece, el quid del asunto radica en que actualmente Edgar Gutiérrez, quien primero fue director de la SAE y después ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de Portillo, es hoy uno de los hombres más poderosos del actual gobierno y está cerca del oído del presidente Colom y de su poderosa esposa Sandra Torres; Ricardo Marroquín Rosada también trabajó en el gobierno de Portillo y hoy es jefe de la Seguridad presidencial y de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la República y, lógicamente, goza de toda la confianza de los esposos Colom; Jorge Pérez fue portavoz de Portillo cuando era Presidente de la República y hoy es director del área de Transparencia de la Vicepresidencia a cargo del Dr. Rafael Espada; etcétera.
Además, hay otros funcionarios en el actual gobierno que trabajaron en el gobierno de Portillo, tales como Ronaldo Robles, hoy Secretario de Comunicación Social de la Presidencia; Jairo Flores, Subsecretario de Coordinación Ejecutiva de la Presidencia y de Coordinación de la Cohesión Social Urbana, y Baudilio Portillo Merlos es Procurador general de la Nación. ¿Quién se pierde con tantas luces?
Por su parte, el periodista Haroldo Shetemul publicó hoy una columna en Prensa Libre titulada El retorno, en la que, entre otras cosas, plantea la interesante pregunta: ¿Qué hacía en México el ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, justo en el momento en que Portillo fue extraditado? Y eso mismo pregunto yo también.
Por considerarlo de interés, a continuación reproduzco, íntegramente, la columna del colega Haroldo Shetemul titulada El retorno
LA LIBERTAD BAJO FIANZA obtenida por Alfonso Portillo abre interrogantes sobre si tras esa decisión no hay una componenda política. Cuando muchos esperaban que el ex mandatario fuera detenido, el juez Julio Jerónimo Xitumul echa un balde de agua fría, al otorgarle una medida sustitutiva por Q1 millón. Esa fianza podrá ser legal, pero pareciera darle forma a las versiones sobre una supuesta negociación política tras el arribo, ayer por mañana, del ex gobernante. ¿Qué hacía el ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, en México, justo en el momento en que fue extraditado Portillo?
SI TRAS LA LIBERACIÓN de Portillo hay algo más que una resolución judicial, el costo político será muy fuerte, porque este hecho se agrega a la serie de acciones cuestionadas por la población. La acusación que pesa sobre el ex mandatario es por peculado de Q120 millones, de un total de Q960 millones que fueron sustraídos al fisco por medio del Ejército. Pero el caso de Portillo va más allá. No se puede obviar que su solo nombre despierta pasiones, desde la derecha hasta la izquierda. Durante su período presidencial se generó una confrontación entre su gobierno y el sector privado organizado. Fue un cuatrienio en el que menudearon los señalamientos presidenciales contra la cúpula empresarial, a la que acusaba de oligárquica y de mantener al país sumido en la pobreza. El sector privado se mantuvo hermético, y a la fecha le sigue negando a dicho gobierno algunos de sus logros.
DESDE LA IZQUIERDA también llovieron pedradas contra Portillo. La alianza de éste con Efraín Ríos Montt fue el punto de inflexión, ya que ese general representaba lo más oscuro de la política de exterminio de los años 1980. De alguna manera, el ex mandatario pareció reeditar la entente que en Bolivia efectuara el izquierdista Jaime Paz Zamora con el ultraderechista general Hugo Bánzer, a fines de esa década. Esa coalición gobernante parecía inimaginable, ya que ese militar había enderezado la represión contra la izquierda en Bolivia, y en alianza con las dictaduras de Chile, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, había apoyado el sanguinario Plan Cóndor.
AL MARGEN de esas confrontaciones politico ideológicas, Portillo es recordado por la corrupción que se desató durante su régimen y que llevó a la cárcel a varios de sus funcionarios. A ello se agrega la profundización de un poder paralelo en el Estado, con nexos con el crimen organizado, además de la falta de un plan de seguridad interna que evitara la explosión de la delincuencia. Éstas son parte de las cartas credenciales del ex mandatario, que en algún momento podrían constituirse en elementos extrajudiciales que afecten el proceso.
POR ELLO, el juicio contra el ex mandatario, el primero en la historia del país, es una prueba de fuego para la justicia. El Ministerio Público deberá demostrar que tiene suficientes elementos para lograr una condena contra el ex gobernante o evidenciar, como lo ha hecho hasta ahora, que su estructura investigativa es muy endeble y baila al son que le tocan. Además, deberá aclararse que detrás del arribo de Portillo no hay alguna componenda política con el gobierno de Álvaro Colom. Al régimen actual le cae como perlas un caso como el del ex mandatario, ya que le podría servir como cortina de humo para cubrir sus obvias deficiencias.”
Reproduzco ahora el excelente Editorial de elPeriódico de hoy:
Editorial de elPeriódico de hoy
La extradición de Portillo
Resultó una sorpresa que, a más de cuatro años de su fuga hacia México, finalmente el ex presidente Alfonso Portillo Cabrera (FRG, 2000?2004) se entregara ayer al Gobierno azteca, que rápidamente lo trasladó por avión a Guatemala…
Resultó una sorpresa que, a más de cuatro años de su fuga hacia México, finalmente el ex presidente Alfonso Portillo Cabrera (FRG, 2000?2004) se entregara ayer al Gobierno azteca, que rápidamente lo trasladó por avión a Guatemala atendiendo una solicitud de extradición de las autoridades de nuestro país, cuya Fiscalía General lo acusa de peculado durante su administración por un monto de Q120 millones.
Anteriormente, la Suprema Corte de México rechazó la supuesta inconstitucionalidad de la Ley de Extradición Internacional en este caso, y de la facultad de la Cancillería para conceder la extradición, tal como argumentó la defensa del ex mandatario, por lo cual los órganos jurisdiccionales del orden penal y la propia SCJ resolverían en forma definitiva.
En su obra Derecho Internacional Privado, el tratadista Carlos Larios Ochaita indica que la extradición es la entrega por un Estado de un individuo, acusado de una infracción a la ley penal, a otro Estado que reclama su entrega. Lo actuado ayer por Portillo se denomina ?extradición voluntaria?.
Es conocido que, tras su arribo a Guatemala, el ex presidente fue llevado directamente a la Torre de Tribunales. Pues Portillo se encuentra ya en el banquillo de los acusados y serán los tribunales de justicia los que en definitiva señalarán su situación jurídica, contando a su favor con todas las garantías que preceptúan la Constitución Política de la República y las leyes penales del país. Pero resulta penoso que, dadas las acusasiones en su contra, el simple pago de una caución bastante moderada le permita al ex Presidente salir campante de los tribunales.
Nada hace tanto bien al prestigio del proceso democrático que se ensaya en Guatemala como el correcto enjuiciamiento del controvertido ex gobernante por parte de los tribunales del país. Sin embargo, con razón, son muchos los compatriotas que no creen que Portillo vaya a ser castigado finalmente. En todo caso, quien tenga que acusar que acuse, quien tenga que probar que pruebe, y quien tenga que sentenciar que sentencie con justicia. La presencia del ex presidente ante los tribunales guatemaltecos constituye un hecho alentador en la vida cívica y política de la nación.
Abona en contra de la impunidad y en favor de la transparencia. Pero es esencial que la justicia no se deje tentar por sus vínculos con la política en el país para favorecerlo.
Es sano para la convivencia democrática de los guatemaltecos que un ex presidente, acusado de la comisión de delitos penales por un gobierno posterior, no de naturaleza política, comparezca ante la majestad de la ley. Y ojalá que esa ley se haga respetar.
(Fin del Editorial de elPeriódico)
Lean ahora por favor la reproducción del Editorial de hoy en Prensa Libre:
Una entrega con olor a contubernio
La entrega voluntaria del ex presidente Alfonso Portillo a la justicia guatemalteca es un acto que solo puede ser explicado por la existencia de un arreglo, de un verdadero contubernio en el cual es imposible que no participe y siga participando gente con poder político. Esta sospecha surge al hacer un mínimo análisis de los acontecimientos inmediatamente anteriores y posteriores a ese hecho sin precedentes en la historia del país.
La Procuraduría General de la República de México, al informar que el ex presidente había salido voluntariamente de ese territorio, abrió la puerta a considerar la posibilidad de un pacto político en el que participa el actual gobierno. Para nadie es un secreto el desastroso estado en que se encuentra el sistema judicial del país, sujeto a toda clase de presiones sectarias.
Si bien puede ser cierto que, como dice Portillo, el gobierno anterior ejerció presiones en su contra, es un hecho que el actual tiene alguna clara participación en su defensa, lo que despierta la confianza que se evidencia en las expresiones del ex mandatario, las cuales concuerdan con la ejemplar e inesperada celeridad de la actuación de las autoridades, y por el hecho de que se le acusa de un delito por el que pudo salir libre bajo fianza a pocos minutos de haberse presentado a declarar. Por ello no es difícil insistir en que el ex presidente saldrá bien librado.
Luego de su cambio de la Democracia Cristiana al Frente Republicano Guatemalteco (FRG), Portillo se convirtió en el ungido de Efraín Ríos Montt, a su vez relacionado con el actual gobierno. No se puede negar la posibilidad de una presión del FRG, y otro factor que demuestra esa ayuda es la campaña efectuada desde hace varios días por radios vinculadas al monopolista mexicano que tiene conexiones tanto con el ex mandatario como con el gobernante Colom, cuyos diputados lo beneficiaron hace poco al abolir impuestos que le afectaban y deshacerse en halagos rastreros, sin que se haya sabido de ninguna reprimenda de la Presidencia.
Este asunto, además de poner a prueba el sistema, puede convertirse en la primera mancha seria del gobierno actual. La independencia de poderes es, en Guatemala, prácticamente imposible. Las relaciones entre los políticos son innegables, y todo ello se traduce en un aumento a la impunidad y a la burla a la ley. Por eso, a nadie debe extrañar que el presidente prófugo por casi cinco años salga absuelto de los cargos. A causa de ello nadie puede ser criticado por sentirse decepcionado.
Ha comenzado un verdadero show político, en el cual el espíritu de la ley será nuevamente burlado, con el consiguiente efecto negativo en la sociedad guatemalteca. Lo que se podría haber señalado como un acto de entereza, ante el convencimiento de la propia inocencia, no es más que un nuevo ejemplo de pragmatismo. Y el hecho de que Alfonso Portillo haya despotricado contra la prensa escrita, demuestra que en ese campo se encuentra del mismo lado que el Partido Unionista.
(Fin del Editorial de Prensa Libre)