Toda mi vida he sido una persona sumamente amigable, predispuesta a la amistad, y por esa actitud tengo la tendencia a identificar demasiado pronto como amigos a personas que, en realidad, no son sino simples conocidos a quienes he concedido mi amistad. Y la experiencia me ha enseñado que por observar ese comportamiento a veces cometo errores de apreciación porque se corre el riesgo que algunos a quienes se brinda amistad, tarde o temprano demuestran que realmente no son amigos de uno. Ni modo. No hay nada qué hacer.
Mi formación familiar y social me ha inclinado a cultivar amistades de personas que no siempre me han correspondido. Además, durante mis años de permanencia en México aprendí a abrir las puertas de mi casa a las personas cuya relación me parece grata, o interesante, y todos los días celebro en mi casa la presencia de alguna persona de mi agrado que viene a compartir mi pan y mi vino. Por otra parte, en esa forma he podido obtener mucha información valiosa en mi actividad periodística para hacer análisis políticos, económicos y sociales. Porque la información es poder.
Lamentablemente, en el transcurso de esas experiencias me he llevado unas cuantas decepciones con ciertas personas a quienes brindé mi amistad pero me han demostrado que aparentaron que eran amigas mías, pero en verdad no lo son a pesar de que les he recibido en mi casa y han compartido mi mesa. Pero, ni modo, así es la vida. El error es mío por creer que la amistad que yo les daba era correspondida. Pero eso me ha servido de experiencia para aprender que una cosa son los amigos y otra cosa son los conocidos.
Esto sucede mucho particularmente con los políticos que aspiran a ser electos para un cargo y con los funcionarios públicos, porque nos simulan su amistad mientras les podemos servir en alguna forma, pero en cuanto dejamos de servirles? chao, si te vi no me acuerdo. Esas experiencias son tristes y dolorosas, pero hay que aprender a soportarlas porque son gajes de la vida.
El lunes pasado leí la columna Catalejo de mi colega -y amigo, creo yo- Mario Antonio Sandoval, en el diario Prensa Libre, titulada ?De amistades y relaciones?, en la cual expresó con dura franqueza que Óscar Rodolfo Castañeda, candidato presidencial del partido de Avanzada Nacional (PAN), ?es hijo de una querida amiga? con quien han ?compartido relación profesional, periodística, personal?. Y refiriéndose a Castañeda agregó: ?Lo conocí hace más de 20 años, cuando dirigía el concurso de Miss Guatemala?. Y sigue diciendo: ?Cuando fue diputado panista hablamos de temas políticos. Cuando nos encontramos, el saludo es cordial?. Después especificó: ?Nunca he ido a su casa, ni él a la mía. Tengo tres o más años de no verlo, y como figura política ha realizado acciones con las cuales no puedo ni quiero estar de acuerdo?. Todo esto es consecuencia, según explica Sandoval, de que en una entrevista le calificó como ?uno de sus mejores amigos?. Luego dice: ?Esto me coloca en un grupo con el cual no deseo estar incluido, por razones obvias y porque no tengo relación alguna con ninguno de ellos?. Y concluye: ?Dime con quién andas??
Es obvio que ha querido dejar muy claro que no le gustó que Castañeda le haya identificado públicamente como ?uno de sus mejores amigos? y que no es recíproca esa supuesta amistad. Comprendo su malestar y su rechazo a ser identificado en esa forma por Castañeda tanto en lo personal como en su calidad de candidato presidencial, porque le compromete en alguna forma. Sobre todo cuando es bien sabido que, de un tiempo a esta parte, Castañeda ha venido siendo el vocero de las millonarias reclamaciones y graves acusaciones contra Juan Luis Bosch y Dionisio Gutiérrez de parte de su tío Arturo Gutiérrez, quien se dice que está financiando la campaña presidencial de Castañeda, así como también se dice que le está financiando el ingeniero Francisco Alvarado MacDonald. Y, como bien dice Sandoval, ?dime con quién andas??
Empero, en el siguiente párrafo sigue diciendo Mario Antonio: ?Varias personas me preguntaron por qué Castañeda dijo eso. No tengo idea. Pero también, por qué se publicó en la entrevista. La respuesta es: porque él lo dijo. Pero cuando hay capacidad y experiencia en los entrevistadores y en los responsables de leer los trabajos antes de su publicación, una afirmación semejante es motivo de consulta, no sólo con los mencionados, sino con las autoridades del diario. En este caso, el director Gonzalo Marroquín fue consultado y lo autorizó expresamente. Yo hubiera llamado a la persona mencionada, por mínimo respeto, para consultar si es cierto, y así evitar la interpretación de ser esto una forma poco profesional de causar problemas políticos y personales, o de ver al periodismo como simple caja de resonancia?.
A pesar de que tengo entendido que Mario Antonio es profesor de periodismo en la universidad Rafael Landivar, me permito el atrevimiento de manifestar que no estoy de acuerdo con esa tesis, porque lo que él plantea se llama censura. Si Castañeda lo dijo no hay razón para que el entrevistador o el director del periódico le llamen para preguntarle si está de acuerdo y autoriza que se publique. Porque hay libertad de expresión. Y si él quiere desautorizar esa declaración, puede hacerlo por medio de su columna, como en efecto lo hizo en su artículo.
Me preocupa haber leído lo que dijo Mario Antonio para demostrar que no es verdad que sea amigo de Castañeda, como éste dijo, porque dijo que él nunca ha ido a la casa de Castañeda, ni éste ha ido a la casa de él. Digo que me preocupa porque, aunque nadie me lo está preguntando, ni yo tengo por qué divulgarlo, no sé en que posición quedo yo ante sus ojos, si me puedo catalogar como amigo suyo y a él como amigo mío, porque él ha venido a mi casa acompañado de su esposa, una sicóloga inteligente, preparada y encantadora, pero yo nunca he ido a la casa de ellos. En fin, yo conocí a Mario Antonio desde que él era un niño y todavía no comenzaba a ser periodista y yo ya era columnista en Prensa Libre, cuando ese periódico apenas empezaba. Y desde entonces siempre he creído que he sido amigo de él y también que él ha sido amigo mío.
En cuanto a Castañeda, no cabe duda de que es un hombre muy atrevido o demasiado ?aventado? por habérselas arreglado para desbancar al pobre doctor Arredondo con todo y su fosforito, para convertirse en el candidato presidencial del PAN.
He escuchado y leído algunas de sus declaraciones y me ha impresionado el aplomo con que las ha hecho, como si en verdad fuese un político de experiencia y capacidad. No cabe duda que ha asumido ese papel con impresionante seriedad, como si fuese una persona idónea y preparada para dirigir el destino de nuestra patria. Aunque yo tampoco puedo decir que soy amigo de él, lo conozco desde hace mucho tiempo y nunca sospeché que algún día llegaría a ser nada menos que candidato a la Presidencia de la República. Cosas veredes, Sancho amigo, dijo don Quijote.
No sorprende que haya llegado tan lejos, sin embargo, porque primero sorprendió a Guatemala cuando se autoproclamó ?La voz de la verdad? en enormes vallas publicitarias con grandes fotografías suyas en las que posó como si fuese un estadista, porque quizás desde entonces venía preparando su imagen para ser candidato a la Presidencia de la República. Y hemos visto con mucho asombro que ha tenido mítines con mucha concurrencia en Zacualpa, Santa Cruz del Quiché y Chajul. Pero lo que más ha sorprendido es que su eslogan de batalla es ?Por una Guatemala sin dueños ni patrones?. ¡Qué largo! ¿Entonces qué? Es demasiado atrevido, a pesar de que ni siquiera ha sido tomado en cuenta en las encuestas de intención de voto.