?Pulso? entre Colom y Pérez

El último de los programas de televisión dominicales ?Libre Encuentro? fue realmente un ?pulso? entre los dos candidatos presidenciales que, según las encuestas que se han hecho, son quienes tienen el más alto porcentaje de intención de voto: el ingeniero Álvaro Colom Caballeros, postulado por el partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y el general retirado Otto Pérez Molina, postulado por el partido Patriota (PP) y, en mi opinión, ambos proyectaron no sólo sus personalidades sino también cómo se comportarían si llegaran a desempeñar el cargo de Presidente de la República. Creo que el director general y conductor del programa, licenciado Dionisio Gutiérrez Mayorga, se apuntó un 10 al dar oportunidad a los televidentes de ver cómo se desenvuelven esos candidatos y escoger entre ellos a quien prefieran que dirija el próximo gobierno de la República.
Es lógico y natural que al encontrarse en plena campaña proselitista, a tan corto tiempo de las elecciones generales del 9 de septiembre próximo, los candidatos hagan su mejor esfuerzo por reflejar ante los electores -y en este caso los televidentes- la personalidad que son capaces de adoptar en una situación como esa, porque saben que serán juzgados por cada palabra que pronuncien, cada gesto que hagan, cada mirada que dirijan al contrincante, cada pose. Aunque se pueda decir que éstas son cuidadosamente estudiadas con el objetivo de causar al público la mejor impresión que sea posible, de acuerdo a las instrucciones de sus asesores de imagen, también reflejan cómo van a comportarse si llegan a ganar las elecciones. Así es esto, ni modo. Los políticos en contienda son como actores que están desempeñando un papel y quien mejor lo haga será el más convincente. Lo cual, naturalmente, va a reflejarse en las votaciones.
Los dos candidatos a la Presidencia de la República que se enfrentaron en el programa de televisión ?Libre Encuentro? lo deben haber sabido y, por consiguiente, no debería sorprenderles que las reacciones de los televidentes y de los comentaristas en los medios de comunicación sean consecuencia de la forma en que se comportaron y de lo que dijeron en el transcurso de sus planteamientos.
Porque supongo que ambos comprendían que no estaban en un encuentro confrontativo en el que se tenían que sacar sus “trapitos al sol” y agredirse, sino tomaban parte en un foro público que estaba penetrando en las casas de los televidentes y, por lo tanto, se esperaba de ellos un comportamiento respetuoso y sereno, como personas maduras que deben ser, y no como si fuesen gallos de pelea. Podría decir en síntesis que el ingeniero Colom Caballeros puso de manifiesto que es un político más hábil que el general Pérez Molina, porque reflejó tener capacidad, madurez y serenidad ?que son virtudes positivas en una persona que pretende ser un estadista-, mientras que el general Otto Pérez Molina mantuvo un comportamiento agresivo, tenso y emocional que caracteriza a las personas agresivas, inmaduras y temperamentales. Pero Colom no debe olvidar que la popularidad del mal recordado ex presidente Alfonso Portillo, cuando todavía era candidato, aumentó el día que afirmó con arrogancia digna de mejor causa que no había sido un mexicano el que había matado a balazos en Chilpancingo, sino habían sido dos. Lo que demuestra que a muchos guatemaltecos les gusta las personas agresivas y matonas.
Si esos dos candidatos a la Presidencia de la República reflejaron en ese programa la forma como actuarían si llegasen a ocupar la silla presidencial, me parece que el ingeniero Colom tiene una mejor disposición que el general Pérez, porque en ningún momento cayó en las trampas que le pusieron algunas de las gratuitas acusaciones irrespetuosas que éste le hizo y, por el contrario, le respondió con respeto y serenidad para aclarar las insinuaciones de haber cometido acciones ilegales. Especialmente cuando, en la acusación que le hizo el general Pérez Molina, de haber recibido dinero del ex Contralor Abadío, el ingeniero Colom le preguntó directamente: ?¿De qué estas hablando Otto, si ese caso fue llevado hasta la Corte Suprema de Justicia??. Con lo cual le dejó callado. No cayó en la tentación de responderle con otra acusación aún más grave, como bien pudo haber sido qué pasó con los millones de quetzales cuyo destino todavía se ignora y que, supuestamente, fueron empleados para obtener equipos para la Policía Nacional Civil cuando el general Pérez Molina era Comisionado de Seguridad del actual gobierno y su partido Patriota aún formaba parte de la llamada Gran Alianza Nacional (Gana), de la cual también formaban parte todavía el partido Solidaridad, de su candidato vicepresidencial, Ricardo Castillo Sinibaldi, y el partido Movimiento Reformador del ferretero y ex Canciller de este gobierno, licenciado Jorge Briz Abularach, pero ahora los tres están separados de esa supuesta ?gran alianza? y, por el contrario, están en la oposición.
Probablemente el punto clave llegó cuando el general Pérez Molina trató de explicar el significado de la ?mano dura? que ha venido promoviendo en su campaña electoral y, francamente, su explicación no fue precisamente muy afortunada; o por lo menos a mí me pareció más como una amenaza de algo indeseable que como una promesa de una solución inteligente y legal a la insoportable situación que está sufriendo el pueblo guatemalteco mientras imperan la delincuencia común, el crimen organizado y el poderío del narcotráfico. Viniendo de un militar, aunque ya se encuentre en condición de retiro, esa ?mano dura? recuerda la nefasta época en la que los militares que gobernaban el país eran una casta aparte y muchos de ellos eran prepotentes y abusadores del poder. Insoportables, para decirlo en una palabra.
Ante esta actitud amenazadora e indeseable, el candidato del UNE respondió ofreciendo, a cambio, el riguroso cumplimiento de las leyes que nos rigen. Eso es precisamente lo que se debe haber en un país en el que hay un estado de derecho y las autoridades cumplen y hacen cumplir las leyes en un marco de estricto respeto a los derechos humanos. No andar amenazando con el puño que va a tomar medidas represivas, lo cual trae a la memoria las dictaduras del pasado.
De acuerdo a los sondeos, el ingeniero Colom tiene asegurado que obtendrá una mayoría relativa de votos en la primera vuelta electoral, pero considero muy difícil que la gane con mayoría absoluta y, por consiguiente, tendrá que participar en una segunda vuelta con quien obtenga el segundo lugar en la primera votación. Y a juzgar por las encuestas, ese contrincante podrá ser el general Pérez Molina, razón por la cual adquiere una importancia inédita el programa ?Libre Encuentro? en el que participaron.
Pero el candidato presidencial del partido UNE no debe confiar más de lo prudente en que es suficiente el respaldo popular con el que cuenta y desestimar el notable incremento en la propaganda y el crecimiento que ha venido obteniendo últimamente el candidato presidencial del PP, sobre todo en ciertas áreas del país, como el departamento de San Marcos que prácticamente está tapizado con su propaganda. Sería un grave error del ingeniero Colom menospreciar la posibilidad de que, no obstante que le han favorecido los resultados de todas las encuestas que se han hecho hasta el momento, en los dos meses que aún faltan para los comicios el general Pérez pueda dar una sorpresa y subir en el punteo de intención de voto. Como ya le he dicho muchas veces en mis artículos al ingeniero Colom, no debe olvidar que a veces del plato a la boca se cae la sopa.

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