Les confieso que, por más que lo he pensado y repensado, todavía no he encontrado cómo diablos titular este artículo, porque no se me ocurre en qué forma calificar el hecho al cual se refiere. Todo comenzó cuando al señor Emilio Méndez, hijo del exitoso comerciante Saúl E. Méndez M., se le ocurrió la buena […]
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