Por si acaso?

No hay nada más seguro en la vida que la muerte, porque es su hermana melliza e ineludible compañera. Desde el día que nacemos estamos expuestos a morir en cualquier momento. Pero por una de las deformaciones culturales que tenemos, vemos a la muerte como algo tenebroso e indeseable, como si fuese un castigo para los seres vivos, como la puerta de salida de la vida y de entrada al implacable juicio final de Dios y a ser sentenciados al cielo o al infierno. Por eso es que los deudos lloramos cuando mueren nuestros seres queridos y nos vestimos de luto. Pero yo siempre he creído que ha de ser una experiencia aún más maravillosa que la vida, puesto que se cree que pueda ser el premio o el castigo de ésta. Porque creo que la muerte es consecuencia de lo que hemos sido y la razón de ser de lo que después seremos.
En otras culturas, sin embargo, la muerte es motivo de fiesta y alegría porque tienen fe en que es el camino a otra existencia que creen que será aún más grata que la vida que se deja. Por esos sus entierros van siempre acompañados de música con alegres canciones de despedida.
Es ley natural que algún día nos llegue la muerte por el desgaste de los años o por un quebranto de salud inesperado que no logramos superar. Y en una sociedad como la de Guatemala y, sobre todo, por las circunstancias que estamos viviendo, en las cuales día tras día hay tantos asesinatos por oponer resistencia a que los delincuentes nos roben un automóvil, o hasta un teléfono celular, es indudable que muchos se van de la vida sin haber tenido oportunidad de despedirse. Y estoy seguro que probablemente la totalidad hubiese querido tener la oportunidad de de decir adiós a quienes fueron sus compañeros de las alegrías y tristezas pero no tuvieron ocasión de hacerlo. Además, tomando en consideración los muchos años que he vivido ?ya tengo 79 años de edad, lo cual se dice fácil, pero les aseguro que no lo es- y los achaques de salud que como consecuencia de los abusos y los descuidos uno pueda padecer, es lógico que lleguemos a pensar que cabe la posibilidad de que en cualquier momento debamos hacer mutis por el foro y partir a esa siguiente etapa que llamamos ?más allá? pero en mi caso creo que está más acá que allá.
En vista de lo cual, es aconsejable aprovechar que tenemos a nuestro alcance un medio para comunicarnos con algunas de las personas a quienes quisiéramos decir adiós para comenzar a despedirnos cuando aún estamos en condiciones de hacerlo, es decir cuando todavía no es demasiado tarde y ya no nos será posible decirlo. Por si acaso llego a estar de pronto en esa circunstancia, creo conveniente despedirme desde ahora, cuando todavía estoy en condiciones para despedirme.
Quienes puedan estar al tanto de lo que ha sido mi vida saben que la he dedicado casi por completo a esta apasionante actividad del periodismo y quizás hayan tenido oportunidad de leerme alguna de la muchas veces que he dicho que creo que un periodista que no puede comunicarse con los lectores es como si no existiese, como si ya hubiese muerto. Y por ese afán de sobrevivir a ciertos embates que pudieron haberme causado dejar de comunicarme con ustedes -mis estimados lectores- la última vez que me vi en la necesidad de buscar alguna manera para no dejar de hacerlo, cuando no pude continuar publicando mis habituales columnas en elPeriódico, encontré acomodo en este prodigioso adelanto cibernético que cada día me gusta más y gracias al cual el periodista en mí ha logrado sobrevivir la pérfida intención de quienes quisieron silenciar sus pensamientos y sentimientos. Y gracias a la generosidad de unos mecenas he podido continuar sosteniendo el mismo -o quizás un mejor- tren de vida al que he estado acostumbrado.
Pero hay veces en la vida que por cualquier circunstancia un periodista debe pensar que podría llegar a tener que hacerle frente a la siempre presente posibilidad de dejar de expresarse para siempre sin antes haber tenido la oportunidad de decir adiós, lo cual me han enseñado que es contrario a la buena educación que hemos aprendido de decir adiós cuando nos despedimos cuando nos vamos de alguna parte.
Y por si acaso… como dice el título de esta columna dominical, desde hoy quiero comenzar a despedirme para que en cualquier momento en que me vaya no se me pueda acusar de haberme ido sin haberme despedido. Anticipadamente les digo adiós y agradezco a todas las personas que, como usted que me está leyendo, han dado la razón de ser a mi existencia de periodista que, en mi caso particular, equivale a toda mi vida.
Agradezco a quienes por una u otra razón han dado un motivo especial de satisfacción y alegría a mi vida profesional y personal, pero también les agradezco a quienes alguna vez trataron de meterme una zancadilla, de obstaculizar el paso de mi actividad profesional que, insisto, equivale a decir mi vida, porque también gracias a ellos he podido superar algunos de los muchos problemas que se me han venido presentando para tratar de impedir que pueda sentirme realizado como periodista y como persona.
Doy las gracias especialmente a quienes han sido mis amigos ?que afortunadamente he tenido muchos-, pero también a quienes han sido mis detractores y han podido ser hasta mis gratuitos enemigos. ¡Muchas gracias a todos! Se los agradezco desde ahora para que si acaso un día inesperado tengo que irme intempestivamente, sin tener oportunidad de decirlo, para que no se pueda decir después que fui un mal agradecido.
He hecho todo lo que me ha sido posible por servir a mi país y a mis compatriotas en la medida de mis limitadas posibilidades y me siento satisfecho si hay por lo menos una persona que algún día me lo reconozca.
Estoy seguro de que no todos mis lectores han compartido por igual todas mis opiniones, pero así es este oficio del periodismo y este juego de la vida. Si en el transcurso de mi larga experiencia periodística he sido injusto con alguien, o he ofendido a alguna persona, le ruego que me perdone. Si lo hice nunca fue intencional. Sin embargo, estoy consciente de que en muchas ocasiones mi habitual franqueza pudo haber sido motivo para unos malos entendidos y resentimientos. Pero nunca ha sido mi intención ofender a nadie por decirle unas cuantas verdades.
La vida ha sido una formidable experiencia para mí, tanto en lo profesional, como periodista, como en lo personal, porque he podido gozar de muchas maravillosas experiencias, de todas las cuales la más importante ha sido el amor que he sentido por mis seres más queridos y el amor que, a su vez, ellos me han dado.
Hoy que, por si acaso… he de morir pronto primero como periodista que como persona, les digo adiós y agradezco la atención que me han prestado mis lectores y la simpatía y el apoyo que me han dado mis amigos. Quizás sea mejor que la persona deje morir primero al periodista para poder sobrevivir un poco de tiempo más como persona. Así podré terminar mi vida en paz, lejos de las confrontaciones que provoca el periodista con lo que dice y ponen en peligro la vida de la persona. Será mejor que termine el corto tiempo que me pueda quedar de vida sin estar exponiéndome a las consecuencias de lo que publica el periodista. Muy pronto voy a dejar descansar en paz al periodista para que la persona pueda vivir en paz un poco más de tiempo.
Ya he pedido perdón a las personas a quienes de alguna manera haya podido ofender, por lo que ya puedo morir tranquilo, ya sea porque deje de escribir y por ello muera el periodista, lo cual estoy pensando hacer porque siento que ya estoy muy cansado y no es cosa fácil escribir todos los días esta columna que he venido publicando ininterrumpidamente desde febrero del presente año; o porque muera como persona, lo cual tampoco puedo descartar porque ya estoy muy viejo y, además, debo tomar en cuenta que cualquiera puede ser otra víctima más en esta etapa de extrema violencia que estamos pasando. Creo que ya va siendo hora de que yo descanse. ¡Sólo Dios sabe lo que me pueda suceder en cualquier momento! Pero ya estoy preparado para hacer mutis por el foro, porque me he despedido de ustedes. Ya les he dicho adiós, por si acaso…
Gracioso videotube
Para poder reir un poco, comparto con ustedes un videotube que me envió de Madrid (España), donde radica desde hace muchos años, mi querida sobrina Ana María Palmieri Gómez, primogénita de mi amado e inolvidable hermano Federico Guillermo y su también amada e inolvidable bella esposa Ana María, nacida en el pintoresco barrio de Lavapiés de Madrid. Este Youtube es una parodia de El Señor de los Anillos, que no se refieren necesariamente a mi amigo el periodista Haroldo Sánchez, director del noticiario del canal de televisión Guatevisión, porque usa un anillo en cada uno de los diez dedos de sus dos manos, sino se trata de las fantasiosas películas que obtuvieron tanto éxito de taquilla en todo el mundo.
Espero que a ustedes les divierta tanto como parece que le ha divertido a ella. Hagan click sobre la flecha que está en medio de la pantalla y suéltense a reir.
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Para terminar este blog dominical de despedida, deseo que tengan un feliz domingo.

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