Ayer dediqué todo el espacio de este blog a decir adiós de la actividad política nacional al veterano partido Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG), porque en el conteo final de los votos válidos emitidos en las elecciones del domingo pasado no logró obtener ni siquiera el porcentaje mínimo del 5% que, de acuerdo al artículo 93 inciso b) de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, es indispensable para poder seguir inscrito como partido y no ser cancelado, ?salvo cuando haya alcanzado representación ante el Congreso de la República?. Y como la DCG obtuvo 16 mil 492 votos, equivalentes al 0.50% del total de sufragios, con la candidatura presidencial del ecologista Marco Vinicio Cerezo Blandón, va a tener que desaparecer del mapa.
Pero no es únicamente ese partido el que va a desaparecer como consecuencia de lo mismo, porque también serán canceladas otras organizaciones políticas como la Alianza Nueva Nación (ANN) que postuló la candidatura presidencial del señor Jorge Ismael Soto García, quien participó en las elecciones con su nombre de guerra Pablo Monsanto, que usó cuando fue comandante de la facción guerrillera Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), quien obtuvo 19 mil 265 votos, que equivale al 0.59% del total de votos válidos; y el partido Desarrollo Integral Auténtico (DIA) que postuló la candidatura del coronel retirado Héctor Rosales Salaverría, ex vocero de la Institución Armada y ex embajador extraordinario y plenipotenciario de Guatemala en Panamá y El Salvador, quien obtuvo 18 mil 776 votos, lo que es equivalente al 0.57%.
A pesar de no haber obtenido ni siquiera el mínimo de votos requerido para sobrevivir, se salvaron de ser cancelados, porque ganaron el derecho a tener representación en el Congreso de la República, el partido Unionista (PU), que postuló la candidatura presidencial del ingeniero Fritz García-Gallont y obtuvo 95,743 votos, equivalente a un 2.9%; la Unión del Cambio Nacionalista (UCN) que postuló la candidatura presidencial del señor Mario Estrada y obtuvo 103,603 votos; el partido de Avanzada Nacional (PAN), que postuló la candidatura presidencial del publicista Óscar Castañeda Rosales y obtuvo el 2.56% de los votos válidos; y el partido Encuentro por Guatemala (EG) que postuló la candidatura de la primera mujer y primera indígena que ha competido para llegar a la Presidencia de la República, la controvertida y muchas veces doctora honoris causa Rigoberta Menchú Tum, premio Nobel de la Paz 1992, quien obtuvo el 3.09% de los votos válidos después de haber hecho una campaña extremadamente modesta.
Después de participar en la primera vuelta electoral sin haber logrado obtener el número de votos mínimo, se tendrá que desintegrar también la coalición del EG con la organización indígena Winaq, que postuló la candidatura a la Presidencia de la República de Rigoberta Menchú, y a la Vicepresidencia al caficultor Fernando Montenegro, no obstante que el EG, como tal, sí podrá seguir inscrito por el hecho de haber metido cuatro diputados al Congreso de la República, en cuenta su máxima dirigente, la diputada por la ANN Nineth Montenegro, porque logró ser reelecta.
No hay tal ?racismo?
Por cierto que, según una nota informativa publicada ayer en Prensa Libre con el título ?Racismo impidió apoyo para Menchú?, esta destacada activista política parece creer que si no sacó más votos la única mujer y única indígena que ha podido llegar a ser candidata presidencial en toda nuestra triste Historia fue debido al ?racismo” a pesar de haber obtenido 101 mil 316 votos, mientras que el partido EG obtuvo 195 mil 151 votos, por lo cual considero oportuno hacerle ver que no ha dicho la verdad porque, como es bien sabido, es mayoritario el porcentaje de indígenas que hay en Guatemala, por lo cual, si los indígenas no votaron por la candidata Menchú fue porque, como se ha dicho tantas veces, ella no goza de la simpatía ni de la confianza ni siquiera de sus congéneres. Por consiguiente, es a todas luces falaz la invocación del pretexto del ?racismo? en este caso. Además, la misma diputada Montenegro ha dado a conocer a la opinión pública que ?a partir de esta elección el EG se separa del Winaq? y lo justifica recordando que ?desde el inicio del movimiento de Menchú se había anunciado la separación?, con el obvio propósito de que no se pueda creer que el divorcio es debido al ?racismo?. Por otra parte, la señora Montenegro afirmó que considera ?satisfactorios? los resultados obtenidos por el partido EG en la elección de diputados por el listado nacional, porque durante la legislatura 2008-2012 contará con 4 parlamentarios que, además de ella misma, son los señores Aníbal García y Armando Sánchez y la señora Otilia Lux -otra destacada mujer indígena- lo cual demuestra que no es precisamente el factor ?racismo? el que hizo que la candidata Menchú no obtuviese mayor cantidad de votos, sino el rechazo de sus congéneres y demás votantes.
Asimismo, la inquieta secretaria general del EG anunció que el próximo lunes dará a conocer ?si dará su apoyo a uno de los dos candidatos presidenciales? que van a competir en la segunda vuelta del próximo 4 de noviembre: el ingeniero Álvaro Colom Caballeros, postulado por el partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y el general Otto Pérez Molina, postulado por el partido Patriota (PP), lo cual me parece que es totalmente incongruente con la actitud que se está produciendo en los otros partidos políticos que no van a competir en la segunda vuelta y han dicho que ?dejarán en libertad? de escoger entre los dos candidatos a quienes votaron por ellos en la primera vuelta. Lo cual sí es congruente con la realidad política nacional porque ya está de sobra comprobado que en Guatemala los dirigentes de los partidos políticos no pueden darse el lujo de “endosar” a otro candidato en una segunda vuelta electoral los votos que sus propios candidatos obtuvieron en la primera vuelta. Y si lo hacen corren el peligroso riesgo de ponerse en ridículo porque serán muy pocos los afiliados y votantes que les harán caso. Salvo en ciertos casos, como probablemente el del general Efraín Ríos Montt, quien es innegable que ejerce un fuerte liderazgo de mano militar en su partido Frente Republicano Guatemalteco (FRG). Pero el candidato que reciba públicamente su apoyo corre el riesgo de tener que decirle ?Mejor no me apoyes compadre?, emulando a lo que hace muchísimos años dijo el líder obrero y diputado marxista mexicano Vicente Lombardo Toledano a otro diputado en el Congreso cuando trataba de salir su defensa en un debate y sus argumentos en vez de mejorar la situación la empeoraban y Lombardo lo interrumpió para decirle: ?¡Mejor no me ayudes, compadre!?.
Asombro por unos resultados
Probablemente los resultados de la primera vuelta electoral que más asombro han causado entre quienes hacemos análisis políticos son el del elevado número de votos que obtuvo el doctor Eduardo Suger Cofiño, candidato del Centro de Acción Social (CASA), quien sacó 244,448 votos, y el coronel retirado Héctor Rosales Salaverría, postulado por el partido DIA. El caso del primero es en efecto sorprendente no sólo porque no desarrolló una campaña electoral y publicitaria tan costosa y del impacto de las que hicieron otros candidatos, como el ingeniero Colom y el general Pérez, pero debido a que su personalidad y calidad intelectual como doctor que es en la Ciencia Matemática y Física Nuclear no es fácilmente comprendida por el grueso de la población y a pesar de que participó en las elecciones de hace cuatro años después no se dedicó a mantener su presencia política y esperó hasta que comenzaron las campañas para volver a dar a conocer su pensamiento político y sus planes si llega a la Presidencia. El hecho de haber subido tanto de posición de manera tan sorprendente en corto tiempo y sin gastar tantos millones en una campaña publicitaria demuestra que si hubiese mantenido su presencia política desde entonces, otro gallo le habría cantado en estas elecciones. Pero, lamentablemente, esperó hasta que llegó el tiempo de comenzar a competir en estas elecciones para reanudar su contacto con los votantes. El caso del coronel Rosales Salaverría es aún más sorprendente, porque a pesar de que esta ha sido la primera vez que participaba en la política partidaria y en una elección, y no obstante que lo hizo como candidato de última hora de un partido minoritario, como el DIA, sacó un respetable número de votos. Obtuvo más votos que el candidato de la Democracia Cristiana Guatemalteca, a pesar de que este partido existía desde 1955.
Otros casos que me parecen sorprendentes son los de los candidatos abiertamente de la izquierda marxista, como Miguel Ángel Sandoval, de la URNG-MAIZ, quien logró obtener el 2.13% de los votos sin haber hecho una campaña publicitaria costosa en todos los medios de comunicación ni en vallas gigantescas por todas partes. Y lo mismo se puede decir del “comandante Pablo Monsanto”, quien obtuvo el 0.59% de los votos con una campaña modesta y su pegajosa cancioncita ?Yo soy Pablo?, cantada por niños, recorriendo el país para relacionarse cívicamente con el pueblo, en vez de volver a hacerlo con las armas en la mano como guerrillero. Estos casos reflejan que, a pesar de todo lo que nos duele y nos decepciona la situación que está viviendo nuestra patria, estamos comenzando a comprender y aceptar que para vivir en democracia debemos tolerar y respetar todas las ideologías y no volver a caer jamás en la intolerancia autoritaria que causó tantas muertes, tanto derramamiento de sangre, tanta destrucción, tanto dolor, tantos rencores y tanto desprestigio internacional. Quiere decir que vamos por buen camino, de lo cual debemos sentirnos satisfechos y optimistas y dar gracias a Dios de que por fin hemos aprendido algo. Unos que hay que ser tolerantes de las ideologías de los demás, y otros que no se debe tratar de imponer una ideología por la fuerza de las balas. Y ojalá que en estas elecciones ellos se hayan dado cuenta de que los guatemaltecos no queremos ser gobernados por marxistas, ni por Castristas, ni por Chavistas.