Calumnias de un badulaque
Este artículo lo escribí para que fuese publicado el lunes 30 de abril, pero por alguna ?misteriosa” razón fue borrado por completo de mi computadora. Sin embargo, lo he escrito de nuevo para publicarlo hoy. Espero que esta vez no se vaya a volver a borrar.
Ya he denunciado la bajeza y cobardía que cometió una repugnante y siniestra sabandija que deambula en el periodismo nacional y, suplantando la columna Catalejo, que escribe el periodista Mario Antonio Sandoval y publica Prensa Libre, hizo circular por correo electrónico una serie de gratuitas calumnias, difamaciones e insultos contra mí que reprodujo de lo que publicó recientemente en un asqueroso pasquín con el título ?Jorge Palmieri: el retrato de un canalla?.
En ese artículo me endilga muchos epítetos peyorativos: me califica de senil, decrépito y desmemoriado. Sin embargo, él comienza su cobarde diatriba diciendo: ?El 30 de enero de 1981, mientras ardía la embajada de España en la ciudad de Guatemala, muriendo entre otras personas el secretario Jaime del Arbol, Jaime Cáceres Lenhoff?, etcétera. Sólo en este primer párrafo cometió tres pifias, porque 1) esa lamentable tragedia no fue el 30 de enero, sino el 31; 2) el apellido del cónsul de España no era del Arbol, sino Ruiz del Arbol (qepd); y 3) el primer nombre del ex Vicepresidente Cáceres Lenhoff (qepd) no era Jaime, sino Eduardo, Lo que demuestra que el desmemoriado es él, no yo. O probablemente estaba demasiado drogado cuando lo escribió.
Mis amigos artistas mexicanos
Pero no me interesa señalar sus pifias, ni sus calumnias ni, mucho menos, responder a sus insultos
con los muchos insultos que él merece. A lo que voy a referirme es a lo que dice en dos párrafos (muy mal escritos por cierto): ?Durante su estadía como embajador en México, Palmieri aprovechó su habilidad camaleónica para penetrar en el mundo del espectáculo mexicano, pues como embajador y con sus trucos, malavares y artimañas, consiguió conocer personajes como Cantinflas, Raphael de España, Verónica Castro en sus inicios, a Mauricio Garcés y muchos más, de quienes posee fotografías como la de Mario Moreno ?Cantinflas? cocinando y muchas otras con las que tortura a sus ingenuos primerizos visitantes para que conozcan su ?alta? relación con el mundo del espectáculo. Incluye además una fotografía de la hija del Coronel de la primavera Jacobo Arbenz Guzmán en la cual, la ya fallecida hace muchos años, Arabella Arbenz, quien se suicidó en el exilio, aparece totalmente desnuda?.
Vayamos por partes. A mí no me fue indispensable llegar a ser embajador en México para entablar amistad con numerosos artistas mexicanos y de otros países, porque no fue el cargo lo que me dio lustre, sino yo le dí lustre al cargo. Comencé a conocer a muchas personalidades de la farándula mexicana cuando publicaba en Guatemala la revista Citeara (de Cine, Teatro y Radio). Después conocí a otros cuando mi hermano Carlos (qepd) era empresario de artistas y contrató a muchos de ellos para actuar en Centroamérica.
Cuando fui cantante
Luego, en 1954, cuando viví exiliado en México durante tres años, a raíz del derrocamiento del gobierno del coronel Jacobo Arbenz (qepd), el primer año me gané la vida como cantante en la boite Chávez-Place, propiedad de mi buen amigo el famoso chef Manuel Chávez (qepd) el cual estaba muy de moda, situada en la avenida Reforma, muy cerca de El Caballito. Cantaba canciones románticas acompañado del trío de los Hermanos Lara y del violinista ruso Elías Breeskin (qepd), y la gente decía que lo hacía bien. Ganaba muchos pesos y me divertía enormemente. ¡Me caían mujeres como maná del Cielo! Pero no tenía permiso para trabajar en ese campo de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y un día fui obligado a dejar de cantar. Pero me habría gustado dedicar el resto de mi vida a esa carrera, porque la pasé muy bien.
Naturalmente, durante ese tiempo entré en contacto e hice amistad con muchos de los artistas que llegaban a escucharme, en cuenta el genial Agustín Lara (qepd), con quien fuimos muy cuates. Al “flaco de oro? le gustaba levantarse de su mesa y caminar hacia el piano para acompañarme cuando cantaba alguna de sus canciones.
Mi vieja amistad con “Cantinflas”
A mi entrañable amigo Mario Moreno Reyes ?Cantinflas? (qepd) lo conocí en el hotel Granada de Bogotá (Colombia) el 9 de abril de 1948. La razón por la cual recuerdo esa fecha exacta es porque ese día fue asesinado en el centro de la capital colombiana el popular dirigente izquierdista Jorge Eliécer ?El Negro? Gaitán, lo cual provocó el llamado ?bogotazo?, y tres días después fuimos evacuados a Panamá con el extraordinario barítono colombiano Carlos Ramírez (qepd), una de las mejores voces que ha dado Latinoamérica, a bordo de un avión de la Fuerza Aérea estadounidense. A partir de aquella inolvidable experiencia, “Cantinflas” y yo cultivamos una estrecha amistad fraternal, que perduró hasta el día de su muerte, porque cuando murió, el 20 de abril de 1993, volé a México para asistir a su funeral y acompañé a su hijo Mario Arturo en el cementerio mientras sus restos eran cremados.
Jamás hice amistad con el amanerado divo español Raphael, porque siempre me cayó muy mal, pero sí tuve amistad con su esposa, la periodista española Natalia Figueroa, marquesa o condesa de Romañones (o algo parecido), hasta el día que trató de engañarme para que llevara 50 mil dólares a España en un sobre muy bien cerrado y ocultándome el contenido.
Verónica Castro y Mauricio Garcés
A la actriz y vedette Verónica Castro la conocí cuando ella tenía un grupo de bailarinas en el restaurante La Ronda, situado en la esquina de las calles Hamburgo y Génova, en pleno corazón de la Zona Rosa, a una cuadra del departamento en Génova 20 en el que vivíamos con la bella Arabella Arbenz (qepd) quien pocos años más tarde se suicidó en Bogotá de un balazo en la boca porque estaba sufriendo una terrible depresión. Al simpatiquísimo actor Mauricio Garcés (qepd) también lo conocí mucho antes de haber sido embajador, a través de mi inolvidable amigo el productor y director de cine Manuel (?El Gordo?) Zeceña Diéguez (qepd).
Fotos de Arabella Arbenz desnuda
Las fotografías de Arabella Arbenz desnuda, que menciona maliciosamente la siniestra sabandija, no son pornográficas, como da a entender, sino son artísticas, tomadas en París por Photo Ronnie Burg, cuando ella era una destacada modelo, y en ellas luce su esplendorosa anatomía. Arabella y yo convivimos los años 1963 y 1964 en París, Nueva York y México por el exilio al que me condenó el coronel Enrique Peralta Azurdia (qepd) porque cometí el error de convencer a mi amigo el presidente Miguel Ydígoras Fuentes (qepd) de nombrarle ministro de la Defensa? ¡y le traicionó encabezando un golpe de Estado!
Grave calumnia
En el siguiente párrafo se le pasó la mano de veneno a la siniestra sabandija al mentir y calumniarme al decir que Raphael me pidió que ?como un favor a su supuesta amistad, le entregara un paquete a su hermano en Madrid, pues Palmieri ?como embajador que era- tenía el privilegio de poseer valija diplomática (y no era objeto de ninguna revisión aduanal): Palmieri se robó, prácticamente, una enorme cantidad de dólares de la época, unos 50 mil, que el Niño de Linares mandaba para su familia con la confianza de un amigo, aduciendo que el dinero se lo habían incautado al llegar a España, sin que tal noticia, que lo tenía que ser y difundirse, nada menos que encontrarle una suma tal a un embajador que no podía explicar su procedencia, nunca se publicó con lo que confirmaría la excusa dada a su ?amigo? Raphael a quien le robó, descaradamente 50 mil dólares de la época; hoy por lo menos, cerca de cinco millones de quetzales. Por supuesto que las aventuras con artistas y personajes famosos, que hace Palmieri con sus invitados o ante cualquier incauto, no está la del dinero robado a Raphael.?
Es tan ignorante y pendejo que cree que un embajador posee una valija diplomática ambulante que puede llevar por todas partes sin que sea registrada en las aduanas, y no sabe que la inmunidad de la que goza el embajador es exclusivamente en el país en el cual está acreditado. El grave error que cometí con esa siniestra sabandija fue abrirle las puertas de mi casa y recibirle un par de veces, porque no sospechaba que algún día iba a tergiversar todo lo que yo le conté, lo cual ahora le sirve para calumniarme y difamarme.
Trampa de Raphael y su mujer
La verdad de lo que sucedió con el cantante Raphael y su esposa, la periodista Natalia Figueroa, miembro de la realeza española, es la siguiente: mi amada esposa Anabella (qepd) y yo íbamos a viajar a España la noche del domingo 28 de junio de 1981, pero el sábado asistimos a una cena en la que estaba Natalia, y al informarle de nuestro próximo viaje a su país nos preguntó si podíamos hacer el favor de llevar unas cartas de Raphael para su hermano Francisco, quien llegaría a recogerlas al hotel Villa Magna, en Madrid, donde íbamos a hospedarnos. Aceptamos hacerlo, pero medio en broma y medio en serio le dije que ojalá no fueran muchas las cartas porque es un fastidio viajar con paquetes de encargo y ella me juró que serían pocas.
Al mediodía del domingo estábamos en el jardín de la embajada, alrededor de la piscina, con nuestros queridos hijos Rodrigo y Alejandro, acompañados de unos amigos que habían llegado a despedirnos, entre ellos ?Cantinflas?, el industrial Sigfrido Miracle y Horst Schmitt, agente de Aviateca en Frankfurt, la ciudad donde nació Goëthe, y de pronto llegó mi chofer con un sobre de papel manila grande y gordo en las manos y nos informó que se lo había entregado la señora de Martos. El abultado sobre estaba cuidadosamente cerrado y con abundante masking-tape en su alrededor. Ordené al chofer que corriera a la puerta a impedir que Natalia se fuese sin habernos entregado personalmente su encargo. Natalia llegó acompañada de su amiga Mónica Manzanares, a quien yo ya conocía, y de entrada le dije con toda franqueza que cuando se pide a alguien que lleve un sobre a otro país, por elemental educación debe estar abierto para que se pueda ver lo que contiene y la persona pueda decidir si quiere llevarlo o no. Y les conté que la esposa de un diplomático guatemalteco con sede en Taiwan se había metido en un grave problema que le costó muy caro porque fue a parar a la cárcel y su esposo tuvo que renunciar al cargo por el escándalo. Una persona le pidió que llevase a Hong Kong un sobre que estaba cerrado y ella no tuvo la precaución de comprobar lo que contenía, y al llegar a Hong Kong las autoridades aduanales lo abrieron y encontraron una buena cantidad de dólares, por lo que la dama guatemalteca fue detenida y acusada de tratar de meter dólares de contrabando. Fue sentenciada a varios años de cárcel y el esposo se suicidó.
Natalia me juró que no debíamos preocuparnos, que el sobre no contenía dólares sino solamente cartas personales y documentos. Insistí en que habría preferido ver el contenido, y ella dijo que si tanto era la desconfianza que teníamos, se podía abrir el sobre. Pero mi amada esposa intervino y me pidió que tuviésemos confianza. Pero cuando Natalia y Mónica se fueron, “Cantinflas”, Miracle y Horst, me aconsejaron no llevar a España el sobre sin estar seguros de su contenido; y sugirieron cortar el masking-tape de un lado del sobre y si no había problema podía volver a pegarle masking-tape.
Trataron de contrabandear a España 50 mil dólares
Con mucho cuidado corté con una tijera el masking-tape y al ver lo que contenía el sobre no pude contenerme y solté la expresión ¡Puta madre! ¡Había 50 paquetes de billetes de cien dólares! Mil dólares en cada paquete, lo cual sumaba 50 mil dólares. Sin perder un minuto ordené al chofer que fuera a la casa de los Martos en la patrulla de Policía que cuidaba la residencia y le dijera a la condesa o marquesa de Romañones (lo que fuera) que regresara inmediatamente a recoger su dinero. A los pocos minutos regresaron, y al ver nuestros semblantes comprendieron que estábamos enojados por que hubiesen tratado de engañarnos y comprometernos en el delito de tratar de meter a España 50 mil dólares sin declarar. Y a continuación les exigí que delante de todos contaran uno por uno los 500 billetes de cien dólares y me extendieran un recibo.
Española de sangre azul humillada
Natalia Figueroa de Martos, condesa o marquesa de Romañones, o no se qué, y Mónica Manzanares tuvieron que sentarse en el suelo para contar los 500 billetes y cuando terminaron les hice firmar un recibo para tener constancia de que se los había devuelto y que ella lo había recibido a satisfacción. Acto seguido llamé por teléfono a nuestro vecino y amigo el famoso periodista Jacobo Zabludovsky, y le pedí que viniera unos minutos para que se enterara de lo que habían hecho sus compadres, porque es padrino de dos de los hijos de los Martos.
Visiblemente avergonzada, Natalia dijo que nunca en su vida había sido tan humillada, a lo que respondí que muy marquesa, o condesa o lo que fuese podía ser, pero merecía la humillación por haber tratado de engañarnos y comprometernos en esa forma, y que se llevara su dinero y le dijera a Raphael de mi parte que es un hijo de puta y que le aconsejase que no se tope conmigo porque tenía muchas ganas de darle por lo menos una bofetada. Les pedí que salieran inmediatamente de mi casa y que nunca en su vida volviesen a hablarme.
¡Barajo y reviro en contra!
No voy a referirme a las otras majaderías y estupideces que dice de mi esa siniestra sabandija, porque he aprendido que las cosas deben tomarse de donde vienen y él no es más que un insignificante badulaque que no me merece importancia alguna. Puede despreciarme, calumniarme, difamarme e insultarme cuanto quiera, pero es bien sabido que no está en sus cabales. Cuando insulta, calumnia y difama a las personas que están muy por encima de su nivel, lo hace para llamar la atención y darse importancia. ¡Así es como trata de justificar que su vida no tiene la menor importancia! Me limitaré a decir que barajo y reviro en contra.
Prueba contundente
Pero qué bueno que hice firmar este recibo a Natalia Figueroa de Martos el cual he conservado tanto tiempo, porque al publicarlo hoy le doy un rotundo tapaboca a la siniestra sabandija que dice que me robé los 50 mil dólares que el cantante Raphael y su esposa trataron de que metiéramos a España de contrabando valiéndose de que teníamos pasaporte diplomático. Si lo hubiésemos hecho se habria provocado un escándalo internacional y desprestigio para Guatemala. Las autoridades españolas nos habrían metido a la cárcel y yo habría tenido que renunciar al cargo de embajador en México. ¡De lo que nos salvamos!
He aquí el famoso recibo.
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