RECUERDO DEL PAPELÓN DE BERGER

En el transcurso de los últimos días he criticado que el actual presidente constitucional de la república, general de brigada Otto Fernando Pérez Molina haya besado el “Anillo del Pescador” o Pescatorio del papa Benedicto XVI cuando le visitó recientemente en el Vaticano para invitarle a venir a Guatemala, a pesar de que ya había trascendido mundialmente que había renunciado al pontificado y que su renuncia entrará en vigor a partir mañana, cuando se retirará a vivir en oración como Papa Emérito. Alguien entendido en protocolo debió asesorar al actual mandatario guatemalteco de no hacer ese indebido acto de sumisión ante el jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano por el hecho de que él también es jefe de Estado de un país libre y soberano, como es Guatemala. Pero no es de extrañar que los dignatarios guatemaltecos cometan esos papelones, que coloquialmente podemos llamar “clavos” o “corchos”, o “cachimbiradas” como lo demuestra que el lunes 18 de abril del 2005 publiqué en elPeriódico esta columna:

EL PAPELÓN DE BERGER

No puedo resistir la tentación de escribir este artículo antes de salir de viaje

Jorge Palmieri

Quienes me leyeron el sábado se enteraron de que no iba a escribir durante la semana que hoy comienza para disfrutar de unos días de divagación durante un viaje que emprendí ayer (domingo por la tarde), a la ciudad de New York, para festejar que mi hijo Alejandro cumple hoy 30 años de vida. Sin embargo, después de leer elPeriódico dominical no puedo resistir la tentación de escribir esta columna para no dejar de expresar mi profundo bochorno por el papelón que hizo en el Vaticano el presidente Óscar Berger Perdomo en la solemne ceremonia del entierro de Su Santidad el papa Juan Pablo II, probablemente por culpa del canciller Jorge Briz Abularach y del embajador Juan Gavarrete Soberón, porque ambos debieron decirle cómo debía ir vestido, y evidentemente no lo hicieron porque ellos tampoco lo sabían. En otro país, esta metida de pata presidencial sería suficiente para destituir al canciller y al embajador. Pero en Guatemala no sucede nada.

En las páginas 18 y 19 de elPeriódico se publicó ayer un estupendo artículo de Mirja Valdés de Arias titulado El autoasesor de imagen, en el que hay una gran fotografía en la que se ve que Berger es el único jefe de Estado que está vestido de frac con el correspondiente corbatín blanco, mientras que los reyes de España y Jordania y los presidentes de Estados Unidos, Francia, Alemania, Honduras, México, Chile, Brasil, etcétera, y los primeros ministros como el de Gran Bretaña, y los ex presidentes de EE. UU. Bush y Clinton vestían traje oscuro y corbata negra; y si vemos la foto cuidadosamente podemos darnos cuenta de que algunos de ellos le están observando con extrañeza porque estaba vestido como embajador. No sería raro que unos hayan creído que Berger vestía el traje típico de los terratenientes guatemaltecos.

Dicho artículo se refiere a que el actual mandatario de Guatemala no se hace asesorar por personas que saben de protocolo, el buen vestir y otras cosas, y vive haciendo señas con los dedos como los miembros de las maras. Todo lo hace a cómo Dios le da a entender, sin consultar con nadie. Creo que esto se debe a que cree que lo sabe todo y no necesita que le asesore nadie sobre lo que hace y lo que dice porque toda su vida se han desenvuelto en los altos círculos de Guatemala que son tan autosuficientes, aunque ignoran muchas cosas.

El papelón que hizo Berger en el Vaticano se debió a que el embajador Gavarrete Soberón no tiene experiencia diplomática, ni es conocedor del protocolo y fue nombrado embajador ante el Vaticano sólo porque era el jefe de los cucuruchos de la procesión del Santo Entierro de la iglesia Santo Domingo, y probablemente le dijo a Berger que debía asistir de frac, porque eso decía en la invitación que recibieron los embajadores. Pero ese requisito era sólo para los embajadores y no para los jefes de Estado. Briz tampoco sabe nada de protocolo porque antes de ser nombrado canciller se había dedicado a administrar una ferretería en el mercado de la terminal de la zona 4. Y la bonita señora Rosa María de Frade, directora de Comunicación Social de la Presidencia, tuvo un poco de experiencia cuando fue secretaria en la embajada de Guatemala en Argentina y fue encumbrada a Embajadora en Venezuela gracias a su relación personal con el ex presidente Vinicio Cerezo durante su visita a Buenos Aires.

Los papelones, “clavos” o “corchos” de los altos funcionarios guatemaltecos no son nuevos, porque no hace mucho hubo un pintoresco embajador de Guatemala que presentó sus Cartas Credenciales en Alemania y Suecia vistiendo un multicolor traje típico de Cobán. El pobre casi se convirtió en témpano de hielo porque el protocolo le trasladó de ida y vuelta en una carroza descubierta. (Fin)

He reproducido este artículo para que se vea que no ha sido solo el presidente Pérez Molina quien hizo un papelón en su viaje reciente al Vaticano y cometió un acto de sumisión al besar el anillo del papa Benedicto XVI, olvidando que ambos son jefes de Estado y ninguno de los dos debe someterse al otro. Como ya he dicho, el ex presidente Óscar Berger Perdomo fue el único de los jefes de Estado y otros altos funcionarios que asistieron a las exequias de Juan Pablo II que vistió frac. ¡Qué pena que Guatemala tenga gobernantes “claveros”, “corcheros”, “nacos” o “cachimbiros”!

Twitter: @jorgepalmieri