MISCELÁNEA 03/09/09

*Premio Iberoamericano de poesía Pablo Neruda para Ernesto Cardenal

Ernesto Cardenal Martínez, premio Iberamericano de poesía Pablo Neruda

Nacido en Granada (Nicaragua) el 20 de enero de 1925, es un famoso sacerdote católico y uno de los más destacados religiosos de la llamada Teología de la Liberación (1), político, escultor y escritor, ante todo, por su obra poética que le ha merecido varios premios internacionales.
Nace en una de las familias más tradicionales y respetables de Nicaragua y tuvo de hogar en su infancia una notable mansión en Granada conocida como “La Casa de los Leones”. Su bisabuelo materno era un judío nacido en Polonia. Hace en Managua sus estudios de primaria y de 1942 a 1946 estudia literatura en México. Más tarde, de 1947 a 1949, continúa sus estudios en Nueva York y entre 1949 y 1950 viaja por Italia, España y Suiza.
En julio de 1950 vuelve a Nicaragua, donde participa en la fallida Revolución de abril de 1954 contra el “general” Anastasio Somoza García, a quien, entre otras cosas, se le atribuye que en 1934 mandó a asesinar a Augusto Nicolás Calderón Sandino, más conocido como Augusto César Sandino, un campesino, patriota y revolucionario nicaragüense que ha sido llamado “general de los hombres libres”.
Sandino fue un líder de la resistencia patriótica nicaragüense contra el ejército de ocupación estadounidense en Nicaragua. Tras la retirada de los marines, fue asesinado a traición por órdenes del “general” Anastasio Somoza García, comandante de la Guardia Nacional creada por los Estados Unidos de América durante la ocupación de los marines, quien tenía un proyecto político personal para el cual Sandino era un estorbo. El 21 de febrero de 1934, Sandino fue emboscado y asesinado junto con su hermano por miembros de la Guardia Nacional, en Managua, la mañana después de haber participado en una cena en Casa Presidencial con el presidente Juan Bautista Sacasa, el embajador de los Estados Unidos y el “general” Somoza García, comandante de la Guardia Nacional. Por cierto que el presidente Sacasa era tío político de Somoza García, no obstante lo cual lo derrocó en 1936.
Las acciones y enseñanzas de Sandino fueron la base ideológica para la fundación, años más tarde, del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
El golpe de Estado contra el dictador Somoza García fracasó y en el intento murieron muchos de los compañeros y amigos del poeta Cardenal, quien entonces toma la decisión de entrar en el monasterio de Gethsemani, en Kentucky (EE.UU), pero en 1959 lo abandona para estudiar teología en Cuernavaca (México) con el controvertido sacerdote y filósofo socialista Ivan Illich, pensador polifacético y polémico austriaco que se rebeló contra el Vaticano y los dogmas de la Iglesia católica.
En 1965, Cardenal es ordenado sacerdote en Managua. Funda una comunidad cristiana, casi monástica en una de las islas Solentiname, en el Lago Cocibolca. Ahí se escribe el famoso libro El Evangelio de Solentiname y Cardenal colabora estrechamente con el Frente Sandinista de Liberación Nacional luchando contra el régimen de Anastasio Somoza Debayle. El 19 de julio de 1979, el día de la victoria de la Revolución Nicaragüense, es nombrado ministro de Cultura del nuevo gobierno del FSLN. Ocupa este cargo hasta el año1987, porque se cierra ese ministerio por razones económicas. En 1980 recibe el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán.
En 1983, el Papa Juan Pablo II visita oficialmente Nicaragua y pocos minutos después de haber aterrizado, en la misma pista del aeropuerto y ante las cámaras de televisión que transmitían a todo el mundo, amonestó e increpó severamente al padre Cardenal, ministro de Cultura, quien estaba arrodillado ante él, por propagar “doctrinas apóstatas”, según la fe católica, y por formar parte del gobierno sandinista.
En 1989 Cardenal funda con el actor austriaco Dietmar Schönherr la Casa de los Tres Mundos, en Granada, Nicaragua, fundación cultural de la cual es presidente honorario.
En 1994, Cardenal abandona el FSLN como protesta contra la dirección autoritaria de Daniel Ortega y suma su apoyo moral al MRS o Movimiento Renovador Sandinista, y extiende su apoyo a la Alianza Partido MRS, durante las elecciones de 2006, igual que otros destacados literatos nicaragüenses, entre los que destacan Gioconda Belli y Sergio Ramírez Mercado, fundador del MRS.
En mayo de 2005 fue nominado a recibir el Premio Nobel de literatura. Dos meses más tarde, participó en la inauguración de la señal televisiva Telesur, junto a personalidades como Danny Glover, Eduardo Galeano, Pino Solanas y Adolfo Pérez Esquivel, entre otros.
En el año 2007 el poeta nicaragüense vuelve a México, donde, entre otras actividades, se entrevistió con el denominado Subcomandante Marcos jefe del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y participó en el festival XII Encuentro Hispanoamericano de Escritores Horas de Junio, celebrado el 1 de junio. Organizado por la Universidad de Sonora, ese año llevó por título Tributo a Ernesto Cardenal. El poeta lectura de un texto, Polvo de estrellas, sobre la utopía social, así como también un recital de sus poemas que enmudeció al auditorio de la Sociedad Sonorense de Historia.
En 2009 obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, que recibió recientemente de manos de la presidenta de Chile, doctora Verónica Michelle Bachelet Jeria.
(1) La llamada Teología de la Liberación
Es una corriente teológica que comenzó en Iberoamérica después del Concilio Vaticano II, un concilio ecuménico de la Iglesia católica que fue uno de los principales eventos históricos que marcaron el siglo XX. Fue convocado por el papa Juan XXIII, quien lo anunció desde el mes de enero de 1959.
El Concilio constó de cuatro sesiones, siendo la primera de ellas presidida por el mismo Papa en el otoño de 1962. Él no pudo concluir este Concilio ya que falleció un año después, el 3 de junio de 1963. Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el Papa Pablo VI, hasta su clausura en 1965. La lengua oficial del Concilio fue el latin.
Este fue el Concilio que contó con más representación de todos, con una media de asistencia de unos dos mil padres conciliares procedentes de todas las partes del mundo y de una gran diversidad de lenguas y razas. Asistieron, además, miembros de otras confesiones religiosas cristianas y la Conferencia de Medellín (Colombia), en 1968. Sus representantes más destacados son los sacerdotes Gustavo Gutiérrez Merino, (peruano), quien en 1973 editaría el primer libro sobre el tema Historia, política y salvación de una teología de liberación, y Leonardo Boff, sacerdote brasileño. La Teología de la Liberación intenta responder a la cuestión que los cristianos de América Latina se plantean cómo ser cristiano en un continente oprimido. ¿Cómo cantar al Señor en una tierra extraña? ¿Cómo conseguir que nuestra fe no sea alienante sino liberadora? Uno de los máximos exponentes de esta teología, el jesuita Ignacio Ellacuría, fue asesinado a sangre fría. Muchos sacerdotes y agentes de pastoral practican y aceptan los supuestos de esta teología, en varios países de América Latina, pero esta corriente está difundida por toda la Iglesia católica. En resumen no deja de ser una variante más de ese movimiento de cambio en la teología denominado Modernismo, y en vez de entablar puentes con el liberalismo lo hace con el marxismo.
Los antecedentes más importantes de esta Teología se encuentran en Brasil, donde a partir de 1957 comenzó en la Iglesia Católica un movimiento de Comunidades de Base que para 1964 ya era digno de ser considerado en el “Primer Plan Pastoral Nacional 1965-1970”. También en Brasil Paulo Freire, un maestro del nordeste, desarrolló un nuevo método para alfabetizar mediante un proceso de concienciación. Los movimientos de estudiantes y de trabajadores de Acción Católica se fueron comprometiendo, así como importantes intelectuales católicos. Algunos cristianos empezaron a utilizar conceptos marxistas para analizar la sociedad. Richard Shaull, un misionero presbiteriano, planteó la cuestión de si la revolución tendría un significado teológico. Él y algunos jóvenes protestantes empezaron a discutir esos temas con sacerdotes dominicos e intelectuales católicos.
Una inspiración para este movimiento latinoamericano fueron los sacerdotes obreros europeos. El cardenal Emmanuel Suhard, de París, había fundado la “Misión de Francia” permitiendo a algunos sacerdotes trabajar en las fábricas para acercarse al mundo obrero. El célebre dominico Jacques Loew trabajó como descargador de barcos en los muelles del puerto de Marsella, así como el sacerdote Michel Favreau, muerto en un accidente de trabajo. En 1950 se publicó el libro del abbé Godin: Francia: ¿tierra de misión?. Sin embargo, los curas obreros fueron acusados de comunistas y denunciados en Roma por actividades subversivas. Eran los años en que una laica, Madeleine Delbrêl, hacía su experiencia entre los obreros de Ivry (autora de Nosotros, gente de la calle y El Evangelio en los barrios obreros de París). En 1954 Pío XII pidió a todos los sacerdotes obreros que regresaran a su trabajo pastoral anterior en las diócesis o se incorporaran a sus comunidades religiosas. Los sacerdotes obreros fueron rehabilitados en 1965 después del Concilio.
Otras de las ideas bases para el inicio de la Teología de la Liberación fue la vida y obra revolucionaria del sacerdote colombiano Camilo Torres Restrepo (1929-1966) quien luchó en el ELN en su primer combate contra el Ejército regular. El padre Camilo Torres Restrepo fue un verdadero ejemplo para curas y católicos que posteriormente tratarían de continuar su obra no solo en Colombia, sino en toda América. El sacerdote asturiano Gaspar García Laviana, influenciado por el espíritu de la Teología de la Liberación tomó las armas al entender que un cambio político pacífico no ayudaría a paliar las terribles necesidades que veía todos los días en la Nicaragua de Somoza.
Otra inspiración para la Teología de la Liberación latinoamericana fue la lucha por los derechos civiles que a su vez ganó derechos para los negros de Estados Unidos de América liderada por el reverendo doctor Martin Luther King (1929-1968). A su vez una Teología de la Liberación negra ha sido desarrollada por James H. Cone y otros. En Sudáfrica se desarrolló una vigorosa Teología de la Liberación negra en la lucha contra el apartheid. En Asia la Teología minjung (coreano): de la masa popular, o la Teología Campesina en Filipinas, expuesta por Charles R. Avila, han sido expresiones relacionadas con la Teología de la Liberación latinoamericana.
La Teología de la Liberación ha nacido en América Latina en un momento histórico determinado. Durante siglos América Latina no tuvo teología propia sino que importaba la teología que se fabricaba en Europa. Su teología era el reflejo de la europea. La dependencia de América Latina respecto al mundo rico, no sólo era económica y política, sino también eclesial y teológica.
Algunas de las ideas de la Teología de la Liberación son:
1. La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre.
2. Eliminar la explotación, las faltas de oportunidades e injusticias de este mundo.
3. Garantizar el acceso a la educación y la salud.
4. La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica latinoamericana.
5. La situación actual de la mayoría de los latinoamericanos contradice el designio histórico de Dios y la pobreza es un pecado social.
6. No solamente hay pecadores, hay víctimas del pecado que necesitan justicia, restauración. Todos somos pecadores, pero en concreto hay que distinguir entre víctima y victimario.
7. Tomar conciencia de la lucha de clases optando siempre por los pobres.
8. Afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema vigente.
9. Crear un ?hombre nuevo? como condición indispensable para asegurar el éxito de la transformación social. El hombre solidario y creativo motor de la actividad humana en contraposición a la mentalidad capitalista de especulación y espíritu de lucro.
10. La libre aceptación de la doctrina evangélica, es decir, primeramente procurar a la persona unas condiciones de vida dignas y posteriormente su adoctrinamiento evangélico si la persona quiere.
Sin embargo, es capital destacar la apreciación que hace Gustavo Gutiérrez: al contrario que otros postulados teológicos o filosóficos, la Teología de la Liberación es un acto segundo, es decir, emana de una experiencia de compromiso y trabajo con y por los pobres, de horror ante la pobreza y la injusticia, y de apreciación de las posibilidades de las personas oprimidas como creadores de su propia historia y superadores del sufrimiento. No es, por tanto, un desarrollo intelectual que luego se quiera llevar a la realidad.
Los derechos del pobre son derechos de Dios (Exodo 22:21-23, Proverbios 14:31,17:5) y él ha elegido a los pobres (Santiago 2:5) y por tanto es él quien ha hecho la opción preferencial por los pobres para salvar a todos. Jesucristo se identificó con los pobres (Mateo 5:3) y claramente dijo que quien se relaciona con el pobre con él mismo trata y a él mismo acepta o rechaza, a tal punto que ese relacionamiento será el criterio principal del Juicio Final (Mateo 25:31-46).
Los pobres son víctimas del pecado que se convierte en un pecado social como estructura de acciones y omisiones que mantienen la opresión, la injusticia y la explotación. Se trata de un pecado que va más allá de los pecados individuales y se transforma en una situación de pecado, un pecado colectivo que se convierte en pecado estructural, de manera que la situación de injusticia y corrupción se mantiene mediante un pecado institucional y una violencia institucionalizada. En tal situación de pecado el Reino de Dios es rechazado y el sistema de pecado lucha contra las comunidades y personas que anuncian la buena noticia de la liberación del pecado, de cómo podemos salvarnos de “de esta generación perversa” (Hechos 2:40), estableciendo unas relaciones sociales nuevas de comunión, de plena solidaridad, de espiritualidad comunitaria que permitan que todos aporten para que cada cual pueda resolver sus necesidades (Hechos 2:42-47); unas relaciones de amor y fe, no solamente de palabra, sino en los Hechos Juan 3:16-19, Santiago 2:14-17.
?La injusticia e inhumanidad crece en los países industrializados, la globalización de la economía lleva claramente a la falta de solidaridad de nuestras sociedades. La Teología de la Liberación en Latinoamérica es la primera alternativa contra el capitalismo. La mercantilización global de todas las cosas. Ya no solo es una teología contextual latinoamericana, sino que, con el desarrollo mencionado, se convierte en teología contextual universal?. Uno de sus máximos exponentes, el jesuita y mártir Ignacio Ellacuría reclama una nueva civilización, la civilización de la pobreza, contrapuesta a la de la riqueza, puesto que ésta se ha revelado como un nuevo Moloch que devora a las personas y el planeta. Ellacuría y Sobrino, comparan la muerte de personas en el mundo pobre, en el Sur, con el Siervo de Yaveh, y afirman que poseen una santidad elemental, jesuánica.
Refiriendo una nueva iglesia de los pobres, el teólogo protestante Jürgen Moltmann, inauguró con las palabras arriba expuestas, una serie de conferencias sobre el tema de La Teología de la Liberación corriendo el año de 1999 en la Iglesia Católica Alemana.
La relación del cristianismo y la pobreza, ha sido fundamental para la historia y la difusión de la religión en todos los tiempos. Apoyada a veces, criticada en otras ocasiones, la Teología de la Liberación se ha dedicado a difundir el evangelio cristiano con un peculiar estilo al igual en países en desarrollo que en aquellos menos favorecidos en lo económico, afirmando “la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral”. “Esta opción, exigida por la realidad escandalosa de los desequilibrios económicos en América Latina, debe llevar a establecer una convivencia humana digna y fraterna y a construir una sociedad justa y libre”.
Su filosofía es de condena a la situación de empobrecimiento que sostiene la pobreza y de apego al pobre. Surgió al mundo católico con la publicación del libro ?Historia, Política y Salvación de Una Teología de la Liberación? del sacerdote diocesano, ahora dominico, peruano Gustavo Gutiérrez Merino, en 1973; esto después de que en 1968 en la Conferencia Episcopal del CELAM se había hecho énfasis en el compromiso de la Iglesia Católica con los pobres, el libro de Gutiérrez se interpretó así como la respuesta y el detonante.
Resulta difícil definir a la Teología de la Liberación pero puede partirse de la base que busca un análisis profundo del significado de la pobreza y de los procesos históricos de empobrecimiento y su relación con las clases sociales. Para llegar a ello, articula la teoría económica y social del marxismo y otras ideologías sociales, con la visión espiritual profundamente trascendente del cristianismo.
Cristo, en tanto sitúa la resurrección en la historia,[9] es percibido también como ?liberador? de la condición de la pobreza material, de la explotación económica y la opresión política, en cuanto son consecuencias y expresiones sociales del pecado y la Salvación es integral, material y espiritual. El Reino de Dios comienza dentro de las nuevas relaciones humanas que desde ahora expresan la espiritualidad del amor al prójimo (Lucas 17:21) y se proyectan hacia la redención del pobre.
Juan Pablo II y la Teología de la liberación
El Papa Juan Pablo II solicitó de la Congregación para la Doctrina de la Fe dos estudios sobre la Teología de la Liberación que fueron hechos en sendos documentos en 1984 y 1986 con los nombres de Libertatis Nuntius y Libertatis Conscientia donde se consideraba básicamente que, a pesar del compromiso radical de la Iglesia católica con los pobres, la disposición de la Teología de la Liberación a aceptar postulados de origen marxista o de otras ideologías políticas, no era compatible con la doctrina, especialmente en lo referente a que la redención sólo era posible alcanzarse con un compromiso político.
En ese momento el Prefecto de la Congregación era el entonces Cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI), crítico de la Teología de la Liberación. Señaló en dichos documentos lo que consideraba “errores de algunas formas de la Teología de la Liberación”, que según conclusiones de la Congregación bajo su dirección son:
? 1 – Desde un punto de vista teológico, el análisis marxista no es una herramienta científica para el teólogo, que debe, previo a la utilización de cualquier método de investigación de la realidad, llevar a cabo un examen crítico de naturaleza epistemológica más que social o económico.
? 2 – El marxismo es, además, una concepción totalizante del mundo, irreconciliable con la revelación cristiana, en el todo como en sus partes.
? 3 – Esta concepción totalizante impone su lógica y arrastra las “teologías de la liberación” a un concepto de la praxis que hace de toda verdad una verdad partidaria, es decir, relativa a un determinado momento dialéctico.
? 4 – La violencia de la lucha de clases es también violencia al amor de los unos con los otros y a la unidad de todos en Cristo; es una concepción puramente estructuralista, para legitimar esa violencia.
? 5 – Decir que Dios se hace historia, e historia profana, es caer en un inmanentismo historicista, que tiende injustificadamente a identificar el Reino de Dios y su devenir con el movimiento de la liberación meramente humana, lo que está en oposición con la fe de la Iglesia.
? 6 – Además, esto entraña que las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad reciban un nuevo contenido como “fidelidad a la historia”, “confianza en el futuro”, y “opción por los pobres” que en realidad les niega su sustancia teológica.
? 7 – La politización de las afirmaciones de la fe y de los juicios teológicos lleva a la aceptación de que un hombre, en virtud de su pertenencia objetiva al mundo de los ricos, es, ante todo un enemigo de clase que hay que combatir.
? 8 – Todo eso lleva a un clasismo intolerable dentro de la Iglesia y a una negación de su estructura sacramental y jerárquica, ‘hendiendo al Cuerpo Místico de Cristo en una vertiente “oficial” y otra “popular”, ambas contrapuestas (caso reciente de Nicaragua).
? 9 – La nueva hermenéutica de los teólogos de la liberación conduce a una relectura esencialmente política de las Escrituras y a una selectividad parcial y mendaz en la selección de los textos sacros, desconociendo la radical novedad del Nuevo Testamento, que es liberación del pecado, la fuente de todos los males.
? 10- También entraña el rechazo de la Tradición como fuente de la fe y una distinción inadmisible entre el “Jesús de la Historia” y el “Jesús de la Fe”, a espaldas del ?magisterio eclesiástico?.
Los procesos y sanciones contra destacados teólogos de la liberación como Leonardo Boff, a partir de 1985 o Jon Sobrino en 2007, han concretado y continuado los ataques contra la Teología de la Liberación.

(2) El general Augusto César Sandino
Augusto Nicolás Calderón Sandino nació el 18 de mayo de 1895 en Niquinohomo, departamento de Masaya (Nicaragua). De niño, trabajó con su madre recolectando café en las plantaciones del Pacífico nicaragüense.
En octubre de 1909 una insurrección apoyada por el gobierno de Estados Unidos de América provoca la renuncia del presidente José Santos Zelaya y asume el cargo José Madriz, pero en febrero de 1910 tropas norteamericanas desembarcan en Corinto y provocan también su renuncia. Luego de múltiples maniobras toma el poder Adolfo Díaz, tenedor de libros de una empresa minera norteamericana y aliado incondicional de Washington. Estados Unidos otorga un par de empréstitos a Nicaragua y toma, en garantía, el control de las aduanas, el Ferrocarril Nacional, los vapores del Gran Lago y fondos no utilizados de otro préstamo.
En julio de 1912 estalla una sublevación en contra del títere Díaz. Tropas estadounidenses desembarcan en Corinto para apoyarle. Benjamín Zeledón enfrenta a los invasores pero muere en combate el 4 de octubre. A sus 17 años Sandino queda muy impresionado con la imagen del patriota.
En 1916 trabaja como ayudante de mecánica cerca de la frontera con Costa Rica. Viaja a Honduras en 1920 y a Guatemala en 1923, donde trabaja en las plantaciones de banano de la United Fruit Company. Después se va a México y trabaja para empresas petroleras en Tampico y Cerro Azul.
En agosto de 1925, Estados Unidos retira sus tropas de Nicaragua tras una ocupación que duró 13 años. Permanecen, sin embargo, los instructores de la “Constabulary”, antecesora de la Guardia Nacional. Golpe militar del general Emiliano Chamorro, en octubre, pero Washington se niega a reconocerlo.
En mayo de 1926 ocurre un alzamiento liberal en contra de Chamorro. Tropas norteamericanas desembarcan en Bluefields. Al enterarse del inicio de la Guerra Constitucionalista, Sandino parte rumbo a Nicaragua a donde llega el 1 de junio.
El 26 de octubre de 1926 se alza en armas con algunos trabajadores del mineral de San Albino y se incorpora a la causa constitucionalista. El 2 de noviembre, en su primer enfrentamiento contra las tropas conservadoras en El Jícaro, sufre su primera derrota.
El 24 de diciembre, tropas norteamericanas desembarcan en Puerto Cabezas. Al día siguiente, Sandino consigue armas y municiones con ayuda de prostitutas del puerto. El general José María Moncada le ordena regresarlas en una entrevista que sostienen en Prinzapolka; logra conservar las armas e inicia el retorno a Las Segovias.
En enero de 1927, tropas norteamericanas desembarcan en Corinto. En febrero, Sandino se instala en El Yucapuca e inicia en San Juan de Segovia una campaña militar victoriosa; participa en un gran número de combates. Las tropas conservadoras son totalmente derrotadas y Moncada trata de deshacerse de él enviándolo a Boaco.
A principios de mayo de 1927 mantiene un intercambio epistolar con Moncada sobre los términos del armisticio que éste ha logrado con Henry Stimson, delegado del presidente Calvin Coolidge en Nicaragua. El 12 de mayo de 1927 en una circular dirigida a las autoridades locales de todos los departamentos anuncia su determinación de continuar la lucha hasta el retiro de las tropas norteamericanas de ocupación.
El 1 de julio de 1927 emite su primer Manifiesto Político dirigido al pueblo de Nicaragua desde su campamento en Mineral de San Albino. El 14 de julio responde a la propuesta de rendición que le hiciera Gilbert Hatfield, capitán de los marines. El 16 de julio, después de una batalla de 15 horas, toma por unas horas El Ocotal. La aviación norteamericana bombardea y ametralla el poblado causando 300 muertos entre la población civil.
Combate en varias ciudades y se retira hacia su campamento de El Chipote; inicia la guerra de guerrillas. El 2 de septiembre de 1927 se constituye el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua. El 14 de noviembre suscribe el Acuerdo sobre los traidores a la Patria.
En diciembre, los gobiernos de Coolidge y Díaz acuerdan la transformación de la Constabulary en Guardia Nacional, bajo la jefatura del “general” Anastasio Somoza García.
Después de varios días de “combate”, el 26 de enero de 1928 los marines alcanzan finalmente la cumbre de El Chipote y encuentran sólo muñecos de zacate.
El 22 de junio de 1928 el dirigente comunista salvadoreño Farabundo Martí se incorpora a las filas del sandinismo.
El 6 de noviembre de 1928, en elecciones organizadas y supervisadas por los marines, es electo presidente el traidor Moncada.
El 23 de mayo de 1929 sale de Nicaragua con rumbo a México buscando infructuosamente el apoyo del presidente mexicano Emilio Portes Gil. Sus generales prosiguen la lucha. Regresa a Nicaragua el 16 de mayo de 1930.
El 31 de diciembre de 1930 las tropas de Miguel Ángel Ortez emboscan una patrulla de marines en Achuapa.
El 15 de febrero de 1931 suscribe su manifiesto “Luz y Verdad”.
En noviembre de 1932, Juan Bautista Sacasa es electo presidente. Poco antes había solicitado la permanencia de los marines, sin embargo, en esta ocasión Washington se niega.
El 1 de enero de 1933 triunfa la causa sandinista al retirarse los invasores norteamericanos de territorio nicaragüense. Sacasa asume la presidencia y el “general” Anastasio Somoza García asume la jefatura de la Guardia Nacional. Sandino viaja a Managua en febrero y firma un tratado de paz.
El 20 de mayo viaja nuevamente a Managua para quejarse con el presidente Sacasa por los constantes ataques de la Guardia Nacional en contra de su gente. Regresa el 30 de noviembre por la misma razón sin obtener resultados.
El 21 de febrero de 1934 al bajar la loma de Tiscapa, después de una cena supuestamente conciliatoria con el presidente Sacasa, es capturado y posteriormente asesinado con los generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor por orden de Somoza García. Poco antes, su hermano Sócrates había corrido la misma suerte. Logra escapar el coronel Santos López, quien participará posteriormente en la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
El 23 de agosto de 1934, el Congreso decreta una amnistía para todos los crímenes cometidos por la Guardia Nacional.

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