No es fácil entender a algunos (2)

Una de las características más compartidas y negativas de los guatemaltecos es que somos demasiado generosos para disculpar nuestros propios errores o defectos, pero somos implacables para criticar por cualquier motivo los de los demás, sobre todo a quienes han destacado por alguna razón. Prácticamente linchamos con nuestras críticas a cualquiera que destaque, hasta descalificarle por completo. Por eso es que no tenemos héroes nacionales, ni figuras públicas de las que nos sintamos orgullosos, mayormente cuando el blanco de las críticas es contemporáneo y desempeña o ha desempeñado un cargo público muy importante. ¡No se respeta a nadie! En nuestras calles y avenidas hay muy pocas estatuas de nuestros gobernantes pasados, a diferencia de las demás ciudades del mundo, porque todos ellos han sido desprestigiados en alguna forma. Tradicionalmente, después de que han gobernado los liberales, los conservadores les desprestigian, y viceversa.
No obstante su inédita y exitosa larga carrera política -que en realidad ha sido única en el país-, Álvaro Arzú Irigoyen no se salvó de esta maldición. Voy a hacer un breve recuento de su currículo: comenzó su carrera pública cuando el 7 de julio de 1978 fue nombrado director del Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) y en 1982 fue electo Alcalde Metropolitano postulado por el partido Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG) y el partido Nacional Renovador (PNR), pero cuando se produjo el golpe militar contra el Presidente de la República, general Fernando Romeo Lucas García, se negó a asumir el cargo. En 1985 se formó el Comité Cívico Plan de Avanzada Nacional (PAN) y participó de nuevo como candidato a Alcalde, gananando las elecciones el 3 de noviembre de 1985 con una impresionante mayoría, sacándole de 76,000 votos de diferencia al segundo contendiente, el licenciado Jorge Briz Abularach. Antes de concluir su período de 5 años, renunció a la Alcaldía para participar en las elecciones presidenciales del 11 de noviembre de 1990. Esas elecciones las ganó el ingeniero Jorge Serrano Elías y Arzú quedó en cuarto lugar con el 17,3% de los votos. Entonces, con la idea de integrar un equipo de gobierno plural, fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores, asumió el cargo el 14 de enero de 1991, pero renunció el 21 de septiembre del mismo año como protesta porque el gobierno de Serrano Elías tenía el propósito de normalizar las relaciones con Belice. Del 13 de octubre de ese año al 25 de junio de 1995 ocupó la Secretaría General del PAN. El 12 de noviembre de ese año fue electo Presidente de la República con 142,000 votos (el 36,5%) y ganó la primera vuelta electoral al candidato del Frente Republicano Guatemalteco (FRG) Alfonso Portillo Cabrera, y el 7 de enero de 1996 ganó también la segunda vuelta con 51,2% de los votos para gobernar el país durante el período 1996-2000. Desde el principio de su gobierno se puso fin a la larga guerra fratricida de tres décadas entre la subversión guerrillera y las fuerzas del Estado cuando se firmó el alto al fuego el 20 de marzo de 1996, después de lo cual se realizaron varias reuniones entre las fuerzas contendientes hasta que, finalmente, el 29 de diciembre de 1996 se firmó en el Palacio Nacional de la Cultura el Acuerdo de la Paz Firme y Duradera. El 23 de septiembre del 2002 se inscribió en el Registro Electoral el partido Unionista (PU) y al año siguiente Arzú fue postulado por éste para desempeñar de nuevo el cargo de Alcalde Metropolitano, y otra vez ganó la elección, asumiendo el cargo el 15 de enero del 2004. En el año 2007 creó el servicio de Transmetro en la ciudad de Guatemala, el cual ha sido criticado por muchos, pero también ha sido bien recibido por más de un millón de pasajeros de los alrededores de la capital que para transportarse lo usan diariamente porque se precia de ser un transporte rápido, seguro, moderno e higiénico. En ese mismo año fue postulado de nuevo por el partido Unionista para otro período de Alcalde de la ciudad de Guatemala para el período 2008-2012, y fue reelecto el 9 de noviembre de ese mismo año.
A pesar de esta inédita carrera política, pues no creo que haya en la historia contemporánea alguien más que haya tenido una carrera igual -¿o me equivoco?-, Álvaro Enrique Arzú Irigoyen ha sido desde hace muchos años el blanco de las más duras críticas, particularmente de los medios de comunicación escritos: en especial Prensa Libre, elPeriódico y Siglo Veintiuno. Cada vez que se les presenta una oportunidad, o inventan alguna, le atacan furiosamente, haciéndole sobre todo críticas por su personalidad: un hombre blanco y rubio, de ojos azules, jovial, si bien para muchos es la imagen de Hunapú, para otros es un personaje insoportable por la arrogancia que se le atribuye.
Hace pocos días fue duramente criticado en unos artículos escritos por el licenciado Acisclo Valladares Molina, columnista de elPeriódico, a quien, curiosamente, Arzú ha derrotado en alguna de las elecciones en las que ambos han participado y probablemente haya un poco de resentimiento de parte del perdedor. Y uno de los principales motivos de la crítica del ex Procurador General de la Nación, ex embajador en el Vaticano durante el gobierno de Alfonso Portillo y hoy de nuevo embajador ante el Vaticano con un sueldo de US$8 mil mensuales (a pesar de que permanece en Guatemala escribiendo panegíricos al presidente Álvaro Colom y su esposa Sandra), es porque le atribuye que cuando era Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Serrano Elías firmó un documento en el que reconoce la independencia de Belice.
Pero la verdad es otra, muy distinta: cuando Álvaro Arzú fungía como Canciller de la República de Guatemala, firmó una Declaración Conjunta con el Ministro de Relaciones Exteriores de Belice, Said Musa, durante una visita oficial que este último hizo a nuestro país, el 16 de septiembre de 1991. En dicha Declaración Conjunta, claramente se estableció que, ambos gobiernos continuarían la negociación de un acuerdo definitivo a través de sus respectivas cancillerías para poner fin al diferendo, ?en el entendido de que dicho acuerdo sólo será definitivo y válido después de aprobado por el pueblo guatemalteco mediante una consulta popular, de conformidad con el artículo 19 transitorio de la Constitución Política de la República de Guatemala?.
Está claro que la Declaración Conjunta firmada por el Canciller de Guatemala, Álvaro Arzú Irigoyen, con el Ministro de Relaciones Exteriores de Belice, Said Musa, dejaba sujeto ese proceso a una CONSULTA POPULAR, es decir, cumpliendo con el mandato de la Constitución Política de la República, dejaba esa decisión al pueblo de Guatemala. (Continuará)

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