En su habitual espacio en elPeriódico, el licenciado Acisclo Valladares Molina, ex Procurador General de la Nación, ex embajador ante el Vaticano durante la presidencia de Alfonso Portillo (hoy prófugo de la justicia), y actualmente de nuevo embajador ante el gobierno de la Iglesia católica, aunque no vive allá, sino aquí, en una elegante residencia de la zona 10 de esta capital, publica hoy un artículo (muy bien escrito por cierto) titulado ?Entendiendo a Sandra?, el cual algunos lectores que son desconfiados por naturaleza califican de entrada como ?lambiscón? porque se refiere con encomio a la obra social que se dice que está realizando en algunos de los municipios más pobres del país la señora Sandra de Colom, esposa del actual Presidente de la República, ingeniero Álvaro Colom Caballeros; pero probablemente también hay otros lectores que reconocerán que en el fondo dice la verdad -dolorosamente, aunque nos duela- en lo que se refiere a que ?existen dos Guatemalas sumamente distintas?: la que habitamos unos afortunados que gracias a Dios tenemos techo, comida, educación y salud, y la de quienes apenas sobreviven en pobreza y en pobreza extrema. Por eso es que no me canso de recomendar a todos la lectura del libro La Patria del Criollo, del desaparecido antropólogo Severo Martínez, un compatriota muy valioso, digno de mejor suerte, que murió en el exilio cuando era catedrático de Sociología en la universidad de Puebla (México).
He titulado este artículo Entendiendo a Acisclo parafraseando el título del suyo -“Entendiendo a Sandra”-, con cuyo contenido estoy totalmente de acuerdo, dicho sea de paso, y porque aunque a algunos lectores podrá parecer ?lambiscón? porque adula a la esposa del actual mandatario y hace pensar que lo hace para justificar el jugoso sueldo que recibe por ser embajador en el Vaticano, en este país tan intolerante y mal pensado, como el nuestro, hay que ser muy valiente para exponerse a causar esa interpretación. Sobre todo cuando el autor es una persona que, como Acisclo, tiene dos ilustres apellidos y cuya vida siempre ha transcurrido entre miembros de nuestra más alta sociedad. Pero también habrá otras personas que (como yo) se preguntan por qué Acisclo -quien constantemente repite por cualquier motivo que se le presenta que ?la ley es la ley?-, no se encuentra trabajando en el Vaticano al frente de la misión diplomática que le ha confiado el “Gobierno de Álvaro Colom” y por lo cual recibe un apreciable sueldo mensual por la suma de 8 mil dólares, equivalentes en el cambio actual a 58,400 quetzales. ¿Qué clase de embajador es? Si ya le presentó sus Cartas Credenciales al papa, vestido con frac y condecoraciones, como vimos en los periódicos, debería estar trabajando allá en vez de estar en Guatemala escribiendo artículos periodísticos, por excelentes que éstos sean.
Este es el artículo que les invito a leer con la mente abierta y sin prejuicios de ninguna clase:
Entendiendo a Sandra
Existen dos Guatemalas sumamente distintas.
Por: Acisclo Valladares Molina
“Durante la pasada campaña electoral, me permití escribir un artículo sobre Sandra de Colom, cuyos conceptos podría reiterar completos. Quienes quieran comprenderla tienen que entender que existen dos Guatemalas distintas. Por un lado, está la patria del criollo, enriquecida necesariamente por el mestizaje, las nuevas migraciones, las nuevas necesidades mercantiles y las innovaciones tecnológicas, a la que se pueden sumar los sectores indígenas pudientes, protagonista actual, esa Guatemala, de los grandes edificios, de la nueva terminal aérea y del Teatro Nacional, de nuestro incomparable Irtra, con todos y cada uno de sus incontables encantos; la Guatemala de las distintas colonias, desde La Cañada y aquellas de la carretera a El Salvador, hasta otras más modestas. La Guatemala de las zonas capitalinas y de las cabeceras departamentales y municipales. La Guatemala de los empresarios de todo calibre, grandes y pequeños, de los profesionales y burócratas, de los trabajadores y empleados que gozan de puestos de trabajo. La Guatemala que, a pesar de las diferencias, logra apuntar hacia el progreso. La Guatemala suya y mía, amigo lector. Pero, la verdad de las cosas, es que existe otra Guatemala. La Guatemala profunda. Aquella de la miseria y de la inimaginable pobreza. La Guatemala de la desnutrición que se gesta desde el propio seno de la madre, y en sus pechos. Aquella en que los niños quedan predeterminados, desde el principio mismo a la más amarga adversidad, condenados a un cociente intelectual insuficiente, débiles, atados desde siempre a la enfermedad y la miseria. Es una Guatemala profunda que no queremos ver, pero que existe. Una Guatemala que no puede esperar a que el progreso ?rebalse? de la otra, y que, las gotas rebalsadas, la alivien y la saquen adelante.
Si llegamos e entender que existen esas dos Guatemalas, entonces comenzaremos a entender a Sandra de Colom, volcada a la segunda, y no es que la primera no importe y mucho, pero no más que la otra, la desatendida, la olvidada. Se trata de la opción preferente por los pobres, por aquellos que más lo necesitan.
¿Que es un error el esfuerzo que realiza? ¿Que así no saldrá adelante la Guatemala que hemos olvidado y que olvidamos?
Más de alguno saldrá con la cantaleta de que no hay que regalar pescado, sino enseñar a pescar, pero, ¿saben una cosa?, la debilidad mental y el raquitismo conducen a que, para entonces, después de una desnutrición severa, ya nada se pueda aprender.
Estamos como estamos por lo hecho hasta la fecha, programas piloto e intentos altruistas, encomiables, sí, pero que no han sido capaces de cambiar el curso de las cosas, y el caso es que Sandra de Colom apostó, esta vez, por hacer algo distinto.
¿Quiere entender a Sandra de Colom? Piense en la Guatemala profunda, la que no vemos, la Guatemala que se encuentra atada a la pobreza extrema y la miseria. La de la terrible desnutrición que predetermina desde el propio seno de la madre y que castra, y que mata. ¿Piensa que es en otra forma que podría vencerse lo que pareciera imposible de vencer? Pues dígalo y traigámosla al debate nacional. Lo único que no cabe es que sigamos haciendo lo de siempre ?a los resultados me remito? o que, simplemente, nos limitemos a la crítica, sin que propongamos ninguna opción distinta. Sin que hagamos absolutamente nada. ¿Funcionará el esfuerzo que se hace en materia de cohesión social? ¡Ojalá que funcione! El esfuerzo es, sin lugar a dudas, peligroso y no será fácil el debido manejo de recursos y eso, y no otra cosa, es lo que debería preocuparnos. Si algo necesita Sandra de Colom para llegar a buen puerto sus propósitos, es que los ojos y los oídos de todos coadyuven para que nadie venga a desvirtuarlos. Nuestra evaluación, por lo demás, debe ser por resultados. ¡El banderazo de salida se ha dado en los 45 municipios más pobres! De nuestra propia actitud, amigo lector, dependerá su éxito.”
Comento: el licenciado Acisclo Valladares Molina tiene derecho a expresar su opinión, pero ya tiene suficientes años y suficiente experiencia para entender a estas alturas que lo que sucede es que los guatemaltecos somos excesivamente desconfiados por naturaleza, en buena parte causado por las malas experiencias que hemos sufrido, sobre todo de parte de los gobiernos que hemos tenido y de los políticos mentirosos que nos han engañado constantemente, y por ello es que ahora se desconfía de lo que todos dicen y hacen. Por lo tanto, no se confía en lo que dice que está haciendo o que está empeñada en hacer la controversial y controvertida esposa del presidente Colom y algunos sospechan que lo hace por lucrar y para ganar protagonismo porque pretende ser la sucesora de su esposo, así como la doctora Cristina Fernández de Kirchner llegó a la presidencia de la República Argentina como sucesora de su marido, Ernesto Kirchner. Pero si acaso ella logra realizar la obra social en la que dice que está empeñada, habría que concederle el beneficio de la duda y apoyarla y aplaudirla; y si por ello lograse ganar la simpatía y el voto mayoritario para suceder a su esposo, se lo tendría merecido. Porque no creo que haya nadie, por insensible que sea, que niegue que es justo y necesario ayudar a vivir mejor a esos infelices compatriotas que ahora sobreviven en la miseria más injusta y cruel. Pero eso no es tan fácil de lograr como parece.
Foto del mago.