Rescate perfecto
Fueron mundiales el aplauso y el regocijo que han causado el sorpresivo éxito del Plan Jaque del Ejército de Colombia para liberar a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, a los constructores estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves y a 11 soldados y policías colombianos. La inédita y exitosa operación militar tuvo lugar en un campamento de las Fuerzas Armadas Rebeldes de Colombia (FARC) situado en los departamentos de Guaviare y Vaupés y estuvo a cargo de miembros del Ejército colombiano que para ese propósito se habían infiltrado en la cúpula de las FARC. Este rescate ya ha sido catalogado como ?el más perfecto de la Historia?. Según parece, buena parte del éxito de esta operación se debió al las informaciones en las computadoras que fueron encontradas en el campamento de las FARC en territorio ecuatoriano que estaba a cargo del comandante Reyes, segundo jefe de las FARC que, según el informe de Interpol, contenía 3 millones y medio de páginas y entre 200 y 250 mil imágenes. Este rescate supera al de los israelìes en Entebbe, en 1976, porque en aquel hubo varios muertos y heridos, mientras que en éste no hubo ninguno.
Después de haber estado prisioneros de la guerrilla más antigua y numerosa del continente durante más de seis años, los 15 rehenes de las FARC fueron trasladados a Bogotá a bordo de dos helicópteros pintados de blanco y sin ninguna identificación, gracias a una brillante operación en la que no fue necesario disparar ni un solo balazo. Poco tiempo después de llegar a Bogotá, los tres constructores norteamericanos fueron llevados a los Estados Unidos.
A continuación les invito a ver esta importante información sobre la Operación Militar Jaque planeada por el ministerio de la Defensa de Colombia. Para poder abrirlo deben oprimir dos veces el mouse sobre el código y a continuación verán los 13 cuadros que aparecen al lado derecho, sobre los cuales también deberán volver a presionar. Entonces podrán ver mapas de la zona montañosa en la que se encontraban secuestrados los rehenes y donde se desarrolló la operación. También verán dos fotografías de los helicópteros sin ninguna identificación y pintados de blanco que se emplearon para llevar a Bogotá a los secuestrados.
[url]http://www.jorgepalmieri.com/docs/operacionJaque.pdf[/url]
Ingrid Betancourt fue secuestrada el 23 de febrero del 2002, mientras se dedicaba a su campaña electoral y desde entonces muchos gobernantes de diferentes países y miles de personas de todas partes del mundo habían venido pidiendo a las FARC que la dejasen en libertad, sobre todo a partir de que trascendió que no estaba bien su salud. Su madre, la ex reina de belleza y ex diplomática Yolanda Pulecio ?quien fue embajadora de Colombia en Guatemala durante el período de gobierno del ingeniero Jorge Serrano Elías, encabezó muchas de las constantes gestiones que se hicieron hasta entonces y no habían logrado su objetivo.
Al ser entrevistada en su arribo a Bogotá tras ser liberada, lo primero que dijo Ingrid Betancourt, visiblemente emocionada, fue: ?Agradezco a Dios y a los soldados de Colombia? mi amada Colombia?, y agradeció también a los miles de personas en todo el mundo que rezaron por ella, y al presidente de Colombia Álvaro Uribe, de quien se refirió elogiosamente en varias oportunidades a pesar de haber sido opositores en la elección presidencial y de las diferencias que su madre tuvo con él en varias oportunidades, al extremo que ésta lo acusó ante la prensa internacional de obstaculizar la liberación de Ingrid. En esa misma conferencia de prensa que concedió en el aeropuerto militar de Catam, al pie de las escalerillas del avión de la Fuerza Aérea de Colombia que les trajo a Bogotá, Ingrid Betancourt hizo algunas declaraciones en francés y dio las gracias también a Francia y, en particular, al presidente Sarkozy, a la comunidad internacional y a los medios de comunicación de todo el mundo.
Felices. Ingrid Betancourt en medio de su madre, la ex embajadora Yolanda Pulecio, y de su ex esposo, Juan Carlos Lecompte. (Foto tomada de elPeriódico)
Desde que la señora Pulecio desempeñó un cargo en la embajada colombiana en París su hija Ingrid había adquirido la nacionalidad francesa y contraído matrimonio con un francés de apellido Delloye con quien procrearon dos hijos -Melanie y Lorenzo Delloye-, quienes optaron por tener la nacionalidad francesa y permanecer en Francia. Al conocerse la noticia de su liberación, ambos fueron convocados al palacio del Eliseo por el presidente Nicolás Sarcozy, donde Melanie declaró que el rescate era para ella como ?salir de la pesadilla? que habían estado viviendo, mientras que Nicolás declaró: ?¡Es el mejor momento de mi vida!?. Pocos minutos más tarde, ambos volaron a Colombia en un avión de la Fuerza Aérea francesa, acompañados del jefe de la diplomacia de Francia, Bernard Kouchner, quien fue portador de un mensaje personal del presidente Nicolás Sarkozy.
Con mucha alegría me uno al aplauso y al entusiasmo mundial y, en lo personal, me alegra lque se haya producido el rescate y liberación de Ingrid Betancourt porque soy amigo de Yolanda Pulecio desde que ella fue embajadora de Colombia en Guatemala
Ojalá que las FARC dejen pronto en libertad a todos los demás rehenes.
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Comparación con la Operación Entebbe
La Operación Entebbe mereció el aplauso mundial cuando comandos de Israel rescataron a numerosos israelíes y judíos que habían sido secuestrados por el nefasto dictador de Uganda Idi Amín y corrían el riesgo de ser asesinados si no se dejaba en libertad a terroristas que estaban prisioneros en distintos países.
El 27 de junio de 1976, el vuelo 139 de Air France, un Airbus A300 que llevaba 244 pasajeros y 12 miembros de la tripulación, despegó de Atenas con destino a París. Poco después del despegue, sobre las 12.30, el vuelo fue secuestrado por cuatro terroristas. De estos terroristas, dos eran miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina y los otros dos de la Facción del Ejército Rojo Alemán, también conocido como el Baader-Meinhof. Los secuestradores obligaron a que el avión se desviara hacia Bengasi, Libia. Allí estuvo siete horas, durante las cuales se llenaron los depósitos de combustible y fue liberada una prisionera. El vuelo despegó de nuevo, aterrizando sobre las 03:15 de la madrugada en el Aeropuerto Internacional de Entebbe, en Uganda.
Los pasajeros quedaron como rehenes en la entrada de la vieja terminal. Los secuestradores liberaron posteriormente una gran parte de ellos, manteniendo únicamente a los israelíes y a los judíos, a los cuales amenazaron con asesinar si el gobierno de Israel no satisfacía las exigencias de los secuestradores, de liberar a todos los presos palestinos.
Tras conocerse que los terroristas liberarían a la tripulación y a los pasajeros no judíos y les obligarían a embarcarse en otro avión de Air France que había llegado a Entebbe con este propósito, el comandante del vuelo 139, Michel Bacos, advirtió a los secuestradores que todos los pasajeros, incluidos los que aún no se habían liberado, estaban bajo su responsabilidad y no los dejaría atrás. Toda su tripulación le apoyó en su decisión, lo cual le valió una sanción cuando volvió a Francia, al ser suspendido durante un tiempo. Una monja francesa también se negó a irse e insistió en ocupar el lugar de uno de los que aún estaban prisioneros. Sin embargo los soldados ugandeses la obligaron a subir al avión que había llegado para llevarse a los prisioneros liberados.
En Entebbe, otros tres terroristas se sumaron a los cuatro secuestradores, todos ellos apoyados por el régimen pro-palestino del presidente Idi Amin. Liderados por Wilfred Böse y no, como se ha dicho a veces, por Ilich Ramírez Sánchez, alias “Carlos el Chacal”, exigieron la libertad de 40 prisioneros palestinos encarcelados en Israel y de otros 13 repartidos en Kenia, Francia, Suiza y Alemania.
La “Operación Entebbe” tuvo lugar entre la noche del 3 de julio y la madrugada del 4 de julio de 1976. Oficialmente se denominó “Operación Trueno” entre las fuerzas militares israelíes que la planearon y llevaron a cabo, aunque posteriormente se renombró “Operación Yonatan”, debido a que el comandante de la operación se llamaba Yonatan “Yoni” Netanyahu, hermano de Benjamín Netanyahu, y fue el único soldado israelí que resultó muerto en la operación.
Preparativos del rescate
El gobierno de Israel rechazó negociar con los secuestradores en un primer momento, pero por las presiones de familiares y otros gobiernos, aceptó un posible acuerdo y consiguieron que el presidente ugandés Idi Amin hablara con los terroristas para aumentar el plazo dado para la liberación de los secuestrados. Pero el Estado Mayor israelí engañó a todos y, en su lugar, decidió preparar una operación militar de rescate para liberar a quienes aún estaban prisioneros.
Tras la llegada a París de los rehenes liberados, agentes de inteligencia israelitas y franceses les entrevistaron para recabar información. Francia prestó plena colaboración, pues la tripulación podía correr la misma suerte que los rehenes. La información obtenida fue valiosa: a los cuatro terroristas se les unió en Uganda un número no determinado de colaboradores, cuyo ejército intervenía en la vigilancia de los 103 rehenes. Estos estaban retenidos en las instalaciones de la vieja terminal del aeródromo. Por otro lado, se habló con oficiales de fuerza aérea israelí que habían entrenado a sus homólogos ugandeses, en los tiempos en que el régimen de Amin tenía buenas relaciones con Israel. No en vano, la fuerza aérea de Uganda tenía instalaciones en Entebbe y, por una afortunada casualidad, empresas israelíes habían participado en la construcción de una parte de las instalaciones del aeródromo, lo que permitía el acceso a planos fiables. Con todos los datos, el estado mayor israelí empezó a barajar las distintas opciones: un lanzamiento masivo de paracaidistas, un ataque y desembarco con lanchas provenientes de la orilla de Kenia del lago Victoria y el aterrizaje de aviones en el aeropuerto y su toma posterior. La última fue la opción ganadora, que era similar a un plan inédito de rescate, cuando en 1968 un avión israelí fue secuestrado y trasladado al aeropuerto de Argel.
Gracias a la información obtenida se construyó una réplica de las instalaciones del aeropuerto, donde las unidades militares que participarían en la operación realizaron distintos simulacros. Se seleccionó a hombres de las principales unidades de elite israelíes: la Sayeret Matkal, también denominada “Unidad 269 de reconocimiento del Estado Mayor, la principal unidad antiterrorista y de infiltración de las fuerzas armadas hebreas; la Sayeret Golani, fuerza de reconocimiento de infantería de elite, y la Sayeret Tzanhanin, fuerza de reconocimiento paracaidista. El alto mando llegó a la conclusión de que el asalto, rescate y posterior reembarque de los rehenes debía hacerse en menos de 55 minutos
Rescate israelí
Tras varios días recabando información de los rehenes liberados y diseñando un cuidadoso plan, cuatro aviones de transporte dos Hércules y dos Boeing 707, uno habilitado como hospital, en previsión de importantes bajas, y el otro como centro de comunicaciones.
Volaron de forma secreta desde Israel atravesando todo el Mar Rojo a 30 metros de altura sobre el nivel del mar, para no ser detectados por los radares egipcios, saudíes y los de los buques de guerra soviéticos. Posteriormente, atravesaron el espacio aéreo etíope y la frontera entre Sudán y Kenia, hasta sobrevolar el lago Victoria. El Boeing medicalizado tomo tierra en la capital de la vecina Kenia, aguardando acontecimientos. En total un vuelo de casi cuatro mil kilómetros. y siete horas y media de duración para los Hércules, dos horas menos para los reactores.
A las 23 horas, según horario israelí, ya que era la una de la madrugada según la hora local, aterrizaba en Entebbe el primer Hércules, con el principal equipo de asalto a bordo. Sin que se hubiese detenido, saltaron miembros de la Sayeret Golani para colocar balizas de emergencia, en caso que los ugandeses apagasen las luces de la pista. Pocos metros después, y sin haber parado aún, se abrió el gran portón trasero del avión y descendieron dos Land Rover y un gran Mercedes Benz negro, pertrechado como el coche oficial de un alto cargo ugandés o del propio Amin, enarbolando banderas nacionales. En los tres vehículos se amontonaban 35 hombres de la Sayeret Matkal, comandados por el teniente coronel Yonatan Netanyahu, hermano del ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
A toda velocidad, se dirigieron a la Torre de Control, adyacente a la terminal donde se encontraban los rehenes. Disminuyeron su ritmo cuando dos centinelas ugandeses les marcaron el alto al acercarse a las edificaciones. Pese a que los comandos iban uniformados con uniformes de camuflaje del conocido como ?lagarto?, de origen francés y usados por los hombres del FPLP, e informes de inteligencia afirmaban que Idi Amin tenía un séquito de guardaespaldas de la organización, los israelíes no quisieron correr riesgos y dispararon a los africanos con armas con silenciador. Ambos fueron abatidos, el primero en el acto, pero sobre la suerte del segundo existen dos versiones: que fue abatido por un comando con un arma sin silenciador, o que el centinela consiguió disparar su arma antes de morir.
Sea como fuere, el elemento sorpresa se había perdido y los israelíes debían actuar con urgencia extrema, ya que peligraba la operación entera. Se dividieron en tres grupos. Uno tomaría la Torre de Control y los restantes asaltarían el edificio de la terminal. Varios terroristas y soldados salieron de esta última, sorprendidos al oír los disparos, pero fueron repelidos por los comandos, que mataron a varios africanos y a dos terroristas. Adentro, otro terrorista empezó a disparar contra los adormilados rehenes, pero los comandos acabaron pronto con él.
Se entabló un breve tiroteo, al tiempo que los israelíes usaban megáfonos para, en inglés y yiddish, instar a los rehenes a permanecer tendidos. Dos terroristas intentaron confundirse con los rehenes para lanzar granadas contra los soldados, pero fueron muertos sin que llegasen a causar bajas. A los tres minutos de haber aterrizado, todo había terminado: se había tomado el edificio y eliminado a cuatro terroristas y a varios soldados ugandeses, aunque dos rehenes solo habían sido fatalmente alcanzados.
A las 23.06 aterrizó el segundo avión, del que descendieron más tropas israelíes y dos TOA M-113 (Transporte Oruga Acorazado). Estos se dirigieron a prestar apoyo al grupo que intentaba tomar la Torre de Control, silenciando a las tropas ugandesas y conquistando la instalación.
A las 23.08 aterrizó el tercer avión, del que también descendieron tropas y otros dos M-113 que se dirigieron a la zona militar del aeropuerto, donde estaban estacionados varios aviones de combate de la Fuerza Aérea del Ejercito de Uganda. Al abrir fuego con las ametralladoras pesadas Browning M-2 montadas en los blindados, inutilizaron siete Mig 21 y cuatro Mig-17, evitando con ello una posible persecución.
A su vez, efectivos de la Sayeret Golani dispusieron un perímetro de seguridad en torno al aeropuerto, previendo los refuerzos que pudiesen llegar de Kampala. Se temía la llegada de los tanques T-54 soviéticos que poseía Uganda. Con el aeródromo tomado y asegurado en menos de quince minutos, aterrizó el cuarto Hércules junto a la terminal, del cual salió un contingente de médicos y sanitarios de combate, que evaluaron la situación de heridos y rehenes para su posterior reembarque. Fue un proceso laborioso, teniendo en cuenta las condiciones sicológicas provocadas por el cautiverio y el shock del asalto, además de la oscuridad reinante. No obstante, el avión que evacuó a los rehenes despegó a las 23.52.
El resto de tropas fue reembarcando paulatinamente, cubriendo su retirada con botes de humo y dejando trampas explosivas que detonarían por temporizador. Al filo de las 00.30 despegó el último avión de la flotilla rumbo a Kenia, donde los heridos fueron tratados en el 707 que les aguardaba o internados en hospitales kenianos. El grueso partió directamente rumbo a Israel, escoltados por cazas F-15 hebreos.
Más de un centenar de soldados israelíes, al mando del general Dan Shomron, incluidos algunos miembros de las fuerzas de élite Sayeret Matkal y posiblemente varios integrantes del Mosad, participaron en la Operación Entebbe, con el apoyo del gobierno keniano, opuesto al régimen de Idi Amin.
En total fueron abatidos 13 terroristas alemanes y palestinos y 33 soldados ugandeses. Por el lado de los rescatistas, perecieron un comando, el teniente coronel Netanyahu, y tres rehenes. Uno de los rehenes muertos, Dora Bloch, de 75 años de edad, no falleció en el aeropuerto, sino que fue asesinada por los terroristas como represalia en el hospital Mulago de Kampala, al que había sido ingresada días atrás.
En definitiva, una operación militar titánica, llevada a cabo a casi cuatro mil kilómetros de distancia, con una ejecución casi impecable, pero hubo muchos muertos y heridos. Mientras que en la Operación militar Jaque en Colombia no fue necesario disparar ni un solo balazo y, por consiguiente, no corrió la sangre.
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Por considerarlo de interés reproduzco a continuación la opinión del general retirado y licenciado Juan José Marroquín Siliézar, ex Jefe del Estado Mayor Presidencial de Guatemala:
Liberación de Ingrid Betancourt
El día de hoy se llevó a cabo una hazaña militar digna de pasar a formar parte de las operaciones de rescate más sensacionales en la historia de la humanidad. Un grupo de militares colombianos lograron infiltrarse dentro de las filas del mal llamado ?Secretariado? de las FARC y liberaron a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, a tres rehenes norteamericanos y a once elementos militares retenidos desde hace más de seis años.
¿Qué argumento pueden tener todos aquellos que apoyan a ese grupo de terroristas colombianos, para criticar al gobierno y al Ejército colombianos?. Ninguno. Todas las naciones del mundo han aplaudido esa brillante gesta militar por su audacia, su ejecución y por el fin último alcanzado, como lo es la libertad de esos ciudadanos que estuvieron sometidos durante tanto tiempo a trato inhumano, vejaciones e irrespeto a sus personas
¿Qué pueden argumentar en contra los Chávez, los Castro, los Correa, los Ortega, los Morales y otros cuantos seguidores, en otros países del Continente Americano? Y ¿qué irán a decir los ?camaradas? criollos? No descartemos que eventualmente puedan calificar la operación de rescate, como una maniobra montada por el ?Imperio?, como una acción de guerra que les niega el derecho a las ?FARC? para sentarse a la mesa de negociaciones y obtener un negocio tan pingüe como lo fue la ?Paz firme y duradera?, en donde los que perdieron la guerra contra el Ejército de Guatemala, ahora gobiernan y mantienen una constante búsqueda de cómo desaparecer a las Fuerzas Armadas.
Yo creo que en la historia de los pueblos, llega un momento en que éstos se cansan de equivocarse en las urnas y se decepcionan cuando ven que aquellos a quienes les entregaron el poder del país, no son más que marionetas que siguen designios de otros de su calaña y pretenden mantener vigentes ideologías que ya pasaron a la historia. El dicho de que ?tanto va el cántaro al agua? tiene mucho de verdad.
Ojala que el famoso efecto ?dominó? empiece a manifestarse en países como Nicaragua en donde la gente ya no soporta a Daniel Ortega y a su mujer, como en Bolivia en donde las provincias se están declarando autónomas y gustosamente irán al referendo para deshacerse de Evo Morales, como en Venezuela en donde “El Bufón Continental” empieza a sentir la presión de sus oficiales que no aceptan el lema “Patria socialismo o muerte”, o como en Ecuador en donde también la población está cansada de ver a su presidente, como niño escuelero, peleando con sus vecinos y ofendiendo a medio mundo.Ojala que el buen Dios, el que ayuda a la gente buena, no se olvide de Guatemala en donde ya estamos hartos de las payasadas, del despilfarro y del irrespeto hacia los militares y hacia otros grupos tradicionales del país. Ojala aquí también se caiga una ficha del dominó y podamos mandar a su casa a los que sueñan con implantar ideologías absolutistas y regímenes de izquierda.
Mis felicitaciones al Ejército de Colombia y al Presidente Álvaro Uribe.
Gral ( R ) y Licenciado
Juan José Marroquín S.