Reflexiones políticas oportunas


Esta fotografía del presidente electo Álvaro Colom Caballeros fue publicada en un artículo del periodista estadounidense Marc Lacey en The New York Times.
El resultado de la segunda vuelta electoral celebrada el domingo constituyó una sorpresa para quienes creyeron que eran legítimas e infalibles las encuestas de intención de voto que hicieron las empresas encuestadoras Vox Latina de Guatemala, BGC Ulises Beltrán y Asociados de México y Demoscopía, S.A. de Costa Rica y publicaron el 31 de octubre los periódicos Prensa Libre, Siglo Veintiuno y Al Día el 2 de noviembre, respectivamente, porque las primeras dieron el triunfo al candidato del partido Patriota (PP), general Otto Pérez Molina, con 52 y 5.6 por ciento, y el ingeniero Álvaro Colom, candidato del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), obtuvo el 47 y el 48 por ciento; y la última también adjudicó el triunfo al susodicho militar retirado con 52.6 por ciento y su competidor civil obtuvo el 47.4 por ciento. Por su parte, elPeriódico publicó el 29 de octubre una encuesta que hizo la empresa especializada Borge & Asociados, con residencia en Guatemala, en la cual el ingeniero Colom fue el ganador con 39.4 por ciento y el general Pérez perdió con 35.1 por ciento, y fue más acertado que las otras.
No se puede descartar la posibilidad de que el resultado de una encuesta pueda reflejar la realidad y, como se suele decir, sea como un retrato del momento. Pero, como lo demuestra lo que éstas provocaron en nuestro país, pueden ser contraproducentes hasta para el candidato a quien trataron de beneficiar los patrocinadores de las encuestas, porque se corre el riesgo de caer en un autoengaño que puede conducir al triunfalismo y después a la derrota, como le ocurrió al candidato del PP que por creer que ya era el seguro ganador, cometió el error de negarse a tomar parte en un debate que se había programado y en una entrevista a la que a último momento se negó a pesar de que se había comprometido a participar y había ratificado su asistencia. Y no se puede decir que esta actitud haya sido insólita y caprichosa, sino que es tradicional la estrategia de que quien lleva las de ganar no se exponga a perder por enfrentarse otra vez a su contendiente, quien por participar no tiene nada que perder, sino todo lo contrario. Por otro lado, Sinibaldi, su jefe de campaña creyó que ya habían ganado porque lo decían las encuestas y así lo declaró con inmadurez triunfalista. A eso se debió que algunos que saben de política les dijeron que debían tener cuidado porque el aforismo popular dice que ?del plato a la boca se cae la sopa?. ¡Y al general Pérez se le cayó la sopa antes de metérsela en la boca! El falso resultado que reflejaron las encuestas tendenciosas que tenían la intención de favorecer al general Pérez, y daban por seguro la derrota del ingeniero Colom, produjeron una reacción de boomerang en el primero de ellos, mientras que al segundo lo indujeron a ?ponerse las pilas? y trabajar con más empeño hasta el día de la votación para acortar la ventaja en la capital y cuidar su ventaja en el resto de los departamentos de la República. O lo que es lo mismo, a los estrategas del general Pérez les salió el tiro por la culata.
Por otra parte, no hay que olvidar que el ingeniero Colom había perdido dos veces las elecciones presidenciales y así aprendió cómo se debe reaccionar en una situación como la que se le pintaba, y reaccionó aplicando con éxito su conocimiento político adquirido en sus derrotas anteriores. Porque una persona que sea inteligente ?y él lo es- aprende de las derrotas. Y en vez de deprimirse redobló sus esfuerzos para disminuir la ventaja que el general Pérez le había sacado en la primera vuelta en la zona metropolitana, para lo cual, lógicamente, recurrió a su capacidad para negociar y lograr consensos políticos con los dirigentes del partido Gana, que había dado a su candidato a Alcalde capitalino, licenciado Roberto González Díaz-Durán (?Canela?), más votos de los que obtuvieron en la capital los candidatos a la Presidencia de la República. De más está decir que para el general Pérez Molina estaba cerrada por completo toda posibilidad de lograr lo mismo con ese partido al que al principio había pertenecido y del cual salió peleando, al grado de haber propuesto una acción legal de antejuicio para enjuiciar al Presidente de la República, licenciado Óscar Berger Perdomo. Y a los dirigentes del partido oficial no les hizo gracia.
Es evidente que el ingeniero Colom tiene más conocimientos y capacidad política y se dedicó a cultivar su propósito de promover la unidad nacional por el interior del país, mientras que su compañero de fórmula, el doctor Rafael Espada, se dedicó a recorrer la capital de casa en casa, haciendo una labor de hormiga, y logró su objetivo porque muchos que en la primera vuelta no votaron por Colom y por él o estaban indecisos, votaron en la segunda vuelta por los candidatos del partido UNE.

El resultado fue que mientras él pintaba de verde al país su compañero de fórmula trataba de disminuir en la capital la ventaja que les sacó su oponente en la primera vuelta. Lo cual dio como resultado que todo el país se pintó de verde, salvo dos departamentos, Baja Verapaz y Guatemala, que se ven como un lunar de color naranja. En la capital tradicionalmente ha ganado la tendencia de derecha que prefiere ser gobernada por una mano dura, de corte autoritario y represivo, como la del general Jorge Ubico, quien durante 14 años fue un despiadado dictador.
Mientras tanto, el general Pérez Molina se acercó a un controvertido dirigente magisterial y al candidato a la Vicepresidencia del FRG y se fue a tomar “un cafecito” con el general Efraín Ríos Montt, lo cual no fue del agrado de muchos que habían votado por él en la primera vuelta pero repudian a ese ex dictador en particular y a su partido en general. Todo lo cual dio como resultado el triunfo del partido UNE y de sus candidatos, ingeniero Álvaro Colom y doctor Rafael Espada.
Después de todo, la política no es tan complicada como parece a simple vista, pero no es con una mano dura como se logra triunfar en ella, sino con inteligencia y conocimientos obtenidos en los estudios y en las experiencias vividas. Además, aunque no cabe duda de que fue excelente la campaña publicitaria del general Pérez Molina con sus cancioncitas pegajosas, pero al final llegó a fastidiar con sus puños amenazantes de su mano dura, y la segunda parte del ingeniero Colom Caballeros fue mejor que la primera parte gracias a que contrataron a otro publicista o estratega cuando se produjo la sorpresiva renuncia de José Carlos Marroquín, la cual es innegable que tuvo la intención de causar mucho más daño del que causó, porque fue obvio que ese era el propósito y los votantes no le dieron la importancia que creyeron que le darían quienes la planearon para desprestigiar y perjudicar pocas horas antes de la votación al candidato del partido UNE, ingeniero Álvaro Colom Caballeros. Pero también este complot tuvo un efecto boomerang y al final de cuentas al ingeniero Colom no le causó ni la menor roncha.

Posted in Sin categoría