Amerigo Giracca en 1982 o 1983
El lunes 16 del mes en curso sejó de existir el ingeniero Amerigo Giracca Claveria en una choza que era su casa de habitación ubicada en el parque cultural Santo Domingo del Cerro, del hotel Santo Domingo en la ciudad colonial Antigua Guatemala, donde pueden admirarse esculturas y pinturas de valores guatemaltecos. El destacado ingeniero Giracca, que durante muchos años destacó en sus numerosas obras como arquitecto y artista, murió a los 84 años de edad. Nació el 20 de mayo de 1930, hijo del arquitecto italiano Americo Giracca y de la señora guatemalteca Rosa Clavería, oriunda de Sanarate. Se casó en dos oportunidades: la primera vez con Stella Méndez Castejón, con quien procreó a sus hijas Roxana, Verónica y Anabella; y la segunda vez con Stella Dorión Castillo, adinerada hija de uno de los hermanos Dorión y de una hija del millonario “Palito” Castillo”, razón por la cual sus amigos bromeaban con él diciéndole que era obvia su afición por la arqueología porque le gustaban las “estelas”, según me contó su hija Anabella. Le sobreviven su primera esposa, Estella Méndez Castejón, y su viuda Stella Dorión Castillo; sus mencionadas hijas, un hijo fuera de matrimonio, Francisco José Giracca Palmieri, y sus nietos: Andrés y Pamela, hijos de Verónica; Martín y Camila, hijos de Anabella, y Lucía y Juan Pedro, hijos de Roxana.
Por este medio, extiendo mis condolencias a sus ya mencionadas hijas y a su hijo varón, Francisco José, sus nietos, y también a sus yernos, el licenciado Álvaro Castellanos Howell, esposo de Anabella y Sergio Chávez, esposo de Verónica. Y a toda su demás familia.
Es indiscutible que el ingeniero Amerigo Giracca llegó a ser un guatemalteco notable por su prolífica obra arquitectónica que tiene su sello característico, regada en distintos lugares del país. Por lo que la arquitectura y el arte guatemalteco, en general, han perdido un gran valor.
Aunque nos conocimos socialmente, por motivos personales y razones ideológicas nunca cultivamos una amistad personal, pero siempre fui admirador de sus numerosas obras arquitectónicas y artísticas, y tengo una gran simpatía y afecto por su ex es esposa Estela Méndez Castejón y sus hijas Roxana, Anabella y Verónica y por su único hijo varón, mi sobrino-nieto Francisco José y su viuda Stella Dorión Castillo. ¡Que en paz descanse Americo Giracca Clavería, indiscutiblemente un guatemalteco notable!
En su sección de Cultura, elPeriódico del martes 17 del mes en curso publicó este artículo que me pareció elocuente acerca de la personalidad y la obra del ingeniero y arquitecto honoris causa Amerigo Giracca, por lo cual creo conveniente reproducirlo:
Adiós a Amerigo Giracca
Giracca, uno de los grandes pioneros de la arquitectura en Guatemala, murió ayer, legándonos una importante obra.
Desde una Italia devastada por la II Guerra Mundial, Amerigo Giracca padre viajó a Guatemala, país por el que quedó cautivado. Se estableció en Chimaltenango, donde conoció a su esposa, doña Rosa, hija de una familia de Sanarate. Para subsistir, armó una fábrica de pisos. Murió joven.
Los dos hijos, de 11 y 13 años, tuvieron que conseguir un trabajo para mantenerse y fueron a estudiar al colegio de Infantes y a la escuela Lucas T. Cojulún. Era el tiempo de la revolución en Guatemala. Carlos Mérida, González Goyri y Dagoberto Vásquez eran algunos de los artistas de los que sus maestros hablaban.
Amerigo hijo estudió ingeniería, porque aún no se había establecido la Facultad de Arquitectura. Sin embargo, dedicaba gran parte de su tiempo a la pintura y otro poco a la antropología. Fue en esos años que viajó a Totonicapán, donde se sintió atraído por la carpintería y pintura de la región. De ahí nació su atracción por el arte popular nacional y “toda esa riqueza extraordinaria es algo que no se olvida”, escribió al respecto en una columna en elPeriódico.
Inició su vida profesional con algunos diseños arquitectónicos en la ciudad capital, posteriormente, dio paso a su más grande ambición profesional: el Hotel Casa Santo Domingo, en La Antigua Guatemala.
Desde entonces, han transcurrido 24 años, en los que ha diseñado y construido, junto a su equipo, cuatro complejos habitacionales aledaños al hotel (Las Gravileas), respetando la concepción arquitectónica y urbanística de la Ciudad Colonial, pero innovando con ciertos conceptos.
En sus últimos años, su más grande pasión era vivir y trabajar en el Centro Cultural de Santo Domingo El Cerro”, cuenta su hija Anabela Giracca.
Santo Domingo
Al respecto de lo que siempre consideró su obra más elaborada, Amerigo Giracca escribió:
“Santo Domingo es importantísimo para mí, pero no lo es por su magnitud. Es más importante en el desarrollo de una persona el punto culminante en que aporta o sintetiza su conocimiento. Pongo por caso el uso del adobe. En mi experiencia, la combinación del adobe, incluso con estructuras voladizas con acero, y complementarlas con pintura de Totonicapán, es un punto culminante. Resume un trabajo de toda la vida”.
“Santo Domingo era el templo más importante de toda La Antigua Guatemala. Los terremotos lo devastaron completamente, pero sus vestigios son valiosísimos. La primera propiedad que compró Jorge Castañeda (el empresario que promueve el proyecto) era una porción de lo que ahora es Casa Santo Domingo. Ahí empezó a germinar una idea que no tenía un propósito definido al principio. No sabíamos si sería solo un restaurante, un hotel y la piscina y luego fue expandiéndose hasta los museos, con los vestigios ya consolidados”.
“Un sueño recurrente de los arquitectos es integrar las artes plásticas, la pintura, la escultura con la arquitectura. Eso se ha logrado especialmente bien en el Centro Cívico de Guatemala. Pero en (el Centro Cultural de) Santo Domingo El Cerro decidimos invitar a pintores y a artistas no tanto para integrarlos a la arquitectura sino para integrar el conjunto completo al paisaje… En el hotel, el punto de partida son los vestigios. En El Cerro, la incitación la plantea la naturaleza. Pero claro, es la misma persona la que responde a las dos incitaciones”.
La Antigua Guatemala
La Antigua Guatemala fue la ciudad donde Amerigo Giracca escogió vivir las últimas dos décadas de su vida. Sobre ella apunta: “¿Qué me gusta de La Antigua? Que sus planos sugieren gran tranquilidad. En el valle donde fue construida convergen los volcanes y los cerros que la rodean, la enriquecen. La geometría de su trazo reticular es perfecta. El hecho de haberla construido sin ningún área frontal, como jardines, sino sobre la alineación y la continuidad en todas las crujías de los techos, le da un ritmo muy lento que sugiere calma. La Antigua no se desarrolla en un plano horizontal sino que va bajando. Entonces, toma un ritmo muy bonito que envuelve al visitante. Las calles convergen al centro, en lugar de la típica calle de lomo de tortuga que ofrece la sensación de expulsar a quien se encuentra en ella. En La Antigua, se le acoge. Y luego, junto a la monotonía de sus fachadas con aquel ritmo lento, de repente surge una iglesia. En esos templos se manifiesta el estilo barroco”.
“A uno puede chocarle por razones históricas que una ciudad tan bonita haya sido construida por mano de obra indígena prácticamente esclavizada, pero ese es un razonamiento que viene después. El primer encuentro con la ciudad, hace que uno se sienta acogido”.
“Qué me gusta de La Antigua? Que sus planos sugieren tranquilidad”
Amerigo Giracca
Amerigo Giracca en las postrimerías de su vida. Foto tomada en su oficina por su hijo Francisco José Giracca Palmieri
I) Su historia contada por él mismo
“Mi padre era un arquitecto italiano que vino a América cuando Italia estaba devastada por la guerra.
“Aquí se cautivó con el país y también con mi madre, que era hija de una familia de Sanarate y por casualidad nació en Chimaltenango. A ella le gustaba decir que había nacido en un lugar donde existe una fuente cuyas aguas se dividen la mitad hacia el Pacífico y la otra mitad hacia el Atlántico. Y es cierto, esa mole fea que es la fuente del parque de Chimaltenango drena la mitad hacia el Guacalate, que desemboca en el Pacífico y la otra mitad hacia el Xayá Pixcayá.
“Mi padre puso una fábrica de pisos pero murió muy joven. A mi hermano y a mí nos tocó seguir con su trabajo, cuando teníamos trece y once años.
“La familia se empobreció. Dejamos el colegio de Infantes donde estudiábamos y nos inscribieron en una escuela que se llama Lucas T. Cojulún, en los años de la Revolución.
Aquellos fueron buenos tiempos. Los maestros nos hablaban de arte y nos explicaban del cubismo y de la pintura de Carlos Mérida y se veía el trabajo de González Goyri y el de Dagoberto Vásquez.
“Estudié ingeniería porque en aquellos tiempos no había facultad de arquitectura. Pero a mí me gustaba sobre todo la pintura y a eso le dedicaba mucho tiempo. También me incliné hacia la antropología. Y desde aquellos años conocí Totonicapán y quedé muy atraído por su carpintería pintada y empecé a sentir esta gran atracción que aún tengo hacia el arte popular.
“Alguna vez fui con Miguel Ángel Asturias a Totonicapán y recuerdo que se quedó encantado cuando conoció en el cantón Vásquez la casa de la familia de pintores de apellido Ajcapajá.
¿Usted me habla de conmoverse? Imagínese el patio de una casa de Totonicapán donde había cerdos, gallinas y en medio de todo aquello los muebles a medio pintar y grandes paneles de dos metros por dos pintados de lado a lado. Toda esa riqueza extraordinaria. Eso es algo que no se olvida”.
Fallece el ingeniero y arquitecto Amerigo Giracca
Este lunes, aproximadamente a las 10 horas, falleció a los 84 años de edad Amerigo Giracca, reconocido como uno de los arquitectos más sobresalientes de la época contemporánea guatemalteca.
Por Erwin Castro / Guatemala
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En esta fotografía de archivo del 2009: Amerigo Giracca, junto a su hija Anabella Giracca.
CIUDAD DE GUATEMALA- Fuentes allegadas a la familia comentaron a Prensa Libre, que Giracca había estado muy delicado de salud en los últimos días, pero no precisaron la enfermedad que padecía.
Amerigo Giracca, nació en Guatemala, se graduó de ingeniero en la Universidad San Carlos de Guatemala (Usac), recibió posteriormente el título de arquitecto Honoris Causa de esa misma casa de estudios.
Giracca, fue el diseñador y dirigió la construcción del Hotel Casa Santo Domingo en Antigua Guatemala, complejo histórico y cultural que ha recibido la admiración de instituciones turísticas y de la construcción a nivel mundial.
Uno de sus últimos aportes profesionales fue el diseño de Santo Domingo del Cerro, obra en la que fusionó las artes plásticas, la arquitectura del paisaje e innovadores sistemas de construcción. También diseñó residencias y complejos habitacionales.
Desde de su juventud, Giracca se interesó por la antropología y la pintura. Admiraba la cultura local y popular, la belleza natural del país y el legado arquitectónico reflejado en edificios y viviendas de la provincia.
Círculos profesionales de la construcción, arquitectura y artísticos han expresado su consternación por la pérdida de este profesional identificado con la conservación del patrimonio tangible inmuenle de Guatemala.
Se sentía atraído por la arquitectura vernácula de Totonicapán y su carpintería popular.
DEJA VACÍO
“Hace mes y medio recorrí junto al arquitecto Giracca, recorrimos las instalaciones de Santo Domingo Del Cerro”, recuerda Claudia de Amenábar, directora de El Paseo de los Museos, del Hotel Santo Domingo. “Daba instrucciones y su punto de vista acerca de los trabajos siempre sin imposiciones pero con mucho certeza”, recuerda.
“Conocí a Amerigo siendo yo estudiante de Arquitectura. Pienso que para entonces, Giracca ya había producido su mejor obra, que fue la búsqueda por lograr una arquitectura nacionalista, algo que logró muy bien”, expresó el arquitecto José María Magaña.
El complejo cultural Santo Domingo Del Cerro, en La Antigua Guatemala es obra del arquitecto Amerigo Giracca. (Foto Prensa Libre: Archivo)
HOJA DE VIDA
El arquitecto Amerigo Giracca nació en Guatemala el 20 de mayo de 1930
Su padre, italiano, también fue arquitecto.
Se graduó de ingeniero civil en la Universidad de San Carlos de Guatemala, (Usac).
Recibió el título Honoris Causa en arquitectura por la Usac.
Su más grande pasión era vivir y trabajar en el Santo Domingo Del Cerro, en La Antigua Guatemala.
LEGADO
En 1968, Amerigo Giracca junto a Luis Luján Muñoz, Ida de Santos, Juan José Hurtado y “Picky” Díaz Castillo fundaron el museo de Artes y Artesanías Populares de Sacatepéquez, que se destruyó con el terremoto de 1976. Lo mismo sucedió con parte del edificio. En esas condiciones funcionó durante un par de décadas.
|INFOGRAFÍA| Vea la infografía del paseo de los museos en Antigua Guatemala en el que incluye Casa Santo Domingo.
El diseño arquitectónico de esa propuesta cultural estuvo a cargo de Amerigo Giracca, quien combinó espacios arqueológicos preservados y protegidos, con muros y estructuras modernas que contrastan y, a la vez, se integran a los vestigios históricos.
ÚLTIMO ADIÓS
Sus restos están siendo velados en Capillas Señoriales, de la zona 9 de la capital. El sepelio saldrá de la funeraria a las 14 horas rumbo al cementerio Los Parques.
Twitter@jorgepalmieri