1.- ¡Viva México! Ejemplar fervor nacional. “El Grito de Dolores”
El famoso Grito de Dolores del cura Hidalgo
Son muchas las características de los mexicanos que me merecen admiración y respeto. México es un país que, como ya he dicho infinidad de veces, y no me cansaré de repetir mientras viva, admiro y amo con profundo agradecimiento por haber sido tradicionalmente el país por enxcelencia que ha abierto las puertas a los perseguidos políticos, a quienes ha dado asilo político, entre quienes tuve a honra contarme en dos oportunidades. Y una de las más importantes de las características que les admiro es su ejemplar acendrado nacionalismo. ¡Cómo me gustaría que los guatemaltecos tratásemos de imitar ese nacionalismo y expresar y demostrar amor por nuestra Patria, en vez de burlarse de la firma del Acta de Independencia y descalificar a quienes la firmaron, en vez de desnaturalizarla, de despreciarla y de poner en ridículo los actos cívicos que podamos hacer para celebrarla por el hecho de que participan militares. ¡Qué necedad! No comprenden que son soldados de la patria. Pero por principio se manifiestan como enemigos de todo lo que sea militar. No comprenden que cuando los estudiantes de los colegios privados participábamos en los desfiles con fusiles para el 15 de septiembre era porque también actuábamos como soldados de la patria, aunque fuésemos civiles. Esas personas que se burlan de los desfiles de los cadetes y soldados quisieran poder ver desfilar victoriosos con fusiles AK-49 a los guerrilleros subversivos bajo el comando de comunistas subsidiados y dirigidos por el gobierno comunista cubano de Fidel Castro, en vez de los soldados que les combatieron y derrotaron para salvar al país de convertirse en otro satélite de Cuba o Venezuela. ¡Qué envidia me dan los mexicanos por su acendrado amor a su patria! No importa lo que les pueda estar pasando, siempre gritan “¡Viva México!” y aunque se los esté llevando la chingada gritan a todo pulmón: “¡Viva México chingado!”.
Anoche, como tradicionalmente se ha venido haciendo, se conmemoró otro aniversario del célebre “Grito de Dolores” del patriótico sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, con el cual se dio inicio a la lucha por la la independencia nacional del territorio que hasta entonces se denominaba Nueva España. Para ello se venía fraguando una conspiración en la que participaban el padre Hidalgo y los militares Ignacio Allende y Juan Aldama, con la complicidad de “la Comendadora” Josefa Domínguez, quien no obstante que era la esposa del Comendador nombrado por el gobierno de la Nueva España, aún contra el deseo de su esposo se prestó para que en su casa se reunieran los conspiradores. Pero su esposo la delató cobardemente y el principio de la lucha se tuvo que abortar porque se había planeado para una fecha más adelante y provocó el “Grito de Dolores”, que fue el acto con cual se inició la lucha por la Independencia, la noche del 15 de septiembre de 1810, lucha que tuvo 11 años de duración, por lo cual la propia Independencia fue el 27 de septiembre de 1821, cuando el Ejército Trigarante que encabezó Agustín de Iturbide entró triunfante a la Ciudad de México. Este “Grito” consistió en el llamado a la insurrección que hizo a sus feligreses el cura Miguel Hidalgo y Costilla, en compañía de los militares Ignacio Allende y Juan Aldama, durante la madrugada del 16 de septiembre de 1810 instándoles a desconocer al gobierno del Virreynato de la Nueva España y sublevarse contra las autoridades, para lo cual tañó una de las campanas de la parroquia de Dolores, municipio que hoy se llama Dolores Hidalgo C.I.N. (Cuna de la Independencia Nacional), bello poblado ubicado en el estado de Guanajuato. Para recordar ese hecho, cada año a las 11 de la noche del 15 de septiembre, los titulares del Poder Ejecutivo en los distintos niveles de gobierno —presidentes municipales o jefes delegacionales en el Distrito Federal, gobernadores y el Presidente de la República, así como también los embajadores mexicanos en las misiones diplomáticas en el extranjero, portando una bandera nacional, dirigen a las personas reunidas una arenga con las palabras del “Grito”, la cual por lo regular incluye las siguientes palabras:
“¡Mexicanos! ¡Vivan los héroes que nos dieron patria! ¡Víva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Allende! ¡Vivan Aldama y Matamoros! ¡Viva la independencia nacional! Y terminan gritando tres veces seguidas: ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México! Y todas las personas asistentes corean cada vez ¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!
Según diversas versiones de los historiadores, este “Grito” es diferente al original que el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla protagonizó el 15 de septiembre de 1810, en Dolores , porque uno dice que el cura Hidalgo gritó: “¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!”, y según otro: “¡Viva la América!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la religión y mueran los gachupines!” y otro dice que dijo: “Viva la religión católica!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la patria y reine por siempre en este continente americano nuestra sagrada patrona la santísima Virgen de Guadalupe!, ¡muera el mal gobierno!”, y la mayoría coincide en que dijo: “¡Viva Fernando Séptimo! ¡Viva la religión! ¡Viva la santa Vírgen María de Guadalupe! ¡Muera el mal gobierno! ¡Mueran los gachupines”, refiriéndose no a todos los españoles en general, como algunos han creído, sino únicamente a los españoles que apoyaban la invasión de las tropas francesas y el gobierno de José Bonaparte, apodado “Pepe Botellas”, hermano de Napoleón, que había destronado al rey Fernando VII.
El Presidente Felipe Calderón acompañado de su esposa en el bancón presidencial
Inmediatamente después, el Presidente de la República en turno–anoche por última vez en su sexenio, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, en compañía de su esposa, licenciada Margarita Zavala del Campo, quien es muy querida por la población–, tañó una campana y ondeó la bandera nacional varias veces. Después los muchos miles de personas (niños, mujeres y hombres) que ocupaban el inmenso Zócalo, frente al Palacio Nacional, a pesar del aguacero que estaba cayendo, cantaron solemnemente el Himno Nacional, para luego dar paso a una verbena popular que incluyó impresionantes fuegos artificiales y constante música folclórica mexicana, de la cual los mexicanos se sienten tan orgullosos. Los festejos se completan al día siguiente con un imponente desfile militar durante la mañana. Esta es la principal celebración del rico calendario cívico en México.
Impresionante desfile militar y aéreo
La primera vez que se conmemoró “el Grito” fue en un edificio conocido como El Chapitel, en el municipio de Huichapan, Estado de Hidalgo, el 16 de septiembre de 1812, por el general Ignacio López Rayón. Los festejos iniciaron al alba con una descarga de artillería y una vuelta general de esquilas. Luego, López Rayón asistió a una misa con su escolta y una compañía de granaderos. Después tuvo lugar un desfile militar y el general asistió a una serenata en la cual compitieron entre sí dos conjuntos que interpretaron varias piezas selectas del gusto particular del mandatario y satisfacción popular.
Años más tarde, el padre y general José María Morelos, en uno de los 23 puntos que conforman sus “Sentimientos de la Nación”, propuso al Congreso de Chilpancingo que en la Constitución en la que por entonces se trabajaba “igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa Libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la Nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el mérito del grande héroe, el señor don Miguel Hidalgo y su compañero don Ignacio Allende”. Finalmente, se declaró el 16 de septiembre como día de fiesta nacional en la Constitución de Apatzingán; medida que fue ratificada por los posteriore congresos constituyentes de 1822 y 1824.
En 1825 fue la primera ocasión en que el 16 de septiembre tomó forma de fiesta nacional. Las autoridades de la Ciudad de México publicaron un bando en el cual se pidió a los ciudadanos iluminar sus casas, ventanas y balcones con cortinas, flámulas y gallardetes. El presidente de la República era entonces el general Guadalupe Victoria, quien recibió felicitaciones de los miembros del Cuerpo diplomático y corporaciones eclesiásticas y civiles. Después se efectuó un desfile que llegó a Palacio Nacional. Por la tarde se realizó un paseo en la Alameda y bailes de cuerda, en los que participaron conjuntos musicales militares. Por la noche hubo fuegos artificiales.
Los primeros “Gritos” tenían un carácter a un tiempo cívico y religioso, ya que participaban tanto las autoridades políticas como las eclesiásticas. El escritor Luis González Obregón señala que “los días 17 (de septiembre) era costumbre celebrar en nuestra gran Basílica una misa de gracias por los héroes muertos. Pero la fiesta del 16 tomó un carácter enteramente laico a partir de 1857”. La celebración se suspendió en 1847, durante la Intervención estadounidense en México, aunque “en muchas poblaciones de la República “el Grito” fue conmemorado dignamente”. Durante la Segunda Intervención Francesa en México, el emperador Maximiliano de Habsburgo oficializó la celebración y en 1864 se trasladó a Dolores, donde él mismo dio “el Grito” desde la ventana de la casa de Hidalgo..
Aunque existe la versión popular de que el general Porfirio Díaz fue quien decretó adelantar un día “el Grito” para que coincidiera con su cumpleaños, la primera vez que se conmemoró el 15 de septiembre fue en 1846, con una serenata frente a Palacio Nacional y una velada en la Universidad. Según el Primer calendario liberal, arreglado al meridiano político de la Federación para el año 1852, las ceremonias del día 15 siguieron celebrándose, pues ese año hubo repiques, función patriótica de teatro y salvas de artillería. Hasta el propio Benito Juárez, aunque se encontraba huyendo durante la intervención francesa, dio un emotivo “Grito” la noche del 15 de septiembre en la hacienda de San Juan de la Noria Pedriceña, en Durango.
Aunque se trata de la fecha mayor del calendario cívico mexicano, “el Grito” carece de protocolo oficial. Sin embargo, se realiza en medio de un ambiente solemne apegado a las disposiciones legales sobre el uso de los símbolos nacionales, basado en una férrea tradición que se ha afianzado con el paso de las décadas.
Esta ausencia de una disposición legal, deja margen a que quien presida el país pueda insertar variantes entre las frases canónicas. La mayoría de ellos mencionan a su capricho los nombres de otros próceres de la Independencia, como Matamoros, Galeana, Mina, Guerrero o Guadalupe Victoria, e incluso de otras épocas, como Benito Juárez, Francisco Ignacio Madero o Emiliano Zapata. Algunos pueden incluir a héroes locales; por ejemplo, en 2011 Emilio González Márquez, gobernador del Estado de Jalisco, en Guadalajara mencionó a José Antonio El Amo Torres, Pedro Moreno, Marcos Castellanos y Rita Pérez de Moreno.
Es común que el gobernante en turno le dé su toque personal al “Grito”, agregando frases coyunturales, lo que no siempre es bien visto y ha generado algunas controversias. Por ejemplo, el presidente Lázaro Cárdenas del Río vitoreó la “Revolución Social”, el presidente Adolfo López Mateos a la “Revolución Mexicana”, el presidente Luis Echeverría a los “países del tercer mundo”, y el presidente Ernesto Zedillo a “nuestra libertad, la justicia, la democracia y la unidad de todos los mexicanos”. Quien más transgredió la “ortodoxia” del “Grito” fue el presidente Vicente Fox, quien durante sus seis años de gobierno agregó y quitó elementos, incluyendo la absurda distinción gramatical entre “mexicanas y mexicanos”, en vez de emplear el genérico. En 2001 lanzó vivas a “nuestros acuerdos”, sin aclarar a qué “acuerdos” se refería exactamente.
Cabe mencionar que, al tener una gran significación cívica, “el Grito” puede funcionar como catalizador de movimientos políticos y actos de resistencia y oposición. Así, por ejemplo, el destacado dirigente político izquierdista ingeniero Heberto Castillo lo dio “el Grito” en la Ciudad Universitaria en 1968, en plena efervescencia del movimiento estudiantil en Tlatelolco, donde murieron varios estudiantes universitarios y muchos otros fueron brutalmente golpeados y apresados; el dirigente del PAN Manuel Clouthier lo hizo en el Ángel de la Independencia en 1988; y el fundador y dirigente del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del ex presidente, lo hizo en la Ciudad Universitaria en 1994.
En general, el Presidente de la República en turno sigue el siguiente ceremonial, con pocas variantes: arriba al Patio de Honor del Palacio Nacional poco antes de las once de la noche del 15 de septiembre. Luego sube por los 53 escalones de una escalera alfombrada que lo lleva hasta la Galería de los Presidentes, que a su vez lo conduce directamente al despacho presidencial; ahí se coloca en el pecho la banda presidencial tricolor. Luego cruza el Salón de Acuerdos y la biblioteca, para ingresar al Salón Azul, donde recibe el primer saludo de los invitados especiales a la ceremonia, entre quienes se cuentas los embajadores extranjeros acreditados en el país con sus respectivas esposas y todos los Secretarios de su Gobierno. Luego cruza otros cuatro salones: el Verde, el Morado, el de Embajadores y el de Recepciones, donde una escolta de cadetes le hace entrega de la bandera nacional. Inmediatamente después sale al balcón central del palacio, que da al Zócalo, donde ya lo aguardan miles de personas. Cabe mencionar que para esta ceremonia el presidente tañe el Esquilón San José, la campana de la parroquia de Dolores que Hidalgo utilizó para hacer el llamado de 1810.
Es costumbre que los presidentes de la República den “el Grito” correspondiente a su quinto año de gobierno en Dolores Hidalgo. Todos los mandatarios, a partir del general Lázaro Cárdenas del Río, cumplieron con esa costumbre, a excepción del licenciado Carlos Salinas de Gortari, quien lo hizo en su sexto año, y el presidente Ernesto Zedillo, quien presidió la ceremonia en Palacio Nacional durante su sexenio. El único que ha dado “el Grito” en los dos sitios ha sido Felipe Calderón Hinojosa, quien en 2010, por los festejos del Bicentenario, dio “el Grito” la noche del 15 de septiembre en el Zócalo de la capital, y durante la madrugada del día 16 se trasladó a Dolores, donde repitió la ceremonia a las seis de la mañana.
Para terminar, repito el final de lo acostumbrado en la ceremonia del famoso “Grito de Dolores” en el balcón del Palacio Nacional: ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!
2.- Décimo primer aniversario del terrorismo en N.Y.
El 11 del mes en curso se conmemoró el décimo primer aniversario de los atentados terroristas que tuvieron lugar el 11 de septiembre de 2001 (comúnmente denominados con el numerónimo 11-S en España y 9/11 en Latinoamérica y en el mundo anglosajón) fueron una serie de atentados terroristas suicidas cometidos aquel día en los Estados Unidos de América por miembros de la red yihadista Al Qaeda mediante el secuestro de aviones de líneas aéreas comerciales para ser estrellados contra varios objetivos y causaron la muerte a cerca de 3.000 personas y heridas a otras 6.000, así como la destrucción de las Torres Gemelas situadas en el World Trade Center de la Ciudad de Nueva York, y graves daños en el edificio conocido como El Pentágono, en el Estado de Virginia, inmediatamente vecino a Washington D.C., siendo el episodio que precedió a la guerra de Afganistán y a la adopción de la política denominada Guerra contra el Terrorismo por el Gobierno estadounidense y sus aliados.
Los atentados fueron cometidos por diecinueve miembros de la red yihadista Al-Qaeda, divididos en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un terrorista que se encargaría de pilotear el avión una vez que ya estuviese reducida la tripulación de la cabina. Los aviones de los vuelos 11 de American Airlines (AA) y 175 de United Airlines (UA) fueron los primeros en ser secuestrados, siendo ambos estrellados contra las dos torres gemelas del World Trade Center, el primero contra la torre Norte y el segundo poco después contra la Sur, provocando que ambos rescacielos se derrumbaran en el transcurso de las dos horas siguientes.
El tercer avión secuestrado era el vuelo 77 de American Airlines y fue empleado para ser impactado contra una de las fachadas de el Pentágono, considerado el edificio donde trabajan más empleados del Estado y sede del poderío militar norteamericano. El cuarto avión, era el vuelo 93 de United Airlines y no alcanzó ningún objetivo al resultar estrellado en campo abierto, cerca de Shanksville, en el Estado de Pensilvania, tras perder el control en cabina como consecuencia del valiente enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes contra el comando terrorista.
Estos atentados causaron la muerte de 2.973 personas, más de 6.000 heridos y la desaparición de muchas otras, resultando muertos igualmente los 19 terroristas. Los atentados, que fueron condenados y catalogados inmediatamente como horrendos ataques terroristas por el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), se caracterizaron por el empleo de aviones comerciales como armamento, provocando una reacción de temor generalizado en todo el mundo y particularmente en los países occidentales, que alteró desde entonces las políticas internacionales de seguridad aérea. Les invito a ver este dramático slideshare sobre esa espantosa tragedia.
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¡Y pensar que todavía hay quienes acusan de asesinos al gobierno de los Estados Unidos de América por haber buscado afanosamente durante muchos años al millonario multiasesino terrorista islámico Osama Bin Laden y haberle dado muerte en el acto cuando lo localizaron escondido, tras de lo cual lanzaron su cadáver al mar para que no fuese enterrado y el lugar se pudiese convertir en monumento al fanático líder islámico terrorista! ¡Y de nuevo llaman asesino al gobierno de Barack Obama, presidente de los Estados Unidos de América, porque desde un avión sin tripulación bombardearon el vehículo en el que se conducía el segundo de esa organización y le dieron muerte! ¡Era lo menos que se merecía ese desalmado multiasesino!
Twitter: @jorgepalmieri