MISCELÁNEA

* Víctimas del conflicto armado
Desde hace varios años se ha venido catalogando reiteradamente como ?víctimas del conflicto armado interno? única y exclusivamente a las personas que sufrieron alguna represión de las fuerzas militares o policíacas de los gobiernos que combatieron a la subversión que fue dirigida por marxistas inspirados, apadrinados, entrenados y financiados por el régimen comunista dictatorial de Fidel Castro en Cuba, pero no se les ha dado el mismo calificativo a quienes fueron víctimas de éstos. Y para que no quede ni la menor duda de la parcialidad que hay en esto, ciertos altos funcionarios públicos de turno que en alguna forma estuvieron ligados a la subversión -como es el caso de Eduardo Stein Barillas, quien fue Canciller la República en el gobierno de Álvaro Arzú Irigoyen (1996-2000) y Vicepresidente del gobierno de Óscar Berger Perdomo (2004-2008)-, han ?pedido perdón? en nombre del Estado guatemalteco hasta al reino de España por la tragedia que ocurrió en la embajada de ese país el 31 de enero de 1980, y llegaron al colmo del lameculismo de pagar indemnizaciones a los deudos de los ciudadanos españoles que murieron en el incendio… A pesar de que es bien sabido que los principales responsables de que ocurriese esa tragedia fueron los campesinos del CUC y los estudiantes universitarios integrantes de una célula de guerrilleros comunistas que les acompañaban, así como también el nefasto embajador español, Máximo Cajal y López, por inmiscuirse en los asuntos internos de Guatemala al haberles invitado a llevar a cabo la ?toma pacífica? de sus oficinas para servir de caja de resonancia internacional a una protesta de los campesinos, porque, además, había citado al ex Vicepresidente Eduardo Cáceres Lehnoff y al ex Canciller Adolfo Molina Orantes para que sirvieran de rehenes.
En esa misma forma, el reciente 20 de octubre el actual presidente de la República, ingeniero Álvaro Colom Caballeros, pidió perdón con la voz entrecortada por la emoción y a punto de soltar el llanto cuando condecoró con la Orden del Quetzal en forma póstuma al malogrado ex secretario general de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) Oliverio Castañeda de León, asesinado a balazos en el Pasaje Rubio el 20 de octubre de 1978 y rematado con un ?tiro de gracia? en la cabeza por policías secretos durante el período que presidió el general de división Fernando Romeo Lucas García. Indudablemente fue un acto de salvajismo que no puede justificarse, pero cosas como ésta suelen ocurrir en las guerras, lamentablemente, entre unos y otros.
Oliverio Castañeda de León fue un joven brillante, de 23 años de edad, destacado alumno de la facultad de Economía de la Universidad de San Carlos (USAC). Era hijo del doctor Gustavo Castañeda Palacios, un excelente médico pediatra, y estudió su primaria en la sección de High School del Colegio Americano y sus compañeros de estudios afirman que durante ese período jamás dio señales de que algún día sería comunista. Pero ya en la USAC se incorporó a la organización política denominada FRENTE de la Juventud Patriótica del Trabajo, que pertenecía al Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) (comunista). En relación a la subversión guerrillera, tenía el criterio que la situación guatemalteca tendría que resolverse por métodos políticos y no con la lucha armada. Su cobarde asesinato, hace 30 años, fue muy sentido y a su entierro asistieron cerca de 40 mil personas. Pero hay que comprender que, dolorosamente, estas cosas suelen suceder en las guerras.
Estoy de acuerdo con que fue muy lamentable que muchos compatriotas hayan sido víctimas de la represión oficial al ser encarcelados, torturados, enviados al exilio o asesinados por tener la ideología marxista, o simplemente por el hecho de no estar de acuerdo con las actuaciones de los regímenes militares que se sucedieron. Pero la Constitución Política que entonces estaba vigente prohibía las actividades políticas identificadas con ideologías totalitarias, como el comunismo, y las autoridades cumplían con su deber al defender la institucionalidad de los sucesivos gobiernos e impedir que triunfase la subversión y en Guatemala se estableciese un gobierno comunista como el de los Castro en Cuba, o el de los sandinistas en Nicaragua. Y, lamentablemente, en una guerra suelen ocurrir cosas injustas y dolorosas, como fue el asesinato de Oliverio Castañeda de León y tantas otras cosas que sucedieron durante esos años. Así que me parece justo que se rinda un reconocimiento a quienes fueron víctimas de la represión, pero se debería reconocer también a quienes sufrieron extorsiones, asaltos o asesinatos de parte de los guerrilleros.
Sin embargo, nunca se ha rendido ni el más mínimo reconocimiento póstumo a quienes fueron víctimas de los subversivos de la izquierda, como mi recordado amigo el periodista Isidoro Zarco Alfasa, uno de los fundadores-propietarios y columnista del diario Prensa Libre, quien murió ametrallado por los guerrilleros frente al estadio olímpico, y el hombre de negocios Luis Canella, entre otros. Además de las muchas personas que fueron secuestradas para extorsionarlas y cobrar por su rescate, como los periodistas propietarios de Prensa Libre Pedro Julio García y Álvaro Contreras Vélez y tantos más.

Brillante columna a propósito de esto mismo
Por tratarse de este mismo tema me permito reproducir esta brillante columna que fue publicada hoy en la página de Opinión de elPeriódico y con cuyo contenido estoy totalmente de acuerdo:
Pedir perdón ajeno
¿Y qué con disculparse ahora?
Por: Adolfo Méndez Vides
¿Qué les ha dado a todos por andar pidiendo perdón en nombre de otros? Las autoridades católicas pidieron perdón a los judíos por lo que sus antecesores nos hicieron en los tiempos de la persecución y el holocausto, y nuestro Gobierno se excusa por los crímenes de las dictaduras, como en el caso particular del asesinato hace 30 años de Oliverio Castañeda, símbolo de la juventud sana e inteligente que se marchitó prematuramente. No es Lucas García, Donaldo Álvarez, Chupina, Arredondo ni demás apellidos que nos ponen la carne de gallina, quienes hacen el acto de contrición, porque ellos se libraron de la justicia, y los gobiernos democráticos les brindaron protección al permitirles el escudo de la impunidad. Oliverio fue masacrado y los culpables nunca fueron castigados, eso nos queda claro. ¿Y qué con disculparse ahora? Quizá todo sea una excusa para aprovecharse de la gesta de nuestros mártires para ganar la aprobación popular.
El actual Gobierno debería pedir perdón, pero por lo que no hace en la actual conducción de la patria. ¿O tendremos que esperar otros 30 años para que una nueva agrupación política pida perdón por quienes protegieron a Portillo? ¿Sabrá alguien medir cuál fue el daño que significó a la moral nacional la liberación fácil y rápida del ex mandatario? México cumplió, nos lo entregaron haciéndonos responsables para que los guatemaltecos arregláramos nuestro propio problema y aplicáramos el castigo. Así lo hizo Chile con Fujimori, se lo entregó a los peruanos.
Así volvió Rodríguez a Costa Rica, dejando un puesto de honor para pagar su culpa y enfrentar la deshonra. Y nosotros, en un acto teatral o de circo, hemos evidenciado el señorío del dinero.
¿Qué pensarán del hecho tantos inocentes que pasan un calvario para salir de las cárceles a las que han llegado por equivocación? El castigo aquí es sólo para los inocentes o pobres, nunca para los villanos de oro. La masa está aprendiendo rápido la lección, y cada quien conforma su banda.
Hay que pedir perdón pero por la impotencia para detener los secuestros, por la no aplicación de la justicia a los culpables, por permitir que los delincuentes reinen en territorios enteros, por los policías corruptos que esconden bajo la camisa el tatuaje que los identifica, por no encontrar remedios en los hospitales, por no lograr que los estudiantes aprendan y se eduquen sin tener que comprarles horas para que acudan a la escuela.
El 20 de octubre se celebró una revolución que terminó tras 10 años de ejercicio democrático. Sólo el feriado quedó vivo, como extraña memoria de lo que fue motivo de júbilo entonces.
Somos raros los chapines, porque celebramos una victoria que no se mantuvo. Aquí no levantamos arcos del triunfo para recibir a nuestros ejércitos triunfadores, sino damos feriado en los empleos para recordar a los mártires de un proceso perdido. Para que lloremos y nos lamentemos por lo que pudimos haber sido. (Fin de la columna)

Las condecoraciones presidenciales
Frente a enormes retratos de los ex presidentes de la República, doctor Juan José Arévalo Bermejo (1945-51) y coronel Jacobo Árbenz Guzmán (1951-54), y del asesinado dirigente estudiantil comunista Oliverio Castañeda de León, el presidente Álvaro Colom Caballeros conmemoró en el Palacio Nacional de la Cultura el 64 aniversario del levantamiento del cuartel Guardia de Honor que ocurrió el 20 de octubre de 1944 (con lo que terminó una dictadura y comenzó una Revolución que duró 10 años) y condecoró a varias personas destacadas. Con la Orden del Quetzal:
1) licenciado Óscar Barrios Castillo, presidente del Congreso de la República en 1947, ministro de Hacienda y Crédito Público en 1949 y miembro de la Junta Monetaria (les faltó agregar que fue presidente del Poder Judicial y de la Corte Suprema de Justicia);
2) licenciado Óscar de León Aragón, del grupo de 14 estudiantes universitarios que la noche del 19 de octubre de 1944 acudieron la Guardia de Honor para incorporarse valientemente al levantamiento armado para derrocar al presidente provisional espurio, general Ponce Vaides, y recorrieron los barrios capitalinos para incitar a la población a sumarse a la lucha contra el dictador que sucedió a la dictadura de 14 años del general Ubico;
3) ingeniero Ángel Martínez Franco, otro de los 14 estudiantes universitarios que llegaron esa noche a la Guardia de Honor;
4) licenciado Julio Valladares Castillo, también del grupo de los 14 estudiantes universitarios que llegaron a la Guardia de Honor, diputado al Congreso de la República, Secretario de la Magistratura de Coordinación de Trabajo e Inspector General de Trabajo;
5) Elisa Muralles Soto, lideresa del grupo femenino, sin especificar concretamente lo que hizo para merecer la condecoración;
6) licenciado Luis Felipe Valenzuela, también del grupo de los 14 estudiantes universitarios que entraron a la Guardia de Honor, asesor jurídico de las direcciones generales de Correos y de Caminos, Cónsul general en Perú;
y 7) doctor Ricardo Asturias Valenzuela, también del grupo de los 14 estudiantes universitarios, quien por razones familiares no pudo presentarse a recibir la condecoración y envió a uno de sus hijos a recibirla.
Y condecoró con la Medalla Presidencial:
1) doctor Alfredo Guerra Borges, fundador del partido Comunista, primer jefe de la Inspección General de Trabajo, fundador del periódico Comunista, líder sindical y colaborador de Árbenz, ignoro por qué méritos fue condecorado porque para el 20 de octubre era locutor de la radio oficial TGW;
2) José Antonio Móbil, activista político, también de izquierda, no se ha dicho por qué fue condecorado, aunque es una persona estimable;
3) profesor y abogado Francisco Gularte Cojulún, director del Instituto Nacional para Varones, diputado de la Asamblea Nacional Legislativo (1947-1948), director general de Educación;
4) doctor Carlos González Orellana, de ideología marxista, ex viceministro de Educación durante el gobierno del doctor Arévalo, ignoro por qué fue condecorado, aunque lo merece por ser un notable pedagogo;
5) capitán (retirado) e ingeniero Amadeo García Zepeda, persona estimable que fue miembro de la Plana Mayor del ministro de la Defensa y del Estado Mayor Presidencial del coronel Jacobo Árbenz Guzmán, ignoro por qué fue condecorado, también es de ideología marxista;
6) Morelia Muralles Soto, profesora y activista política, ignoro por qué la condecoraron;
7) Mélida Muralles Soto, profesora y activista política, también ignoro por qué fue condecorada;
8) Victoria Escobar Cabrera (¿?), ignoro por qué fue condecorada;
9) Julia Urrutia (¿?) no se especificó a qué se dedica ni por qué ha sido condecorada;
y 10) Nery Mejicanos Castillo, activista político (¿?), es desconocido para mí y no se ha explicado por qué fue condecorado.
¿Quién con una luz se pierde? Es obvio que la pareja presidencial que ahora gobierna a nuestro país ha querido condecorar a personas de ideología marxista para congraciarse con la izquierda y procurar su apoyo.
Por otra parte, se supo que también iba a ser condecorado el respetable licenciado Alfonso Bauer Paiz, de larga militancia revolucionaria-marxista, pero rechazó el homenaje porque opina que es un asunto burgués que no conduce a nada positivo.

La venganza es mala consejera
En vista de que está de moda eso de pedir perdón, yo pido perdón hoy, humildemente, al ingeniero José Rubén Zamora, presidente de elPeriódico por no haberle creído que el 21 de agosto pasado en verdad haya sido secuestrado cuando salía de un bar de la zona 10, y después fue golpeado e inyectado con una droga y luego fue dejado abandonado como muerto en un predio baldío de Chimaltenango. Pero hoy publica elPeriódico la información que fueron capturados estas personas que cometieron esos delitos: Walter Alexander Hernández Pérez, de 22 años; Anabella Pérez Contreras, de 40 años; y Jorge Alberto de la Roca Pena, de 55 años.
¡Lo siento mucho! Confieso que me dejé llevar por la incredulidad y en buena parte por la gana de fastidiar al ingeniero Zamora en venganza por su mal comportamiento conmigo cuando tuve que dejar de publicar mis columnas diarias en ese medio. Presento mis sinceras disculpas al susodicho y a todos mis lectores.
Esta es la información publicada hoy en elPeriódico:
Capturan a tres por plagio de Jose Rubén Zamora
La investigación del MP y la PNC permitió ubicar a tres personas, a quienes sindican de haber retenido al presidente de ?elPeriódico? el pasado 21 de agosto.
Por: A. Sas y J. M. Castillo
Agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) de Chimaltenango y fiscales del Ministerio Público de la Fiscalía de Derechos Humanos de la Unidad de Periodistas y Sindicalistas capturaron a tres personas acusadas de secuestrar, golpear y robar al presidente de elPeriódico, Jose Rubén Zamora, el pasado 21 de agosto. Lo detuvieron en la zona 10 y lo abandonaron en El Tejar, Chimaltenango.
El allanamiento se realizó en la colonia Quinta Los Aposentos, zona 1 de Chimaltenango. La PNC irrumpió en busca de tres personas, las cuales ya tenían orden de captura por los delitos de detención ilegal con agravación específica, robo agravado, conspiración y lesiones leves.
Los detenidos fueron identificados como Walter Alexander Hernández Pérez, de 22 años, Anabella Pérez Contreras, de 40, y Jorge Alberto de la Roca Peña, de 55 años. Todos oriundos de la ciudad capital, pero residentes en ese departamento.
El subjefe de la comisaría del lugar, el oficial Alberto Aldana, informó que en la vivienda se hallaron evidencias: el saco, una bolsa y tarjetas de crédito propiedad de Zamora
Se dictó prisión preventiva contra los detenidos. El expediente será trasladado al Juzgado Tercero de Instancia Penal.
Las pistas
Las transacciones realizadas con las tarjetas de crédito de Zamora fueron la evidencia clave para dar con el paradero de los supuestos responsables, informó Guillermo Mendoza, del MP
Gracias a pesquisas realizadas por la Fiscalía de Derechos Humanos, los investigadores lograron rastrear los movimientos realizados en distintos almacenes y tiendas de conveniencia hasta las tres de la tarde del día del plagio.
El MP solicitó los videos de los establecimientos donde se utilizó ese medio de pago y así logró obtener los rostros de los responsables. Además, los secuestradores compraron tiempo de aire con las tarjetas. Al rastrear las llamadas se identificó el destino de las mismas y se dio con los responsables.
El informe médico
El 21 de agosto, en la madrugada, Zamora fue secuestrado por alrededor de ocho horas. Los victimarios lo introdujeron en su vehículo, pero este fue abandonado en la zona 10 capitalina a escasos 200 metros de donde fue retenido. Zamora fue abandonado en un lote vacío en Chimaltenango, después de haber sido golpeado e intoxicado, según ha dicho.
Socorristas lo llevaron a las 8:20 horas al Hospital Nacional en estado inconsciente y sin ser identificado, según un peritaje del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif). Se determinó que personas que dijeron ser sus familiares se ofrecieron a trasladarlo para que le efectuaran una tomografía, pero estos nunca regresaron.
El informe realizado por el médico tratante, Edgar Miguel López Álvarez, da cuenta que la víctima ingresó a la emergencia del Hospital Universitario Esperanza ?con alteración del estado de consciencia, deshidratación severa y limitación total de movilidad?.
Veinticuatro horas después de haber sido internado, Zamora logró recobrar el conocimiento y se le inició un tratamiento a base de antibióticos, para luego ser dado de alta con seguimiento ambulatorio.
(Fin de la publicación)

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