Saludo dominguero desde la Patagonia

No quita maña. A pesar de que me había propuesto no volver a escribir ni una sola palabra antes de regresar a Guatemala, les confieso que no me ha sido posible estar tanto tiempo sin comunicarme con mis fieles lectores en todo el mundo, pero en particular los de Guatemala.
Por eso hoy voy a escribir unos cuantos apuntes de nuestro largo viaje hasta El Calafate, capital de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia Argentina, donde ya nos encontramos y a donde hemos venido con el propósito de visitar los glaciares más grandes que hay en este país, que son el Upsala y el Perito Moreno y navegar durante unas horas por el extenso Lago Argentino.
Pero antes quiero agradecer el haber podido llevar a cabo este viaje, largo tiempo deseado, al Grupo TACA en general y en particular a mi querida amiga la directora de Comunicación, Claudia Arenas, y a su eficiente asistente, la señora Alicia Marroquín, por habernos otorgado boletos en clase turista y habernos concedido el upgrade a Clase Ejecutiva para volar primero a Lima y después a Buenos Aires.
Asimismo, debo agradecer los eficientes servicios y las atenciones de mi vieja amiga María Andrée Boudin de Najarro, ejecutiva de la agencia de Viajes Tívoli, quien tuvo la paciencia para organizarnos los transportes de los aeropuertos a los hoteles y viceversa, las reservaciones en los hoteles y en los vuelos internos desde Buenos Aires a El Calafate, a Ushuaia, también llamado ?El fin del mundo? porque es la ciudad más austral que hay en nuestro planeta, y, para terminar, el periplo a Puerto Madryn para ver de cerca a las ballenas y a los pingüinos. Allá terminará nuestro viaje por la Patagonia Argentina y después regresaremos a Buenos Aires, donde estaremos solamente un día antes de regresar a Guatemala en vuelo directo de TACA, el cual ruego encarecidamente a Claudia Arenas y a su asistente, Alicia Marroquín, que logre arreglarnos el upgrade a Clase Ejecutiva, porque es un viaje demasiado largo y, lógicamente, muy cansado. Y a mis 80 años necesito viajar lo más cómodamente que sea posible.
Quiero informarles que en Lima tuvimos oportunidad de ir a cenar un par de veces a los magníficos restaurantes Astrid & Gastón y La Mar, que recomiendo muchísimo a quienes puedan viajar a Lima, donde, en mi opinión -que comparten muchos ?gourmets? internacionales-, es una de las ciudades del mundo donde mejor se come, y de todos los restaurantes que hay les recomiendo estos dos. Otra cosa que también aconsejo es el hotel Meliá Lima, el cual no lo conocíamos y hemos descubierto con satisfacción que todos los servicios son excelentes y nos atendieron muy bien.
En Buenos Aires nos hospedamos los primeros dos días en el elegante y costoso hotel Plaza Marriott, que fue en el cual yo me hospedé en 1960, la primera vez que visité esta fabulosa ciudad que tanto me gusta y donde me siento muy a gusto por múltiples motivos.
El lunes 10 celebramos el cumpleaños de nuestro querido viejo amigo Félix Córdova Moyano, ex embajador en Guatemala, quien durante los últimos tres años y medio ha venido desempeñando el importante cargo de Director de la Sección Consular de la Cancillería, pero ya tiene ganas de retirarse de la carrera diplomática, en la cual ha destacado tanto tiempo. Para festejarlo fuimos a almorzar al restaurante A Sotto Voce, especializado en cocina italiana, situado en el área de restaurantes conocida como Puerto Madero, y por la noche asistimos a la cena familiar que ofreció en su elegante departamento ubicado en el 24 piso de un moderno edificio desde cuya terraza hay una vista espectacular de la ciudad de Buenos Aires. A esa cena asistió un buen número de personas escogidas y fue un privilegio para nosotros haber sido invitados.
Al día siguiente fue mi 80 cumpleaños y fuimos a almorzar al restaurante Parrilla La Brigada, en el barrio San Telmo, donde he dicho muchas veces que se come “la mejor carne de la Argentina” pero, para ser sincero, esta vez no me pareció así porque no estaba tan buena como la que comimos hace cuatro años. Además, ?mi amigo? Hugo Echevarry, el propietario, por algún motivo que ignoro no se presentó a trabajar ese día a pesar de que sabía que íbamos a festejar mi cumpleaños y él mismo había hecho los arreglos pertinentes para ello. Por eso le dejé dicho con uno de sus meseros que es un ?pelotudo?, lo cual probablemente no le ha de haber gustado mucho. Pero así son algunos argentinos, aunque afortunadamente no todos, dicen ser amigos de uno pero a la hora de demostrarlo ponen de manifiesto su falsedad. Esto mismo me pasó durante el viaje pasado con el farsante Facundo Cabral, a quien he atendido generosamente muchas veces en Guatemala y en México y constantemente ha dicho que es mi amigo, y yo, de ingenuo, le creí, pero hace cuatro años, cuando nos vio en el Café La Biela apenas si nos saludó, con pedante indiferencia, por lo cual le dije por teléfono lo que pensaba de él y que no quiero volver a verle en lo que me reste de mi vida.
A los tres días de estar en Buenos Aires nos trasladamos al simpático hotel Plaza Francia, en el barrio La Recoleta, donde el hospedaje nos cuesta la mitad que en el Plaza Marriott y ofrece una atención personal como en los pequeños hoteles europeos.
Después de tres días en Buenos Aires volamos a El Calafate, capital de la provincia de Santa Cruz, donde nació Néstor Kirchner, ex presidente argentino y marido de la actual presidenta. Aquí hemos venido para visitar los glaciares Perito Moreno y Upsala, los dos más grandes en este país, de los que les hablaré con amplitud más adelante.
Pero por de pronto les digo que esta vez comprobamos que me equivoqué al decir que la mejor carne de la Argentina se come en La Brigada, porque anoche fuimos al excelente restaurante La Tablita, donde comimos carne de res y de cordero patagónico, las mejores que he comido en mi vida. Ya les hablaré de este fabuloso restaurante cuando regresemos a Guatemala.
Hoy volaremos a Ushuaia, conocido como ?El Fin del Mundo? por ser la ciudad más austral que hay en nuestro planeta y donde esperamos que comeremos unas Centollas sensacionales. Estamos aguardando que pasen a buscarnos para llevarnos al aeropuerto. Así que aquí corto por de pronto. Hasta luego, si Dios quiere.

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