Mañana es el día

Hoy no debo hacer ningún tipo de propaganda en favor o en contra de alguno de los candidatos presidenciales y vicepresidenciales que mañana van a competir para ser electos Presidente y Vicepresidente de la República, pero la Ley Electoral y de Partidos Políticos no prohíbe desear que Guatemala elija a quienes más conviene a los intereses de nuestra patria durante los próximos cuatro años. No está prohibido expresar el deseo que Guatemala no regrese al pasado en el que militares autoritarios gobernaron sucesivamente el país, porque quienes vivimos aquellos tiempos sabemos lo que significa vivir bajo esos regímenes dictatoriales.
No soy uno de esos izquierdistas trasnochados que anhela que caigamos en un gobierno populista o comunista como el del dictador de Cuba, Fidel Castro, o el del comandante golpista Hugo Chávez, en Venezuela, ni como el del guerrillero ?sandinista? Daniel Ortega, en Nicaragua, ni cosa parecida. Lo que anhelo es que sea electo un civil con experiencia y capacidad política para encabezar un gobierno democrático. Lo que deseo es que no tengamos que volver al odioso pasado en el que el país fue gobernado de acuerdo a su formación castrense por una sucesión de militares. No quiero decir con esto que los militares no estén preparados y capacitados para gobernar el país, pero no me agrada la idea de que uno de ellos pueda ser electo mañana.
No tengo nada personal contra el general Otto Pérez Molina, a quien no conozco más que de oídas y por sus antecedentes como jefe de la tenebrosa Inteligencia Militar (G-2), como jefe del estado Mayor Presidencial (EMP) del presidente temporal Ramiro De León Carpio y como ?comandante Tito? durante la confrontación armada en el Triángulo Ixil en el departamento de el Quiché. La única vez en mi vida que intercambié unas palabras con él fue cuando era jefe del EMP del presidente De León Carpio, de quien yo fui consejero desde que desempeñó el cargo de Procurador de Derechos Humanos y cuando se produjo el ?serranazo? cometí el error histórico de apoyarle (de lo cual me arrepentí) para que llegase a ser elegido presidente de la República por la mayoría de votos de los diputados del Congreso de la República, compitiendo con mi recordado amigo el licenciado Arturo Herbruger Asturias (qepd), contraviniendo los deseos y las consignas de los jefes militares y de los dirigentes de los partidos políticos Unión del Centro Nacional (UCN), Jorge Carpio Nicolle, y Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG), Vinicio Cerezo Arévalo y Alfonso Cabrera Hidalgo, quienes no querían que Ramiro De León Carpio fuese el sucesor de Serrano Elías. Jorge Carpio era primo hermano de Ramiro De León Carpio y le había expulsado del UCN por una traición que decía que éste había cometido junto con Jorge Arenas Brenes (alias ?habla quedito?). Y cuando yo estaba moviendo las piezas del ajedrez político para lograr que fuese electo por los diputados, para lo cual convencí que votaran por él a varios amigos que eran miembros de esos dos partidos, Jorge Carpio envió un mensajero para pedirme que por favor dejara de insistir que Ramiro fuese electo presidente porque era un traidor y algún día iba a contarme cómo lo había traicionado cuando era secretario adjunto de la UCN; y por su parte los mencionados dirigentes de la DCG me visitaron para pedirme lo mismo. Yo sospeché que la razón por la cual Jorge Carpio no quería que su primo Ramiro fuese presidente era porque en las siguientes elecciones él no podría ser candidato presidencial por la conocida prohibición constitucional, y no le hice caso y seguí apoyando a Ramiro hasta que finalmente fue electo por los votos de la mayoría parlamentaria. Por cierto que el ?pago? que les dio a los diputados que le eligieron fue que les obligó a renunciar por la mentada ?depuración?, con lo cual demostró que tenía razón su primo Jorge al calificarle de traidor. Después me enteré de que esa ?depuración? la hizo por los maquiavélicos consejos de su influyente tío Eduardo (?el Mico?) Taracena de la Cerda, padre del actual diputado Taracena Díaz-Sol. Pero esa no fue la única traición que cometió el mandatario apodado ?huevos tibios? mientras ejerció la presidencia de la República, porque después de traicionar a mi recordado amigo José ?Pepe? Lobo Dubón (qepd), que era presidente del Organismo Legislativo y Congreso de la República y demás diputados que habían votado por él, traicionó a otras personas que él decía que eran sus ?entrañables amigos? como el entonces presidente del Organismo Judicial y Corte Suprema de Justicia, licenciado Juan José Rodil Peralta, y a su ministro de Gobernación, licenciado Danilo Parrinello, a quien después se vio obligado a darle una tardía disculpa pública.
Cuando Ramiro De León Carpio llegó a ser Presidente de la República para terminar el período que no había terminado Serrano Elías, me nombró consejero de la Presidencia con un salario satisfactorio que para mí no era nada despreciable, y me proporcionó un automóvil oficial que antes había usado Ricardo (?Cayo?) Castillo Sinibaldi mientras fue ministro en el gobierno de Serrano Elías.
Un día fui invitado a la finca nacional ?Santo Tomás?, cerca de Escuintla, en ocasión de la celebración del casamiento de un hijo del mandatario y acudí acompañado de mi hijo Alejandro, aunque no podía comprender cómo se les había podido ocurrir hacer esa celebración en pleno trópico de Escuintla y al medio día y con traje formal. El presidente estaba de frac y su esposa Shenny lucía un vestido largo con un gran escote en la espalda, por donde le corrían chorros de sudor.
Volviendo a la historia que comencé a contarles, después de estacionar el automóvil caminamos hacia la casa donde se iba a celebrar la boda, pero fuimos interceptados por un grupo de hombres con tipo de militares, pero vestidos de civiles, que estaban ?cacheando? a los invitados para impedir que entraran armas. Yo me opuse a que nos registraran porque lo consideré una humillación de los militares para los invitados del presidente de la República, y ví que enfrente estaba el entonces coronel Pérez Molina, flamante jefe del EMP, acompañado de otros oficiales, y le increpé por ese abuso de un gusto tan cachimbiro, a lo que se limitó a decir: ?Lo siento mucho?; y yo le respondí, ?No, señor, quien siente mucho haber venido soy yo?, tras de lo cual entramos mentando madres en voz baja a diestra y siniestra. Esa fue la única vez en mi vida que he hablado con ese militar, pero me basta para darme cuenta de que cuando tiene mando es tan autoritario y cachimbiro como cualquier otro chafarote prepotente y abusivo.
No ha sido sólo por esa desagradable experiencia que yo me he pronunciado en contra de su candidatura presidencial, sin embargo, sino lo hago porque creo que fue un acierto histórico del general Óscar Humberto Mejía Víctores, cuando era Jefe de Estado de facto, haber dado elecciones libres en 1985 y fue electo Presidente de la República para el período 1986-1990 el licenciado Vinicio Cerezo Arévalo, postulado por el partido Democracia Cristiana Guatemalteca. Después le han sucedido otros políticos civiles y aunque es verdad que ninguno de ellos ha dejado un buen recuerdo, sobre todo los casos de Serrano Elías por haber tratado de convertirse en dictador y Alfonso Portillo (alias ?Pollo Ronco?), por haber tenido un mal gobierno populista y corrupto hasta decir ?no más?, y el actual gobierno con parientes y funcionarios también corruptos de Óscar Berger Perdomo (alias ?El Conejo?) y del ex guerrillero Eduardo Stein Barillas, por lo que algunos guatemaltecos han echado de menos a los militares (lo cual es un decir), mas no por eso debemos volver al pasado.
No soy un furibundo antimilitarista por principio y en el transcurso de mi vida he tenido varios estimados amigos militares, principalmente el general e ingeniero Miguel Ydígoras Fuentes (qepd), quien me honró con su amistad y confianza mientras fue Presidente Constitucional de la República y hasta el día de su muerte; y también el general Romeo Lucas García (qepd), quien me nombró embajador en México para salvarme de una muerte segura si hubiese continuado ejerciendo el periodismo con mi habitual franqueza, porque vivía expuesto a ser asesinado tanto por los militares que se estaban enfrentando a la subversión comunista guerrillera y cualquier crítica les parecía subversiva, como por los guerrilleros comunistas que catalogaban de ?reaccionario? peligroso a cualquiera que criticara su violencia y sus crímenes de guerra. Mi posición en esos días no era a favor de ninguno de los dos bandos, porque como periodista critiqué a ambos sus actos de violencia. Por eso agradecí la intención del general Lucas García de salvarme la vida tendiéndome un puente de plata y enviarme como embajador a México, experiencia que me agradó muchísimo y le agradeceré hasta el último día de mi vida.
Por todo lo expuesto, propongo a mis compatriotas que revisen un poco la Historia Nacional para recordar las malas experiencias que hemos tenido gobernados por regímenes represivos de militares autoritarios para que no voten mañana por alguien que lo único que ofrece al país es gobernar con ?mano dura?, lo cual equivale a amenazarnos con establecer otra dictadura militar más en nuestra triste Historia plagada de sucesivos dictadores. Por eso propongo que hagamos un nuevo esfuerzo por instaurar un gobierno que presidida un civil que en vez de mano dura garantice se va a apegar estrictamente a los mandatos de la Constitución de la República y demás leyes vigentes, en el marco de un Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos, en busca del bien común. Lo cual no es precisamente lo que garantizan el general Pérez con sus ?centenarios? de su promoción de la Escuela Politécnica y demás compinches que integran una especie de cofradía denominada ?El Sindicato? que es como una mafia que está ansiosa de volver a ejercer el poder autoritariamente como lo hicieron antes.
Dicho todo lo anterior, sólo me resta esperar que la mayoría de los votantes que como yo hayan vivido bajo regímenes militares, hagan un poco de memoria para rechazar la posibilidad de que otro militar sea electo Presidente de la República mañana. ¡Mucho menos uno que amenaza con mano dura!
TRAMPOSA MANO DURA
Como era de esperarse, el general Otto Pérez Molina, candidato presidencial del partido denominado Patriota (PP), ha echado mano de nuevo de sus habilidades para hacer trampa a pocas horas de que se lleve a cabo la segunda vuelta electoral mañana. Esta vez no ha organizado un ?apagón?, como el que organizó cuando era Jefe del Estado Mayor Presidencial del ?huevos tibios? Ramiro De León Carpio contra Alfonso Portillo para las elecciones de 1995. Pero en el transcurso de las horas entre ayer y hoy sus colaboradores retiraron la propaganda que habían puesto en los últimos días los activistas del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y la sustituyeron con propaganda de su partido denominado Patriota. Todas las cintas y banderas de color verde que el UNE había colocado en diferentes partes de la ciudad fueron quitados y en su lugar pusieron cintas y banderas de color naranja.
Además, este blog fue saboteado o ?hackeado? para que se pudiese publicar. Desde las 3 de la mañana estuve tratando de publicarlo con mi clave en Firefox, pero en los diferentes intentos que hice siempre me lo rechazaron. Tuve que esperar hasta cerca de las 9 de la mañana para que el servicio que me maneja el blog lograra la publicación jugándoles la vuelta a los bloqueadores. ¿De dónde creen ustedes que provino esa sucia maniobra? Piensa mal y acertarás, dice un viejo proverbio político. Si así son ahora, ¿cómo serán si ganan la elección mañana? Para muestra este botón. Además, no se cómo se las arreglaron para obtener el listado del padrón del Tribunal Supremo Electoral para enviar por correo a todos los votantes empadronados unas cartas de su propaganda. ¿Hubo complicidad de parte de los señores magistrados? Prefiero no creerlo, pero es difícil dejar de sospecharlo.
Y no se debe descartar la posibilidad de que mañana se produzca otro misterioso apagón como el que hubo para las elecciones de 1995 porque el general de la mano dura aprendió una serie de trucos por el estilo en sus estudios militares superiores para ser jefe del tenebroso servicio de Inteligencia Militar (G-2) y posee el mejor equipo que hay en el país para espionaje y sabotaje, sobre todo para escuchar conversaciones telefónicas. Para que se hagan una ligera idea de lo que nos espera si ese militar llegase a ocupar la Presidencia de la República.

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