MISCELÁNEA

* A un paso de la elección
Los guatemaltecos elegiremos pasado mañana a los compatriotas que deseamos que desempeñen los cargos de Presidente y Vicepresidente de la República durante los próximos cuatro años. En segunda vuelta electoral, vamos a escoger entre los binomios compuestos por el ingeniero Álvaro Colom Caballeros con el doctor Rafael Espada, eminente cirujano cardiovascular de reconocido prestigio mundial, postulados por el partido político Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), y el general retirado Otto Pérez Molina con el señor Ricardo Castillo Sinibaldi, presidente del Instituto de Recreación de los Trabajadores (IRTRA), candidatos del Partido Patriota (PP). Después de una campaña publicitaria demasiado larga y sumamente costosa, creo que a estas alturas los votantes empadronados ya hemos decidido por quiénes vamos a votar.
Pero aunque ya está vedada la publicidad por la Ley Electoral, los medios de comunicación, indudablemente comprometidos con alguno de los dos binomios, con maña han seguido tratando de inclinar el voto del pueblo publicando encuestas obviamente parcializadas que no reflejan un resultado verídico, sino deliberadamente dan el triunfo a los candidatos de su preferencia, con la evidente intención de provocar la decisión de voto de los indecisos que esperan votar por quien consideren que será el ganador, como si la elección fuese una carrera de caballos y no un evento cívico de tanta trascendencia nacional.
Anoche se transmitió en el programa periodístico ?Zona Cero? de la televisora Latitud Tv, a cargo del licenciado Eduardo Valdizán, el resultado de una supuesta encuesta que, por encargo suyo y de los periódicos Siglo Veintiuno y Al Día, llevó a cabo entre 1220 personas la empresa costarricense Demoscopía del 23 al 26 de octubre. Y según dicho resultado, con un margen de error de más o menos 4.3 por ciento, fue que el 42.6 por ciento de los encuestados cree que ganará la elección el ingeniero Colom, mientras que el 41.2 cree que ganará el general Pérez. No obstante lo cual, dice la encuesta que el 44.7 por ciento respondió que votará por el militar retirado y el 40.2 por ciento dijo que votará por el ingeniero. O sea que votarán por quien creen que no va a ganar. Lo cual sería contradictorio. Además, de acuerdo a esta encuesta un 9.3 por ciento todavía no ha decidido por cuál de los dos binomios va a votar.
No me atrevo a afirmar que este supuesto resultado no se ajusta a la realidad en forma deliberada para promover votos en favor del general Pérez, pero insisto en creer que podría ser tendencioso y no imparcial. El caso es que ya estamos a un paso de tomar esa decisión trascendental en la que los guatemaltecos vamos a ejercer con responsabilidad nuestro derecho democrático de elegir a quienes deseamos que sean nuestros próximos gobernantes.
En tal circunstancia, considero que ya no se debería permitir que los medios de comunicación continúen publicando supuestas encuestas de última hora cuando los candidatos ya han cerrado sus campañas y según la Ley Electoral está vedado hacer propaganda. Hay quienes sostienen que equivaldría a violar la libertad de expresión constitucional el hecho de prohibir a los medios de comunicación la publicación de supuestas encuestas de última hora, pero se debe entender que todas las libertades tienen sus limitaciones y reglamentos. En todos los países civilizados en los que se ejercen las conquistas de la democracia, las autoridades en la materia imponen limitaciones.
Yo he venido declarándome firme partidario de elegir para Presidente de la República a un civil -y no a un militar, cualquiera que éste pueda ser-, porque en el transcurso de nuestra triste Historia nacional ha habido demasiados gobernantes militares autoritarios y con insufrible tendencia dictatorial, y el general Pérez no ha tenido empacho en amenazar en su campaña política con que se propone hacer un gobierno “de mano dura”, lo cual, dígase lo que se diga para tratar en vano de justificarlo, significa una dictadura. ¡Ni más ni menos! Y quienes hemos vivido muchos años y hemos experimentado las consecuencias de varios de los gobiernos presididos por militares, ya sabemos lo que eso significa y por ello nos oponemos a que Guatemala vuelva a sufrir esas mismas lamentables experiencias del pasado.
Por las personalidades de ambos candidatos a la Presidencia de la República se ha dicho que el general con la mano dura empuñada simboliza un gobierno fuerte y firme, mientras que, por el contrario, el ingeniero Colom podría presidir un gobierno errático y de mano débil, a pesar de que los dos miembros de este binomio han venido reiterando que su gobierno será fruto de la inteligencia y estrictamente apegado a la Constitución de la República y a las leyes vigentes.
A estas alturas del proceso, ya sólo nos queda decir como la gente sencilla que cree en el fatal predeterminismo: ?¡Que sea lo que Dios quiera!?. Pero no se debe olvidar el sabio aforismo latino que dice Vox populi, vox Dei, lo cual significa “La voz del pueblo es la voz de Dios”. Siendo así, el domingo próximo vamos a escuchar esa voz y a respetar cualquiera que sea el resultado.
* Dolorosa tragedia en México
Con mucho dolor me solidarizo con el hermano pueblo mexicano que está sufriendo las consecuencias de la tormenta tropical Noel que ya se ha convertido en huracán, y después de haber llovido durante cuatro días consecutivos ha causado que se desborden los ríos que han inundado algunas poblaciones, particularmente en los estados de Tabasco y Chiapas. En el primero se han desbordado los ríos Grijalva y Carrizal que han inundado el 80 por ciento de la capital, Villahermosa, lo que ha traído mucha devastación y dolor, además de grandes pérdidas económicas a más de un millón de damnificados.
Creo que los guatemaltecos debemos hacer todo lo que nos sea posible, en medio de nuestras limitaciones, para contribuir en alguna forma a aliviar el sufrimiento que están compartiendo esos hermanos y vecinos mexicanos. Hay que saber ser agradecidos y no olvidar lo mucho que México nos ayudó en ocasión de haber sufrido el terremoto del 4 de febrero de 1976. “Dan darán”, dicen las campanas

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