1- Día de la Patria
Pintura de la sesión de la firma del Acta de Independencia
Hoy se celebra el 191 aniversario de la firma del Acta de Independencia de Guatemala del Reino de España, aunque encabezaba las firmas la del Capitán General del Virreynato Gabino Gaínza y Fernández de Medrano para erigirse en primer Jefe Político Superior de la Provincia de Guatemala y Presidente de una Junta Provisional Consultiva con delegados que representaban a Chiapas, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Los demás firmantes fueron José Matias Delgado, diputado por San Salvador, Presidente.- Fernando Antonio Dávila, diputado, por Sacatepequez, Vice-Presidente.- Pedro Molina, diputado por Guatemala.- José Domingo Estrada, diputado por Chimaltenango.- José Francisco Córdova, diputado por Santa Ana.- Antonio José Cañas, diputado, por Cojutepeque. José Antonio Jimenez, diputado por San Salvador.-Mariano Beltranena, diputado suplente por San Miguel.- José Domingo Diéguez, diputado suplente por Sacatepequez.- Juan Miguel Beltranena, diputado, suplente por Coban.- Isidro Menendez, diputado por Sonsonate.- Marcelino Mendez, diputado por Santa Ana.- José M. Herrarte, diputado suplente por Totonicapan.- Simeon Cañas, diputado por Chimaltenango.- José Francisco Barrundia, diputado por Guatemala.- Felipe Marquez, diputado suplente por Chimaltenango.- Felipe Vega, diputado por Sonsonate.- Pedro Campo Arpa, diputado por Sonsonate.- Cirilo Flores, diputado por Quezaltenango.- Francisco Flores, diputado por Quezaltenango.- Juan Vicente Villacorta, diputado por San Vicente.- Ciriaco Villacorta, diputado por San Vicente.- J. Maria Castilla, diputado por Coban.- Luis Barrutia, diputado por Chimaltenango.- José Antonio. Asmitia, diputado suplente por Guatemala.- Julian Castro, diputado por Sacatepéquez.- José Antonio Alcayaga., diputado por Sacatepéquez.- Serapio Sanchez, diputado por Totonicapan.- Leoncio Dominguez, diputado por San Miguel.- José Antonio Peña, diputado por Quezaltenango.- Francisco Aguirre, diputado por Olancho.- José Beteta, diputado por Salamá.- José María Ponce, diputado por Escuintla.- Francisco Benavente, diputado suplente por Quezaltenango.- Miguel Ordoñez, diputado por San Agustin.- Pedro José Cué llar, díputado suplente por San Salvador.- Francisco Javier Valenzuela, diputado por Jalapa.- José Antonio Larrave, diputado suplente por Esquipulas.- Lázaro Herrarte, diputado por Suchitepéquez.- Juan Francisco de Sosa, diputado suplente por San Salvador, secretario.- Mariano Galvez, diputado por Totonicapán, secretario.- Mariano Córdova, diputado por Güegüetenango, secretario.- Simon Vasconcelos, diputado suplente por San Vicente, secretario.
Y el 5 de enero de 1822 los anexó al imperio mexicano del emperador Agustín de Iturbide, pero el 11 de enero El Salvador rechazó la anexión como ilegítima y se declaró en rebeldía, y bajo la dirección del sabio hondureño José Matías Delgado y el general salvadoreño Manuel José Arce (quien posteriormente llegó a ser Presidente de Centroamérica) se preparó para la lucha armada. El 23 de enero, Iturbide nombró a Gaínza Capitán general de Guatemala con carácter provisional. El 25 de febrero de 1822 Gainza ordenó que se tomara el juramento de adhesión al Imperio de México. El 30 de marzo del mismo año Iturbide concedio a Gaínza el título de Lugarteniente General del Reino y le ofreció el puesto de gobernador de una provincia del Imperio o de Nueva Galicia, como premio por sus servicios. Gaínza pidió al emperador Iturbide el envío de las tropas mexicanas compuesto de 600 hombres bajo el mando del mariscal de origen italiano Vicente Filisola, las cuales ya estaban apostadas en la frontera porque el emperador Iturbide quería invadirnos, pero Gaínza logró convencerlo de esperar unos días. Las tropas invasoras de Filisola entraron a la Ciudad de Guatemala el 12 de junio. Por orden de Iturbide, el 23 de junio de 1822 Gaínza dejó el poder en manos de Filisola y abandonó el país con rumbo a México, donde vivió sin importancia hasta su muerte en la pobreza, siete años más tarde. Y no fue sino hasta el 1 de marzo de 1823 cuando una asamblea de las cinco provincias centroamericanas declararon la independencia de España y de cualquier otra nación. No obstante, Centroamérica reconoce la fecha del 15 de septiembre de 1821 como la Independencia de la Corona española, porque fue ese día cuando se firmó en la Ciudad de Guatemala el Acta de Independencia de España. Pero no hay que olvidar que Guatemala se separó de la Federación Centroamericana y en 1838 fue fundado el Estado de Guatemala por el presidente vitalicio de Guatemala, general Rafael Carrera Turcios, un indígena ultraconservador, y sanguinario, nativo del oriente del país, firmemente apoyado por la Iglesia católica (de hecho sus restos fueron enterrados en la parte posterior de la Catedral Metropolitana) y, desde luego, también por la oligarquía. Y era llamado “Caudillo adorado de los pueblos”.
Para terminar, muchas veces he dicho –y hoy reitero– que quien no ama a su Patria no tiene madre. Por eso reaccioné con iracundia cuando un bisoño columnista atrevido se refirió a Guatemala como “paisito de mierda”, aunque no voy a responder lo que merecen todas las sandeces que publica hoy Raúl de La Horra en la última página de elPeriódico. Solamente reitero que a la Patria hay que amarla y respetarla, como se ama y se respeta a la madre. Insisto en que quien no tiene madre no tiene Patria, y quien no tiene Patria no tiene madre. Comparto con el cantautor guatemalteco Ricardo Arjona que nuestras patrias son nuestras raíces. ¡Que viva Guatemala!
2.- ¿191 años perdidos?
En su acostumbrada columna periódica en el vespertino La Hora titulada Rayos X, el veterano periodista y abogado Héctor Luna Tróccoli escribió anoche lo siguiente:
191 años perdidos
Doña Dolores compró los cuetes, su marido don Pedro, junto con otros, firmó el acta, se puso marimba y varias personas, más por curiosidad que por otra cosa, se acercaron al Parque Central para enterarse de lo que pasaba. Así supieron que ya éramos “independientes” de España, que más de 200 años antes, a sangre y fuego nos había avasallado, dominado y maniatado.
Lo que no sabían estos buenos vecinos de la Nueva Guatemala de la Asunción, es que 191 años después de ese singular evento, continuamos peor. Avasallados por la violencia, dominados por la corrupción y la impunidad y maniatados por criollos mestizos, indígenas y más extranjeros que no provienen solo de la Península Ibérica, sino de otros lugares donde se hablan lenguas extrañas y se domina, como en el pasado con el poder del dinero, de las amenazas y de la buena vecindad…
Hemos perdido 191 años, y más que eso, hemos retrocedido 191 años en todo: en ese 15 de septiembre del pasado, existía una gran nación que partía de Chiapas y Soconusco hasta la frontera del Darién. Ahora Chiapas y Soconusco es mexicano y en vez de una tierra de mediana estatura somos cinco enanos unidos por el presente de la corrupción social, política, empresarial, comunitaria e individual. No somos cinco hermanos como dice una canción, somos cinco desconocidos pisoteados por los demás y cada uno “como una gran familia” ha padecido en 191 años dictaduras, y guerras y en esta era civilizada, de políticos marrulleros que junto con otros que disfrutan del poder, se llenan los bolsillos de dinero, mientras otros, muchos, se mueren de hambre.
Y aún así lo celebramos. Primero con desfiles semimilitares (mal remedo de los chafas), y ahora, con desfiles semimilitares a los que se le agrega alegres melodías extranjeras como el reggaeton, la salsa, la rumba, el mambo, el merengue, etc. en donde adolescentes empiezan a mostrar sus encantos para que los disfruten los pervertidos, que al menos en este pedazo de terreno, se han convertido en violadores de alto nivel.
Hace 191 años existía una aristocracia peninsular y otra criolla y una mezcla de ambas, en donde el indígena, con escasas excepciones, casi siempre estaba en el abandono. Igualito que ahora, solo que la aristocracia es la suma de todos los antivalores que han crecido por tantos años en ese frondoso árbol de hipocresía de los falsos líderes que nos han gobernado. Por lo menos, en el pasado existía más paz, menos hueveo, menos engaños, menos delitos, menos robos, menos rechazos cínicos para no poner un alto al enriquecimiento ilícito. Por eso me alegra que uno se muera de una vez por todas, sin posibilidad alguna de resucitar, porque si ello ocurriera con nuestros próceres, estarían obligados moralmente a suicidarse al ver la sociedad que se creó después que firmaron la famosa acta y que varios años después Carrera firmara otro papel donde establecía que Guatemala era una República, lo que parecía ser el milagro oportuno para que todos fueran buenos y honestos. Al llegar el 15 de Septiembre no dejo de sentir especial alegría porque el colegio de curas donde estudiaba me expulsara por escaparme, con otros dos compañeros, del desfile que ya iba al Estadio Nacional. ¡Es lo mejor que he hecho en ese día glorioso!
LA LEY QUE NO QUIEREN LOS CORRUPTOS. Allí están. En el edificio de la 9ª. avenida frente a la antigua Facultad de Derecho. Ese lugar en donde ahora, Alí Babá tiene a muchos competidores. Un poco más hacia el norte, en el palacio de Ubico y la llamada Casa Presidencial, otros aplauden porque la ley contra el enriquecimiento ilícito no es aprobada para no lastimar a los corruptos… Y así dicen que se combatirá la corrupción y la impunidad ¡Qué cueros! (Fin de la columna de Luna Trócoli)
2.- Decir NO a la Consulta Popular
En La Hora de ayer se publicó este interesante artículo del licenciado Carlos Molina Mencos, quien fue uno de los diputados que redactaron la Constitución de 1985 que está vigente y el presidente Péres Molina insiste en reformar.
¿Por qué insistir en reformas que fueron rechazadas?
Haciendo memoria, el gobierno de la República de Guatemala con el fin de lograr el cese de fuego del conflicto armado interno, decidió negociar con una guerrilla, que había proclamado públicamente su intención de romper el orden constitucional para establecer un estado marxista en Guatemala cuando en esa época se encontraba militarmente casi derrotada.
El 7 de diciembre de 1996 en Estocolmo, Suecia, el gobierno representado por Gustavo Porras Castejón, Otto Pérez Molina, Raquel Zelaya Rosales y Richard Aitkenhead Castillo se reunieron con las personas cuyos pseudónimos eran Carlos González, Rolando Morán, Pablo Monsanto y Jorge Rosal y llegaron a un acuerdo sobre reformas constitucionales, lo que ya de por sí constituía un delito, porque la Constitución Política de la República de Guatemala no puede ser objeto de negociación, menos aun cuando una de las “partes” carecía de personalidad jurídica, llegando al extremo de usar nombres supuestos.
Con esa aberración jurídica, en la que la violencia se convierte en fuente de derecho, el Gobierno de Guatemala y la URNG “acordaron” que el primero promovería ante el Congreso de la República un proyecto de reformas constitucionales en las que se debía: “reconocer constitucionalmente la identidad de los pueblos Maya, Garífuna y Xinca, y desde tal perspectiva, la necesidad de definir y caracterizar al Estado guatemalteco como de unidad nacional, multiétnica, pluricultural y multilingüe”. Que debía determinarse la lista de idiomas existentes en la República, la que el Estado estaría obligado a reconocer, respetar y promover, mediante su inclusión en el artículo 143 de la Constitución Política. También acordaron que se promovería la oficialización de los idiomas indígenas y la reforma del artículo 66 de la Constitución.
El resto de acuerdos fueron reformar el artículo 157 de la Constitución Política de la República, con el objeto de mantener fijo el número de diputados al Congreso de la República; la reforma de los artículos 208 y 209 de la Constitución Política y que en ellos se hiciera referencia a la Ley de la Carrera Judicial; la creación de un artículo de la Constitución que definiera las funciones y características de la Policía Nacional Civil; la reforma al artículo 244 para limitar las funciones del Ejército a la defensa de la soberanía y la seguridad exterior; que el Ministro de la Defensa no necesariamente tendría que ser militar y promover las reformas al artículo 246 de la Constitución Política de la República. El Organismo Ejecutivo haciendo uso de su facultad de iniciativa de ley presentó la propuesta de reformas constitucionales al Congreso, organismo que después de estudiarlas las aceptó agregándole algunos artículos más.
El 16 de mayo de 1999 se convocó al pueblo para que aprobara o improbara las reformas propuestas mediante la Consulta Popular y el electorado dijo NO y hoy, trece años después, los mismos actores con pequeñas variantes, vuelven a enviar al Congreso una propuesta para modificar los mismos artículos, a pesar que ya fueron rechazados en su oportunidad por su obvia inoperancia.
Es oportuno imaginar las consecuencias de una nación con más de 30 idiomas oficiales, algo así como una Guatebabel; al país cuya seguridad interna vive amenazada por el crimen y el narcotráfico que pretende limitar la función de Ejército con una simple facultad potestativa de apoyo a las fuerzas de seguridad civil. ¡Todo un absurdo! Como también lo es la única nueva propuesta que pretende legalizar el fideicomiso. Todo ello nos llevará a un gasto innecesario de una consulta popular que, de nuevo, va a ser rechazada con un NO rotundo. (Fin del artículo del Lic. Carlos Molina Mencos)
Twitter: @jorgepalmieri