Les ruego que me perdonen mi retraso de hoy, pero tengo una excusa que ustedes me sabrán comprender: el triunfo de nuestro joven compatriota Carlos Peña en el concurso internacional Latin American Idol me causó tanta alegría que me emborraché con unos amigos que vinieron a mi casa para ver conmigo la transmisión en vivo de lo que ocurrió en Buenos Aires, la bellísima capital de la República Argentina, que yo tanto amo.
El triunfo de Peña fue una suficiente razón para emborracharme, pero aún hay algo más que motivó mi felicidad: el hecho que los guatemaltecos hayamos sido capaces de unirnos en ese sentimiento colectivo para enviar votos por los teléfonos celulares para apoyar a nuestro compatriota, es algo verdaderamente inédito. ¡La juventud guatemalteca lo hizo realidad! ¡Que vivan los jóvenes! Lo cual significa, ni más ni menos, que hay grandes esperanzas para Guatemala en esos jóvenes que fueron capaces de lograrlo. A pesar de que en México hay muchos más habitantes que en Guatemala y de que está de sobra comprobado su extraordinario nacionalismo, los chapines ?que somos muchos menos millones que los mexicanos- logramos dar el triunfo a nuestro compatriota Carlos Peña. ¡Aleluya! ¡Viva Guatemala!
¡Qué felicidad tan grande para Hugo Peña, el papá de Carlos, y para su esposa, la madre del joven cantante que, por cierto, ayer estaba cumpliendo años! ¡Qué “cuelga” de cumpleaños tan grande la que recibió este año de parte de su hijo, de su marido y de los guatemaltecos! ¡Felicitaciones!
Mis caluroso aplauso y mis felicitaciones para Carlos Peña, pero también para su talentoso promotor, su padre, Hugo Peña. Mis felicitaciones para nuestra amada Guatemala, porque el éxito de Carlos Peña se debió a que los guatemaltecos nos lo propusimos y lo apoyamos con decisión y entusiasmo.
Por todo esto, como ustedes comprenderán, mis queridos lectores, me ?coloqué? una ?papalina? de Dios padre y, por consiguiente, no estaba en condiciones para levantarme a escribir a las 2 de la mañana, como lo hago todos los días. Me quedé ?fondeado? hasta las 8 de la mañana. Y me he podido levantar para escribirles esta corta explicación a manera de excusa. Así que les ruego que me disculpen, por favor.
Y hasta mañana, si Dios no dispone otra cosa, porque esta “goma”, resaca o cruda que me cargo es cosa seria.