MISCELÁNEA

Gajes del oficio
Nuestra bella y querida Guatemala es un país tan pequeño que casi todas las personas más o menos contemporáneas nos conocemos, por lo cual parecería innecesario repetir una vez más que he dedicado toda mi vida al periodismo. No me arrepiento de haberlo hecho, aunque confieso que algunas veces he pensado que quizás habría sido mejor que me hubiese dedicado a otra actividad mejor remunerada y en la cual no estuviese expuesto a la incomprensión e intolerancia de ciertos lectores que pretenden que yo piense como ellos y escriba lo que creen que debería escribir y no lo que a mí me dá mi regalada gana. En vista de que, afortunadamente, muchos lectores de este blog son personas jóvenes que no han podido seguir mis pasos por casi todos los periódicos de Guatemala y algunos mexicanos, no creo que sea demasiado frívolo que hoy repita que he dedicado más de sesenta años de mi larga vida, en la que ya llevo 78 años recorridos, a esta profesión periodística que es tan apasionante, pero a la vez tan peligrosa, tan difícil, tan incomprendida y, generalmente, tan mal pagada.
Aunque a algunos pueda parecer excesivamente presuntuoso de mi parte, me siento satisfecho y orgulloso de haber estudiado tres carreras liberales en tres diferentes universidades de primera clase en Washington D.C., capital de los Estados Unidos de América, y de haber hecho estudios superiores de literatura y filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México; he leído una infinidad de libros y, a pesar de que ya siento que mis ojos se están cansando y mi vista está disminuyendo, sigo siendo un voraz lector de todo lo que me interesa de lo mucho que cae en mis manos. O sea que creo que no tendría razón una persona si me cataloga como ignorante, ni creo ser un pendejo o muy tonto. Sin embargo, como dije antes, a veces he pensado que es una tontería de mi parte seguir exponiendo mi vida y exponiéndome a la incomprensión e intolerancia de algunas personas que leen lo que escribo y en mala hora tienen la ocurrencia de escribirme para expresarme opiniones negativas sobre mi trabajo.
Estas palabras de introducción vienen a cuento porque en días recién pasados recibí un correo electrónico, un tanto impertinente, de un lector que anteriormente me ha escrito varias veces ciertas cosas a las que no he querido dar importancia, pero este último correo que me ha enviado ha colmado mi tolerancia y mi paciencia porque no le he preguntado su opinión, ni él tiene la preparación y la capacidad necesarias para juzgar lo que escribo porque no es un crítico literario, sino es ingeniero químico cuyo nombre no voy a divulgar para no causarle desprestigio, ni voy a reproducir el gratuito comentario peyorativo que hizo del periodista José Eduardo Zarco, porque no viene a cuento, y si él tiene algo que decirle debe hacerlo directamente y no por mi medio porque no soy caja de resonancia.
Pero, en fin, son gajes del oficio a los que estamos expuestos los periodistas. A continuación les voy a transcribir el párrafo conducente del mensaje que me envió con fecha 30 de agosto, en el que se refiere a mi columna ?Segismundo Pitirijas en la política?, y después la respuesta que creo que merece.
Este es su mensaje impertinente:
?Comento a continuación un segmento de su columna de hoy: Con todo respeto quiero decirle que sus columnas protagonizadas por su “alter ego” Segismundo Pitirijas, me parecen algo ridículo. De lo anterior le puedo dar hasta objeciones científicas ya que muchos psicólogos afirman que no es sano ni normal que una persona adulta tenga un amigo imaginario. Le deseo lo mejor a usted y a sus hijos, que Dios me lo bendiga y hasta pronto?.
Esta es la respuesta que doy por este medio porque no tengo interés en sostener una relación epistolar para responderle por la misma vía:
Dice que me envía ese comentario ?con todo respeto?, pero a mí no me ha parecido respetuoso su comentario, sino todo lo contrario. Por eso le respondo con el mismo respeto lo siguiente:
Por fortuna es ingeniero químico y no crítico de periodismo, o de literatura, porque entonces su opinión negativa sobre lo que escribo sí tendría valor y me preocuparía. Pero su caprichosa opinión de ingeniero químico no me interesa ni me preocupa en lo más mínimo porque, que disculpe mi franqueza, no creo que él tenga ni la preparación, ni la capacidad intelectual para juzgar mi producción periodística.
Si tuviese razón, ?el manco de Lepanto” Miguel de Cervantes Saavedra jamás habría escrito su inmortal obra ?Don Quijote de la Mancha? sobre el ficticio ?caballero de la triste figura? y su sabio escudero Sancho Panza, también ficticio; ni el aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry habría escrito su encantador y famosísimo cuento ?El Principito?, sobre un niño ficticio que vive en un asteroide ficticio y, entre otras muchas cosas, le dice que hay cosas que no se pueden ver con los ojos, sino con el corazón; ni el prolífico escritor y dramaturgo británico William Shakespere habría escrito ?Romeo y Julieta? sobre dos jóvenes amantes ficticios que supuestamente vivían en Verona, Italia, en el siglo XV, y llegaron a enamorarse tanto que se suicidaron por causa de la rivalidad entre las familias Montesco y Capuleto; y ni el ex piloto aviador y escritor estadounidense Richard Bach habría escrito ?Juan Salvador Gaviota? sobre una gaviota ficticia que aprendió a volar de forma diferente a la manada que solamente se dedicaba a buscar comida, y nos describe sus emociones durante el aprendizaje; ni el matemático y escritor británico Charles Ludwige Dodgson, conocido mundialmente con el seudónimo Lewis Carroll, habría escrito ?Las Aventuras de Alicia en el país de las maravillas? acerca de una niña de nombre Alicia a quien se le aparece un conejo también ficticio murmurando que se le ha hecho tarde; ni mi querido gran amigo el escritor y fotógrafo mexicano Juan Rulfo habría escrito Pedro Páramo sobre un ficticio hijo de un ficticio terrateniente del ficticio pueblo de Comala; ni mi amigo el psicólogo y escritor nacido en Brasil y nacionalizado estadounidense Carlos César Salvador Aranha Castañeda, conocido mundialmente con el nombre de Carlos Castaneda -con n y no con ñ- habría escrito su novela best-seller ?Las enseñanzas de Don Juan?, a la que siguió ?Viaje a Ixtlán? sobre un sabio chamán en las montañas taraumaras del norte de México, un personaje ficticio a quien llamó Don Juan Matus, quien le explica muchos secretos sobre lo que le producen la mariguana, el peyote y los hongos alucinógenos; etcétera, etcétera, etcétera. No sigo porque tengo ocupaciones más importantes.
Si todos esos célebres autores hubiesen creído que ?no es sano ni normal que una persona adulta tenga amigos imaginarios?, como dice, jamás se habrían atrevido a publicar las mencionadas obras maestras de la literatura. Sin embargo, es evidente que él se cree una autoridad en la materia, y por eso se atreve a decirme que le parece ?ridículo? lo que escribo de mis conversaciones con la voz de mi conciencia, o mi Alter Ego Segismundo Pitirijas.
Finalmente, le pido que me haga el favor de guardarse sus opiniones y, si no le gusta lo que publico, que no lo lea. Al cabo que es gratis. Que Dios le bendiga a él también. Que me dé por muerto y mi último deseo es que me deje en paz. Que por favor, no vuelva a escribirme.
Y a otra cosa, mariposa.
Algo más sobre el show de candidatos
En el transcurso del programa de una hora de duración “Foro presidencial Guatemala 2007” que tuvo lugar antenoche en un salón del hotel InterContinental y transmitieron el canal noticioso estadounidense CNN en español y canal 3 de Guatemala, quienes estuvieron presentes y los televidentes tuvimos oportunidad de identificar las características de las personalidades de los cinco candidatos presidenciales que participaron: el ingeniero Álvaro Colom Caballeros (UNE), el doctor Eduardo Suger Cofiño (CASA), la señora Rigoberta Menchú Tum (EG), el doctor Alejandro Giammattei Falla (GANA) y el general Otto Pérez Molina (PP). A pesar de que ninguno de ellos pudo decir algo nuevo porque el tiempo que les dieron fue muy limitado, algo diferente a lo que han venido repitiendo hasta el cansancio a lo largo de la más costosa campaña electoral en la historia de nuestro país, fue interesante escuchar lo que dijeron y, sobre todo, ver cómo lo dijeron.
Comenzando con el ingeniero Colom, quien respondió con precisión lo que le preguntaron las presentadoras Glenda Umaña de CNN y Elsie Sierra de Guatemala, directora del noticiario de Canal 13, y quizás por buena educación, o por error de estrategia, lo hizo siempre dirigiéndose a ellas, directamente, en vez de mirar a las cámaras para dirigirse al público televidente, como creo que debió hacerlo. Aunque, por otra parte, es probable que esto no le haya interesado porque sabía que los televidentes en Guatemala ya tienen decidido a quién le van a dar su voto, y los televidentes del extranjero no votan y, por lo tanto, no había necesidad de tratar de convencerles viéndoles a los ojos.
El doctor Suger se desenvolvió en forma excelente, como buen catedrático universitario que es, y dijo algunas cosas muy interesantes que fueron repetición de lo que ha venido diciendo durante su campaña electoral que, por cierto, no ha sido tan costosa como las de Colom y Pérez Molina. Pero también dijo ciertas cosas irrealizables, como quitar el ISR y fundir en un solo ministerios los de Gobernación y de la Defensa.
La señora Menchú llevaba ventaja de entrada en el show televisado, con su traje típico multicolor, y su aura de ser la primera mujer y, sobre todo, la primera mujer indígena que ha llegado a esas alturas y, desde luego, por haber recibido el premio Nobel de la Paz. También dijo varias cosas interesantes tanto para los televidentes del país como para los que hablan español en el extranjero donde opera CNN en español. Entre otras cosas le tiró un golpe duro y a la cabeza al general Pérez Molina y a su anunciada “mano dura” cuando dijo que Guatemala había vivido muchos años bajo una mano dura de regímenes militares y ya no queremos regresar a eso mismo.
El doctor Giammattei hizo gala de su carácter fuerte y temperamento impulsivo y repitió lo que ha venido diciendo durante su campaña, para rematar con su eslogan demagógico de ?¡Dios bendiga a Guatemala!?, que pone en evidencia que él se vale de cualquier recurso, incluyendo mentar en vano el nombre de Dios (¡Dios lo perdone!), para tratar de lograr su propósito, pero no creo que Dios vaya a hacerle el milagro de que logre obtener el número de votos suficiente para poder competir en la segunda vuelta con quien en la primera vuelta obtenga más votos que todos los 14 candidatos, que estoy convencido que será Colom, a menos que el general Pérez Molina logre organizar un “apagón” como el que se produjo durante las elecciones para sustituír a De León Carpio.
El discurso que ha venido repitiendo el doctor Giammattei está basado principalmente en el tema de seguridad, por la fama que ganó en su desempeño como director del sistema penitenciario y su famosa ?operación? de limpieza en la cárcel de Pavón, en la que fueron cobardemente asesinados varios presos con las manos atadas por la espalda. El hecho de que padece de una incapacidad en sus piernas como consecuencia de una enfermedad, no debe influir negativamente en quienes le tengan simpatía por su personalidad, o él haya podido convencer en su campaña publicitaria. Pero me hace recordar un dramático episodio de la historia del Imperio Romano cuando el segundo emperador fue Tiberio César Augusto (o simplemente Tiberio), del 19 de agosto del año 767 de la fundación de Roma hasta su muerte, quien se había retirado de Roma a vivir en un palacio que hizo construir en lo más alto de una montaña de la isla de Capri, porque no le gustaba que le vieran la cara porque padecía de Dermotapia (úlceras en la cara) y temía que en Roma le pudiesen hacer un atentado. Vivía rodeado de jovencitos porque practicó la pedofilia hasta con su sobrino Cayo Julio César Augusto Calígula Germánico (o simplemente Calígula), quien era hijo de Agripina y hermano de Nerón y fue el sucesor de Tiberio del año 37 al 41. Según el historiador Tácito, Calígula era un hombre con muchos problemas mentales y padecía de disfunción cerebral. Sufría de epilepsia y era un vicioso sexual irrefrenable y estaba más loco que una cabra. Se acostaba con sus dos hermanas, Drusilla y Junia Claudia, y prostituyó a las mujeres de la sociedad romana a quienes las hacía competir y las amenazaba con que si no lo hacían las iba a hacer decapitar, porque ver esos espectáculos era uno de sus pasatiempos favoritos. Además, entre otras cosas alegres, después de que fue nombrado Imperator y Pontifix (pontífice), Calígula trató de nombrar senador a su caballo Incitato y cuando no pudo hacerlo le regaló un pesebre de mármol y le llevaba a sus constantes orgías.
El general Pérez Molina se comportó como lo que es -un militar- por más que él hace grandes esfuerzos por aparentar que es civil. Yo no soy de los que por principio creen que los militares retirados no tienen derecho a participar en la política, pero sí rechazo la posibilidad que sea electo presidente de la república un militar que anuncia constantemente que va a emplear “mano dura”, como quien dice que a golpe anunciado no hay traición. La mano dura en política es odiosa porque es autoritaria y represiva. Un mano justa y legal es la que se necesita aquí. Su comportamiento durante el show televisado fue de militar, no logró ocultar o disfrazar su militarismo. Y creo sinceramente que es demasiado pronto para volver a ser gobernados por otro militar que de entrada amenaza con aplicar una mano dura.
El general Pérez Molina mintió
Insisto en que este general se comportó en ese foro como lo que es: un militar graduado en la Escuela Politécnica después de apenas tres años de estudios, con muchos años de experiencia militar en la especialidad de inteligencia (G-2 o D-2). Ha tenido una destacada actividad en el transcurso de su carrera militar, particularmente en la rama de servicio secreto o de inteligencia. En su actuación en el foro siguió con la cantaleta de la odiosa e indeseable ?mano dura? porque quizás nadie le ha dicho que esa mano dura fue la característica más negativa de los regímenes autoritarios y represivos militares, a los cuales los guatemaltecos que los vivimos y tenemos por lo menos dos dedos de frente no queremos volver, como dije ayer, ¡ni a putas!
Además, Pérez Molina mintió cuando afirmó que fue él, que entonces desempeñaba el cargo de Jefe de la G-2, quien pidió la renuncia al presidente Jorge Serrano Elías, porque quien lo hizo fue el general Francisco Ortega Menaldo, entonces jefe del Estado Mayor Presidencial. Es verdad que Pérez Molina complotó para derrocar al gobierno de Serrano junto con el entonces Procurador de los Derechos Humanos, licenciado Ramiro De León Carpio y el licenciado Dionisio Gutiérrez Mayorga, en cuya mansión se reunían. Ellos habían planeado derrocar a Serrano con la participación de algunos de los subjefes de los cuarteles en la capital, pero no fue él quien le dijo al presidente Serrano Elías que tenía que renunciar e irse a la china Hilaria, sino fue el general Ortega Menaldo.
Cuando se resolvió la crisis y se logró que Serrano saliera de Casa Presidencial y se fuera del país con las maletas llenas de dólares en el avión del presidente Cristiani de El Salvador, como fue gracias a Dios, a los magistrados de la Corte de Constitucionalidad Jorge Mario García Laguardia y Epaminondas González, y al general José Domingo García Samayoa, ministro de la Defensa, a la actitud firme y valiente de los medios de comunicación, particularmente los escritos, y a elementos destacados de la sociedad civil. Pero quien le dijo que tenía que renunciar a quien imitó al peruano Fujimori al cancelar los poderes Legislativo y Judicial para tratar de convertirse en dictador, fue el general Ortega Menaldo, quien inmediatamente después le acompañó al despacho del ministro de la Defensa en el Palacio Nacional caminando por el callejón Manchén, ocasión en la cual Serrano les gritó ?¡hijos de puta!? a unos periodistas que encontró en el camino.
Y cuando finalmente se logró que el pleno del Congreso de la República eligiera por mayoría de votos al Procurador de Derechos Humanos Ramiro De León Carpio para sustituir a Serrano por el resto de su período presidencial, Dionisio Gutiérrez le envió una carta (de la cual me llegó misteriosamente una copia que conservo) al presidente De León Carpio diciéndole que no debía olvidar a quienes le habían ayudado a llegar a la presidencia de la república, como consecuencia de lo cual De León Carpio nombró a Pérez Molina Jefe del Estado Mayor Presidencial en sustitución del general Ortega Menaldo, a quien primero nombró jefe de la base en Petén, pero después cambió la orden y le nombró jefe de la zona miltar No. 5 en Quetzaltenango. Esta fue la historia. No me la contaron, sino yo tomé parte en ella porque también en mi casa comploté para que Serrano Elías dejara el poder y una mañana salieron de mi casa el general Ortega Menaldo y el coronel Díaz Barrios decididos a pedirle la renuncia porque si no lo hacían entonces Pérez Molina y los demás participantes en su complot iban a sacar a las calles a la tropa y probablemente se habría armado la de Dios es Cristo. Así fue la cosa.
¡Puchis! Stein aspira a ser presidente
La guapa entrevistadora de buenos muslos del noticiario de Canal 13 Ana Julia Solís trabajó anoche también como presentadora, compartiendo con la habitual Karen Mansilla, y lo hizo bastante bien pero, desafortunadamente, vistió una chaqueta horrorosa llena de adornos en blanco y negro que, sin el menor ánimo de ofenderla, haría bien en no volver a usar jamás en televisión a colores. Y en el transcurso del programa noticioso entrevistó a su jefe, el vicepresidente Eduardo Stein Barillas -digo “su jefe” porque he sabido que ella trabaja para esa dependencia- y le dedicó el doble o el triple del tiempo que ha dado a las entrevistas que ha hecho a otros personajes. Y después de haberle tratado con dulzura, mirándole con evidente simpatía y ternura, y de haber soltado sus usuales expresiones ?de alguna manera? y ?en pocas palabras?, “dígame sí o no”, “¿cómo califica de uno a diez?” y otras por el estilo, para terminar le preguntó si tenía aspiraciones de llegar a ser presidente de la república, a lo que Stein le respondió que, ?como diría Cantinflas, es muy probable que a lo mejor, quién sabe”. Por lo cual no me cabe ni la menor duda de que esta pregunta había sido previamente acordada. Apuesto a que Stein le pidió que se lo preguntara.

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