El dictamen desfavorable de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República, presidida por la diputada Zury Ríos Sosa, miembro prominente del partido Frente Republicano Guatemalteco (FRG), sobre la creación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) provocó que el vicepresidente de la República, doctor en Medios de Comunicación Eduardo Stein Barillas, haya declarado ?creo que hay intereses personales en no aprobar la CICIG, pues bajo los argumentos de lesión de soberanía seguramente se están ocultando otro tipo de gusaneras que no quieren que se descubran?, insinuando que la intención del papá de la susodicha diputada y máximo dirigente del FRG, general Efraín Ríos Montt, es ocultar sus presuntas responsabilidades en los actos de represión contra los miembros de la subversión armada que tuvieron lugar durante el corto período que él fue presidente de facto de nuestro país.
Mientras que el jefe de la bancada del FRG en el Congreso, profesor Arístides Baldomero Crespo Villegas, expresó su oposición ?a la conformación de una institución de carácter internacional cuyo sólo nombre es doloso para la dignidad de Guatemala, porque quiere decir que los guatemaltecos y su gobierno no son capaces de resolver los problemas de inseguridad en el país?. Y, por su parte, el presidente del Organismo Legislativo y Congreso de la República, diputado Rubén Darío Morales Véliz, manifestó su ?desacuerdo con las expresiones de ese alto funcionario del Organismo Ejecutivo que formuló expresiones ofensivas a los legisladores?. ¡Y tiene razón! El presidente del Poder Legislativo declaró que ?El honorable pleno puede desestimar cualquier dictamen, aunque este sea negativo, porque como en el caso de la CICIG, puede ser aprobado con 105 votos, de no ser así podrá ser remitido a otra comisión para que continúe el estudio y emita una resolución colegiada, pero son escenarios a ocurrir? (en las actividades usuales en un parlamento). Fue enfático al decir que ?El hecho que no vayamos acorde con la agenda de un determinado grupo e interés no significa que aquí se esté escondiendo algo, lo cual es todo al contrario, y por eso pido respeto al Congreso?. Y añadió que ?no es la primera vez que este tipo de expresiones se realizan y esa situación no está llevando al país a nada positivo, más bien necesitamos unidad y es tarea que nos toca como funcionarios del Estado?. El presidente del Congreso subrayó que con este tipo de incidentes el Parlamento no pretende generar más confrontación, pero ?hace un llamado a tener más respeto a los parlamentarios que han sido electos por el pueblo?. Y tiene razón.
En otras palabras, expresó categóricamente que debe haber respeto entre los funcionarios de los tres poderes del Estado. Pero temo que este es lo que se puede calificar como ?un diálogo entre sordos?, porque está visto que el vicepresidente Stein no tiene la altura necesaria para soportar que se produzcan opiniones contrarias a las suyas. Es cosa de que quien no está de acuerdo con sus propósitos es “malo” y oculta “gusaneras”. Stein pretende descalificar en esa forma a todos los que no comparten sus ideas y sus propósitos, sea quien sea. Aparentemente se cree dueño absoluto de la verdad. Una especie de Rey Salomón o de Oráculo de Delfos. ¡Qué de al pelo!
¿Por qué? Muy sencillo, porque en realidad la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República no ha hecho más que cumplir con su responsabilidad al dictaminar como mejor le parece y en este caso dictaminó que no es digno que en un país en el cual se respeta la soberanía nacional se apruebe la creación de una comisión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para ese objetivo, en vez de que sean las propias autoridades nacionales quienes lo hagan. Porque considera que es indigno que una comisión de la ONU venga a Guatemala a actuar como lo está haciendo la Comisión de Paz que opera en Haití bajo la dirección del diplomático guatemalteco Edmond Mulet. Pero el vicepresidente Stein y sus habituales corifeos de la izquierda, como la activista de derechos humanos Hellen Mack y el Procurador de Derechos Humanos, doctor Sergio Morales, opinan que el FRG trata de ?ocultar las gusaneras?. Es evidente que no comprenden lo que ha querido decir la comisión que preside la guapa diputada eferregista licenciada Zury Ríos Sosa.
A juzgar por las expresiones de los izquierdistas que operan en todos los campos de las actividades del país ?no sólo en lo que se refiere a los resobados derechos humanos, sino también en todos los medios de comunicación social- lo que pasa es que no confían en que los propios funcionarios guatemaltecos puedan ser capaces algún día de desempeñar adecuadamente esa función y por eso acuden a la ONU para que lo haga. Es obvio que por esa razón quieren que vengan a fiscalizarnos unos funcionarios internacionales. Es evidente que están cansados de esperar en vano que los funcionarios guatemaltecos cumplan con ese cometido. Tal vez tienen razón, pero no pueden negar que debe ser motivo de vergüenza nacional.
Dios y mis lectores saben que no soy -y nunca he sido- partidario ni amigo del general Ríos Montt, jefe máximo y dictador absoluto del FRG, pero esta vez aplaudo y me solidarizo con esa postura. Asimismo, aplaudo y me solidarizo con los dos diputados del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) Jorge Girón y César Fajardo que votaron en contra de que se aprobara. Todavía tengo esperanzas en que nosotros mismos ?los guatemaltecos- podamos ser capaces algún día de desempeñar las funciones que quieren otorgar a la mentada CICIG de la ONU. Todavía creo que podría llegar un momento en que los propios guatemaltecos seamos capaces de hacer lo mismo sin necesidad de que vengan funcionarios internacionales a hacerlo por nosotros.
El colmo de la desvergüenza es que se soporte sin protestar que el Subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Hemisféricos de los Estados Unidos de América, míster Thomas Shannon, haya venido a decir públicamente al gobierno de la República -nada menos que en la propia cara del presidente Óscar Berger- que el gobierno de George W. Bush va a ayudarnos después de que se apruebe la CICIG. ¡Qué abusivo! ¡Y pensar que “el conejo” no tuvo los faroles para mandarlo al carajo y recordarle que se encontraba en un país soberano en el cual no se puede aceptar que venga un alto funcionario de otro país, aunque sea del Imperio, a imponernos condiciones en esa forma! Ni chistaron todos los corifeos de la izquierda, como el canciller Rosenthal, o la señorita Mack, o el doctor Morales, o el servil Frank La Rue. ¡Todos soportaron en completo silencio que ese alto funcionario de Washington haya venido a sobarnos la cara! Estoy seguro que si lo hubiese dicho en un país como México, tan celoso de su dignidad nacional, lo habrían mandado olímpicamente a la chingada.
Lamento tener que decirlo en esta forma, pero me parece que es una descarada falta de dignidad y de vergüenza de parte del gobierno de nuestro pobre país y de todos los compatriotas que están en favor de que el Congreso de la República autorice la creación de la CICIG. Aunque comprendo lo que persiguen quienes están en favor de que se haga lo contrario porque ya está muy próximo el día que van a tener que dejar los cargos que han venido ocupando los últimos tres años y pico para que les sustituyan los nuevos funcionarios que van a gobernar durante los próximos cuatro años. Y seguramente temen que puedan cobrarles cuentas como las que este gobierno no les ha podido cobrar al nefasto ex presidente “pollo ronco” Alfonso Portillo y a todos los demás sinvergüenzas que se enriquecieron desmedidamente a su lado y andan felices y contentos gozando de su fortuna como que si nunca hubiesen hecho nada malo. Que con su pan se lo coman.