El joven y carismático intérprete popular Carlos Peña produjo ayer en esta ciudad, desde el momento en que aterrizó el avión que lo trajo de regreso a Guatemala, desbordantes manifestaciones de entusiasmo juvenil multitudinario que, indudablemente, habrían deseado provocar los candidatos a la Presidencia de la República, pero ninguno de ellos lo logró en la larga y costosa campaña electoral que -¡gracias a Dios!- ya está próxima a terminar después de que acudamos a votar en la segunda vuelta electoral del domingo 4 de noviembre y se sepa quiénes habrán de ser los sucesores del Presidente de la República, Óscar Berger Perdomo, y del Vicepresidente, Eduardo Stein Barillas, quienes afortunadamente terminarán su infructuosa gestión el 14 de enero del año próximo antes de las 14 horas. ¡Aleluya!
No se sabe cuántos miles ?pero cualquiera pudo darse cuenta de que fueron muchos- de personas de diferentes edades, principalmente jóvenes, pertenecientes a las más diversas clases sociales y económicas, le vitorearon con desbordante entusiasmo desde que puso pie en su patria al regresar de Buenos Aires, donde fue declarado nuevo Latin American Idol en el concurso internacional del mismo nombre coproducido por las empresas Sony Entertainment Television y Fremantle Media, que había comenzado sus actividades a partir del mes de marzo con audiciones en Venezuela, México, Colombia y, finalmente, Argentina, con las presentaciones de jóvenes y talentosos concursantes provenientes de diferentes lugares de América Latina, entre quienes se encontró nuestro joven y carismático compatriota de 19 años de edad, quien hasta entonces era totalmente desconocido en su país y en todo el continente.
Los miembros del jurado en Buenos Aires fueron la ex Flan Mimi, el popular cantante Jon Secada y el español Gustavo Sánchez, quienes desde un principio demostraron su admiración y simpatía por la voz y la forma como Carlos Peña interpretó su repertorio, pero a pesar de ello este joven artista supo conservar los pies en la tierra y no perdió el sentido de las proporciones porque es evidente que además de su natural predisposición a la sencillez, ha estado acertadamente asesorado por su padre, el experto asesor de imagen Hugo Peña.
La impresionante larga caravana que comenzó en la Terminal Aérea Internacional “La Aurora”, la “mega-obra” que deja este mediocre gobierno, y continuó durante más de dos horas primero al Centro Cívico y Palacio Municipal, donde el Alcalde Metropolitano, Álvaro Arzú Irigoyen, ex Presidente Constitucional de la República, acompañado de su esposa Patricia, le recibieron con extraordinario entusiasmo en la Plaza Italia, como si fuese un profeta en su pueblo, y fue condecorado con la Orden José Eulalio Samayoa, que la comuna capitalina otorga a los artistas que en alguna forma han puesto en alto el nombre de Guatemala en el extranjero. El alcalde Arzú, recientemente reelecto para un nuevo período de cuatro años, pronunció unas pocas palabras encomiando a este joven artista a quien ya conocía y había apoyado porque el joven cantante participó en la grabación del himno que conmemoró el décimo aniversario de la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, solemne acto que tuvo lugar en el Palacio Nacional el 29 de diciembre de 1996, en presencia de varios jefes de Estado y otros altos dignatarios de muchos países y del Secretario General de las Naciones Unidas, Boutros Boutros-Ghalli, documento con el cual se puso punto final a la estéril confrontación armada que tuvo una duración de más de treinta años entre las fuerzas militares del gobierno y las guerrillas subversivas de inclinación comunista auspiciada por la dictadura cubana de Fidel Castro y unos países europeos, principalmente los escandinavos.
Para expresar su agradecimiento, el nuevo ?Ídolo Latinoamericano? pronunció unas cuantas palabras con evidente y natural nerviosismo, que comenzaron con la pregunta a la concurrencia: “¿Cómo está Guatemala?”, y después llamó confianzudamente por su nombre ?Álvaro, y no Señor Alcalde- al ex Presidente de la República y actual jefe edil capitalino. Y como era de esperarse, cantó unas cuantas estrofas de alguna de las canciones que interpretó exitosamente en Buenos Aires, lo cual causó delirante entusiasmo entre sus decenas de miles de fans que abarrotaban la Plaza Italia, también llamada “Plaza de la Loba” en homenaje a la loba que según la leyenda amamantó a Rómulo y Remo, los fundadores de Italia.
Después, la larguísima caravana continuó su recorrido triunfal por la séptima avenida de la zona central hasta llegar a la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional de la Cultura, donde el gobierno había hecho construir una plataforma desde la cual el Presidente de la República y el Vicepresidente le recibieron con grandes demostraciones de entusiasmo, con lo cual compartieron un poco los aplausos que les salpicó la presencia de Carlos Peña. Lleno de un entusiasmo desbordante, el mandatario le abrazó y, acto seguido, se apoderó del micrófono para gritar algunos halagos para nuestro joven compatriota, a quien llamó no sólo ?ídolo latinoamericano?, sino exageró la nota al agregar el calificativo de ?¡ídolo mundial!?. ¡Púchica! Fue evidente que el desbordado entusiasmo que animaba al mandatario le hizo perder el sentido de las proporciones, tal como lo hizo en el aburridísimo discurso que pronunció recientemente en la Asamblea de las Naciones Unidas, en el cual, al narrar los supuestos “logros” de su gestión, parecía que estaba refiriéndose a otro país y a otro gobierno.
Carlos Peña volvió a expresar su agradecimiento y prometió seguir esforzándose en su todavía incipiente carrera para compensar así la confianza que el público guatemalteco ha demostrado que le tiene al haber marcado tantas veces su nombre y el número de teléfono indicado en los celulares, lo cual sirvió para confirmar su triunfo en la escena internacional desde un pequeño escenario situado en Buenos Aires, capital de la República de Argentina. Con mucha emoción cantó el Himno Nacional de Guatemala acompañado del extraordinario guitarrista German Giordano y del grupo Malacates Trebol Shop.
El autor de este blog se une gustosamente al júbilo generalizado para felicitar al joven cantante Carlos Peña, y a sus expertos promotores, su papá a la cabeza, augurándoles muchos éxitos en sus próximas actuaciones nacionales e internacionales. Su triunfo en el concurso ha caído a Guatemala como agua bendita, aunque sea solamente por un día, en estas circunstancias tan dolorosas y aflictivas que estamos padeciendo en las que, desafortunadamente, el país parece estar sin ningún control de parte de las autoridades y en manos de la delincuencia que todos los días comete los más espantosos crímenes por todas partes.