METAMORFOSIS DE UN PAPA

Cuando se supo que el papa Benedicto XVI iba a viajar a México, como lo hizo su antecesor Juan Pablo II en cuatro oportunidades, se creyó que era mucho el atrevimiento del alemán Joseph Aloisius Ratzinger, porque seguramente iba a opacar su periplo el imborrable grato recuerdo que dejó en los mexicanos el muy querido Juan Pablo II, hoy beatificado. Karol Woytila fue el primer papa que visitó México y significó un acercamiento de la Iglesia con el Estado mexicano desde la Guerra de los Cristeros y, de acuerdo con los artículos 24 y 40 de la Constitución de 1917, estaban prohibidas las actividades religiosas en lugares públicos; pero el Presidente José López Portillo se las arregló para autorizar que viniese al país a pesar de todo. La Guerra Cristera, también conocida como Cristiada, fue un sangriento conflicto armado que se prolongó desde 1926 a 1929 entre el gobierno del general Plutarco Elías Calles y milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos que resistían la aplicación de legislación y políticas públicas anticlericales orientadas a restringir la autonomía de la Iglesia católica. La Constitución de 1917 establecía una política que negaba la personería jurídica a las iglesias, subordinaba a éstas a fuertes controles por parte del Estado, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias del derecho a poseer bienes raíces, desconocía derechos básicos de los “ministros del culto” se impedía el culto público fuera de los templos. Algunas estimaciones ubican el número de personas muertas en un máximo de 250 mil entre civiles, efectivos de las fuerzas cristeras y del ejército mexicano. Las cuatro visitas de Juan Pablo II fueron primero en enero de 1979 para inaugurar los trabajos de la III Reunión de La Conferencia del Episcopado Latinoamericano, en Puebla, después de lo cual visitó la isla de Cuba a pesar de ser reconocido como anticomunista y que posteriormente fue uno de los causantes de la caída del muro de Berlín y de la desintegración de la URSS; luego regresó a México en 1990, para beatificar al indígena Juan Diego; después en 1992 para reunirse en Mérida con grupos indígenas de América; y en 1999 para entregar el documento Eclesia in America, las conclusiones del Sínodo de los Obispos del Continente, durante el cual exclamó: “¡el papa se siente mexicano!”. Pero se equivocaron quienes creyeron que Benedicto XVI fracasaría, porque fue muy exitoso su periplo, en el cual abogó por la libertad religiosa primero en León, Guanajuato, (en el discurso que pronunció el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarciso Bertoni, ante el Presidente Felipe Calderón, durante una cena a la que no asistió el Papa) y después en sus homilìas en Cuba, tanto en Santiago como en La Habana. Fue evidente que ésta era la motivación básica de su viaje al continente americano.

En el aeropuerto internacional de Silao en Guanajuato, Benedicto XVI fue recibido por el presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien le saludó afectuosamente con ambas manos, sin agacharse a besarle el anillo del Pescador, guardando la compostura que le corresponde como jefe de Estado. El presidente Calderón llegó acompañado de su carismática esposa, licenciada Margarita Zavala Gómez del Campo.

A diferencia de su antecesor, el ex presidente Vicente Fox, quien en 1999 se agachó para besar el Anillo del pescador o Pescatorio de Juan Pablo II.  Por cierto que el entonces presidente de México no pudo ir acompañado de su controversial esposa, Marta Sahagún, porque ambos eran divorciados y los papas no reciben públicamente a parejas que no están casadas por la Iglesia Católica. Sin embargo, mi amada esposa Anabella (qepd) y yo tuvimos el privilegio de ser recibidos varias veces por Juan Pablo II en el Vaticano y un día nos invitó a almorzar solos con él en Castelgandolfo.

El Pescatorio (del latín Piscatoris) es un anillo de oro usado por el Obispo de Roma quien, como sucesor del apóstol San Pedro, es la cabeza visible de la Iglesia Católica. Su nombre se debe al antiguo oficio de pescador del apóstol San Pedro, el primer papa. Un anillo nuevo es hecho especialmente para cada uno de los sucesivos Sumos Pontífices. El Anillo del Pescador tiene la imagen de San Pedro pescando en un bote, bordeado por el nombre del Papa que ocupa la sede en ese momento.

Se creía que la visita de Benedicto XVI no iba a ser tan afortunada como las visitas de Juan Pablo II, porque Karol Woytila era polaco, poeta, muy carismático, simpático, y sumamente amigable, con extraordinaria calidez, mientras que Ratzinger es alemán, frío, mustio y serio teólogo y filósofo, profesor de teología. Rara vez se le veía sonreír. Luego trascendió que no iría a la Ciudad de México, sino se limitaría a visitar el Estado de Guanajuato, y se argumentó que era debido a que por su avanzada edad no era conveniente para su salud la altura del Distrito Federal. Pero al final de cuentas tuvo razón el periodista Joaquín López Dóriga, de Televisa, cuando dijo que había llegado un Benedicto diciseís, y se había ido otro. Por cierto que felicito a López Dóriga por la excelente cobertura que nos dieron de la visita del papa Benedicto XVI con la colaboración del excelente periodista Carlos Loret de Mola, la corresponsal en el Vaticano, Valentina Alazraki y todo el equipo de Noticieros Televisa. Con el antes mencionado colega y viejo amigo Joaquín López Dóriga trabajé hace muchos años en el noticiario “24 Horas” que dirigía Jacobo Zabludovsky.

Pronto se hizo evidente que era otro el propósito del viaje de Benedicto XVI. Guanajuato es un estado emblemático del catolicismo mexicano, donde al grito de “¡Viva Cristo Rey!” se libraron algunas de las cruentas luchas entre los llamados “cristeros” y las tropas del gobierno del general Plutarco Elías Calles. Benedicto dieciseis deseaba ir al estado de Guanajuato, específicamente, para ver y bendecir la estatua de Cristo en el Cerro del Cubilete, que se sabe que también quiso ver en su primer viaje su antecesor, pero no pudo porque todavía no existían relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano. Fue durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari que se establecieron relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano. Los fieles creyentes, mujeres, hombres, ancianos y niños, llegaron caminando kilómetros de distancia –algunas mujeres mayores hasta con bastones y otras con sus niños en brazos– cargando sillas plegables, galones de agua, comida y cobijas. Cientos de sacerdotes jóvenes gritaban a su paso “¡Viva Cristo Rey!”, que fue el canto de guerra de los “cristeros” cuando se enfrentaron al ejército del presidente anticatólico Plutarco Elías Calles.
La estatua del Cristo del Cubilete es una copia en bronce del Cristo del Corcovado, en Río de Janeiro, aunque más pequeña, tiene 22 metros (72 pies) de altura, representa a Cristo con los brazos abiertos y recuerda a los mexicanos la revuelta de 1926-1929 de los cristeros contra el gobierno por sus leyes anticatólicas que llegaron a prohibir incluso las misas en público, como la que ofició Benedicto XVI ante unas 650.000 personas, según los cálculos posteriores. El estado de Guanajuato fue el principal escenario de algunos de los enfrentamientos más cruentos en la sangrienta Guerra de los Cristeros y la región sigue siendo un bastión del conservadurismo católico en México. La estatua “expresa una identidad del pueblo mexicano que tiene una historia en relación con el testimonio de la fe, de quienes lucharon por la libertad religiosas en su momento”, según dijo monseñor Víctor René Rodríguez, secretario general de la Conferencia Episcopal mexicana. Benedicto XVI voló en helicóptero sobre la estatua y la bendijo desde el aire, ya que a su avanzada edad y condiciones físicas no le habría sido posible subir a pie porque hay que caminar cerca de 6 kilómetros en un estrecho sendero empedrado. Al anochecer del domingo inauguró por control remoto un nuevo y novedoso sistema de iluminación.

En dos de las eslides de esta serie, Benedicto XVI habla desde el balcón central de la histórica Casa del Conde de Rul, en Guanajuato, México, el sábado 24 de marzo de 2012, rodeado de niños que son hijos de altos funcionarios desaparecidos trágicamente en accidentes de aviación, ambos eran amigos personales del presidente Calderón y Secretarios de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, quien murió cuando el avión en el que se viajaba cayó sobre la avenida Reforma en la colonia Chapultepec y más recientemente Francisco Blake Mora, quien murió el 11 de noviembre del 2011 cuando se desplomó su helicóptero en Cuernavaca, Morelos. En otras eslides verán a Benedicto XVI en el “papamóvil” por las estrechas callejuelas de Guanajuato, ocupadas por miles de personas que querían verle pasar.

Casa del Conde de Rul

Por su belleza arquitectónica, esta casa construída hacia 1800 en la Plaza de la Paz fue elegida para el encuentro privado de Benedicto XVI con el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Felipe Calderón Hinojosa. Su primer propietario fue el coronel Diego Francisco de Rul y Gassens originario de Málaga, España, propietario y socio de las principales minas del Distrito Minero de Guanajuato. Rul era yerno del conde de Valenciana don Antonio de Obregón y Alcocer, y solicitó su título de conde, por lo que mandó construir la casa que lleva su nombre. El título le fue conferido hasta 1804, un año después de haber sido expedido por decreto real el 26 de agosto de 1803. Lo extraordinario es que la Casa del Conde de Rul prácticamente jamás fue habitada por el conde Diego de Rul. Por su arquitectónica y ubicación estratégica, esta casa fue escogida para que, durante su primera visita a México, el papa Benedicto XVI se reuniera en privado con el presidente Felipe Calderón Hinojosa. A partir de la visita que hizo a la Casa del Conde de Rul, ubicada en el corazón de la ciudad de Guanajuato, este inmueble histórico contará con un atractivo más para ser visitada por el turismo.

El sabio geógrafo, naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt, considerado el “Padre de la Geografía Moderna Universal”, se hospedó en esta mansión junto al famoso botánico y médico francés Aimé Bonpland, quien comentó que “podría servir de adorno en las mejores calles de París y de Nápoles”. von Humboldt visitó  Guanajuato en 1803, siete años antes del llamado  Grito de Dolores del padre Hidalgo, que inició la lucha por la independencia de México.

El arquitecto Mauricio Vázquez González, de la Asociación Civil Guanajuato que durante décadas ha trabajado en la preservación del patrimonio monumental de Guanajuato, habla de la trascendencia histórica de esta mansión aristocrática de Guanajuato, bella ciudad colonial que ha sido declarada  Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO,. El arquitecto que la diseñó, Alfonso Alcocer, asegura que la Casa del Conde de Rul es uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura neoclásica de carácter residencial. La casa había sido propiedad de la familia minera de don Mariano y don Pedro Otero. También perteneció a don Gregorio Jiménez y a la benefactora de Guanajuato, doña Antonia del Moral. En el siglo XX perteneció al gobernador Luis I. Rodríguez, ex secretario del presidente Lázaro Cárdenas y ex embajador en Guatemala. La capilla que en estas últimas semanas fue objeto de rehabilitación, cuenta con un altar neoclásico en color blanco con filigrana dorada en madera, cantera y yeso, pintura en los muros en color café y con adornos a todo lo alto y ancho con el anagrama de la virgen María con oro. Cuenta con una cúpula aguantada por una base circular con ventanales adornados con vitrales emplomados con el mismo emblema mariano. Entre cánticos y coros de “¡Cristo Vive!” y “¡Viva Cristo Rey!”, decenas de miles de personas esperaron la misa masiva quefue oficiada el domingo por el papa Benedicto XVI bajo el cerro del Cubilete donde se encuentra un monumento a Cristo Rey que es uno de los más importantes símbolos emblemáticos del catolicismo en el país, donde se dice que hay un 74 por ciento de católicos y 14 por ciento de evangélicos. Numerosos feligreses acamparon afuera desde la noche previa. Mucho otros miles llegaban durante la mañana para aguardar al Pontífice y ser testigos del mensaje que dará en su tercer día en México desde la ciudad de Silao con la estatua de Cristo Rey como fondo.

La misión del papa Benedicto XVI, que el próximo 16 de abril cumplirá 85 años de edad, al principio se había enfocado en denunciar la violencia que sufre México como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico y en proteger a la niñez de México del hambre y el sufrimiento. El papa Benedicto XVI ha pedido a los niños de México que sean mensajeros de paz.

El sábado fue aclamado por una multitud en el trayecto que le llevaba a reunirse con el presidente Felipe Calderón, en la segunda jornada de su visita a México en la que un grupo de víctimas de abusos sexuales del clero le reprocharon haber demorado las investigaciones.

 Benedicto XVI partió la tarde del sábado de León a 400 kilometros al noroeste de Ciudad de México, donde pernoctó, a la capital del Estado, la Ciudad de Guanajuato, ubicada a 60 kilómetros, donde se encontró con el presidente Felipe Calderón Hinojosa, y después recibió a un grupo de niños.

 Miles de personas esperaban en las cercanías del Colegio Miraflores, donde se hospedó, y en el recorrido, entre ellos alumnos del colegio, campesinos con sus ropas típicas y una rondalla, a los que Benedicto XVI se acercó.

 “Ha sido el premio para tantos kilómetros de viaje, un viaje tan largo. Casi no dormimos de la emoción y ahora le pudimos dar la mano al Papa”, comentó emocionada Xóchitl Alvarez, una indígena del estado de Oaxaca que consiguió acercarse a Benedicto XVI.

 El papa abordó un automóvil cubierto de color negro engalanado con las banderas del Vaticano, y escoltado por una veintena de vehículos, incluidas ambulancias, para garantizar su seguridad y atender alguna eventualidad durante el recorrido.

 Al llegar a Guanajuato, a 380 kilómetros al noroeste de Ciudad de México, fue recibido por autoridades de la alcadía para entregarle las llaves de la ciudad antes de hacer un recorrido en el “papamóvil”, su emblemático vehículo especial, blindado y de cinco toneladas de peso.

 Unas 700.000 personas salieron a recibirle.

 El pontífice inició su jornada celebrando una misa en la capilla privada del colegio de Miraflores, donde se alojó las tres noches que pasó en Guanajuato antes de partir hacia Cuba, la otra escala de su viaje.

 Uno de los puntos culminantes de la visita a México de Benedicto XVI fue la misa del domingo en el Parque Bicentenario regional en la Ciudad de Silao, que está abajo de la imponente estatua de Cristo sobre el Cerro del Cubilete al que cantó el recordado compositor José Alfredo Jiménez en su popular canción “Camino de Guanajuato”.

 La visita sin embargo no escapó al escándalo de los abusos sexuales que ha rodeado a la Iglesia en los últimos años. El Papa les aseguró que los niños de México ocupan un lugar importante en su corazón, “particularmente los que soportan el peso del sufrimiento, el abandono, la violencia o el hambre, que en estos meses, a causa de la sequía, se ha dejado sentir fuertemente en algunas regiones” del país. En la plaza, los miles de niños, adolescentes y jóvenes le siguieron mientras ondeaban banderas del Vaticano y de México, aplaudían y gritaban emocionados vivas al Papa.

Sin embargo, el sábado, un grupo de víctimas de abusos sexuales del sacerdote mexicano Marcial Maciel, que fundó la adinerada congregación católica denominada “Legionarios de Cristo”, propietaria de colegios y universidades en México y en varios países de Sudamérica, difundieron un manifiesto en el que acusaban a Benedicto XVI de haber demorado las investigaciones cuando era responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

“Por vuestras manos pasó la oportunidad de aceptar esa verdad” refiriéndose a los abusos sexuales del padre Maciel, fundador de la Congregación “Legionarios de Cristo”, dice el texto presentado en León.

“Pero no se nos escuchó ni se nos creyó oportunamente. Durante mucho tiempo fuimos ignorados”, agrega el manifiesto.

 Al mismo tiempo, las víctimas presentaron el libro titulado “La voluntad de no saber” (de la editorial Grijalbo), que revela al menos 212 documentos de los archivos de El Vaticano, que según las víctimas comprueban que Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger conocían bien el caso, pero no le prestaron la debida atención.

 La Iglesia católica lucha por extender su influencia en México, con reveses como la legalización del aborto y la aprobación del matrimonio de parejas gay en la capital mexicana como telón de fondo.

 En su primer mensaje, Benedicto XVI habló de libertad religiosa mientras se discute la reforma al artículo 24 de la Constitución de 1917, que podría devolver a la Iglesia el derecho al culto religioso fuera de los templos y a la educación religiosa en escuelas públicas, entre otros puntos.

 Aunque México, donde el 84% de la población ha sido bautizada, es numéricamente la segunda nación más católica del mundo, las filas de esta religión han disminuido en los últimos años, debido en parte a la expansión de otros movimientos religiosos. “Rezaré (…) particularmente por los que sufren a causa de antiguas y nuevas rivalidades, resentimientos y formas de violencia”, dijo el pontífice ante el presidente Calderón en referencia a la violencia del narcotráfico ha dejado en México un saldo de más de 50.000 muertos en el transcurso de los últimos cinco años.

 Las autoridades mexicanas aseguraron que la seguridad del Papa está garantizada con el despliegue de unos 5.400 policías y militares.

En Cuba, Benedicto XVI también tratará de seguir los pasos de Juan Pablo II, a quien se le reconoce como artífice del fortalecimiento de la relación entre la Iglesia cubana y el Estado. Por muy comunistas que sean los hermanos Castro, han recibido a los papas con la dignidad que merecen en su doble calidad de Pontífices de la Iglesia y jefes del Estado Vaticano.

En una declaración  que hizo a bordo del avión antes de llegar a México, Benedicto XVI dijo que “el marxismo ya no corresponde a la realidad” y abogó por “nuevos modelos” en medio de los cambios hasta ahora tímidos en el régimen comunista.

Tras un encuentro privado con el presidente Felipe Calderón el sábado, el Pontífice bendijo a los miles de niños reunidos en la llamada Plaza de la Paz en la ciudad de Guanajuato, a quienes dijo que rezará y les pidió hacer lo mismo por él.
e, niños que lo acompañaban en el balcón soltaron palomas blancas y una lluvia de papeles cayeron a la plaza.
De los 43,5 millones de mexicanos menores a 20 años, 36,2 millones (83,2 son católicos, ligeramente por debajo del promedio nacional. El mayor grupo de mexicanos son niños de entre 5 y 9 años, un sector al que Benedicto XVI ha apuntado para fortalecer a la Iglesia.
El domingo, el Papa saludó a decenas de miles de jóvenes cuando celebró una misa masiva en el Parque Bicentenario de Silao, a los pies del “Cerro del Cubilete”, en cuya cima se localiza el monumento a Cristo Rey.
La Presidencia de México informó en un comunicado que en el encuentro privado, el presidente Calderón y Benedicto XVI revisaron los desafíos que enfrenta el mundo como el cambio climático, la lucha contra el hambre, la necesidad de avanzar hacia el desarme nuclear y la proliferación de armas que favorecen la acción del crimen organizado, un problema que ha afectado particularmente a los mexicanos en los últimos años.
México mantiene relaciones diplomáticas con el Vaticano a partir de 1992, durante el gobierno presidido por .
A la llegada del Pontífice a Guanajuato miles de niños, jóvenes y adultos rompieron en gritos de apoyo.
“¡Se ve, se siente, el Papa está presente!”, gritaba la gente una y otra vez. Una orquesta de niños animaban la zona y tocaban una y otra melodía. Antes, en la madrugada, un grupo de jóvenes le brindó un regalo especial al Papa Benedicto XVI: una serenata al estilo mexicano con un conjunto de mariachis. Unos 25 jóvenes se reunieron a las cinco de la mañana para cantarle “Las Mañanitas”, la tradicional canción mexicana que se entona para celebrar los cumpleaños, frente al Colegio Miraflores, donde se hospeda en León. Una joven miembro del conjunto de mariachis le regaló un sombrero charro, que él se lo puso por unos minutos y dijo que ahora entendía por qué Juan Pablo II dijo que se sentía mexicano.

En síntesis, Benedicto XVI puede decir como dijo Julio César Vini, Vidi, Vincit (Vine, ví y vencí) porque es indudable que conquistó el afecto de las más altas autoridades y del pueblo de México, y lo mismo ocurrió en su breve visita a la isla de Cuba.

Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, o la Virgen de la Caridad del Cobre, Caridad del Cobre o simplemente “Cachita”, es una de las advocaciones de la Virgen María. Es la Patrona de Cuba por solemne nombramiento proclamado por el papa Benedicto XV en el año 1916. En el año 1998, en el viaje de Juan Pablo II a Cuba, fue coronada con gran dignidad como Patrona de Cuba.

La pequeña escultura mariana se venera en la Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, en Santiago de Cuba. En la santería cubana Orisha se identifica con Oshun. Benedicto XVI le otorgó el 26 de marzo de 2012 la Rosa de Oro de la Cristiandad, con motivo del 400 aniversario de la aparición de la escultura. Su visita a la isla de Cuba también fue muy exitosa: primero fue a Santiago, para celebrar el 400 aniversario de que la Virgen de la Caridad del Cobre fue encontrada flotando en el mar, en la bahía del Nipe, por tres pescadores, un negro y dos indios. El hallazgo de la Virgen de La Caridad, patrona de Cuba, se realizó Entre los años 1612 ó 1613. La historia narrada bajo juramento eclesiástico por Juan Moreno, “el negrito de La Caridad” a los 85 años, cuenta como él y dos hermanos indios, Juan y Rodrigo de Hoyos, fueron en una canoa en busca de sal, cuando salían de Cayo Francés, en la Bahía de Nipe, situada en la costa norte de la región oriental de la isla y observaron un objeto flotando en el mar, al acercarse vieron con asombro y alegría que se trataba de una escultura de la Virgen María sobre una tablilla donde se leía: “Yo Soy La Virgen de La Caridad”.

El presidente Raúl Castro le recibió en el aeropuerto y asistió a la misa que celebró en la Basílica de la Vírgen de la Caridad del Cobre y en la Plaza Maceo en Santiago de Cuba.

En Santiago de Cuba, donde ofició una misa multitudinaria en la Plaza Antonio Maceo y después celebró otra en la Plaza de la Revolución José Martí de La Habana, a la que asistieron más de medio millón de personas.

El presidente Raúl Castro asistió a las dos misas

El hallazgo de la imagen de La Virgen de La Caridad, patrona de Cuba se realizó Entre los años 1612 ó 1613. La historia narrada bajo juramento eclesiástico a los 85 años por Juan Moreno, “el negrito de La Caridad” nos cuenta como él y dos hermanos indios, Juan y Rodrigo de Hoyos, fueron en una canoa en busca de sal, cuando salían de Cayo Francés, en la Bahía de Nipe, situada en la costa norte de la región oriental de la isla, observaron un objeto flotando en el mar, al acercarse vieron con asombro y alegría que se trataba de una imagen de la Virgen María sobre una tablilla donde se podía leer: “Yo Soy La Virgen de La Caridad”.

En Santiago celebró su primera misa en la basílica de la Vírgen de la Caridad del Cobre, para conmemorar el 400 aniversario de que fue rescatada del mar en la bahía de Nipe por tres pescadores, uno negro y dos indios.

Según documentos antiguos que se encuentran en el Archivo General de Indias, la llegada de la imagen de la Virgen de la Caridad a las serranías de la Sierra del Cobre, en Cuba, se produjo cuando un illescano, Francisco Sánchez de Moya, capitán de artillería, recibió el 3 de mayo de 1597 un mandato del Rey Felipe II para que se fuera a las minas de la Sierra del Cobre a defender aquellas costas de los ataques de piratas ingleses. El Rey le hizo el encargo de erigir una pequeña iglesia, lugar donde soldados y mineros pudieran acudir a encomendarse y hacer sus oraciones a la venerada imagen de la Virgen de la Caridad. Antes de su partida hacia el Nuevo Mundo, este Capitán mandó tallar en Toledo una réplica de la Virgen de la Caridad, que fue la que llevó por mar hasta la isla. La Historia se mezcla con la leyenda cuando, setenta y cinco años después de la aparición, el único testigo sobreviviente del “milagro”, ya en plena senilidad, hizo una declaración jurada donde involucra en el relato de la milagrosa aparición al propio capitán Francisco Sánchez de Moya, quien había llevado la imagen a la isla. En un relato que se conserva en el Archivo de Indias de Sevilla, España, hecho bajo juramento eclesiástico “setenta y cinco años después del suceso”, el esclavo negro Juan Moreno contó cómo ocurrieron los hechos.
Los tres jóvenes, que habían ido en busca de sal, divisaron la imagen de la Virgen con el Niño Jesús en brazos que hoy es objeto de veneración por los cubanos.

En su “papamóbil” blandado de cinco toneladas de peso

El Papa Benedicto XVI concluyó sus actividades oficiales en Cuba con una Santa Misa con presencia multitudinaria que ofreció ante miles de creyentes y no creyentes en la emblemática Plaza de la Revolución José Martí de La Habana. Y desfiló por las calles de Santiago y de la Habana en su “papamóvil”.

Fue la segunda misa de su Santidad en menos de 48 horas, ya que el lunes ofreció una similar en la Plaza Antonio Maceo, en Santiago de Cuba.

En la misa, junto a las autoridades eclesiásticas, estuvieron presentes el general de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, y otros dirigentes del Partido Comunista, así como del Gobierno. Desde el altar, creado para la ocasión en la base del monumento José Martí, el Cardenal Jaime Ortega agradeció al Papa la visita a Cuba en nombre del pueblo cubano. Vestido de color morado, que en la iglesia significa penitencia, ante la cercanía de la Pascua, el Papa bendijo a todos los asistentes y posteriormente pronunció la homilía, durante la cual manifestó su alegría por encontrarse en Cuba y reconoció los pasos que se han dado en la Isla para el ejercicio público de la fe. El Pontífice obsequió un cáliz con su patena al cardenal Jaime ortega como prueba fehaciente de su visita a la nación caribeña. Llamó el Papa a sembrar reconciliación y fraternidad en la búsqueda de la verdad y recordó la legitimidad de la fe cristiana en la construcción y desarrollo armónico de la sociedad. También en su homilía en La Habana argumentó que el matrimonio y la familia son la dignidad ineludible de los hombres,  que permite unir a personas de diferentes creencias y evocó al padre Felix Varela, educador, maestro e independentista, reconocido como el primero que enseñó a pensar a los cubanos.
En otra de las principales actividades pastorales del jefe de Estado del Vaticano, resaltó el encuentro de la víspera, de más de una hora con el presidente cubano, con quien intercambió sobre las ascendentes e ininterrumpidas relaciones entre Cuba y la Santa Sede.

Se preveé que en horas de la tarde, antes de finalizar su visita de tres días a la Isla,  Benedicto XVI sostenga un breve encuentro con el máximo líder de la Revolución cubana, Fidel Castro. Pero la sorpresa fue que éste llegó a saludarle a la Nunciatura Apostólica, acompañado de su esposa y dos de sus hijos. Fue impactante ver por los noticieros internacionales de televisión el evidente deterioro en la minada salud de Fidel Castro, a quien se vió muy cansado y uno de sus hijos le ayudó a bajar del carro y le llevaba tomado del brazo.

Fidel Castro visitando en la Nunciatura Apostólica al papa Benedicto XVI

Para terminar, reitero que tuvo razón el notable periodista mexicano Joaquín López Dóriga al decir que “había llegado un Benedicto dieciseis y se había ido otro”.