Cómo era la situación del país
Hoy se conmemora en Guatemala un hecho trascendental que indudablemente fue un parteaguas en nuestra Historia porque se derrocó a un sistema dictatorial de gobierno y se abrió las puertas a lo que desde entonces se conoce como Revolución de Octubre que realmente fue una insurrección militar en el cuartel Guardia de Honor que comenzó la noche del 19 de octubre de 1944 y culminó el 20, con la participación de elementos militares y civiles y causó la renuncia del burdo general dipsómano Federico Ponce Vaides, a quien los diputados de la Asamblea Nacional legislativa del partido Liberal Progresista, que habían sido desvergonzadamente serviles durante los 14 años de la dictadura del llamado “general de división” Jorge Ubico Castañeda, y pretendía perpetuarse en el poder hasta que se confabularon para derrocarlo el capitán retirado Jacobo Árbenz Guzmán, el civil comerciante Jorge Toriello Garrido y el teniente coronel Carlos Aldana Sandoval, que estaba de alta como jefe de la sección motorizada en el cuartel Guardia de Honor. Pero la información de la conspiración llegó al conocimiento de la tenebrosa Policía Secreta a cargo del temible José Bernabé Linares, y comenzó a seguirle de cerca los pasos a Aldana Sandoval, por lo cual éste se vio obligado a huir de la capital y esconderse en su pueblo natal, Asunción Mita, no sin antes haber hablado del proyecto de insurrección al mayor Francisco Javier Arana, jefe de la sección de tanques de guerra del mismo cuartel, quien decidió apoyar el levantamiento que originalmente se había programado para el 10 de noviembre, día en que años antes se celebraba el cumpleaños de Ubico. Pero la fecha tuvo que ser adelantada porque se supo que la Policía Secreta ya estaba enterada de la consxpiración, por lo cual la asonada se adelantó para la noche del 19 de octubre. Y a eso se debió que el papel que habría desempeñado el mayor Aldana Sandoval, si hubiese estado presente, fue ocupado por el mayor Arana, debido a lo cual éste llegó a ser uno de los miembros del triunvirato que integró la Junta Revolucionaria con Árbenz y Toriello.
Dictador durante 14 años, Jorge Ubico Castañeda no era militar de carrera ni “de línea”.
Quién fue el dictador Jorge Ubico Castañeda
Pero antes de seguir adelante volvamos a la historia del “general de división” Jorge Ubico Castañeda. Nació en la ciudad de Guatemala el 10 de noviembre de 1878 y falleció el 14 de junio de 1946 en la ciudad de Nueva Orleans, Estados Unidos de América. Fue hijo del acomodado abogado y político guatemalteco Arturo Ubico, importante activista del Partido Liberal y de la señora Marta Castañeda; su padrino de bautismo fue el general Justo Rufino Barrios,“El Reformador”. Creció y se desarrolló en un ambiente social y económico elevado. Durante su juventud fue un pésimo estudiante, pero practicó varios deportes, principalmente el ciclismo, y después de haber fracasado al tratar de estudiar en Guatemalavarias carreras, y también en escuelas militarizadas norteamericanas, decidió seguir la carrera militar y trató de inscribirse en la Escuela Politécnica, pero la primera vez que lo intentó no ganó el examen de admisión. No obstante, se valió de las influencias familiares para ser admitido la segunda vez que lo intentó. Pero la primera noche huyó de las instalaciones porque en los acostumbrados “bautizos” a los nuevos estudiantes, de parte de los llamados “antiguos”, uno de éstos le pegó un golpe muy fuerte en los testículos con una toalla mojada y le reventó uno de los dos y fue tanto el dolor que sentía que se saltó la barda del edificio para ir a consultar un médico privado que le diagnosticó que en adelante tendría solamente un testículo, a lo cual se atribuye que nunca haya podido procrear un hijo y a sotto voce se le llamaba “chiclán”.
Pero volviendo a su formación, a pesar de no haber podido estudiar la carrera militar, en 1897 fue nombrado Jefe Político de Tactic, Alta Verapaz,con el grado de segundo teniente de Infantería gracias a sus influencias familiares. A partir de esto logró desarrollarse ampliamente en su carrera dentro de la burocracia castrense; ascendiendo vertiginosamente a todos los rangos militares a pesar de no haber hecho estudios en la Escuela Politécnica, ni había servido jamás en un cuartel, ni mucho menos había peleado en una batalla de alguna guerra, no obstante lo cual llegó a convertirse primero en general de brigada cuando solamente tenía 28 años de edad y en 1920 participó en la junta militar que instaló en el poder al general José María Reyna Orellana, con quien logró obtener el grado de general de división en 1922, a los 44 años de edad, aunque tomó solamente un año antes de que se distanciara del presidente Orellana, renunciara a su cargo y se desligara temporalmente de la milicia.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo para regresar al ámbito político nacional, ya que en 1926 decidió fundar el Partido Liberal Progresista. Como creía que tenía la misión mesiánica de mejorar la situación del país y la condición de sus habitantes, envió varias propuestas de ley al Congreso Legislativo, algunas de las cuales fueron aprobadas. También se opuso desde un comienzo a la administración del general Orellana, y en 1926 obligó a éste a renunciar, colocando en su lugar a varios gobiernos interinos con poca relevancia política nacional. Tras el derrocamiento de Orellana, el general Lázaro Chacón fue designado para terminar ese período y después se postuló para el siguiente período compitiendo con el general Jorge Ubico, a quien derrotó en los comicios. Pero como consecuencia de una repentina y misteriosa enfermedad y ausencia del presidente Chacón, por influencia del general Ubico fueron nombrados varios presidentes provisionales, ninguno de los cuales tuvo mayor trascendencia, hasta el último de ellos, que fue el general José María Reyna Barrios (alias “Reynita”) quien de inmediato convocó a elecciones generales en las cuales Ubico participó de nuevo y esta vez las ganó sin tener otro contendiente.
Jorge Ubico fue electo Presidente Constitucional de la República de Guatemala el 14 de febrero de 1931, sin que compitiera ningún otro candidato, a los 53 años de edad. Una vez en el poder, asumió poderes dictatoriales: eliminó la autonomía de la Universidad Nacional, y la Ley de Educación impulsada por el presidente Lazaro Chacón. Mantuvo una Asamblea Legislativa con diputados títeres que obedecían sin discusión todos sus mandatos. El constante irrespeto a la Constitución por parte de su gobierno autoritario de 1931 a 1944 y fue un factor determinante para los hechos que se desatarían en 1944. Su gobierno, que debía de terminar en 1937, fue prolongado, caprichosamente en 1935 para un segundo mandato, y de nuevo en 1941 para un tercer período de seis años que no pudo terminar porque renunció a la Presidencia un año antes.
Uno de sus principales objetivos fue el de lograr una reorganización a nivel gubernamental, por lo que nombró a varios allegados suyos en posiciones claves de su equipo de gobierno. Su régimen se caracterizó por un esfuerzo por establizar las finanzas del estado promoviendo la reducción del gasto público. Fue significativo su impulso a la construcción de obras públicas, especialmente de carreteras en beneficio de la caficultura nacional que estaba domindada por inmigrantes alemanes en las zonas de Cobán, de San Marcos y de la Costa Cuca. Para la construcción de carreteras ocupó trabajos forzados de contingentes de indigenas que eran vigilados por el departamento militar de diseño y construccion de carreteras. Fue un permanente servidor que benefició a los monopolios bananeros norteamericanos.
No obstante su condición sexual, era un empedernido mujeriego, descaradamente, sin que le importase que se enterase de sus andanzas su bella esposa, doña Marta Lainfiesta de Ubico, a quien jamás le concedió la calidad de “primera dama de la nación”. Fue bien sabido que cuando a él le gustaba mucho alguna mujer, se las arreglaba de cualquier forma para hacerla llegar a su despacho y ellas sabían lo peligroso que era no aceptar sus acechanzas, Y si la mujer era casada, enviaba al marido al extranjero con una supuesta “misión confidencial” pero no se le otorgaba visa de regreso a Guatemala sino hasta después de que él había saciado su apetito sexual. Un caso concreto de esto fue el de un abogado que con el tiempo llegó a ser muy destacado, a quien envió con una “comisión oficial” a San Francisco, California, pero lo mantuvo allá, sin otorgarle la visa indispensable para poder regresar al país, hasta que hubo seducido a su esposa que era una bella dama de la alta sociedad a quien le instaló una floristería enfrente de Casa Presidencial para mantenerla vigilada y a mano. Y al esposo solamente le permitió regresar a Guatemala cuando ya no había ninguna posibilidad de que se pudiese producir una reconciliación matrimonial. De acuerdo al escritor Carlos Samayoa Chinchilla, autor del libro El Dictador y yo, quien fue Sub Secretario de la Presidencia de la República durante varios años, se mantenía experimentando con pociones afrodisíacas para aumentar su testosteraona y su potencia sexual. Y hubo veces en las que usaba a sus subalternos cono conejillo de indias. Así era el dictador Ubico de prepotente, caprichoso, arbitrario y atrabiliario. Y cobarde, porque abusaba constantemente de su poder omnímodo. Atreverse a desafiar sus deseos era equivalentea a ir a la cárcel o a la muerte. En resumidas cuentas, fue un déspota.
Creyéndose un Napoleón, le gustaba impresionar al pueblo de la capital montando bellos caballos blancos por la sexta avenida, para lo cual pocas horas antes de su cabalgata regaban arena para que el corcel no se resbalace, y otras veces salía en motorcicleta velozmente por las carreteras de tierra del país que pocas horas antes les hacían algún arreglo y las regaban con agua para que el dictador no tragara mucho polvo a su paso. El servilismo era tal que a su paso había grupos de indígenas que le quemaban incienso y le llamaban “tata presidente”, lo cual él interpretaba como que le querían como un padre. Pero en el fondo era consecuencia del temor que despertaba en la población tanto urbana como rural.
Sus métodos fueron siempre excesivamente prepotentes, autoritarios y represivos. Fue un hombre caprichoso y en extremo vanidoso que se creía que tenía un parecido físico con Napoleon Bonaparte. Estableció el número 5 como un símbolo de su poder incuestionable debido a que tanto su nombre (Jorge) como su apellido (Ubico) tenían cinco letras, Todos los aniversarios de su nacimiento (10 de noviembre) se celebraban oficialmente y se organizaban ferias nacionales en su honor; y pobre de aquel que no acudía al consabido besamanos en Casa Presidencial porque lo interpretaba como un desprecio o desafío. Reprimía duramente cualuqier intento de oposición democrática y lo consideraba comunista. Tenía particular antipatía enfermiza por los mexicanos desde que había sido Jefe Político en el departamento de Retalhuleu y persiguí el abigeo de algunos mexicanos, al extremo que se decía que un día informó al presidente de la República que había fusilado a dos ladrones de ganado y agregó: “con el agravente de que eran mexicanos”, y creía que todos los guatemaltecos que iban a México durante el período presidencial del general Lázaro Cárdenas regresaban indoctrinados comunistas. Envió al paredon de fusilamiento a sus opositores internos de su partido. incluyendo a algunos que habían sido sus partidarios y hasta sus amigos, como fue el caso del licenciado Efraín Aguilar Fuentes, a quien fusiló solamente porque no estaba de acuerdo con sus reelecciones, e impuso una severa censura a la prensa, en la que toda noticia debía de ser previamente autorizada por él un día antes de su publicación. Y si alguien se retrasaba en reportarlo le consideraba complotista. Estableció un temible sistema de “orejas” que tenían que llegar a reportarle cualquier cosa que se decía de él hasta en privado. Realizó cambios constitucionales al articulo 66 de la Carta Magna para prolongar a su antojo su permanencia en el poder. Mandó a publicar la Ley Contra la Vagancia, en la que se debía de contar con un documento de identificación autorizado por el patrono, en el que se hacía constar su estatus de trabajador, ya que de no contar con ella el individuo era obligado a realizar trabajos forzosos en alguna dependencia estatal en beneficio de la nación con lo que jamás se permitió la vagancia y la delincuencia. Reprimió fuertemente a la delincuencia con la denominda “Ley Fuga”, por la cual los acusados de delitos graves eran ejecutados extrajudicialmente por orden presidencial con un balazo en la espalda alegando que trataba de huir. Tambien combatió la corrupción en el Estado con la creación de la Contraloría General de Cuentas de la Nación y el Tribunal de Cuentas. Con lo cual las carceles se convirtieron en el disuasivo para un robo en el herario público. Sin embargo, él mismo se benefició de esto cuando obligó a la Asambela Legislativa a decretar una donación “voluntaria” de 200 mil dolares de aquella epoca, que equivalen a varios millones de hoy, aduciendo que eran “reconocimientos” a su persona por las contribuciones a la patria.
Para el año 1944, a los 14 años de su férrea e implacable dictadura, el gobierno ubiquista empezó a denotar claros indicios de debilidad. Se multiplicaron las manifestaciones de la población, algunas de ellas exigiendo que fuesen restauradas las garantías individuales que estaban restringidas y la libertad de los estudiantes presos en la Penitenciaría por haber participado en alguna manifestación pacífica. Pero hasta ese momento todavía no se le pedía su renuncia. En una de estas manifestaciones, que él ordenó que fuese reprimida por la caballería, murió de un balazo accidental la profesora María Chinchilla, lo que fue un detonante para la indignación generalizada al extremo que esta vez sí se le pidió su renuncia, ya que identidicaron a la profesora Chinchilla como una mártir de la tiranía ubiquista, aunque en realidad su muerte fue causada por un balazo accidental. Pero fue tanta la indignación que esto causó que un buen número de personas le enviaron un memorial pidiéndole su renuncia, entre los cuales habían las firmas de algunos amigos personales de él, como el doctor Federico Bickford, lo cual se dijo que le había producido una fuerte depresión.
Ubico creyó que llegaban a pedirle su renuncia
El 1 de julio de 1944, Jorge Ubico aceptó formalmente renunciar a la Presidencia cuando le llegaron a visitar sorpresivamente a su despacho presidencial los generales Buenaventura Pineda, Eduardo Villagrán Ariza y Federico Ponce Vaides y aunque no llegaban a solicitarle su renuncia sino a ofrecerse su invariable apoyo, su estress era tan fuerte que sin dejarles explicar su presencia les tiró por la cara su renuncia firmada diciendoles: “¡Aquí está esta esta su mierda!”. Y cuando los visitantes trataron en vano explicarle la intención de su visita, uno de los hombres de más poder del régimen ubiquista, su secretario particular, Enrique Peralta, les aconsejó que aceptaran la renuncia y ejercieran el mando aduciendo que el gobierno ya estaba tambaleando, con la intención de convertirse en el poder detrás del trono de ese nuevo gobierno en vista de que conocía la incapacidad de los tres generales. El “general” Ubico abandonó su despacho y la Casa Presidencial y se trasladó de inmediato a su residencia particular situada en la 14 calle entre 4a. y 3a. avenidas de la actual zona 1, hasta que se acogió al asilo político que le concedió el gobierno de EE.UU. y se radicó en la ciudad de Nueva Orleáns, donde falleció solo y triste.
El triunvirato que sustituyó al dictador Jorge Ubico estuvo integrado por tres auténticos “chafarotes” de los de antes: los generales Federico Ponce Vaides, Buenaventura Pineda y Eduardo Villagrán Ariza.
A partir del 1 de julio de 1944, los generales Federico Ponce Vaides, Buenaventura Pineda y Eduardo Villagrán Ariza integraron un triunvirato que duró poco tiempo porque pocos días más tarde Ponce Vaides asumió todo el poder y obligó a los diputados ubiquistas del partido Liberal Progresista a le nombraran Presidente Provisorio en una sesión a puertas cerradas en las que se hicieron presentes en el pleno soldados de la Guardia de Hacienda al mando del coronel Alfredo Castañeda y una compañía de caballeros cadetes de la Escuela Politécnica bajo el mando del capitán Jacobo Arbenz Guzmán, quien a raíz de este hecho solicitó su baja del Ejército para dedicarse a complotar contra el régimen opresor. Obviamente, la intención de Ponce era perpetuarse en el poder con el apoyo forzado de las masas campesinas, a las que trajo a la capital a desfilar con pancartas expresándole su apoyo a manera de amenaza para quienes en la capital se oponían a que contrinuara al frente de su gobierno. El 10 de julio de 1944, el presidente provisional contestó a un memorial en el que se le pedía una declaración “categórica y expresa” de que no aceptaría ser postulado a la presidencia, y aseguró que así sería. El día 12 de ese mismo mes, se estableció que las elecciones presidenciales se celebrarían los días 17, 18 y 19 de diciembre.
En el gobierno de Ponce Vaides se acentuaron las persecuciones y la intimidación política. Pese a que Ponce no se atrevía a lanzar una candidatura propia, hacía lo posible por obstaculizar el normal desarrollo de la vida política. La represión aumentó después de ver la multitudinaria recepción que se le dio en el aeropuerto a Juan José Arévalo a su regreso de Argentina, ya que su candidatura había encontrado gran aceptación entre la población. Ponce persiguió y detuvo a varios de los partidarios de Arévalo. Pronto se tuvo la sensación de que nada había cambiado. Los salarios bajaron y la represión aumentó. Era obvio que Ponce no tenía intención de convocar a elecciones, y trató de prolongar su régimen con ilegalidades.
El incontrolable fervor arevalista
Pero ya para entonces había un sentimiento generalizado de repudio a la dictadura poncista y de incontenible simpatía popular por la candidatura presidencial del doctor Juan José Arévalo Bermejo, un destacado maestro recién llegado de Argentina, donde residía como catedrático en la Universidad de Tucumán, quien había sido poclamado candidato a la Presidencia de la República por el licenciado Juan José Orozco Posadas, miembro del partido Renovación, y de inmediato fue apoyado por todos los incipientes partidos políticos revolucionarios que ya se estaban organizando.
Y ese sentimiento popular generalizado ya no pudo ser detenido por las fuerzas dictatoriales. El grito popular que se escuchaba por todas partes del país. desafiando la persecución de las fuerzas policiales poncistas, era “¡Viva Arévalo!”. Y cuando se celebraron las elecciones libres, después del triunfo de la asonada del 19 y 20 de octubre y del gobierno de la Junta Revolucionaria, el doctor Juan José Arévalo Bermejo ganó con el 85 por ciento de los votos, lo cual nunca se ha vuelto a producir en ninguna de las siguientes elecciones. Aunque la elección del coronel Árbenz para sucederle también fue muy elevada. Después de las elecciones libres y democráticas celebradas en diciembre de 1944, se dio el triunfo del intelectual progresista y catedrático universitario Juan José Arévalo Bermejo, apoyado por una coalición de partidos de izquierda, y cuyo gobierno es considerado “el Primer gobierno de la Revolución”. El 15 de marzo de 1945, Arévalo asumió la presidencia. El nuevo gobernante tenía el compromiso de dirigir al país hacia la nueva era de libertad y democracia. Se introdujeron reformas en la administración pública, en la educación y en el régimen económico, a la par que se emitían leyes nuevas.
Los opositores a la dictadura pomcista lo aceptaron, ya que estaba previsto que se celebrarían elecciones presidenciales en un futuro cercano. Pronto se organizaron nuevos partidos políticos y se lanzaron candidaturas presidenciales. Una de las primeras fue la del coronel Guillermo Flores Avendaño, quien había desempeñado un papel importante en la caída de Ubico, postulado por el Partido Social Democrático. Otros partido fue el de Renovación Nacional, organizado por el licenciado Carlos Leónidas Acevedo, el licenciado Óscar Benítez Bone, Francisco Escobar, Alberto Herrarte, Mario Efraín Nájera Farfán, Juan José Orozco Posadas, y Raúl y Rodrigo Robles. En su seno se originó la candidatura de Juan José Arévalo, quien entonces aún se encontraba en Argentina. A esta candidatura se unió el Frente Popular Libertador, un grupo conformado básicamente por universitarios.
El levantamiento de la Guardia de Honor
Últimamente se ha venido discutiendo si en realidad fue una revolución o un simple cuartelazo lo sucedido la noche del 19 y el día 20 de octubre, y creo que es oportuno señalar que si bien la caída de la dictadura de Ponce Vaides fue debida a una insurrección militar o cuartelazo, con el apoyo al principio de un pequeño número de valientes estudiantes universitarios, pero posteriormente tuvieron el apoyo de la mayoría de los jóvenes profesionales, estudiantes y obreros, y esa fue la puerta que se abrió para que pudiese producirse la Revolución que comenzó a producir desde el gobierno de la Junta Revolucionaria integrada por el capitán Jacobo Árbenz Guzmán, el mayor Francisco Javier Arana y el civil Jorge Toriello Garrido.
Junta Revolucionaria de Gobierno, integrada por el mayor Francisco Javier Arana, el civil Jorge Toriello y el capitán Jacobo Árbenz Guzmán y abrió la puerta para que se produjese la Revolución de Octubre de 1945 a 1954.
O sea que la noche del 19 y el día del 20 de octubre de 1944 se produjo una insurrección militar, con el apoyo de algunos civiles, pero gracias a ello hubo elecciones libres y democráticas por primera vez en la historia y fue electo “el primer presidente de la Revolución de Octubre, que fue el doctor Juan José Arévalo Bermejo con quien se abrió la puerta a la innegable Revolución de Octubre que se operó a partir de entonces durante diez años que han sido denominados “Primavera Democrática”. El gobierno del doctor Arévalo creó instituciones que resultaron muy beneficiosas para el desarrollo del país, como el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP), el Instituto de Antropología e Historia, el Instituto de Trabajo, la nueva Ley Orgánica de la Universidad de San Carlos, el Código de Trabajo y otras leyes que se hacían necesarias, al tiempo que se colocaron las bases ideológicas y jurídicas para establecer un clima democrático.
Después del doctor Arévalo fue electo Presidente de la República el coronel Jacobo Arbenz Guzmán, para el período comprendido de 1951 a 1956, pero fue derrocado en junio de 1954 por una intervención de la compañía frutera estadounidendse United Fruit Company (UFCo), elembajador norteamericano John Peurifoy, algunos terratenientes guatemaltecos temerosos de la aplicación arbitraria de la Reforma Agraria y la mayoría de los jefes militares que temían el crecimiento de la influencia comunista y se negaron a defender al gobierno arbencista cuando en 1954 se produjo la invasión a Guatemala por el llamado Ejército de Liberación Nacional.
Pintura del famoso muralista mexicano Diego Rivera
El llamado Ejército de Liberación Nacional encabezado por el coronel Carlos Castillo Armas, estuvo integrado por un grupo de guatemaltecos anticomunistas y un buen número de mercenarios nicaraguenses, salvadoreños y hondureños proporcionados por el dictador de Nicaragua Anastasio Somoza García, el presidente de Honduras que antes había sido abogado de la UFCo. y el presidente salvadoreño coronel Óscar Osorio, con el decidido financiamiento de lal compañía bananera United Fruit Company (UFCo), el apoyo de la Central Iintelligence Agency (CIA) del gobierno de los Estados Unidos y la participación personal del nefasto embajador John Peurifoy, convencieron a los principales jefes militares de entonces a no a defender al gobierno del Presidente Constitucional establecido, presidido por coronel Jacobo Árbenz Guzmán.