El apócrifo que ha circulado
Ayer publiqué una breve nota que titulé Aclaración Urgente relativa a un cobarde artículo apócrifo que ha circulado ampliamente por correo electrónico con el mismo encabezado de mi blog, en el que se me atribuyen señalamientos y acusaciones sumamente graves contra ciertas personalidades del actual gobierno, en particular contra la esposa del Presidente de la República, señora Sandra Torres Casanova de Colom, y su hermana Gloria, a quienes se acusa de una serie de barbaridades que no sólo no me constan sino jamás me atrevería a publicar. Sin embargo, cuando escribí la aclaración que publiqué ayer, pensé que sería suficiente para desvirtuar cualquier posibilidad de que se pudiese creer que yo fui el autor del mismo, porque todavía no había tenido la oportunidad de leer el contenido, pero cuando lo leí y analicé cuidadosamente, quedé horrorizado ante tantas difamaciones y acusaciones, por lo cual considero indispensable agregar algunos comentarios pertinentes, porque estoy convencido de que su principal objetivo no es solamente ponerme en la mira de las personas que puedan sentirse ofendidas, calumniadas y difamadas, sino, también, buscan colocarme en el papel de víctima propiciatoria para ser asesinado, probablemente hasta por los mismos autores del libelo, pero con el obvio objetivo de que se crea que los autores de mi asesinato fueron las personas mencionadas en el artículo; lo cual, indudablemente, es parte de un macabro plan para contribuir a desprestigiar, desacreditar y desestabilizar al actual gobierno.
Varias personas amigas que han tenido oportunidad de leer ese cobarde apócrifo me han aconsejado que me marche por un tiempo del país para no correr el riesgo de que vayan a asesinarme, como ha venido sucediendo a tantas personas durante los últimos tiempos; no obstante, no pienso irme a ninguna parte porque no tengo ninguna razón para huir. De todas maneras ya estoy viejo (cumplí 81 años de edad) y no creo que podría llegar a vivir muchos más. Además, han sido tantas las personas que de un tiempo a esta parte han sido asesinadas en este país que mi asesinato solamente sería uno más. En Guatemala, morir asesinado es ya una “muerte natural”.
Pero de todas maneras insisto en que yo no fui el autor de ese cobarde artículo, ni tampoco tuve la más mínima responsabilidad en la circulación. En varias oportunidades en las que algún maldito hacker se ha metido en mi blog, he dicho que cada uno de los lectores que están suscritos tienen un número específico y único que identifica la autenticidad de la columna, y que si acaso estos alguna vez reciben una que no tiene este número, significa que no es auténtica, que no fue escrita por mí. Lo cual ha sucedido en este caso.
Es evidente que la persona que escribió ese apócrifo trató de imitar mi estilo y posiblemente lo logró en cierta forma, pero cualquiera que me haya leído algunas veces en tantos años de ejercer este oficio se habrá podido percatar de ls suplantación. Además, no soy tan tonto ni tan irresponsable como para difamar a la esposa del presidente de la República; ni, tampoco, para acusar a un guardaespaldas presidencial de haber sido el autor de varios asesinatos de miembros del partido oficial. Por otra parte, comete otros errores: por ejemplo, en un párrafo emplea la expresión “cuatro o cinco gatos”, cuando nunca he dicho esto, sino suelo decir sencillamente “cuatro gatos”. Luego, comete el error de afirmar que si acaso la señora Sandra Torres Casanova no logra ser inscrita como candidata para suceder en la presidencia a su marido, no habría ningún problema para lanzar la candidatura de su hermana Gloria, lo cual es un error porque por su afinidad estaría imposibilitada para inscribirse de acuerdo a los mandatos de la Constitución de la República. Para argumentar en favor de esa peregrina tesis, agrega que eso fue lo que hizo el partido Revolucionario cuando éste lanzó la candidatura presidencial del licenciado Julio César Méndez Montenegro a raíz del supuesto asesinato de su hermano mayor, quien era originalmente el candidato de ese partido. Y siempre he dicho que la verdad es que el licenciado Mario Méndez Montenegro no fue asesinado, como algunos dijeron, porque la verdad es que él se suicidó como consecuencia de una terrible depresión, pero, para ganar las elecciones, sus partidarios dijeron que lo habían asesinado cuando se encontraba en su propia habitación.
Para terminar, no sólo niego categóricamente la paternidad de ese cobarde y asqueroso artículo calumnioso y difamatorio, sino rechazo cualquier responsabilidad en su circulación por correo electrónico o cualquier otro medio de difusión.