Tal como lo deseaba, y publiqué oportunamente en este blog, viajé a la ciudad de Nueva York para festejar mi 83 cumpleaños que fue el 11/11/11 y, curiosamente, 8+3= 11. ¡Quién sabe qué significará esto! Además, quería ir a despedirme de esa fabulosa ciudad de los rascacielos que he visitado muchas veces y en la que viví primero durante un año en 1963, en el hotel St. Regis, cuando estuve exiliado después de que fue derrocado por su ministro de la Defensa mi amigo el Presidente Constitucional de la República, general e ingeniero Miguel Ydígoras Fuentes, y después en 1968, en el hotel Barclay cuando fungía como encargado de relaciones públicas de la presidencia de la asamblea de la ONU, mientras desempeñaba ese alto cargo mi inolvidable am¡go el licenciado Emilio Arenales Catalán. Digo que quería ir a despedirme de esa ciudad porque, como es natural, a mi avanzada edad estoy en “la postrimería de mi vida”, como me dijo hace poco tiempo un insoportable gachupín, con evidente ánimo de ofenderme, como si el hecho de llegar a mi edad fuese vergonzoso o delictivo. Pero es sensato comprender que ya no me queda mucho tiempo de vida. Me acompañaron en este placentero viaje mis queridos amigos y compañeros de la Cofradía de los Viernes Aura Ruiz (a quien llamamos afectuosamente “La Muñecona”, seguida por el licenciado Roberto López Villatoro y el licenciado Stuardo Juárez Charchalac. Allá se nos juntaron para la cena de mi cumpleaños con nuestros entrañables amigos el escultor Pepo Toledo Ordóñez y su encantadora esposa Regina, de mi simpatía y afecto, que venían de un largo periplo por varios países de Europa, en los cuales visitaron galerías de arte. Y también se nos unió mi querida y vieja amiga Sarita Mishaan –que, según la revista Crónica, durante el período de Vinicio Cerezo fue la mujer más influyente del país–, quien se encontraba en New York, procedente de Bolzano (Italia), donde reside con su esposo, el señor Giuseppe Bicocchi, para visitar a su hijo menor que reside en la Urbe de Hierro. La excelente cena tuvo lugar en el fabuloso restaurante Le Cirque, situado en el modernísimo edificio Bloomberg, propiedad del megamillonario Michael Bloomberg, actual Alcalde de esa ciudad. En mi opinión, Le Cirque es el restaurante más espectacular de la llamada gran manzana y también el más impresionante de todos los que yo he conocido en el mundo. Por cierto que el querido amigo Pepo Toledo Ordóñez tuvo la generosidad de pagar la cuenta.
En Le Cirque, de izquierda a derecha Regina de Toledo, Pepo Toledo Ordóñez, el licenciado Stuardo Juárez (de pie), Sarita Mishaan, Jorge Palmieri, Aura Ruiz (“La Muñecona“) y el licenciado Roberto López Villatoro. Como pueden ver, Sarita y Aura están apapachando al dichoso cumpleañero.
Con mi muy querida y vieja amiga Sarita Mishaan, quien precisamente hoy está cumpliendo años en la Ciudad de México mientras visita a su hijo mayor, Francis, a su nuera y a sus nietos. ¡Felicitaciones!
Otra foto del grupo captada durante la cena en Le Cirque
Cenando en el fabuloso restaurante Le Cirque, de izquierda a derecha Regina de Toledo y Pepo Toledo Ordóñez seguidos de Stuardo Juárez (de pie, saludando afectuosamente a Sarita Mishaan, yo, Aura Ruiz (“La Muñecona”) y Roberto López Villatoro.
La elevada cava del restaurante Le Cirque. Hay vinos de todas partes del mundo.
Fuimos los últimos en salir esa noche de Le Cirque
Al medio día del 11/11/11 fuimos a almorzar al extraordinario restaurante italiano Il Mulino, ubicado en el barrio del Soho, el cual me había afamado mucho mi querido amigo el gourmand Mario López Estrada (“Tigo“) como el mejor restaurante italiano en esa gran ciudad. ¡Y tiene razón! No cabe duda de que es uno de los mejores restaurantes italianos en los que he comido en el mundo!
Almorzando en el restaurante italiano Il Mulino, de izquierda a derecha el licenciado Stuardo Juárez, yo, Aura Ruiz, el licenciado Roberto López Villatoro y nuestro nuevo amigo chino-coreano Allen Cheng.
Vean qué queso parmesano en el excelente restaurante Il Mulino
Un Dry Martini en el bar Bull and Bear del hotel Waldorf AstorIa
Durante los días que pasamos en esa metrópoli que tanto me gusta tuve la oportunidad de satisfacer todas mis expectativas: tomamos un excelente Dry Martini en el famoso bar Bull & Bear del hotel Waldorf Astoria y un Bloddy Mary en el King Cole Bar del Hotel St. Regis y, entre otras cosas, fuimos a comer abundantes ostras provenientes de varios países del mundo al Oyster Bar en la estación del ferrocarril Grand Central Station, fuimos a comer excelente carne a los restaurantes Capital Grill, al BLT y Smith & Bollensky; fuimos al teatro Stehen Sondheim en Broadway para ver la revista musical “Anything goes”, con letra y música del genial compositor norteamericano Cole Porter, con un numeroso elenco estelar encabezado por Stephanie J. Block y Joel Grey (el mismo de Cabaret) y fuimos al Radio City Music Hall a ver el Espectacular Navideño 2011, con las famosas Rockettes y una parte de las proyecciones durante el espectáculo navideño en tercera dimensión, para lo cual proporcionan anteojos especiales.
La barra del excelente restaurante Oyster Bar en la estación Grand Central.
Hay ostras de muchas partes del mundo, pero para mi gusto las más sabrosas fueron las de la isla del Príncipe Edward, seguidas por las Blue Point de la bahía Chesapeack en el océano Atlántico que baña las costas de los Estados de Maryland y Virgina.
El mundialmente famoso conjunto de bailarinas Las Rockettes
Santa Claus y el conjunto Rockettes
Todas Las Rockettes tienen exactamente las mismas proporciones
Con anteojos especiales para ver la tercera dimensión
Escenificación navideña del pesebre de Belén
Tuvimos la fortuna de gozar de días despejados y con sabroso clima y el singular agrado de conocer y entablaramistad con varias personas orientales, entre ellos los chinos Allen Chen, casado con la guatemalteca Hilda Consuelo Estrada de Chen, nacida de Asunción Mita, Jutiapa, quien ahora ya habla chino perfectamente; y la hermana de Allen que se llama Rosita Chen quien, por su parte, habla español a la perfección por haber vivido cerca de 15 años en Guatemala, donde tuvieron un restaurante de comida china; le sigue el muy adinerado entrepreneur inversionista Raymond Chen, propietario de varios restaurantes en diferentes partes de Estados Unidos y de una fábrica de envases de plástico en New Jersey cuya electricidad está generada por el sol a un costo de US$30 millones, y tiene muchos negocios en diferentes lugares del mundo, quienes nos invitaron a cenar toda clase de exquisitos mariscos en el fabuloso restaurante Cogee Village, en China Town, que tiene cuatro pisos de altura y todos estaban totalmente llenos. Al extremo que los anfitriones tuvieron que mandar a unas personas a ocupar una mesa mientras nosotros llegábamos.
Fabuloso restaurante chino en China Town
Cenando espléndidamente en el fabuloso restaurante chino Cogee Village, de izquierda a derecha Pepo Toledo Ordóñez, yo, Regina de Toledo, Raymond Cheng, y el licenciado Roberto López Villatoro; de pie atrás, Hilda de Cheng, su esposo Allen Cheng y Aura Ruiz (“La Muñecona“).
Continuará