Los candidatos presidenciales

El artículo 185 de la Constitución Política de Guatemala estipula que ?podrán optar a cargo de Presidente o Vicepresidente de la República, los guatemaltecos de origen que sean ciudadanos en ejercicio y mayores de cuarenta años?. De esa cuenta es que hay tantas personas que sueñan con llegar a ser presidentes y se las arreglan para organizar un partido político que postule su candidatura o, en su defecto, compran un partido ya inscrito para que les postule. Nuestra Carta Magna no establece ningún requisito de idoneidad, como tener la necesaria preparación, la capacidad intelectual y la experiencia política. Nada más es necesario haber nacido en Guatemala y tener por lo menos 40 años de edad. ¡Así de fácil!
A eso se puede atribuir que esta nuestra sufrida patria ?que merece mejor suerte- haya tenido que soportar a ciertos gobernantes que han dejado mucho qué desear, uno de los cuales, el licenciado Marco Vinicio Cerezo Arévalo, hoy máximo dirigente y casi concesionario del partido Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG), se la pasaba viajando por el mundo a cuerpo de rey y cantineando, mientras se limitaba a confrontar con demagogia al sector privado. Y ahora es Secretario General de ese partido y el único diputado que tiene en el Congreso la DCG. Pero como no tuvieron éxito sus gestiones para que se reforme el Artículo 187 de la Constitución (Prohibición de reelección) y él pudiese volver a optar a la Presidencia, porque claramente ordena que ?la persona que haya desempeñado durante cualquier tiempo el cargo de Presidente de la República por elección popular, o quien la haya ejercido por más de dos años en sustitución del titular, no podrá volver a desempeñarlo en ningún caso?, quiere que en la próxima elección su hijo mayor, Marco Vinicio Cerezo Blandón, un ambientalista graduado en Francia en Economía del Desarrollo, sea el candidato a la Presidencia de la República de su partido. ¡Como si la familia Cerezo fuese una dinastía al estilo de los Bush en Estados Unidos! Pero podría apostarles que él va a encabezar el listado nacional de candidatos a diputados para continuar cobrando otros cuatro años más un elevado sueldo y gozando de las canongías en el Congreso. Pero lo más probable es que se va a llevar un chasco porque esta vez la DCG no obtendrá ni ún sólo diputado y va a desaparecer de la lista de partidos políticos del Tribunal Supremo Electoral.
Otro caso patético de decepción nacional fue el del ingeniero Jorge Serrano Elías, quien cuando fue candidato nos impresionó con el excelente currículo que tenía… pero también tenía fama de ser tramposo en los negocios inmobiliarios y cuando fue Presidente de la República se embolsaba los gastos confidenciales o “confites” que personalmente le entregaba el sobalevas ministro Richard Aykenhead Castillo. Y un día Serrano trató de emular al presidente peruano de origen japonés Alberto Fujimori y simplemente canceló dictatorialmente los otros dos poderes del Estado (el Legislativo y el Judicial) y gracias a la valiente y decidida oposición periodística y de los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, además de unas cuantas manifestaciones callejeras, una noche fue echado de Casa Presidencial y transportado al aeropuerto militar con las maletas llenas de dólares y para abordar el avión de su amigo el presidente Cristiani de El Salvador por su jefe del Estado Mayor Presidencial con el respaldo del ministro de la Defensa y otros militares, y desde entonces vive en el exilio en Panamá donde es un próspero empresario inmobiliario y dueño de una cuadra de caballos de carrera. Pero insiste en que desea regresar a Guatemala porque ya prescribieron sus delitos.
Con los votos de la mayoría de los diputados del Congreso Legislativo, sustituyó a Serrano en la Presidencia de la República, para terminar el período para el que éste había sido electo, el mediocre abogado dipsómano Ramiro Deleón Carpio, quien desempeñaba el cargo de Procurador de Derechos Humanos y por su falta de carácter e incapacidad para tomar decisiones presidenciales se hizo merecedor del acertado apodo de ?huevos tibios?. ¡Otra decepción en la lista de presidentes de nuestro país!
A Deleón Carpio le sustituyó Álvaro Arzú Irigoyen, fundador y máximo dirigente del Partido de Avanzada Nacional (PAN), quien anteriormente había sido un excelente Alcalde Metropolitano y su gestión presidencial fue buena -¡le duela a quien le duela!- pero por su habitual forma de ser, su arrogancia y mal carácter, tuvo mala prensa que constantemente le calificaba de arrogante, le criticaba despiadadamente y sin tregua, a pesar de que su labor era buena y era muy digna su actuación personal, a diferencia de las cachimbiradas demagógicas de sus antecesores.
Después de Arzú llegó a la presidencia Alfonso Portillo Cabrera, un hábil farsante que pensaba con la izquierda pero vivía como la derecha y se creía un intelectual, pero su erudición consistía en memorizar unas cuantas citas de algunos personajes y decía que era abogado y economista graduado en la Universidad Nacional de México (UNAM), pero al investigarlo se comprobó que no estaba registrado con esos títulos donde correspondía. Antes de ocupar la Presidencia de la República, había sido diputado del partido DCG por el amigable apoyo que le daba su amigo el entonces Secretario General, Alfonso Cabrera Hidalgo, pero cuando se percató que jamás podría ser candidato presidencial de la DCG renunció para hacer lo que fuese indispensable para ser postulado candidato presidencial del partido Frente Republicano Guatemalteco (FRG), que siempre han controlado, como si fuese una propiedad personal, el controversial general retirado Efraín Ríos Montt y su guapa hija Zury, hoy casada en terceras o cuartas nupcias (ya perdí la cuenta) con un desteñido congresista de los Estados Unidos de América. Alfonso Portillo siempre ha tenido el apodo ?Pollo Ronco? porque ha padecido de afonía y descaradamente reconoció en un programa de televisión que cuando estaba en la universidad comunista de Chilpancingo, Estado de Guerrero (México), mató a balazos a dos estudiantes, pero logró huir del lugar de los hechos y fue prófugo de la justicia mexicana hasta que prescribió el caso y fue cerrado por una jueza que era su correligionaria y había sido su compañera de estudios en Chilpancingo. Por lo cual no debe sorprender a nadie que hoy sea prófugo de la justicia guatemalteca mientras vive a cuerpo de rey en el Distrito Federal de México gracias a los millones de dólares que se embolsó por la corrupción impune que imperó en su nefasto gobierno cuando ocupaba el cargo de Presidente de la República.
¡Y todos tan tranquilos! No se ha vuelto a saber absolutamente nada en qué han parado las infructuosas gestiones del Ministerio Público para obtener su extradición del sistema judicial del vecino país. Tal parece que todo ha quedado en un cómodo olvido. O quizás el actual gobierno de empresarios no está demasiado interesado en que en verdad se logre su extradición, no vaya ser el diablo y también los actuales gobernantes puedan correr la misma suerte cuando dejen el poder el 14 de enero del próximo año.
Durante los lamentables cuatro años del desprestigiado gobierno de Portillo, fue Presidente de la Junta Directiva del Congreso de la República el general retirado Efraín Ríos Montt y la Vicepresidenta era su hija Zury para enmendarle la plana cada vez que abría la boca sin consultar y decía barbaridades.
Al concluir ese período de cuatro años negros, fue electo en la primera vuelta y confirmado en la segunda vuelta el actual Presidente de la República, licenciado Óscar Berger Perdomo, quien esta vez primero fue precandidato del PAN, pero después de tparticipar en una novedosa “elección primaria”, que fue un fracaso, fue postulado por una extraña unificación de tres pequeños partidos políticos recién fundados que se unieron convenientemente para conformar el partido llamado Gran Alianza Nacional (Gana) para postular a Berger a pesar de que por huevonería y falta de capacidad política, había perdido las dos vueltas de la elección anterior.
Hasta aquí me quedo hoy porque, francamente, esto se está alargando demasiado y no quiero aburrirles, pero continuaré mañana analizando la larga lista de candidatos y “candidotes” que aspiran a ser el siguiente Presidente de la República.

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