El sábado pasado –14 de enero– tuvieron lugar los actos de transmisión presidencial por los cuales el general retirado Otto Pérez Molina, de 61 años de edad, y la señora Roxana Baldetti de Paz, de 50 años, del Partido Patriota (PP), asumieron los cargos de Presidente y Vicepresidenta de la República para el período constitucional comprendido entre los años 2012 y 2016, en sustitución del ingeniero Álvaro Colom Caballeros y el doctor en medicina Rafael Espada, respectivamente, del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), quienes desempeñaron esos cargos durante el período comprendido entre los años 2008 y 2012. En este artículo no me propongo limitarme a informar lo que ocurrió en ellos, sino me voy a comentarlos. Quizás en esta forma puedan llegar a comprender ciertos presentadores de televisión la diferencia que hay entre los términos informar y comentar.
1) Lo esencial
Lo más importante de todo ha sido la sustitución del ingeniero Álvaro Colom y el doctor Rafael Espada por el general Pérez Molina y Roxana Baldetti, porque el primero ya se había convertido en una insoportable pesadilla nacional desde hacía largo tiempo por su evidente incapacidad y la corrupción que imperó en su gobierno. Desde que asumieron esos cargos se comenzó a hacer patente el mal estado en el que se encontraba el país como consecuencia del nefasto gobierno del abogado Óscar Berger Perdomo en la presidencia y Eduardo Stein Barillas en la vicepresidencia. Pero todo empeoró con la llegada de Colom y Espada, particularmente por la insoportable intromisión en los asuntos de Estado y descarado predominio de la excesivamente ambiciosa esposa del presidente, Sandra Torres Casanova de Colom, quien no se dio por satisfecha con desempeñar el papel de “primera dama de la nación” –título que por la cortesía tradicional se concede a las esposas de los gobernantes en turno–, sino se empecinó en ser la persona más influyente y decisiva del gobierno, aprovechando la incapacidad y desvergonzada actitud mandilona del mandatario. Al extremo de haberle alimentado –o tolerado– su empecinamiento en llegar a ser candidata presidencial del partido oficial para suceder a su marido, siguiendo los pasos de la señora María Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina, pero si eso es legal en Argentina, en Guatemala lo prohíbe el inciso c) del Artículo 186 de la Constitución Política de la República. Asimismo, los esposos Colom-Torres se rodearon de elementos ligados, en una u otra forma, con la subversión guerrillera terrorista que durante tres décadas sostuvo un estéril, destructivo y sanguinario enfrentamiento armado contra las autoridades del Estado. Y, aprovechando sus posiciones temporales de poder, a la sombra del gobierno de la UNE, sostuvieron una actitud vengativa contra quienes les habían ganado la guerra en los campos de batalla, pero salieron perdiendo en la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera en diciembre de 1996. Con lo cual, lejos de alcanzar la deseada paz, mantuvieron abiertas las heridas de la guerra. En conclusión: para la mayoría del pueblo de Guatemala ya era insoportable el gobierno de Álvaro Colom, quien le llevó a Cuba la Orden del Quetzal al dictador cubano Fidel Castro, como si fuese una “entrega a domicilio”, a pesar de haber sido el inspirador, entrenador y patrocinador de la subversión en nuestro país, y se dedicó a pedir perdón a los deudos de los caídos en el confrontamiento armado interno, pero únicamente a los de los subversivos y no a los defensores de la institucionalidad; y recientemente bautizó la carretera al Atlántico con el nombre del depuesto presidente coronel Jacobo Árbenz Guzmán, lo cual me parece muy merecido porque a él le debemos la Ruta al Atlántico, pero es evidente que Colom olvida que su difunto padre, el licenciado Antonio Colom Argueta, fue alto funcionario del gobierno “liberacionista” del coronel Carlos Castillo Armas, que encabezó el llamado “Ejército de la Liberación nacional” que invadió Guatemala bajo el patrocinio de la United Fruit Company y de la Central Intelligence Agency del gobierno del general Dwight D. Eisenhower. Por su parte, lamento que el doctor Rafael Espada no haya tenido empacho en echar por la borda su bien ganado prestigio de cirujano cardiovascular del Hospital Metodista, de Houston, Texas, para regresar a su país a hacer el triste papel que hizo que fue menos que mediocre como Vicepresidente de la República, pero solamente fue un complaciente comparsa –o cómplice– de la incapacidad política y administrativa del régimen y de los abusos de poder la señora Sandra Torres Casanova que desde la primera Junta de Gabinete que se celebró asumió responsabilidades que corresponden al vicepresidente, según el mandato constitucional. Sin embargo, durante los cuatro años del régimen toleró todo sin chistar en vez de haber tratado de impedirlo o por lo menos censurarlo públicamente, pero se quedó callado mientras dedicaba parte de su tiempo a entretenerse jugando capirucho y vuelos simulados en su despacho vicepresidencial en Casa Presidencial. ¡Más le habría valido haberse quedado en Houston siendo una reconocida eminencia como cirujano cardiovascular o renunciar al cargo de Vicepresidente de la República hace mucho tiempo!
2) En el Palacio Legislativo
El primer punto del programa de la transmisión del mando se desarrolló en el Palacio Legislativo, donde fue indispensable que la Junta de Debates, presidida por el diputado Arístides Crespo –quien durante varios períodos fue diputado del partido Frente Republicano Guatemalteco, (FRG) pero dejó ese partido para poder ser reelecto en la planilla del partido Patriota)– diese posesión a la nueva Junta Directiva que obtuvo el respaldo de 143 votos, encabezada por el diputado Gudy Rivera, del PP, quien pronunció un discurso en el que se refirió a la “importancia de trabajar en consensos entre las diferentes bancadas” e invitó a los 158 legisladores a “priorizar la discusión de las iniciativas sobre repormas a la Policía Nacional Civil, fortalecer la Carrera Judicial, la Ley de Servicio Civil y de Amparos”. Y luego, el aún Presidente Constitucional de la República, Álvaro Colom, pronunció un discurso en el que, con un cinismo digno de mejor causa, supuestamente rindió su último informe de labores, en el cual resaltó la labor que –según él– realizó su gobierno en el combate a la inseguridad y la delincuencia organizada. A pesar de que durante la mañana anterior habían sido asesinados a balazos en la 4a. avenida y 13 calle de la zona central, por hombres encapuchados que se conducían en una motorcicleta, el diputado Valentín Leal Caal, de 40 años, con su hermano Erick, de 35 años. En las últimas elecciones generales, Leal Caal había sido reelegico diputado por Alta Verapaz, postulado por el partido Libertad Democrática Renovada (Líder), pero el día anterior había renunciado de dicha entidad y se había trasladado a la bancada del Partido Patriota.
El desarrollo de todos estos puntos en el Congreso produjo un excesivo retraso en el acto principal que habría de tener lugar en el Domo Multi Deportivo de la zona 13, para el cual vinieron especialmente invitados varios dignatarios de diferentes países, tales como el licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de México; señor Juan Manuel Sánchez Calderón, Presidente de Colombia; señor Porfirio Lobo Sosa, Presidente de Honduras y señora; señora Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica; señor Mauricio Funes, presidente de El Salvador y señora; señor Daniel Ortega Saavedra, presidente de Nicaragua y señora; Michel Marttelly, presidente de Haití; Desiré Delano Bouterse, presidente de Surinam; Margarito Gaspar, primer ministro de Belice; el príncipe de Asturias Felipe de Borbón, heredero del trono de España y Grecia; monseñor Luigi Blanco, representante del Vaticano; Matan Vilnai, ministro de la Defensa Interior de Israel; y, como invitado especial, el ex presidente del gobierno de España José María Aznar.
Fue lamentable que mientras todos estos puntos se desarrollaban en el Palacio Legislativo, tuvieron que esperar pacientemente los invitados que ya se encontraban sentados en el Domo desde la 1 de la tarde, sin ninguna explicación ni poder beber ni un vaso de agua, y sin que los organizadores hubiesen colocado unas pantallas de televisión gigantes para que quienes se encontraban impacientes en el Domo supiesen por qué razón estaban esperando tanto tiempo. Por otra parte, las instalaciones en el Domo Polideportivo no son apropiadas y, para llegar a los sitios que tenían asignados, los invitados principales tuvieron que bajar un largo e incómodo graderío que después tenían que subir si acaso les daba deseos de hacer pipí. Por cierto que el todavía presidente Álvaro Colom Caballeros se ha de haber emocionado al llegar al Congreso y al Domo y escuchar las marciales notas de “La Granadera” que esta vez le tocaron como honores presidenciales en vez del “rey quiché” que le tocaban durante su período. Pero hay que dejar bien claro que no fue el presidente Colom quien decidió que no se tocara “La Granadera” como honores presidenciales, sino fue el presidente Berger quien desde el inicio de su período ordenó que se eliminara. Probablemente porque en el fondo sabía que él no merecía ocupar la Presidencia de la República ni recibir tales honores marciales.
3) El discurso presidencial inaugural
Después de haberse desarrollado el programa, cuando ya había sido investido Presidente de la República el general retirado Otto Pérez Molina pronunció su excelente discurso inaugural que, aunque probablemente resultó demasiasdo extenso, considero que fue el mejor discurso presidencial inaugural que he escuchado en Guatemala en toda mi vida. Sinceramente, fue un magnífico discurso, digan lo que digan sus críticos gratuitos. Algunas personas que critican sólo por criticar me han dicho que no lo escribió el general Pérez Molina, lo cual podría ser verdad, porque los presidentes no son escritores y siempre tienen personas especializadas que escriben sus discursos. Algunos le atribuyen la paternidad del discurso al ex Vicepresidente Eduardo Stein Barillas, otros al licenciado Antonio Arenales Forno, y otros al “Sholón” Porras Castejón. ¡A saber! ¡Quién sabe! Pero quien quiera que haya sido el autor hay que felicitarle porque fue un discurso excelente, no sólo claro y puntual, sino lleno de sabrosa erudición. ¡Fue un discurso inaugural digno de un Presidente de la República! ¡Mis felicitaciones tanto para el autor como para quien lo pronunció! Lo mismo han hecho siempre los presidentes norteamericanos como John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford y Bill Clinton, y hoy lo sigue haciendo Barack Obama. Y lo mismo hacen también Vladimir Puttin en Rusia y Nicolás Sarkozy en Francia. Aunque Otto Pérez Molina no haya sido quien lo redactó, personalmente, estoy seguro de que quien lo escribió siguió las directrices que él le había dado. Además, lo más importante no es quién escriba un discurso, sino el contenido del mismo y quién lo dice. Además, es sumamente importante la forma de decirlo. Y el general Pérez Molina no se equivocó ni tartamudeó en ningún momento. ¿Que estaba leyendo el teleprompter invisible? ¡Pues sí! ¡Claro que sí! Los presidentes y otras altas personalidades de todo el mundo leen en el telepromter lo que dicen en sus discursos. ¡Pero hay que saber leer un teleprompter (lo cual no es cosa fácil) y el presidente Pérez Molina lo hizo en forma excelente! El fondo principal del discurso fue su promesa de “un cambio”, que dijo que comenzaba en el momento mismo de su toma de posesión de la Presidencia de la República. Y su promesa de dar seguridad a los habitantes. Entre los otros temas más importantes del texto fue su llamado a no olvidar el pasado para que nos sirva de experiencia, pero mirar hacia el futuro para vivir en paz, e instó a la reconciliación nacional cuando dijo: “Quiero que mi generación sea la última de la guerra y la primeta de la paz”, y agregó: “Ojalá seamos todos capaces de perdonarnos”.
En síntesis: ¡fue un gran discurso inaugural! Como lo fue también la forma como leyó el teleprompter invisible el presidente Otto Pérez Molina, a quien le deseo mucho éxito en su gestión, para bien de Guatemala. Ese “cambio” que ofrece es urgente y necesario después de la debacle del gobierno anterior. El Presidente Pérez Molina lanzó alguna graves acusaciones sobre el exceso de corrupción que hubo durante el régimen pasado, pero tuvo la cortesía de no mencionar para nada el paso de la tristemente recordada Sandra Torres Casanova de Colom, porque no venía al caso. Ni mencionó tampoco el empeño que ambos tuvieron para tratar de violar la Constitución al insistir en su inscripción como candidata presidencial, y el ridículo caso del divorcio ficticio, etcétera. Pero así como le felicito, también lo insto a que recuerde la famosa frase del entonces Presidente de la República y ahora Alcalde Metropolitano Álvaro Arzú Irigoyen: “Cada mico a su columpio”. Él tiene que respetar la división de poderes y no tenía por qué hacerle entrega de la vara edilicia de Mixco a su hijo Otto Pérez Leal. ¡Ese no es su papel! Y también será preciso que la señora Vicepresidenta, Roxana Baldetti Elías, comprenda que ya no es la asistente del general Pérez Molina, sino es la Vicepresidenta de la República y no tiene por qué acompañarle por todas partes. Es aconsejable que de ahora en adelante se comporte como corrresponde a su calidad de Vicepresidenta de la República.
Carátula de Prensa Libre del domingo. Como se puede ver, en la foto aparecen tanto la esposa del Presidente Otto Pérez Molina, como el esposo de la Vicepresidenta Roxana Baldetti Elías, quienes saludaban con la mano al aire al público que aplaudía a sus cónyuges y, dicho sea con el debido respeto, sin ánimo de molestar a nadie, los aplausos no eran para ellos sino para sus cónyuges. En ese acto solemne, la profesora Rosita Leal de Pérez, esposa del Presidente Pérez Molina, no era quien estaba siendo aplaudida por el público, ni mucho menos el señor Mariano Paz, esposo de la Vicepresidenta Baldetti.
3) El Te Deum
El Te Deum en la Catedral Metropolitana me pareció lamentable. Había muy pocos feligreses, entre ellos, naturalmente, algunos que quieren que les den “chamba” o que se las confirmen, como por ejemplo el embajador ante la Reina Isabel II de Gran Bretaña, licenciado Acisclo Valladares Molina. Pero, en mi opinión, sin ánimo de faltar al respeto a los prelados, ya no impresionan para nada la vestimenta o los disfraces que usan los curas. Más bien mueven a risa. No hay que olvidar que el Estado de Guatemala es laico. Pero parece que el Presidente Otto Pérez Molina y la Vicepresidenta Roxana Baldetti Elías quisieron quedar bien tanto con los católicos como con los evangélicos. Yo no ví ninguna transmisión de la ceremonia que se desarrolló en “la Frater” evangélica de San Cristóbal, pero me han informado que hubo numerosa asistencia, lo cual no me sorprende.
4) Las transmisiones
Estuve viendo y escuchando atentamente las diferentes transmisiones de todos los canales de televisión y creo que todos cumplieron satisfactoriamente con su objetivo, unos mejor que otros. Sin embargo, en mi opinión sobresalió la labor como presentador de Quique Godoy García-Granados en el Canal Antigua. Entre los errores que algunos cometieron, la conocida presentadora de canal 7 Maritza Ruiz se equivocó cuando llamó al presidente de México Felipe Calderón Sol, quizás recordando al ex mandatario salvadoreño de esos apellidos porque los apellidos del presidente mexicano son Calderón Hinojosa. Pero esos son lapsus insignificantes que cualquiera los puede cometer. ¡Mis felicitaciones para todos!
Twitter: @jorgepalmieri
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