En el transcurso de la historia de nuestro país hemos visto que la mayoría de los presidentes de la República que se han venido sucediendo, desde tiempos inmemoriales, han sido excesivamente susceptibles e intolerantes con sus críticos, pero es probable que el ingeniero Álvaro Colom Caballeros sea quien está a la cabeza esa larga lista, porque en diferentes oportunidades ha lanzado una variedad de caprichosas calificaciones y vituperios contra quienes se han atrevido a criticarle públicamente y, sobre todo, a quienes han osado señalar el excesivo nepotismo y abuso de poder de su familia en su gobierno, particularmente por el inédito hecho que su esposa, señora Sandra Torres Casanova de Colom, no sólo se sabe que comparte con él las atribuciones de la Presidencia de la República –lo cual no está autorizado en nuestra Carta Magna–, sino también se ha inmiscuído en algunas actividades políticas y asuntos que competen al poder Legislativo.
Pero el actual mandatario no se ha dado por satisfecho con insultar a sus críticos, sino ha cometido el imperdonable abuso –y grave error político– de hacer una alusión personal a la diputada Nineth Montenegro desde el podio del hemiciclo durante la sesión solemne que tuvo lugar el miércoles 14 en el hemiciclo del Congreso de la República, en vez de limitarse a dar un informe de lo que ha hecho su gobierno durante el primer año de su período. Sobre este particular ya he emitido mi opinión, pero es importante agregar que, además de haber sido indebido, fue una torpeza por cuanto que si alguna diputada goza del respeto y simpatía populares es precisamente ella, porque ha demostrado que es una parlamentaria muy trabajadora y valiente a quien nunca se ha acusado de cometer el más mínimo acto de corrupción.
Por considerarlo oportuno y conveniente para los comentarios que estoy haciendo por la desafortunada actuación presidencial en la Sesión Solemne del Congreso para rendir su informe, en presencia de varios dignatarios extranjeros especialmente invitados y de los embajadores acreditados en nuestro país, hoy me voy a limitar a reproducir textualmente, y sin hacer comentarios, dos artículos alusivos al tema que fueron publicados esta mañana en elPeriódico: el primero es titulado Informe Presidencial que aparece como Editorial –o sea la opinión oficial de dicho medio de comunicación– y el segundo es una excelente columna del director, periodista Juan Luis Font, titulada El presidente contra Nineth. Les aconsejo leerlos cuidadosamente. Dicen así:
El Editorial
Informe presidencial
?El pasado miércoles, el presidente Álvaro Colom presentó al Congreso, durante más de una hora, un informe escrito de la situación general de la República y de los negocios de su administración realizados durante el año 2008.El presidente Colom, en su informe, destacó los presuntos logros del programa de Cohesión Social, a cargo de su esposa, Sandra Torres de Colom, así como en materia de seguridad, educación y salud. Volvió a fustigar a los críticos de su gestión, a quienes exigió respeto para su esposa y para él, criticó al neoliberalismo y regañó a la diputada Nineth Montenegro. Por cierto, el regaño presidencial a la diputada Montenegro, en el hemiciclo parlamentario, no tiene precedente. Con razón, la congresista Montenegro pudo haber pedido la palabra al Presidente del Congreso, por alusión personal, con el propósito de refutar al gobernante. Se asume que Montenegro se abstuvo para no ridiculizar a la institución presidencial. En todo caso, el Presidente del Congreso debió haber llamado al orden a Colom, a fin de que se limitara a leer su informe y evitara atacar, sin derecho de respuesta, a los parlamentarios de oposición.
En todo caso, debe reconocerse que la diputada Montenegro ha sido una de las pocas voces en el Congreso que ha cuestionado las discrecionales transferencias presupuestarias ejecutadas por el Gobierno, la asignación de recursos del Estado a ONG fantasmas y la resistencia de los funcionarios del Ejecutivo a la fiscalización. Montenegro también fue baluarte fundamental en la emisión de la ley de acceso a la información pública, que, en teoría, entrará en vigencia a mediados de abril de este año, aunque se teme que los enemigos de la transparencia podrían intentar postergar la vigencia de la referida normativa.
Colom, en su reporte, también prometió que incrementará de 18 mil 500 a 65 mil policías durante los próximos 3 años, profundizar el programa de Cohesión Social, obras de infraestructura, restablecer la presencia militar en distintas zonas del territorio nacional, un plan para afrontar la crisis económica y, asimismo, anticipó un crecimiento económico del orden del 4 por ciento para el año 2009.
Al final de la sesión solemne en el palacio legislativo, la diputada Montenegro expresó su preocupación porque hay más de 300 mil guatemaltecos desempleados, 26 mil compatriotas deportados, un saldo muy doloroso de asesinatos y la toma del país por el narcotráfico, hechos que fueron omitidos o minimizados en el informe presidencial.? (Fin del Editorial)
El Presidente contra Nineth
La descalifica en una sesión solemne del Congreso.
Por: Juan Luis Font
?Con una actitud difícil de reconocer en él, el presidente Álvaro Colom la emprendió el día de su primer informe de labores ante el Congreso de la República contra la diputada Nineth Montenegro. Se trata no sólo de la única diputada de oposición que permaneció en el hemiciclo mientras él pronunciaba su discurso en una sesión solemne, sino también de una representante repetidamente reelecta.
A Nineth Montenegro no la elegimos sus votantes porque haga una campaña costosa al estilo de las últimas dos de Álvaro Colom. En las más recientes elecciones Montenegro ni siquiera tuvo espacio en la televisión abierta y anduvo de pueblo en pueblo encaramada en la carrocería de un viejo camión. Colom en cambio se anunció en televisión en cantidades abundantes y en horarios estelares. Y todos hemos tenido que pagar por esas donaciones onerosas para su campaña. Ya el diputado Manuel Baldizón ha delatado cómo el propio Colom y su esposa le encargaron reunirse con Ángel González, el dueño del monopolio, en Miami, tomar dictado de sus deseos y luego traducirlos en iniciativas de ley que, en estos tiempos de solidaridad, le han exonerado al empresario de más de Q25 millones en impuestos.
Montenegro además es una mujer que no llegó a la vida pública como resultado de una situación privilegiada en esta sociedad cuyas asimetrías al Presidente tanto le gusta mencionar.
Ella era una universitaria cuando la Policía detuvo a su marido, un sindicalista vinculado al Partido Guatemalteco del Trabajo. Para tratar de salvarle la vida le dio la cara a la dictadura militar mientras las fuerzas del Estado y sus cómplices, entre quienes hay alguno que hoy frecuenta la Casa Presidencial, detenían, torturaban y ejecutaban a centenares de personas.
Al Presidente, eso nos ha quedado claro, le molesta que la diputada le señale algunos asuntos en su papel de fiscalizadora. Según Colom, no es cierto que durante su primer año de gobierno se hayan realizado transferencias por más de Q10 millardos y le espeta a Nineth Montenegro que debe reunirse con su Ministro de Finanzas para aclararse las ideas.
¿Qué pretende el Presidente? ¿Descalificar en el escenario más prominente a la diputada que cuestiona a su Gobierno? ¿Inhibirla de cumplir con esa labor? ¿Sabe él que es la diputada quien tiene facultad, como representante popular que es, para citar al Ministro de Finanzas y demandar sus explicaciones y no al contrario?
Al Presidente puede molestarle que se señale la gran cantidad de modificaciones que se hace al presupuesto de la nación y que se cuestione la capacidad de ejecución de fondos de su Gobierno, pero la democracia propicia espacios apropiados para esos debates. La suma exacta de las transferencias aún está por establecerse, sin embargo, como bien dice la diputada Montenegro, con el volumen de cambios realizados al presupuesto se desnaturaliza el procedimiento para autorizarlo que traza la Constitución. El presupuesto es aprobado por los diputados, dice la norma. Resulta que ahora el partido oficial y sus aliados le permiten a los gobernantes que ellos reasignen los fondos como mejor les parezca.
Si ese fuera el espíritu de la ley, pues para qué elegimos diputados. Nos podríamos ahorrar sus sueldos y las coimas que con nuestros impuestos se les pagan para que levanten el dedito a favor de todo lo que al Ejecutivo se le ofrece.
Eso mismo, lo sabe bien el señor Presidente, ha ocurrido en su primer año de gestión. Y sabe también que Nineth Montenegro no es de las diputadas que aceptan obras, viajes o cualquier otro de esos beneficios a cambio de aprobar un nuevo presupuesto a la medida de los deseos presidenciales.
Sólo por esto último debería el Presidente mostrar más respeto por la diputada Montenegro. Y menos prepotencia y más humildad. Bien haría en volver a ser como era antes?. (Fin del artículo de Font)