Sentimiento de dolor compartido

Sacuden la conciencia colectiva de todos los guatemaltecos por igual las dramáticas escenas que han sido publicadas en los medios de comunicación audiovisuales de los inconsolables deudos de las víctimas de la dolorosa tragedia ocurrida durante la mañana de ayer en el sector conocido como ?quinto patio? del relleno sanitario de la zona 3 de la ciudad capital. Es imposible evitar compartir ese dolor o, simplemente, encogernos de hombros con cierta indiferencia similar a la que, lamentablemente, compartimos ante los numerosos asesinatos que se registran a diario, porque ya estamos “acostumbrados” a que se sucedan, como si fuese parte del folclore, y no nos atañen directamente. Lo cual es un grave indicio de la fatal descomposición en la que, irremediablemente, estamos cayendo.
Pero este dolor es un sentimiento que es compartido por todos ante una responsabilidad compartida, porque fue un golpe anunciado y no puede decir que haya sido sorpresivo porque en 1991 un estudio de la cooperación japonesa calculó que para el año 2002 tendría que producirse el colapso y en el año 2006 se produjeron seis incendios provocados por los gases tóxicos que emanan de la basura y, un año después, dos camiones recolectores quedaron soterrados y fue imposible recuperar a sus tripulantes, aunque los cuerpos de socorro rescataron de la basura el cadáver de una mujer y algunas otras personas fueron dadas por desaparecidas.
En el año 2005 la comuna capitalina estableció un registro para los recolectores que ingresan a ese basurero y prohibió la entrada a los menores de edad. No obstante lo cual, niños y adolescentes han seguido entrando a esa zona, como lo comprueba el hecho que se cree que por lo menos 3 menores murieron en la tragedia de ayer.
El patio 5, donde ayer cayó el alud, es particularmente peligroso y está catalogado de alto riesgo porque se mezclan aguas residuales de las colonias vecinas con los de un nacimiento de agua. La Municipalidad capitalina invierte alrededor de Q22 millones anuales para su mantenimiento, pero a pesar de todos sus esfuerzos no lo logrado impedir que los guajeros ingresen clandestinamente a las zonas de alto riesgo. Si las lluvias continúan con la misma intensidad y frecuencia, las autoridades no descartan la posibilidad del peligro de que se puedan producir nuevos derrumbes, por lo que insisten en que los guajeros no deben ingresar a esas zonas.
El basurero de la zona 3 de la ciudad capital tiene 284 mil metros cuadrados de extensión y los desechos se acumulan en varios patios donde la selección de la basura y búsqueda de determinados productos para reciclar entre los desechos es el modus vivendi para cientos de personas conocidas como guajeros.
Aunque este relleno sanitario ya debió de haber sido clausurado, todavía no hay un proyecto para sustituirlo a pesar de que se ha comprobado que cada dos años se produce una tragedia recurrente. También el Ministerio de Ambiente ha dictaminado que este basurero debe ser clausurado, pero no ha planteado alguna opción para poder hacerlo. En el transcurso de su última campaña electoral, el Alcalde Metropolitano reelecto, Álvaro Arzú Irigoyen, propuso la creación de un parque ecológico para desechos y transformar el actual vertedero en un relleno sanitario controlado.
La vocera del Centro de Estudios Urbanos y Rurales de la Universidad de San Carlos declaró que ?La municipalidad aún no ha podido dotar a la ciudad de un verdadero relleno sanitario y lo ha dejado de lado, a pesar de que los accidentes se repiten?. No obstante que ha habido apoyo de la cooperación internacional, aún no se han llevado a la práctica ninguno de los diferentes proyectos que se han planteado.
A las 8:45 de ayer, cuatro personas que se encontraban buscando desechos en los patios 3, 4 y 5 -en los que es terminantemente prohibido estar-, entre ellas por lo menos un niño de 10 años de edad, fueron soterradas bajo varias toneladas de basura que cayeron como deslaves por consecuencia de las copiosas y constantes lluvias del invierno. Pero estas personas habían logrado ingresar al área por la colonia La Verbena a pesar de estar calificada de alto riesgo. Y a pesar de todos sus esfuerzos, la Coordinadora Municipal para la reducción de Desastres no ha logrado impedir que los guajeros ingresen a las zonas de riesgo porque éstas son muy amplias.
Al relleno sanitario de la zona 3 ingresan cada día alrededor de 1 mil 500 toneladas de desechos de la capital y de los municipios vecinos
Hasta el momento se sabe que como consecuencia del deslave perdieron la vida Magdalena de Velásquez, de 53 años, Manuela Tzoy, de 35 años, el niño de 10 años Francisco Ventura y Vicente Damián Caal, de 42 años. Así mismo, los cuerpos de socorro pudieron rescatar con vida a otras cuatro personas, dos mujeres menores de 15 y 16 años, y dos hombres de 29 y 41 años que fueron conducidos a los hospitales Roosevelt y San Juan de Dios. Pero otras personas que estaban trabajando en esa zona han declarado que hay por lo menos otras 15 personas más desaparecidas, pero los bomberos decidieron suspender la búsqueda por el inminente peligro mortal que podrían correr si permanecían en esa área.
Mientras tanto, personas familiares y conocidas de los desaparecidos aguardaban con ansiedad y desconsuelo que se rescatara a sus seres queridos cuyos nombres entregaron a las autoridades pero jamás se podrá comprobar su muerte y rescatar sus cadáveres.
Esta nueva tragedia en este basurero colectivo ya obsoleto debe obligarnos a buscar lo más pronto posible alguna solución a este problema de acumular la basura de los vecinos de la capital, a la que se suma la de los vecinos de los municipios vecinos, en vez de aprovecharla para procesarla y convertirla en un combustible para producir electricidad. No es posible que nos crucemos de brazos, como si nada hubiese ocurrido, y quedarnos en espera de que se produzca en cualquier momento una nueva tragedia. ¡Algo debe hacerse sin más pérdida de tiempo! Comprendo que es muy fácil decirlo, pero muy difícil hacerlo. Pero es impostergable que se haga algo.

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