MISCELÁNEA DEL 19/3/16

Un poco de historia (15)

Gobierno de Carlos Herrera

El diputado cabrerista Carlos Herrera y Luna (1856-1930) fue electo por el Congreso Legislativo para ser presidente de la república en funciones del 15 de abril  al el 5 de septiembre de 1920, en sustitución del licenciado Manuel Estrada Cabrera, pero pronto se tenía que elegir un Presidente Constitucional y el 4 de mayo de 1920 se seleccionaron los candidatos y los clubes unionistas en toda la república se reunieron para escoger entre Tácito Molina Izquierdo, uno de los principales creadores del partido Unionista, y el Dr. Julio Domingo Bianchi Smout, uno de los más connotados miembros de ese mismo partido. Sin embargo, los cabreristas que por medio de Adrián Vidaurre contaban con el control del ejército, se organizaron en el Partido Demócrata y ofrecieron la candidatura presidencial al diputado cabrerista Carlos Herrera, quien la aceptó de inmediato. Ante esta situación, Manuel Cobos Batres promovió que el partido Unionista respaldara la candidatura presidencial de Herrera. Este fue el final del Partido Unionista, porque Herrera quedó en el poder junto con los cabreristas. Como premio de consolación para los unionistas, el doctor Julio Bianchi fue enviado a los Estados Unidos como ministro plenipotenciario de Guatemala (todavía no había embajador) ante la Casa Blanca. Como dije ayer, el Dr. Bianchi no solo fue un excelente medico y cirujano, sino fue un caballero a carta cabal y participó en los sucesivos movimientos cívicos contra las dictaduras, primero contra Estrada Cabrera y después contra Jorge Ubico y Federico Ponce Vaides. Posteriormente fue ministro de Salud Pública del gobierno del doctor Juan José Arévalo.

Cuando Carlos Herrera asumió la presidencia se percató de que había heredado un desorden fiscal, monetario y bancario, con una inflación galopante, y se negó a ratificar varios contratos que había firmado Estrada Cabrera con compañías norteamericanas y que él consideraba lescivos para el país. Entre estos contratos se encontraban las tierras que Estrada Cabrera había dado como generosa concesión a la United Fruit Company para la siembra de banano tanto en la costa sur (Tiquisate) como en la costa norte (Bananera), con la idea de abrir nuevas fuentes de trabajo; la venta de la Empresa Eléctrica, que había sido expropiada a los accionistas alemanes después de la Primera Guerra Mundial; el contrato con la International Railways of Central America (IRCA), para poner en vigor el Contrato Ferrocarrilero Méndez-Williamson de 1908; el contrato sobre servicio de luz, calor y fuerza eléctrica con Central America Power Company; el contrato con Washington Serruys, para la instalación de un tranvía electrico; el contrato entre el Ministerio de Fomento y la compañía All America Cables Incorporated, para el establecimiento en la capital de una oficina pública de cablegramas, que subsistió muchos años.

El presidente Carlos Herrera con su Gabinete
El presidente Carlos Herrera con su Gabinete

Tras la caída de Estrada Cabrera se produjeron interesantes reflexiones políticas a partir de la experiencia vivida durante los 22 años de dictadura  y la forma como se podía evitar que se impusiera una nueva tiranía. La discusión giró alrededor del Estado nacional y su construcción, la ciudadanía y lo que se entendía por ella y cómo se formaba; la necesidad de contar con mecanismos para regular la permanencia de un gobernante en su puesto. De manera directa, o indirecta, todos estos temas terminaron apuntando hacia la educación, la cual se veía como la panacea para establecer un país democrático y progresista porque el analfabetismo existente era excesivo. Pero uno de los puntos que más se buscaba era regular la permanencia de los gobernantes, lo cual era prioridad del gobierno de Herrera.

En 1920 se produjo una fuerte polémica entre los dos periódicos de la época La Patria y El Unionista. Los argumentos discurrieron al respecto de la ciudadanía y la nación. El motivo fue la propuesta para que en las reformas que se debían hacer a la Constitución se consignara que sólo las personas que supieran leer y escribir pudiesen ejercer el sufragio. Los datos del momento reflejaban un 93 por ciento de analfabetismo, por lo cual el vedarles el derecho al voto a los analfabetas significaba construir la ciudadanía con solo el 7 por ciento de la población. Quienes estaban a favor de los analfabetas argumentaron nociones modernas como democracia, ciudadanía y soberanía y la solicitud implicaba que una abrumadora mayoría de la población sólo podría tener obligaciones, pero le estaban vedados los derechos, y la ciudadanía tenía que suponer a ambos en la misma medida. Por su parte, los opositores indicaban que la nula capacidad que una persona analfabeta tenía para comprender asuntos que afectaban a toda la sociedad influía en que sus decisiones fuesen manipuladas.

El proyecto educativo tuvo como base fundamental la “desanalfabetización”, es decir, la eliminación del analfabetismo, el término des-analfabetizar, sugiere no sólo enseñar a leer y escribir, sino hace énfasis en erradicar el analfabetismo. Junto a este principio básico, se buscaba también elevar el nivel educativo y fortalecer la instrucción cívica del pueblo.

La Universidad de Guatemala entonces se llamaba “Estrada Cabrera”, fue disuelta tras el derrocamiento del dictador en abril de 1920; pero una de las primeras medidas del gobierno de Carlos Herrera fue designar autoridades y profesores para las facultades de estudios superiores, pero otorgándole una autonomía para la elección de autoridades, aunque no fue una autonomía propiamente.

De esta cuenta, las facultades que quedaron constituidas por decretos similares a partir de 1920 fueron: la de Ciencias Naturales y Farmacia; la de Derecho, Notariado y Ciencias Políticas y Sociales; la de Ciencias Médicas y la de Ingeniería.

Los participantes en la Huelga de Dolores en 1898
Los participantes en la Huelga de Dolores en 1898

De esta época datan la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) y la Asociación de Estudiantes “El Derecho”. Los orígenes de la Huelga de Dolores se remontan al año de 1898, cuando el entonces presidente de la república, Manuel Estrada Cabrera, dio a la población algunas libertades de expresion y, aprovechando esta situación, los estudiantes de las Facultades de Medicina y de Derecho de la Universidad Nacional se involucraron en una huelga bufa para presionar al gobierno a la apertura y mejoramiento de escuelas primarias. Esta huelga sirvió como impulso para que poco después de un mes los estudiantes crearan una manifestación satírica para criticar a funcionarios públicos y ciudadanos destacados de la sociedad guatemalteca, y que se llevó a cabo el 1 de abril de 1898, la cual sería conocida como “Huelga de Dolores” o “Huelga de todos los dolores”, con el objetivo de criticar principalmente a los funcionarios públicos, cuyo símbolo es “La Chabela”.

La Chabela del No nos Tientes
La Chabela del No nos Tientes

La Chabela es una caricatura de un esqueleto jocoso obra de Hernán Martínez Sobral en 1921. Y el periódico satirico “No nos tientes” que circula solamente los Viernes de Dolores, por la inspiración de los estudiantes de la Universidad Nacional Guillermo Salazar, Carlos Martínez, Luis Obregón, Francisco Asturias y Luis Gaitán, en cuyo editorial titulado “Lo que nos proponemos”, quedó plasmado el ideario de la Huelga de Dolores. Decía aquel Editorial: “Tentados estamos a desembuchar el pico, castigando con este formidable látigo que llaman opinión pública a muchos dos caras que merecen verdadera tunda, pero como Natura Non Facit Saltus, nos contentamos hoy con dar la sierpe que se merecen algunos, para seguir con los demás cuando las circunstancias lo permitan.” En el No Nos Tientes de 1900 se publicó la primera canción huelguera, “Canción Emética” (porque provoca el vómito), construida principalmente con esdrújulas con la música de la operetta cómica “El murciélago” de Johann Strauss hijo. Originalmente, el “No nos tientes” consistía de un Editorial con toda la seriedad del caso, y de artículos satíricos en dos páginas de tamaño periódico estándar, y quizá las mejores versiones datan de los períodos 1920-1930 y 1945-1962. El éxito del No Nos Tientes se debió, por una parte, a la soberbia y a la intransigencia de los celosos de castigar cualquier opinión, escrito o acto que se pudiese burlarse del gobierno, lo cual sucedió especialmente en los tiempos de Estrada Cabrera y de Ubico. El objetivo del No Nos Tientes era poner al descubierto lo sucio e inconfesable de aquellos regímenes, los cuales suprimieron su aparición en la década comprendida entre 1944 y 1954 el gobierno jugó la carta de la libertad de prensa y varios diarios de la época se solazaron en criticar al gobierno, reduciendo así el impacto que tenía el periódico estudiantil. El “Son de Guerra” de los estudiantes universitarios y, por ende, de la Huelga de Dolores es “La Chalana”. La letra fue escrita en 1922 por estudiantes de las Escuelas Facultativas de Medicina, Farmacia y Derecho de la Universidad Nacional en el edificio que en ese entonces era de la Facultad de Derecho. Entre los escritores que participaron en la creación de este “Son de Guerra Estudiantil” estuvo el futuro premio Nobel de literatura 1967 Miguel Ángel Asturias, el médico Epaminondas Quintana y el prestigioso periodista David Vela, quien después fue por muchos años el director del periódico vespertino El Imparcial; en ese momento, todos eran estudiantes de la Facultad de Derecho.

La música de “La Chalana” fue compuesta por el maestro José Castañeda Medinilla (1898-1983), quien posteriormente fue el fundador de la Orquesta Sinfónica de Guatemala, además de haber sido Director del Conservatorio Nacional, del Instituto Indigenista Nacional, y de la Dirección General de Cultura y Bellas Artes. Como director de orquesta, llegó a dirigir como invitado la Orquesta de la NBC de Nueva York, por invitación de Arturo Toscanini. (Continuará)

Twitter @jorgepalmieri

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