MISCELÁNEA 7/12/15

1.- Debemos reivindicar la Política

En Guatemala la sola palabra política significa desprestigio, como consecuencia del mal comportamiento de los politicastros que se han venido dedicando a esa actividad y la han desprestigiado. Esto podría agregarse a la pluralidad de significados de la palabra. De acuerdo al diccionario general ilustrado de la Lengua Española, algunas de las acepciones de la palabra es: “Ciencia y arte de gobernar, que trata de la organización y administración de un estado en sus asuntos interiores y exteriores. // Cortesía y buen modo de portarse. // Tacto.” Y, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia, se define: “Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. // Dicho de una persona que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado. // Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos. // Actividad de quien interviene en los asuntos públicos con su voto, su opinión o de cualquier otro modo. // Orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado.” O sea que políticos somos todas las personas que opinamos sobre las cosas del gobierno. De manera que todas las personas que intervienen en los asuntos relativos a un gobierno son políticos. Si no lo fueran ¿qué hacen cuando son candidatos a desempeñar un cargo público, como presidente de la república?

Una cosa es dedicarse a la política y otra, muy distinta, es politiquear. Porque politiquear significa: “Hacer política de intrigas y bajezas”.

Por consiguiente, cuando Jimmy Morales competía para alcanzar la Presidencia de la República y decía que no es político, lo que quería decir es que no es politiquero.

La política es la más noble de las ciencias o las artes de la humanidad, porque es referente a servir al prójimo y servir a su país es lo más noble que puede hacer una persona.

Lo que ha desprestigiado tanto a la actividad política porque a través de los años hemos padecido las actividades corruptas de muchos politiqueros marrulleros, tramposos que han convertido al Estado en un botín porque intervienen en política con el malévolo propósito de hacer fortuna rápidamente con el dinero de las arcas nacionales y los impuestos de la población. Estas personas se inmiscuyen en la política con el premeditado propósito de enriquecerse, lo cual no les hace políticos, sino ladrones.

Por lo que digo que, bien entendida, la política es un arte o una ciencia noble, una actividad honorable dedicada al servicio público.

Durante los 14 años de la dictadura militar de Jorge Ubico Castañeda, el único partido político que funcionaba era el Partido Liberal Progresista (PLP), hasta que se produjo el levantamiento militar del 20 de octubre de 1944 y, posteriormente, durante el período del doctor Juan José Arévalo Bermejo, proliferaron los partidos “revolucionarios”, como el Frente Popular Libertador (FPL), el Partido de la Revolución (PR), el Partido Acción Revolucionaria (PAR), y el Partido de la Revolución Guatemalteca (PRG). Estos fueron fruto de la Revolución de Octubre del 44 y eran “los chiquilines” del doctor Arévalo, entre quienes había buenos políticos y hubo también algunos politiqueros. Pero creo que no eran tan corruptos como algunos de los actuales diputados.

 Twitter@jorgepalmieri

 

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