1.- Nueva programación obligada
Les informo que por causas ajenas a mi voluntad de hoy en adelante no voy a tratar de escribir todos los día, como me propuse originalmente, sino solamente los días lunes, miércoles y sábado. Son varias las razones para tomar esta decisión: la primera de ellas que, aunque el inmortal Carlos Gardel cantaba un tango que decía “que veinte años no es nada”, estoy convencido de que estaba equivocado. ¡Vaya si hacen la diferencia! Hace veinte años si podía comprometerme a escribir todos los días. Pero ya no. Cuando escribía en Prensa Libre escribía una columna cada día, que alternaba entre Escena por Apuntador y Buenos días. Después, en El Gráfico escribí una columna diaria y dos páginas los domingos. Pero aquel era otro cantar. Hoy, a mis 87 años (menos una semana), ya no puedo hacerlo. Además, por el hecho de estar sentado frente a la computadora tanto tiempo, se me recargan los pies. No me lo están preguntando, pero no tengo inconveniente en decirles que padezco de diabetes. Y no es conveniente que retenga líquidos en las piernas y en los pies. Por consiguiente, tendré que sacrificar mi vocación de periodista y mi buena voluntad para no complicarme la vida. Espero que me comprendan.
2.- Una infame ingratitud
Uno de los principales “inconvenientes” que se han esgrimido en contra del actual presidente electo Jimmy Morales, es que, supuestamente, tiene el apoyo de la organización gremial de militares retirados, la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (Avemilgua), por el rechazo –a todas luces injusto—que tienen contra todos los militares algunas personas y entidades de tendencia ideológica de la izquierda más rigurosa. Principalmente quienes participaron en alguna forma, durante más de tres décadas, en la subversión armada marxista-leninista patrocinada por Cuba y varios países socialistas, principalmente escandinavos, como Suecia y Noruega, que se propusieron establecer en América Latina regímenes de corte socialista como los de ellos y como los de Nicaragua y Venezuela. Pero como fracasaron las organizaciones subversivas de tendencia marxista-leninista que estaban dedicadas a la guerra de guerrillas identificadas en como el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), bajo la dirección de Ricardo Rolando Ramírez De León (alias comandante Rolando Morán), Antonio Fernández Izaguirre, alias comandante Sebastián, Willy Cruz Ventura, alias comandante “Mariano” y Fernando Hoyos, alias comandante “Carlos”. Las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) que fueron la primera organización guerrillera izquierdista de Guatemala, fue fundada a finales de 1962, a partir de la unión entre el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre, integrado por militares que se sublevaron en armas en el Cuartel de Matamoros durante el gobierno del general e ingeniero Miguel Ydígoras Fuentes, tales como el capitán Yon Sosa integrada por el movimiento estudiantil 12 de abril del Instituto Rafael Aqueche; y el destacamento 20 de octubre del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT).
El primer comandante en jefe de las FAR fue el Teniente de Infantería Luis Augusto Turcios Lima, exoficial del Ejército de Guatemala, muerto el 2 de octubre de 1966 en un extraño accidente automovilístico que jamás se aclaró.. Posteriormente pasó a dirigió el comandante César Montes, quien poco antes de la ofensiva contrainsurgente iniciada en octubre de 1966 abandonó el país y la dirección guerrillera. Su tercer Comandante fue Camilo Sánchez, capturado y asesinado por el Ejército de Guatemala. Finalmente, el Comandante Pablo Monsanto asumió la dirección de las FAR hasta su disolución en 1996.
Las FAR encararon la tension que hubo entre la dirección política y militar de la lucha guerrillera. En 1962 el PGT organizó las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Inicialmente se acordó que el PGT se haría cargo de lo político y las FAR de lo militar. Esta división artificial fracasó y condujo a permanentes conflictos.
La Organización del Pueblo en Armas (ORPA), comandada por Rolando Asturias Amado, alias comandante “Pascual Ilom (hijo de nuestro premio Nobel Miguel Ángel Asturias) y el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT).
A pesar de que durante el gobierno de Álvaro Arzú Irigoyen se firmó el Tratado de Paz Firme y Duradera, por afortunadas presiones de las Naciones Unidas, del gobierno de los Estados Unidos de América y de los países amigos que fueron acompañantes en los diversos tratados de paz, los grupos de izquierda han venido tratando de apoderarse del poder por la vía electoral, pero han fracasado totalmente porque es bien sabido que la mayoría del pueblo de Guatemala no desea vivir bajo un régimen marxista-leninista, como Cuba, Nicaragua y Venezuela. Pero se han venido oponiendo sistemáticamente a todos los esfuerzos políticos que no sean de esa misma tendencia. Y ahora la emprenden contra el presidente electo Jimmy Morales a quien siguen tratando de descalificar.
De acuerdo a la Constitución Política de la República vigente, los militares de alta no pueden participar en actividades políticas. Sin embargo, esta prohibición no la tienen también los militares retirados, que gozan de los mismos derechos que gozamos los civiles.
Sin embargo, quienes fueron participantes en el Conflicto Armado Interno y perdieron la guerra no perdonan a los militares que, cumpliendo con el mandato constitucional de defender la estabilidad del gobierno establecido, se enfrentaron a las fuerzas guerrilleras subversivas y las derrotaron.
Pero la guerra fratricida ya terminó. Se firmó la Paz Firme y Duradera y se decretó una amnistía que debe involucrar a ambos bandos. Ya no es hora de continuar con esas diferencias, mucho menos con la guerra.
En mi opinión, los miembros de Avemilgua están en su derecho constitucional de dedicarse a las actividades políticas si lo desean. Mientras están retirados de la Institución Armada no les está prohibido participar en las actividades políticas tanto como cualquier civil.
Pero todos los guatemaltecos que no somos marxistas-leninistas debemos estar agradecidos de que gracias al Ejército Nacional no caímos en manos de los comunistas y no vivimos como los cubanos, los nicaragüenses o los venezolanos.
3.- Buena noticia para la paz
Les informo que me ha llegado información digna de crédito de que el reino de Noruega ha tomado la decisión de ya no mandar subsidio por medio de Organizaciones No Gubernamentales (OEG) a elementos disociadores en Guatemala. ¡Aleluya!
4.- Imperdonable vandalismo
De un tiempo a estas fechas, elementos delincuenciales han venido dedicándose a robar las placas de bronce que estaban en los monumentos del país. En la capital, son numerosos los monumentos que han sido despojados del bronce para venderlo como chatarra.
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