FESTEJO DE MI 84 CUMPLEAÑOS (y 6)

El mero día de mi 84 cumpleaños

Estar en la Ciudad de México y no asistir a una corrida de toros de la temporada grande en la Plaza Monumental es algo inaudito para los aficionados a la tauromaquia. Por lo que nuestro querido amigo Alfredo Mirón Aguilar nos invitó a todos para ir a la cuarta corrida de la temporada grande que tuvo lugar el domingo 11 de noviembre (mero día de mi cumpleaños). El cartel lo integraron los matadores mexicanos Eulalio López, “El Zotoluco”, quien goza de mucha popularidad y de bien ganado prestigio, Pablo Sánchez, otro excelente matador, y el joven torero francés Sebastián Castella, que ya ha obtenido muchos éxitos. De manera que desayunamos relativamente temprano para trasladarnos con antelación a la Plaza Monumental y ocupar con tiempo nuestros asientos. Sobre todo porque se creía que iba a haber un lleno completo, principalmente por el “Zotoluco”, pero no fue así, aunque sí asistieron numerosos taurófilos.

Saliendo del hotel Presidente InterContinental para abordar una Suburban que nos llevaría a la Plaza de Toros Monumental, que es la más grande del mundo.

Vista de la Plaza Monumental de México con lleno completo

La Monumental Plaza de Toros México es la más grande y la de mayor aforo en el mundo. Tiene capacidad para 41.000 personas (sentadas), pero ha llegado a tener más de 50,000, estando dedicada casi exclusivamente a conciertos populares y principalmente eventos taurinos. Dispone de un ruedo de 43 metros de diámetro, y un callejón de dos. Es conocida popularmente como La Monumental o La México. Es de propiedad privada. Se construyó gracias al ímpetu del empresario yucateco de origen libanés Neguib Simón Jalife. El proyecto inicial era construir lo que sería la Ciudad de los Deportes que incluiría plaza de toros, estadio de fútbol, canchas de tenis y frontón, boliches, cines, restaurantes, arena de box y lucha, piscina, playa con olas, terreno para ferias y exposiciones. Sin embargo, el proyecto sólo alcanzó para construir la plaza de toros y el estadio para fútbol fue primero en la Ciudad Universitaria y después en el monumental Estadio Azteca de Televisa para el equipo de fútbol América. Las obras comenzaron el 1 de diciembre de 1944. Se trata de una colosal obra monolítica de hormigón armado y su ruedo se encuentra 20 metros por debajo de las calles adyacentes. Está rodeado por esculturas del escultor valenciano Alfred Just. La construcción de la plaza resulto ser una gran hazaña monumental, que requirió del esfuerzo y voluntad de miles de personas. El visionario empresario que planeó y puso en marcha este proyecto fue el señor Neguib Simón Jalife y fue desarrollado por el ingeniero mexicano Modesto C. Rolland en 1945 siendo la obra más cara hasta esos días. Esta magna obra monolítica tendría capacidad para 50 000 espectadores. Su construcción se llevó a cabo en tan solo 180 días, participando para ello en tres turnos al día más de 10 000 trabajadores. Se requirieron para la cimbra 6 millones de pies de madera y 3 500 carpinteros, 1.500 toneladas de cemento, 6 000 toneladas de grava y otros materiales fueron procesados en varias plantas revolvedoras para alcanzar un total de 100,000 toneladas vaciadas de concreto. Se colocaron 22 000 asientos independientes y fueron necesarios 600 hombres y 21 días para retirar la madera de los 20 000 metros cuadrados de superficie. Sus dimensiones son las siguientes: superficie: 1452 m², diámetro del ruedo: 43.0 m, altura: (desde el ruedo) 35.9 m, hundimiento del ruedo al nivel del suelo: 20.0 m. Localidades: Barreras: 2270 Primer Tendido: 3274 Segundo Tendido: 12792 Palcos: 833 Balcones: 105 Lumbreras: 1279 General: 20709 Total: 41262 Lleno completo: 45 a 50 mil aficionados. La temporada de corridas, llamada Temporada Grande, tiene inicio anualmente entre el último domingo de octubre y el primero de noviembre. Tiene una duración mínima de doce corridas, casi siempre extendidas a veinte. Además de la Temporada de Novilladas o Temporada Chica, con menor afluencia de público, celebrada anualmente durante el verano con una duración reglamentaria de doce novilladas. Fue inaugurada el 5 de febrero de 1946 en una corrida en la que participaron el gran torero español Manuel Rodríguez Manolete conocido como “El monstruo de Córdoba” y los mexicanos Luis Procuna y Luis Castro El Soldado, con toros de la ganadería San Mateo, habiendo sido el primero para El Soldado, que no le permitió hacer una buena faena. Pero a pesar de que había pinchado cuatro veces para matar al segundo toro de la tarde, Manolete dio una vuelta al ruedo y cortó una oreja por su incomparable frialdad y elegancia en las faenas con el capote y la muleta. El primer rabo lo cortó en la segunda corrida Silverio Pérez, el “Faraon de Texcoco”, la cual tuvo lugar el 16 de febrero, durante un mano a mano con Manolete. La plaza no se llenó. El famoso diestro de Córdoba cortó una oreja al cuarto toro de la tarde a pesar de que pinchó cuatro veces para matar y Silverio Pérez cortó orejas y rabo a uno de sus dos toros. En ella han triunfado figuras tan legendarias y populares como el incomparable Manuel Rodríguez “Manolete”, el inolvidable “Faraon de Texcoco” Silverio Pérez, Luis Procuna, Fermín Rivera, Fermín Espinoza “Armillita chico”, Paco Camino, Luis Miguel Dominguín, Jaime Ostos, los venezolanos César y “Curro” Girón, Pedro Gutiérrez, “El Niño de la Capea”, Antonio Ordóñez, Lorenzo Garza, Carlos Arruza (tanto por matador como por rejoneador), Eloy Cavazos, Curro Rivera, Luis Briones, Manuel Benítez “El Cordobés”, Diego Puerta, José Gómez “Joselito”, Enrique Ponce, Jesus “Chucho” Solórzano, Diego Puerta, José Tomás, Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, Francisco Rivera Pérez, llamado “Paquirri”, Manolo González, Julián López (El Juli) y el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, entre otros que no recuerdo en este momento. Al rededor de la plaza hay una serie de esculturas de muchos de los toreros más famosos que se han presentado en ella. La más atractiva es la de Manolo Martínez.  y también hay una del actor cómico Mario Moreno “Cantinflas” por su amor a la tauromaquia, a pesar de que este hecho causó una gran controversia. La administración de la Plaza Monumental estuvo largos años a cargo del doctor Salvador Gaona y actualmente del licenciado Herrerías.

Mis amigos y yo en la Plaza México el día de mi cumpleaños 

Frente a la monumental plaza de toros, la más grande del mundo, el grupo de amigos que viajó a México conmigo para festejar mi 84 cumpleaños y asistió a la corrida: de izquierda a derecha Aura Ruiz Castañeda (“La Muñecona”), el licenciado Stuardo Juárez Charchalac, la señora Regina Mejía de Toledo, su esposo el escultor José (“Pepo”) Toledo Ordóñez, Alfredo Mirón Aguilar, el cumpleañero (yo pues), el diputado Julio César López Villatoro y mi querido hijo Alejandro Palmieri Waelti.

Cuando llegamos todavía estaba muy vacía la plaza

No se cómo diablos tuvo que hacer nuestro anfitrión Alfredo Mirón para conseguir ocho asientos en la cuarta fila del primer tendido de sombra, porque no es fácil lograrlo con tan corto tiempo de antelación. Durante todo el trayecto a la plaza nos fue diciendo que lamentablemente tendríamos que ocupar asientos hasta arriba de la plaza porque ya todos los asientos cercanos al ruedo estaban vendidos, pero nos llevamos una grata sorpresa. Llegamos a la plaza con mucha anticipación, cuando todavía no estaba llena. Como podrán darse cuenta, casi todos compraron sombreros en la entrada. Esta foto también la tomó Stuardo Juárez.

Esperando que comience la corrida

Mi amado hijo Alejandro Palmieri Waelti fumando un cigarro puro, como acostumbran hacerlo los españoles siempre que asisten a una corrida de toros. Pero él es descendiente de italianos. Mientras tanto todos tomábamos una cerveza.

Quizás llegamos demasiado temprano

De izquierda a derecha, José “Pepo” Toledo Ordóñez, su encantadora esposa Regina Mejía de Toledo, nuestro anfitrión Alfredo Mirón, Aura Ruiz Castañeda (“La Muñecona”), el diputado Julio César López Villatoro, seguido por mí y mi querido hijo Alejandro Palmieri Waelti.

La plaza todavía está muy vacía

Muchos de los asientos alrededor de los nuestros todavía no habían sido ocupados, como podrán ver en esta foto en la que estamos, de izquierda a derecha, Juan José Ortiz Mirón, el escultor José (“Pepo”) Toledo y su esposa Regina, Alfredo Mirón Aguilar, Aura Ruiz Castañeda (“La Muñecona”), el diputado Julio César López Villatoro, yo y mi hijo Alejandro Palmieri Waelti.

En primerísimo plano Juan José Ortiz-Mirón. Solamente mi hijo Alejandro y yo no compramos sombreros de petate

El tradicional “paseíllo” para partir plaza.

Exactamente a la hora anunciada, como siempre, los tres matadores con sus cuadrillas partiendo plaza encabezados por el aguacil o aguacilillo, a caballo, para iniciar la corrida después de saludar a las autoridades y al público. Antiguamente eran dos los aguaciles o aguacilillos, pero últimamente solamente es uno. El alguacil o alguacilillo es el agente encargado de transmitir y ejecutar las órdenes del presidente durante las corridas de toros. Suele portar una indumentaria que recuerda la de la época de Carlos IV. Forma parte de la tradición taurina, evocando la figura del “alguacil” que era un, funcionario público de carácter ejecutivo. Hacen su aparición a caballo, realizando de forma simbólica la ceremonia de “despejo” de la plaza, dando una vuelta al ruedo, en recuerdo de cuando había que desalojar al público de la plaza pública para que pudiese comenzar el festejo sin peligro. Los alguacilillos son los primeros miembros de la comitiva del paseíllo que salen al ruedo. Su cometido es, además de ejecutar las órdenes del presidente, recoger (simbólicamente) la llave de los toriles, entregar los premios a los toreros (una oreja, dos orejas o en casos excepcionales el rabo) y preceder a los toreros y sus cuadrillas en el paseíllo. Junto con los picadores y los rejoneadores (toreros a caballo, cuando los hay), son los únicos componentes que van a caballo. Una vez simulado el despejo, saludan a la presidencia, quitándose el sombrero y con una breve inclinación de cabeza.

Los matadores saludan a las autoridades antes de comenzar la corrida

Los tres matadores saludan al público antes de comenzar la corrida

El primer toro de la tarde fue para El Zotoluco

Sale el primer toro de la tarde

La primera faena es con el capote

El tercio del capote

Los incomprendidos pero indispensables picadores

El picador es el encargado de preparar al toro para el tercio de muleta. Lleva la responsabilidad del toreo a caballo en las corridas de toros de a pie. Utiliza una vara larga con una punta metálica para puyar al toro y producir desgarramiento de los tejidos ubicados en la cruz del mismo. Algunas opiniones los consideran como una evolución del antiguo toreo por lanceo al que fuese aficionada la nobleza europea hasta la alta Edad Media. En la actualidad son considerados más como subalternos de los matadores que como protagonistas del evento. La habitual ignorancia e intolerancia del público –sobre todo de los llamados “villa melones”, que son aficionados que creen que saben de tauromaquia, pero en realidad no saben–, hace que los picadores sean menospreciados y vilipendiados por el público que no comprende su imprescindible razón de ser. Porque sin una buena pica que haga que el toro sangre, no solo no puede haber una buena faena, sino que el toro sufre y puede ahogarse con su sangre. Lo que ocurre a veces es que al picador se le pasa la mano en la puya y debilita demasiado al toro.

Poniendo banderillas

Olé! al francés Sebastián Castella, triunfador de la tarde, con la muleta

La suerte de dar muerte al toro con la espada

La cuadrilla hace que el toro gire para que se mate con la espada

Arrastran al toro muerto. Si ha sido un buen toro el arrastre es lento.

Nos salimos de la corrida de toros inmediatamente después de que cada uno de los tres matadores había lidiado a sus dos toros reglamentarios y porque, en general, el espectáculo había estado bastante soso por la mala calidad de los toros de esa ganadería, y por eso nos perdimos los dos toros de otra ganadería que regalaron el mexicano Pablo Sánchez y el francés Sebastián Castella, los cuales resultaron de mejor calidad y dieron oportunidad de lucirse a los dos toreros que cortaron dos orejas cada uno.

Cena en el restaurante San Ángel Inn

Cenando en el restaurante San Ángel Inn

Pero no queríamos llegar tarde a la reservación que habíamos hecho para ir a cenar al excelente restaurante San Ángel Inn, dado que los domingos cierran la cocina a las 9 de la noche y antes de comer queríamos beber uno o dos  cocteles Margaritas en vista de que ellos los inventaron y los sirven de manera excepcional. En esta foto, sentados de izquierda a derecha, Julio César López Villatoro, Juan José Ortiz-Mirón, José (“Pepo”) Toledo Ordóñez y su esposa Regina, el autor de estas líneas (o sea yo, el agasajado), Evelyn Morataya, Alfredo Mirón Aguilar, pero en la foto solo se le ve el brazo porque lo tapó Aura Ruiz (“La Muñecon”) y mi hijo Alejandro Palmieri Waelti. De pie el licenciado Stuardo Juárez.

Acompañado de la encantadora Evelyn Morataya

En la Ciudad de México radica desde hace algunos años, con su hijita Gabriela, nuestra joven y encantadora compatriota Evelyn Morataya, ex esposa del ex presidente de la República Alfonso Portillo Cabrera. En vista de que es amiga muy querida de todos nosotros, la invitamos a compartir algunas de nuestras andanzas en el transcurso de los festejos de mi 84 cumpleaños. Así que la invitamos a venir a reunirse con nosotros en varias oportunidades y el mero día de mi cumpleaños en el restaurante San Ángel Inn y ella llegó a beber un coctel Margarita y a cenar. Yo creía que la llamaban “chatía” por su nariz pequeña, pero en el transcurso de nuestra charla me contó que en Guatemala unas personas la habían apodado “chatía” con intención peyorativa, para menospreciarla, porque las flores de ese nombre son bonitas pero muy comunes, como queriendo decir que aunque ella es bonita pero común por el hecho de haber nacido en Gualán y haber crecido en Zacapa, y porque sus papás sean originarios de El Mestizo, lo cual a ella siempre le causó risa porque comprendía que era por la envidia que les causaba a ciertas personas que se creen “la gran cosa” el hecho que ella haya sido de provincia y tan jovencita cuando era la llamada “primera dama de la nación”, como se acostumbra en Guatemala llamar protocolariamente a la esposa del Presidente de la República, pero eso a mí me parece no solo injusto sino ridículo. En el pequeño jardín de mi casa abundan las “chatías”, que mi jardinero y yo cuidamos esmeradamente porque son muy bonitas y florean todo el año. Pero si entonces esos fufurufos la llamaban “chatía” por ser una mujer sencilla nativa de Zacapa, hoy deberían llamarla “orquídea” porque es una mujer bonita, muy guapa, elegante, inteligente, culta, estudió Filosofía y Letras, es una asídua lectora de libros, y, como pocas personas que conozco, ha aprendido mucho de enología y de gastronomía (salvo que no come nada con ajo porque le baja la presión) y habla inglés y francés a la perfección, además de español. Asimismo, hace gimnasia, practica el deporte, juega tenis constantemente y en Guatemala corrió recientemente la media maraton municipal y llegó a la meta en una hora y minutos. Y si todo eso fuera poco, es una mujer muy elegante. Por lo cual invito a quienes creyeron menospreciarla llamándola “chatía” a que ahora la llamen orquídea.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Twitter: @jorgepalmieri