ELOCUENTE ARTÍCULO

El licenciado Fernando Andrade Díaz Durán publicó anteayer en elPeriódico este elocuente artículo:

Un frente contra el fraude

Lo burdo del accionar de los aún cónyuges Colom es motivo de mofa.


Fernando Andrade Díaz-Durán

En los últimos días se dio un acontecimiento político de singular repercusión en Guatemala. En este país mágico en donde casi cualquier cosa puede suceder sin que se estremezca la conciencia popular parece que ahora sí ha reaccionado con estupor e indignación. Y no es para menos porque lo que sí no toleran los guatemaltecos es que los consideren tan ingenuos y poco entendidos que se puede hacer cualquier cosa sin que se den cuenta. En efecto, el anuncio de la pareja presidencial de que ha solicitado ante un Tribunal de Familia el divorcio voluntario por la vía rápida para soslayar el impedimento constitucional que prohíbe la participación de Sandra Torres de Colom como candidata presidencial produjo una reacción popular de rechazo que no previeron los asesores locales y extranjeros de la UNE. Se ha desatado una tormenta de dimensiones tales que puede haber marcado un antes y un después equivalente a un cambio sustancial en el panorama político. Es cierto que hay que esperar algunas semanas para constatar si efectivamente el proyecto oficial salió seriamente afectado porque al decir de los corifeos del Gobierno el daño es temporal y en política no hay elemento moral que incida. Entre tanto, a nivel internacional también se ha dado una repulsa por el evidente fraude de ley que viene una vez más a poner a Guatemala en el centro de la noticia. Lo burdo del accionar de los aún cónyuges Colom ha sido motivo de mofa en el mejor de los casos. Las entrevistas de los medios televisivos y radiales al mandatario y a su señora han sido patéticas y vergonzosas. El presidente Colom parece que no entiende que hay que ser prudente en las declaraciones y que no se debe arriesgar a dar entrevistas sin prepararse adecuadamente. ¿Dónde están sus expertos en imagen?

Obviamente brillan por su ausencia y las altas autoridades de Guatemala se convierten en el hazmerreír internacional sin que parezca importarles. Da pena escuchar a la pareja repitiendo argumentos insustanciales y contradictorios sin base ni sustentación política-jurídica. Lo que sí ha quedado claramente al descubierto es la aberrante ambición de poder que obnubila la mente de los Colom por lo que pierden la noción del bien y del mal. Si así son las cosas hay que preocuparse de verdad porque todo parece indicar que están dispuestos a cualquier acción ilegítima, manipulación o argucia electoral con tal de salirse con la suya. Lo del divorcio por “amor al pueblo” es algo que nadie pensante puede aceptar. Hay una prohibición constitucional clara y terminante y por ello se producirá un complicado proceso de impugnaciones judiciales que podría mantener por algún tiempo la candidatura presidencial de Sandra Torres en una especie de limbo jurídico. Pero en tanto se dilucida lo relativo a la misma en el Tribunal Supremo Electoral, en la Corte Suprema de Justicia o en última instancia en la Corte de Constitucionalidad no hay que perder de vista el proceso electoral. Como lo he señalado en ocasiones anteriores, la sombra de un gran fraude electoral oscurece el horizonte de la democracia en Guatemala por el desorden, corrupción e ineficiencia en el Renap y por las serias dudas sobre el padrón electoral. Vale recordar que la organización y control poblacional que tiene el gobierno de la UNE a través de los programas de cohesión social es formidable y que los recursos económicos y políticos del Estado con que cuentan son amplísimos. Sin duda usarán y abusarán de los mismos para prolongarse en el poder. El círculo cerrado de los dirigentes sandristas no es ciertamente demócrata y carece por su formación ideológica de cualquier escrúpulo. En política no hay moral han afirmado recientemente. Tampoco les importa mucho el respeto al Estado de Derecho. Por ello la sociedad civil, los partidos políticos de oposición y los sectores sociales y empresariales representativos deben estar alertas y vigilantes para salvaguardar la limpieza de las elecciones y la transparencia del proceso electoral per se. Precisamente para detener cualquier intento desesperado de un fraude electoral por parte del oficialismo sería conveniente crear un frente nacional que aglutine a todos los actores sociales y políticos y tenga como primordial objetivo defender y preservar la democracia y el régimen de legalidad. Subestimar al sector oficial sería un grave error que podría acarrear consecuencias desastrosas para la gobernabilidad y la estabilidad de Guatemala. La comunidad internacional debe acompañarnos en este esfuerzo. (Fin del artículo)

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