NO ES CON MANO DURA, SINO A HUEVO

La muchas veces anunciada “elección” del licenciado Jorge Deleón Duque para desempeñar el importante cargo de Procurador de los Derechos Humanos, en sustitución del doctor Sergio Morales, ha causado otro motivo de crítica para el gobierno de la República, en general, y para el presidente Otto Pérez Molina en particular, porque ha trascendido que hizo llegar a Casa Presidencial a todos los diputados de la bancada de su partido político –el Partido Patriota (PP)– para ordenarles (o por lo menos pedirles) que, entre la terna escogida por la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la República y por la Comisión  Internacional Contra la Impunidad (CICIG) e integrada por el licenciado Alejandro Córdova Herrera (quien sacó el más alto punteo en la eliminación), la licenciada Irma Elizabeth Palencia Orellana y el diputado Jorge Eduardo De León Duque, votaran por este último. A pesar de que doce organizaciones civiles y a favor de las garantías individuales en Guatemala consideran que no podía postularse al cargo por incompatibilidad por la actividad partidista que desempeña en la actualidad como diputado del partido denominado Compromiso Renovación y Orden (CREO), del cual él fue uno de sus fundadores.

Licenciado Jorge De León Duque

Aparte de la objeción antes señalada, no creo que haya alguna razón legal ni moral suficientemente comprobada para poner en tela de duda la capacidad e idoneidad de Jorge Eduardo De León Duque para desempeñar eficientemente tan delicado cargo que desempeñó acertadamente su papá, el licenciado Ramiro De León Carpio. Aunque tampoco se puede decir que la capacidad y el desempeño de su progenitor sean hereditarios.

Por otra parte, me parece a todas luces indebido e inconveniente que, al igual que algunos otros personajes que ejercen mucho poder sobre otras bancadas de diputados, como el empresario Gustavo Alejos Cámbara sobre los diputados del partido denominado Gran Alianza Nacional (GANA), el Presidente de la República, general Otto Pérez Molina, haya “ordenado” a sus diputados del Partido Patriota (PP) que voten por Jorge De León Carpio para que sea el próximo Ombudsman, por más que sea comprensible que exista una vieja amistad que les une, desde que el primero fue Jefe del Estado Mayor Presidencial (EMP) del papá del segundo cuando ocupó la Presidencia de la República, a partir del 6 de junio de 1993 al 14 de enero de 1996, para terminar el período que había dejado inconcluso el ingeniero Jorge Serrano Elías, que había sido electo con el 68% de los votos para el período 1991- 1996 y, a solicitud (totalmente inconstitucional) de los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, el pleno del Congreso de la República le nombró para concluír ese período. Yo fui asesor de Ramiro De León Carpio mientras fue Procurador de los Derechos Humanos y después también lo fui durante el primer período de su gobierno, y pude percatarme del alto grado de poder e influencia que tenía el jefe del EMP sobre el mandatario y la amistad con sus hijos, de manera que no me sorprende, en lo más mínimo, que en esta oportunidad haya existido el apoyo del actual mandatario para un hijo de quien fue su jefe y amigo de 1993 a 1996  y continuaron cultivando la amistad hasta el día de su sorpresiva muerte ocurrida en Miami el 16 de abril de 2002. Pero a pesar de que es comprensible esa lealtad amistosa, sin duda, creo que es indebido que el Procurador de los Derechos Humanos sea nombrado por el pleno de diputados del Congreso de la República por órdenes directas y personales del Presidente de la República. Porque tarde o temprano causará un conflicto con el cumplimiento de la primordial función que corresponde el Ombusman, que es actuar como legítimo Defensor del Pueblo ante el Gobierno de la República. Y si existe esa liga tan estrecha entre ellos y ese motivo de gratitud de parte del nuevo Procurador hacia el mandatario, dudo mucho que su actuación vaya a ser muy eficiente. Si esa es la manera como el gobierno del general Otto Pérez Molina ejerce su poder con “mano dura”, como tanto lo había venido anunciando, equivale a decir que está dispuesto a imponer su voluntad a huevo. ¡Lo cual huele mal (como un huevo podrido) en una supuesta democracia donde se dice que impera el Estado de Derecho!

Fue suficientemente claro y pelado el excelente artículo de ayer del columnista Edgar Gutiérrez, publicado en elPeriódico, al cual no se le puede agregar ni una palabra, que voy a permitirme reproducir textualmente a continuación:

Independencia del PDH
Se debilita el sistema de contrapesos de la República.
Edgar Gutiérrez
“Lastimosamente el presidente Otto Pérez se ha equivocado comprometiéndose a respaldar la postulación del diputado Jorge de León a Procurador de los Derechos Humanos (PDH). Es cierto, el mandatario tiene derecho a ejercer su influencia en el Congreso. Legítimo es también que el diputado De León aspire al cargo.
“Sin embargo, esa confluencia de intereses daña profundamente la credibilidad del PDH. Pone en entredicho su independencia. En política –y ser PDH es una función de alta y noble política– la percepción manda. Y detrás hay una realidad: el presidente Pérez fue el eficaz y leal jefe del Estado Mayor Presidencial del papá del candidato a PDH, Ramiro de León Carpio (1993-96), y de esa función surgió un lazo de afecto y ascendencia cuasi familiar entre el actual mandatario y el entonces veinteañero Jorge de León.
“He oído a funcionarios defendiendo la promoción de sus hijos a cargos oficiales, porque “son muy capaces”. Hay derecho a la herencia de vocación, ejercido bajo regímenes de carrera. En este caso, la matemática y políticamente viable elección de De León haría del PDH un anexo de Casa Presidencial. Sería una arruga notable –nacional e internacional– a la vocación republicana del presidente Pérez, y un mal arranque para la  carrera política de De León. El rarísimo editorial de Prensa Libre del lunes 7, en el que se unge a De León, está desorientado. En apariencia ganan los promotores de la idea, pero en verdad, todos perdemos.
“El PDH es prerrogativa de la oposición. El próximo PDH deberá fiscalizar la gestión del presidente Pérez. El partido oficial es la primera minoría parlamentaria, y el PDH es Comisionado del Congreso. Si los diputados –en mayoría de oposición– le entregan ese poder del Estado al Presidente no tendrán derecho a queja más tarde. Al margen del compromiso del gobernante y las calidades del diputado De León, si él es electo PDH debilita el sistema de contrapesos de la República, lo cual es contraproducente, pues se dilata la polarización y la intolerancia. El PDH es el Pepe Grillo del Estado, la voz incómoda. Aunque sus reportes no son vinculantes, tienen una fuerza ética que nace de la libertad de criterio.
“Santa Cruz Barillas es un ejemplo pertinente. La ausencia de PDH allana la tirantez. Leo a colegas columnistas tratando como subnormales a los aldeanos. Las ONG reivindicando, cual Robin Hood, la causa de los protestantes. El presidente Pérez, adelantando opinión. El tema es práctico y no ideológico: la gente quiere beneficios sustantivos, no migajas, de la explotación de recursos naturales estratégicos. Entre tanto, queremos oír al Defensor del Pueblo, con razón de Estado de Derecho y debido proceso social, diciéndonos qué exactamente está pasando ahí, y cómo hay que procesar el problema.” (Fin del artículo)

Y hoy, también en elPeródico, en su acostumbrada columna el periodista Gustavo Berganza dice en los primeros cuatro párrafos:

El candidato incómodo
El Presidente abogó para incluir a De León en la terna.
Gustavo Berganza
“En la Comisión de Derechos Humanos, todo estaba cocinado la tarde del sábado para integrar una terna que no incluyese a Jorge De León Duque. La idea era hacer un madrugón: anunciar la votación para el lunes y reunirse el domingo, de manera furtiva, a espaldas de los medios y de las organizaciones de derechos humanos para empujar a Alejandro Córdova, Elizabeth Palencia y Carlos Enrique Culajay como los candidatos entre los cuales debería elegir el pleno del Congreso al nuevo Procurador de los Derechos Humanos (PDH).
“Si no hubiese sido porque el presidente Otto Pérez reaccionó con rapidez, tendríamos ahorita a Córdova, del grupo de abogados que apoya Roberto López Villatoro, encaminado a convertirse en el próximo PDH. Al nomás enterarse de la jugarreta que se cocinaba, el presidente tomó el teléfono y le pidió a Baudilio Hichos utilizar su ascendiente sobre los ex FRG que manejan la comisión para incluir en la terna a  Jorge De León. Gustavo Alejos hizo lo propio con la Gana. El domingo a la hora de la votación, Julio César López Villatoro y Luis Fernando Pérez, cuando vieron la oposición que generaba Córdova, la debilidad de Culajay y la fuerza que tomaba De León, no les quedó más que votar por el todavía diputado de Creo.

“El miércoles, en el desayuno realizado en el Palacio Nacional, el presidente le ordenó a la bancada del PP votar por Jorge De León, con lo cual prácticamente lo unge como nuevo Procurador de los Derechos Humanos. Gracias al espaldarazo de Pérez Molina, De León tiene seguros los votos de los 60 diputados oficialistas, los 10 de Creo , los 20 de los Alejos –13 corbatas moradas y 7 de Gana–, los 3 de Viva, los 13 de UCN, los 3 de Encuentro por Guatemala y probablemente los 7 de la UNE, el de Luis Fernando Pérez del FRG, el de Carlos Enrique Mejía de URNG y el de Amílcar Pop de Winaq.  Solamente votarán en su contra Lider, José Alejandro Arévalo del Unionismo, Hugo Morán del PAN y probablemente Victoria.

“Es un cambio saludable, luego de la desastrosa gestión de Sergio Morales. Y es un gran reto para Jorge De León, quien debe mostrar independencia de criterio respecto del presidente y el resto de partidos que lo apoyaron, para así recuperar la relevancia del Procurador de los Derechos Humanos. De León encontrará un campo minado con la clientela de Morales y el sindicato que este empieza a formar, cuya función no es otra que obstaculizar la labor de su sucesor.” (Fin de la cita).

Twitter: @jorgepalmieri